El secreto de Sam (FA#1) | ✓

Galing kay CurlySunny

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Tras un accidente donde perdió a su familia, Sam Curtis huye de su hogar. El único sitio donde sabe que puede... Higit pa

Prólogo.
Capítulo uno.
Capítulo dos.
Capítulo cuatro.
Capítulo cinco.
Capítulo seis.
Capítulo siete.
Capítulo ocho.
Capítulo nueve.
Capítulo diez.
Capítulo once.
Capítulo doce.
Capítulo trece.
Capítulo catorce.
Capítulo quince.
Capítulo dieciséis.
Capítulo diecisiete.
Capítulo dieciocho.
Capítulo diecinueve.
Capítulo veinte.
Capítulo veintiuno.
Capítulo veintidós.
Capítulo veintitrés.
Capítulo veinticuatro.
Capítulo veinticinco.
Capítulo veintiséis.
Capítulo veintisiete.
Capítulo veintiocho.
Capítulo veintinueve.
Capítulo treinta.
Capítulo treinta y uno.
Capítulo treinta y dos.
Capítulo treinta y tres.
Capítulo treinