Gemas de Poder: Sobrevivir Co...

Da NathalyHernandez1

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¿Qué pasaría si despertaras de una espantosa pesadilla recurrente, en medio de un ritual de atadura de poder... Altro

Capítulo 1. 1.991
Capítulo 1. 1.991- Segunda parte
Capítulo 2. La familia Adams. (Primera parte)
Capítulo 2. La Familia Adams (Segunda parte)
Capítulo 2: La Familia Adams (Tercera Parte)
Capítulo 2. La familia Adams (Cuarta Parte)
Capítulo 3. El Hombre Milagroso (Primera Parte)
Capitulo 3. El Hombre Milagroso (Segunda Parte)
Capitulo 3. El Hombre milagroso (Tercera Parte)
Capítulo 3. El Hombre Milagroso (Cuarta Parte)
Capítulo 4. Un anillo, una pesadilla
Capítulo 4. Un anillo, Una pesadilla (Segunda Parte)
Capítulo 4. Un Anillo, Una Pesadilla (Tercera Parte)
Capítulo 5. Verdades (Primera Parte)
Capítulo 5. Verdades (Segunda Parte)
Capítulo 5. Verdades (Tercera Parte)
Capítulo 6. Luces Inesperadas
Capítulo 6. Luces Inesperadas (Segunda Parte)
Capítulo 7. Aprendiendo a Engañar (Primera Parte).
Capítulo 7. Aprendiendo a engañar (Segunda Parte)
Capítulo 8. Sai y Val North (Primera Parte)
Capítulo 8. Sai y Val North (Segunda Parte)
Capítulo 9. De tal palo... Tal astilla
Capítulo 10. Juramento de Sangre
Capítulo 11. Aliado Sorpresa
Capítulo 12. Vacaciones Adelantadas
Capítulo 13. Vampiros
Capítulo 14. Hermandad
Extra nro. 1
Capítulo 15. Tour de Bienvenida
Capítulo 16. Semper Fidelis
Extra nro. 2
Capítulo 17. Cambios de golpe y porrazo
Capítulo 18. Tutoriales
Capítulo 19. Espía
Capítulo 20. Orgullo culposo
Capítulo 21. La Graduación
Capítulo 22. Regresos y Reencuentros
Capítulo 23. El Accidente
Capítulo 24. Presentimientos Certeros
Capítulo 26. Familia por definición y hechos
Capítulo 27. Después del Equinoccio
Capítulo 28. Solsticio de Verano
Epílogo

Capítulo 25. E.R.I.B.S.

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Da NathalyHernandez1




                  

La EUniversity se encontraba bordeada por una línea de arboles altos y frondosos que servían de lindero natural. La primera línea eran Robles fornidos y en conjunto eran unos protectores bastantes intimidantes, tan cercanos el uno del otro y tan tupidos que no se podía ver más allá de la primera línea, sin embargo solo los valientes que se atrevían a acercarse y más aún a entrar, podían notar mientras más se adentraba en el bosque, que los arboles se iban esparciendo dejando claros perfectos para acampar.

En circunstancias distintas, a Thaly le hubiese gustado quedarse donde estaba a absorber la paz que transmitía el bosque, a degustar el dulce olor de la humedad y el musgo verde y a permitir que el aire puro refrescara su rostro.

Sai sacó de su morral una botella de agua y se la acercó a Thaly, sacándola de su ensoñación. Ella no pudo evitar dedicarle una pequeñísima sonrisa mientras que el muchacho con mucha delicadeza le sostenía la cabeza.

—¿Quien la tiene? —preguntó Ythan.

—¿Qué pasó? —añadió Val.

—Esperen —ordenó Sai— dejen que tome un poco de agua y de aire.

Thaly tragó los primeros sorbos con desespero, y ya para el final de la botella, la sostenía ella misma y su respiración se comenzaba a regularizar. Sin muchos detalles les contó a los muchachos lo ocurrido. De cómo el carro fue volteado. De cómo despertó y no consiguió a Samantha. Donde se escondió. Lo que escuchó que Markus y André conversaban y terminó su relato diciendo que no sabía en qué parte estaba Samantha, pero que tenía que buscarla.

—Usted se queda aquí —ordenó Sai,  un poco más fuerte y autoritario de lo que había pensado causando que sus mejillas se ruborizaran.

—Yo me quedo con ella —se ofreció Val.

—Bien. Nosotros iremos a registrar en la universidad. Seremos el E.R.I.B.S. de Samantha.

— ¿El qué? –dijo Val.

— E.R.I.B.S. Equipo de Respuesta Inmediata de Búsqueda y Salvamento.

Aunque no era el momento, Sai rodó los ojos como quien tiene que explicar algo conocido por todos y continuó diciendo:

—Ya está por empezar la última hora, si querrán sacarla de allí será después de que terminen las clases. Si la mueven de sitio, la perdemos.

Ythan permanecía callado con un tono verdoso haciéndose más y más intenso en su rostro. Estaba sudando en exceso y la mirada se encontraba perdida. Thaly puso su mano sobre la de él.

—La quieren viva, y sé que está viva —recordó Thaly, quien había descifrado lo que estaba imaginándose en ese momento.

El muchacho solo asintió con sus ojos cristalizándose y una furia naciente en su interior. Apretó los puños hasta que sus nudillos se tornaron blancos. Ythan pensaba con horror todo lo que podía estar pasándole a Samantha. Recordó la primera vez que ella se acurrucó en sus brazos, cubierta de sangre y temblando como una hoja de papel en una ventisca. Samantha no era débil, eso lo sabía él, pero ahora él no estaba allí para ayudarla, para protegerla. Se sentía impotente, un inútil por completo. Le apretó con delicadeza la mano a Thaly y se levantó junto con Sai.

—La traeremos. No dejaré que le hagan daño y si se atreviesen, me encargaré en persona de que se arrepientan de este día —siseó Ythan apretando con fuerza los puños a sus lados, las palmas lastimadas por sus uñas, y sus huesos de sus nudillos a punto de romperle la piel.

* * *

Samantha se arrastró por la habitación con más determinación que nunca. Su mamá estaba viva, y la única razón por la que no estaban en la misma habitación era porque a Samantha la querían mantener viva, pero a su mamá no. No sabía cuánto tiempo le quedaba, ni si funcionaria ese filo para romper las cuerdas, pero debía intentarlo.

Con esfuerzo se arrodilló de espaldas a lo que era, en conjunto, su mejor oportunidad y a tientas localizó el punto más afilado y lo hincó con fuerza en la cuerda, comenzando a moverse para cortar sus ataduras. Cada cierto tiempo revisaba si la cuerda comenzaba a ceder. Un fino hilo de líquido caliente y viscoso rodó por su mano. Las cuerdas empezaban a cortar sus muñecas.

Comprobó una vez más y notó que la cuerda se sentía más floja en su agarre, forcejeó un poco para tratar de reventarla, pero fue en vano. Siguió insistiendo con fuerza y desespero; los músculos le dolían, pero intentaba ignorar el dolor que estaba sintiendo. Su rodilla le preocupaba, el dolor comenzaba a subir por el muslo y parecía irse adueñando de toda la pierna mientras más tiempo transcurría. Su mente seguía firme pensando en su mamá y en sus amigos, y en como ella, adolorida, golpeada y encerrada, era la mejor oportunidad para rescatar a su mamá. Una idea loca, y nada sensata la cruzó: «Llegado el momento, intercambiaré mi vida por la de mi mamá, y ella podrá proteger a Sai y a Val». Sin embargo, no logró profundizar en esta declaración porque sintió un pequeño chasquido cuando la cuerda se agrietó lo suficiente; aplicó toda la fuerza que pudo y logró reventarla.

Lo primero que hizo fue quitarse la venda de la cara. El paño mugriento y lleno de sangre cayó al piso, y casi pudo sentir la circulación regularizándose en aquellos vasos donde la venda estaba apretada con fuerza. Solo podía abrir por completo un ojo, el otro, aquel donde Markus le había golpeado estaba hinchado y apenas lograba abrirlo, no sin dolor. No podía ver muy bien en la penumbra, pero se atrevió a pensar que las cortadas de su muñeca no eran tan profundas, o por lo menos, eso esperaba.

Con las manos libres, se apresuró a concentrar su energía para liberar las cuerdas de sus pies, no había podido intentarlo porque necesitaba de sus manos para encaminar sus olas energéticas en cortes precisos sobre las cuerdas. No pudo evitar sentir su pecho apretado al recordar todas las prácticas que tuvo con Ythan y lo mucho que había avanzado, pero se sintió ahogada al pensar que después de esto, si salía con vida, si conseguía a su mamá, ya no lo podría ver más.

Samantha sabía que las acciones de ese día dejaban muy claro las intenciones de André, y sobre todo lo que estaba dispuesto a hacer para lograrlo. «Tengo que huir» pensó. Pero no huir de aquella habitación, sino de la vida que tenía. Si quería mantenerlos a salvo debía alejarse de ellos. Esa comprensión golpeó a Samantha más fuerte de lo que había hecho el accidente. Su cabeza volvió a girar con rapidez y violencia, mareándola. Por primera vez en tanto tiempo entendió por qué su mamá había atado sus poderes, por que se había empeñado en mantenerla oculta. Entender eso solo amplió el dolor en su pecho ante el vació del destino de Thaly.

Se sostuvo de una pared para tomar un poco de aire y volver a recobrar la compostura. «Lo primero es salir de aquí», se dijo; «lo segundo es buscar a mi mamá», continuó; «lo tercero es buscar un lugar seguro».

Samantha tenía mucha ansiedad y no podía estructurar un plan por completo. Aunque eso no importaba mucho pues cuando se reuniera con su mamá, aquella querría tomar la rienda de la situación. «Lo primero: Salir de aquí» se repitió una y otra vez mientras pasaba su vista por la habitación buscando cualquier cosa que pudiera ayudarla.

Examinó la puerta. Invocó su energía hacia los goznes pero no se movió ni un centímetro. Con energía empujó tanto como se atrevió pero por alguna razón la puerta parecía inmune. Puso sus manos sobre la superficie corrugada y fría.

«¿Corrugada?». Examinó con sus manos las hendiduras que estaban talladas y notó que tenían líneas, patrones y siluetas, y no parecían al azar. «Runas»— pensó. Habían dibujado runas en la puerta. Samantha podía apostar lo poco que tenía que la energía no funcionaría con ella, que en su interior habían piedras diseñadas para energéticos; y quizás uno menos detallista gastaría toda su energía tratando de abrirla. Se dio vuelta y continuó examinando la habitación.

Se detuvo en los tubos, sabía que allí había una posibilidad, aunque remota, de escapar. Las conexiones de su cerebro se activaban con agilidad, evitando el sofocante dolor de cabeza y los estados de alerta de cada parte de su cuerpo y organismo. Debía estar en los pisos inferiores, no se arriesgarían a tenerla donde pasaran personas, además la humedad que había en la habitación y el silencio que la rodeaba, se lo confirmaban. Además analizó que cuando Markus había entrado, no había el más leve murmullo afuera, y ellos habían entrado con mucha despreocupación, conversando con tranquilidad, pues sabían que donde estaban nadie podía escucharlos.

Lo otro en lo que razonó fue en el leve timbre que escuchó cuando Markus se marchaba, eso la hacía suponer que estaba debajo de la universidad, y si era así aquellos tubos debían pasar por las instalaciones superiores. Su mejor opción era hacer ruido con los tubos y que el sonido se propagase hasta los oídos de alguien. Con mucha suerte ese alguien investigaría la bulla y la conseguiría; con mala suerte ese alguien sería alguno de los bullkens y bajaría a investigar. En cualquier caso abrirían la puerta y ella podría salir usando su energía. Era su mejor plan, su mejor alternativa. Sentarse a esperar que algo pasara no era una opción.

Golpeó con toda su fuerza el tubo, pero el sonido que emitió era menos del que ella esperaba. Necesitaba algo capaz de provocar más bulla. Necesitaba crear un sonido agudo, que viajara más lejos y fuese menos capaz de pasar desapercibido por quien quiera que pudiese escucharlo.

Rio como tonta «soy una energética y una muy fuerte», se recordó a sí misma; invocó su energía y la dirigió al tubo ya roto para cortar otro trozo. Cuando logró desprenderlo lo uso para golpear con todas sus fuerzas en las tuberías y el sonido vibró desde su mano hasta lo más profundo de su cerebro, intensificando su dolor de cabeza. Los cortes irregulares del tubo se hincaban en su mano, pero Samantha decidió ignorar el dolor una vez más; «si salgo de esta me preocuparé por el Tétano, si no salgo, bueno, en ese caso el Tétano no suena tan mal»— se dijo. Con nuevo impulso y sosteniendo con firmeza el pedazo de tubo en sus manos siguió golpeando la tubería. Un pequeño hilo de sangre comenzó a correr desde su mano y por la muñeca. La cabeza le dolía mucho mas por el ruido adicional que estaba creando, pero si aquello no lo escuchaba alguien, o todos estaban sordos o no había nadie que lo escuchase.

* * *

Val acababa de terminar de contarle a Thaly todo lo que habían hecho para poder localizarlas. Por su parte Thaly le había dicho que en la casa no había nadie porque su papá había ido al trabajo y su mamá tuvo que hacer unas... diligencias dijo de forma esquiva

Thaly omitió explicar que Elia había ido al Orfanato para averiguar sobre la adopción de los muchachos. Su corazón se contrajo y ahogó un pequeño gemido al pensar que ahora tendría que huir y no podría finalizar la adopción. Val la consoló sin saber que la nueva tristeza sobre Thaly era por ellos.

—Están bien, estoy segura. No creo que André haya cambiado aún sus planes. Mientras tenga a Samantha creerá que puede ejecutarlo hasta el final —dijo Val— sé que es cruel, pero es la realidad —se excusó.

—No, está bien, tienes razón. Es verdad, él seguirá su plan inicial. Me seguirá buscando, pero tiene a Samantha y sabe que yo acudiré a él más temprano que tarde.

—¿No lo harás verdad? –preguntó Val alarmada— Digo, debe haber otra forma, es mentira que si te entregas regresará a Sami.

—No, es verdad, no lo hará; pero si amenaza con hacerle daño si no me entrego, tendré que hacerlo.

Ante el silencio que reinó entre ambas, Thaly agregó:

—Tiene que haber algo más que podamos hacer. No puedo seguir aquí esperando.

—Podemos llamar otra vez a la casa, quizás la Sra. Elia ya regresó —respondió Val, ayudando a Thaly a ponerse de pie.

Thaly profirió un pequeño grito de dolor.

—Creo que deberías quedarte— propuso Val sosteniendo a Thaly por su brazo bueno.

Ignorándola Thaly preguntó:

— ¿Alguna vez has arreglado un hombro dislocado?

—¿Qué? ¡No! No puedo hacerlo —Val retrocedió aterrada por lo que Thaly acababa de sugerirle.

—Lo haré tanto si me ayudas o si no, pero si me ayudas tengo más oportunidad de que quede bien colocado. Yo te diré que hacer. Val, necesito que hagas esto, por favor —Thaly había usado la voz de mamá y eso fue lo que imprimió ánimos a Val.

—Bien, coloca tu mano en mi hombro y con la otra levántalo hasta que quede horizontal.

Val acató sus instrucciones con manos temblorosas y sudadas. Thaly aguantaba el dolor sofocante para que la muchacha no se asustara más; su mano libre la colocó sobre su clavícula, para hacer presión.

—Bueno, esto debería realizarse entre tres personas, pero no queda de otra— indicó haciendo una mueca. También estaba sudando, pero frío, sentía como se le bajaba la tensión con cada ola de dolor.

—Ahora tira hacia ti el brazo para hacer contrapeso —Thaly le daba instrucciones con voz entrecortada por las punzadas del hombro.

Cuando Val aplicó el contrapeso, Thaly no pudo ahogar un quejido y agradeció que Val se mantuviese firme aunque Thaly comenzaba a lagrimear.

Thaly empujó su cuerpo contra el árbol, mientras aplicaba presión en la parte baja del Omoplato. Con un ruido sordo ambas escucharon cuando el hombro regresó a su posición. A Val le dio un escalofrío por todo el cuerpo; el sonido le había sido desagradable, pero más aún era que se trataba de Thaly la que lo estaba padeciendo. Val recordó haberse encontrado en una situación un poco similar en un pasado que muchas veces seguía atormentándola.

Val siempre fue una niña guapa y para muchos, precoz. En circunstancias normales eso no hubiese sido un problema, pero estando en un orfanato Noide, con niños mayores y niños problemáticos, su belleza solo empeoró la situación. Al principio Sai y Val tenían cuartos distintos. Cada uno dormía con compañeros del mismo sexo por reglas del orfanato; pero una mala noche, unos niños mayores, acostumbrados a escaparse para tomar, regresaron al orfanato y se metieron en el dormitorio de las niñas. Al principio solo gastarían unas cuantas bromas, y quizás darle algunos sustos, pero cuando Val intentó imponer respeto y defender a las niñas más pequeñas de ellas, los tres muchachos decidieron que ella sería la que pagara sus frustraciones, pero las cosas se salieron de control. A uno de ellos se le ocurrió la idea de desvestirla para humillarla, pero su desnudez solo alborotó las hormonas, y el alcohol les nubló el pensamiento.

Cuando se acercaron a Val con otras intenciones, su hermano Sai apareció en la puerta y golpeó a todos los muchachos con ferocidad; Sai terminó muy golpeado, pero los otros muchachos quedaron peor. Con horror Sai vio sus manos manchadas de sangre, pero cuando alzó su rostro y vio a su hermana, desnuda en el piso, una paz le recorrió el rostro, porque había hecho lo correcto. De lo que se enterarían después es que parte de la fuerza que Sai demostró esa noche, había sido producto de su energía que comenzaba a desarrollarse. Esa noche Val pasó cuidando las heridas de su hermano, lavándolas con cuidado y delicadeza, quitando toda la sangre, mientras él contraía el rostro por el dolor y evitaba llorar delante de ella. Después de ese día no existió ningún funcionario Noide que se atreviese a separar a los dos hermanos.

Val regresó otra vez al presente. Thaly tenía la cara surcada por lágrimas de sufrimiento, aunque ni la misma Thaly sabía que estaba llorando. Su cara de dolor mezclada con la determinación de quien hace o hizo lo correcto, le recordó la misma cara de su hermano aquella noche que la salvó de lo que pudo ser su mayor desgracia. Fue raro para Val, reconocer en Thaly, algunas facciones de Sai,  sobre todo cuando no eran familias ni parientes.

El dolor hizo que las piernas de Thaly se doblaran, y con agilidad Val la ayudó a sentarse antes de que cayese al piso. Sacó de su bolso una botella de agua y le dio de beber un poco. Secó las gotas perladas de sudor que tenia Thaly en la frente y apartó los cabellos rebeldes que tenía en el rostro.

—Comienzas a recuperar color.

—Sí, es que ahora duele mucho menos.

Tras unos minutos, con cuidado Thaly levantó el brazo. Le dolía, pero muchísimo menos, y podía moverlo lo suficiente como para direccionar su energía de ser necesario. Esa, en realidad, era la verdadera razón del por qué hacia todo esto. Si llegaba el momento de tener que protegerse a ella y a Val, debía poder hacerlo.

Se pusieron en pie, y caminaron hasta la universidad. Ahora era Val quien dirigía. Bordearon el edificio administrativo asomándose en las ventanas; buscaban una oficina vacía y con teléfono. Pero las clases aún no terminaban, por lo que los escritorios seguían ocupados.

—Esto no tiene sentido. Quédate aquí. Yo iré a pedir una llamada telefónica y regresaré —anunció Val.

Thaly no se negó. Se había sentado bajo el borde de una de las ventanas y a juzgar por su pérdida de color, los golpes comenzaban a pasarle factura, y una bien cara.

Val se levantó y con paso seguro giró en una de las esquinas del edificio y se encaminó a la primera oficina que consiguió.

—Hola, necesito hacer una llamada telefónica. Es urgente —dijo desbordando seguridad.

—¿Y a quien quieres llamar?, Tu eres Val, ¿verdad? del orfanato North, ¿correcto?

—Si —Val no titubeó.

—¿Y bien? ¿A quién quieres llamar? —preguntó aquella vieja rechoncha, de esas que tienen muchos años pero con una memoria impresionante.

—A los papás de una compañera de clases que no se siente bien –mintió.

—¿Y por qué no vino ella misma? ¿O por qué no llama de la enfermería?

—Bueno, no puede salir del baño... –Val fingió estar apenada por la compañera ficticia— creo que, algo le cayó muy mal en el estómago —alzó las cejas para que la funcionaria armase en su cabeza la mejor explicación.

Y lo consiguió.

—Oh, entiendo... Está bien, llama.

Temblorosa y ansiosa Val recibió el teléfono que le extendia la señora y marcó el número de la casa de los Adams, pero tras 5 repiques entendió que nadie atendería. Intento un par de veces más pero tuvo que desistir.

—Creo que no hay nadie en casa. ¿Podría venir más tarde a intentar otra vez? —preguntó dudosa.

—Claro, pero dile a la Sra. Collins que vaya hasta el baño a ver a tu compañera.

—Se lo diré –con esto y una tímida sonrisa Val se retiró y corrió hasta donde había dejado a Thaly.

Thaly no podía determinar que parte de su cuerpo estaba más lastimada, aunque sabía que la presión en su pecho era la que más le dolía, allí donde debería estar su hija sana y salva, había ahora un vacío infinito, un precipicio que amenazaba con tragársela por completo. Con los minutos pasando la pesadumbre se apoderaba de ella y sus esperanzas iban desapareciendo poco a poco, perdiéndose en la negrura de ese agujero sin fin.

Ella que siempre había sido independiente, se encontraba ahora a la merced de un grupo de sicarios que tenían a su hija, y aunque contaba con la ayuda de Sai,  Val e Ythan, era ella la enérgica más experimentada, la que debía protegerlos, pues al final ella era la adulto y ellos solo unos niños. Se lamentó porque no estaba haciendo progresos para conseguir a su hija y el desespero amenazaba con apoderarse de ella.

Val regresó jadeando y negó con la cabeza. Se tumbó junto a Thaly y tomó su mano en un fuerte apretón. Thaly sumó a su lista de preocupaciones a Elia y a Enrique, porque ya era hora de que ambos hubiesen regresado a casa.

* * *

Ythan y Sai ingresaron en la universidad fingiendo despreocupación. No buscarían en el edificio Q, pues estaba lleno de salones ocupados de estudiantes. Así que se dirigieron hasta el edificio administrativo.

Una vez dentro, se desviaron hasta la escalera de emergencias.

—¿Si secuestraras a alguien donde lo esconderías? —preguntó Sai.

—¿Y por qué tendría que secuestrar a alguien? ¿Tu donde lo esconderías?

—En ningún lugar donde pudieran entrar por error o donde pudieran escucharlo.

—Un lugar donde nadie la escuche por más que grite, un lugar donde no la puedan ver... —analizaba en voz alta Ythan.

—Para no saber donde llevarías a un secuestrado, piensas bien...

—Donde no la puedan ver ni escuchar aunque intentara... —continuó Ythan ignorando el comentario.

—Un lugar sin ventanas —dijo Sai.

—Un sótano —dijeron al unísono.

Casi corriendo y en puntillas bajaron los escalones saltando de dos en dos.

El sótano de la universidad servía para el área de mantenimiento de los edificios. Allí se encontraban, el control eléctrico, las oficinas de conserjería, los depósitos de suministros, y el cementerio de todas las sillas, escritorios y pupitres que habían caído en combate durante alguna clase. Los edificios de la Universidad se conectaban a través de esta red subterránea de sótanos. Y hasta donde sabían los muchachos, solo contaban con un piso inferior.

Los muchachos salieron de las escaleras con paso vacilante, asomándose a cada lado antes de avanzar. Era un pasillo muy mal iluminado que se extendía cuan largo eran los edificios del campus, con puertas equidistantes la una de la otra.

—Deberíamos sepa...

—No, tenemos que mantenernos juntos —cortó Ythan.

—¿Derecha o izquierda? —dijo Sai sin contradecirlo.

—Izquierda.

Comenzaron a avanzar, abriendo cada puerta a su paso con el mayor sigilo que les era posible. Algunas estaban abiertas por completo, otras solo tenían las puertas trancadas pero sin seguro.

Cuando llegaron al final del pasillo, un ruido sobresaltó a Ythan. Un sonido que parecía provenir de las paredes. Un repiqueteo agudo.

—¿Lo escuchas? —preguntó.

—Sí, ¿pero de donde viene?

—Pareciera que de las paredes.

Los muchachos pegaron las manos y las orejas a la pared.

—De las tuberías... —exclamó Sai— y el ritmo no pareciera ser constante ni uniforme. No creo que sea un ruido casual.

—Cierto, no parece ser un ruido ordinario y tampoco se escucha cerca.

Por simple curiosidad Ythan volvió a abrir la puerta que se encontraba al final del pasillo, la última que acababa de revisar; quería verificar si en las paredes habría algún indicio de las tuberías, pero se equivocó, no encontró nada que le fuese de ayuda para conseguir el ruido. Sin embargo había una puerta tirada en el piso, bastante destrozada, que ahora merecía su atención; era lo único que no tenía polvo acumulado dentro de aquella habitación. De ella guindaba un letrero borroso que decía «CUARTO DE UMAS».

—Creo que esta puerta es nuestra mejor pista. Busquemos una puerta que luzca como nueva.

El ruido cesó de repente y fue más notorio el silencio que los rodeaba. Los muchachos miraron a sus lados como buscando una respuesta, aunque sabía que no la encontrarían. Siguieron revisando el resto del pasillo, cuando escucharon unas voces y pasos acercándose. Con premura se metieron en la primera puerta que consiguieron.

Unos tipos conversaban a voz baja mientras salían de una habitación que se encontraban casi al final. No lograron escuchar que hablaban, pero ya tenían una mejor idea de donde seguir su búsqueda. Esperaron a que se alejaran lo suficiente y se perdieran dentro de las escaleras de emergencias por la cual, pocos minutos antes, habían salido ellos mismos. Corrieron hasta el final del pasillo y cuando abrieron la puerta por donde los muchachos acababan de salir se dieron cuenta que había unas escaleras en forma de caracol descendente.

Intercambiaron unas miradas, y comenzaron a bajar. Ambos muchachos iban pensando que desconocían de la existencia de un piso adicional. Un poco nervioso, Ythan comenzó a bajar los peldaños, atento a cualquier ruido que pudiera escuchar. En segundo lugar iba Sai,  caminando pegado a la pared sin perder la vista de la puerta que acababan de cerrar.

Bajaron dos pisos y se consiguieron con un pequeño cuadrado con 2 habitaciones. Una de ellas tenía una puerta de metal brillante, con runas grabadas en su superficie. Cuando los muchachos detallaron las runas de la puerta, no tuvieron dudas, que detrás de ella estaba Samantha.

* * *

Samantha estaba haciendo tanto ruido en los tubos que no escuchó los pasos que se aproximaban, sino hasta que estaban abriendo la puerta. Se volteó para encararse con la persona.

Cloid y Vince habían escuchado el ruido pero jamás imaginaron que se trataba de ella.

Vince entró de primero en la habitación y trastabilló hacia atrás con la fuerza con que Samantha le aventó su energía. Cloid permaneció oculto y le hizo señas a Vince para que no lo delatara.

Samantha alzó con su energía a Vince desde el piso y lo pegó contra la pared fuera de la habitación.

—¿Dónde esta mi mamá? —le gritó.

Pero el muchacho daba pataletas en el aire forcejeando para zafarse.

—¡Responde!

Samantha lo golpeó contra la pared con fuerza, su pulso firme no titubeó ni un momento en hacerle daño a esa persona, porque sabía que él no habría tampoco titubeado con su mamá. Cloid saltó en medio de ella y Vince y la apuntó con su mano abierta para canalizar mejor su energía y la hizo volar por los aires y estrellándola contra la pared opuesta.

El cuerpo cayó inerte en el piso. Samantha había perdido el conocimiento.

Cloid se apresuró en revisar los signos vitales, y respiró aliviado cuando comprobó que solo estaba desmayada, utilizó las mismas cuerdas para atarla, aunque no se sentía satisfecho ni seguro de esas ataduras; en esta oportunidad no escatimaron en la fuerza del nudo; poco les importaba apretar tan fuerte como fue posible, después de la humillación que habían sufrido. Trancaron la puerta a sus espaldas y se apresuraron a buscar a Markus.

* * *

Samantha comenzó a despertar una vez más. Su cabeza dolía una barbaridad, aunque no sabía si le había dejado de doler en algún momento. El dolor de su pie, en cambio, había empeorado, estaba segura de que ahora si se lo había lastimado de forma seria; probó moverlo y pudo pero con gran dolor. Su rodilla golpeada, estaba ahora apretada contra su pantalón o lo que quedaba de él, ni siquiera necesitaba verla para saber que estaba hinchada por completo. El dolor la aturdía y evitaba que pensara con serenidad. Respiró varias veces para calmarse. Sus manos cosquilleaban por falta de circulación. Estaba otra vez atada, para su frustración.

Un ruido en la puerta la sobresaltó. Se escuchaban como rasguños en la superficie. Samantha se hizo la desmayada, no tenía fuerzas para hacer otra cosa, y su energía se encontraba en alguna parte de su ser, perdida en la profundidad del dolor. La puerta se desprendió hacia afuera de forma violenta. Ythan y Sai aparecieron en el umbral y corrieron a arrodillarse a su lado.

—Sams —dijo Ythan— ¿estás bien?

Ythan acarició su rostro con delicadeza y apartó el cabello que se lo cubría.

Samantha tardó en responder. Estaba tan cansada, tan asustada y tan adolorida que bien podía tratarse de una alucinación cruel de su mente. Pero cuando Ythan sostuvo su rostro y sintió la calidez de sus manos, y la dulzura de su beso, reaccionó abriendo los ojos.

Al ver la cara de pavor de Ythan y de Sai,  entendió que no debería tener un buen aspecto, por lo que se apresuró a tranquilizarlos

—He tenido mejores días, no es tan grave como se ve. Mi mamá...

Sai la atrajo hacía él en un abrazo, quitándosela de las manos a Ythan.

—Está bien... —dijo Sai— Thaly está con Val, ella nos contó todo. Vinimos a buscarte. Tenemos que salir de aquí lo más rápido posible.

Ythan, con el ceño fruncido por Sai,  se concentró en liberar a Samantha de sus amarras usando su energía. Con un corte limpio y preciso cortó la cuerda y se atrevió a masajear un poco las manos de la muchacha. Sus manos, una vez más, se llenaron de sangre de su sangre. El miedo que había estado acumulando en su interior se transformó en ira, en una rabia desmedida en contra de todos aquellos que estaban detrás de todo esto. Juró, para sus adentros, vengarse de todos y cada uno de ellos; de tener en sus manos la sangre de ellos, tanto como había tenido la de Samantha.

El tacto cálido de la piel de Ythan hizo que Samantha tuviese que contener las gotas que se formaban en sus lagrimales. Por esos segundos se sintió segura y su miedo desapareció; pero cuando el contacto cesó, todo el horror de lo que estaba pasando, lo ocurrido y lo que estaba por venir, la agobió. Fingiendo secarse un sudor inexistente, se limpió la lágrima que había escapado.

—Ya tendremos tiempo de hablar. Salgamos de aquí. Sai,  ayúdala tú —ordenó Ythan.

Ambos habían pretendido que sería él quien llevaría a Samantha. Pero Ythan era el más capacitado para defender y atacar si alguien regresaba y así lo hicieron. Sai dejó que ella apoyara todo su peso en su hombro y la ayudo a caminar, casi arrastrase hasta las escaleras que los sacarían de allí.

Subir por la escalera de caracol fue más engorroso de lo que pensaron. Samantha con su pierna muy adolorida, intentaba no hacer bulla, pero para poder subir, saltaba de escalón a escalón, apoyada en los posa manos para no caer de sopetón en los escalones. Llevaba en el aire la pierna con el pie lesionado y la rodilla lastimada.

Para el final del primer piso, estaba agotada, tropezó y cayó con fuerza sobre el escalón haciendo un escándalo en la escalera. Ambos muchachos se apresuraron en ayudarla.

—Te dije que le ayudaras —le gruñó Ythan a Sai.

El muchacho molesto por el regaño, se tomó un segundo para meditar y luego le dedicó una sonrisa pícara a Ythan, enarcó una ceja y se acercó a Samantha. Se colocó todo lo cerca que podía de ella por la espalda, y la tomó por la cintura para ayudarla con cada salto que daba, así ella no tenía que hacer tanto esfuerzo.

—Yo dirijo —le susurró muy cerca del oído, sin despegar los ojos de Ythan.

Le dedicó una sonrisa de suficiencia. Ythan no apartaba la mirada de las manos de Sai en la cintura de Samantha, entrecerró los ojos hacia Sai en una leve pero evidente advertencia y se volteó para seguir avanzando.

Samantha daba un pequeño salto cada vez que Sai le indicaba. Las manos del muchacho se sentían raras en su cintura y cada susurro que le dedicaba para indicarle cuando saltar iba cargado de una energía sobre su cuello, pero no era el momento para analizar esa situación; Samantha solo pensaba en salir de allí lo más pronto posible.

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kyunsoo.exo te ha seguido. A kyungsoo.exo le ha gustado tu foto. Kyungsoo.exo ha comentado tu foto.
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Mi primer libro de imágenes de Romanogers. Los personajes no me pertenece sino a Marvel y Disney* *Créditos de imágenes a sus respectivos autores.✨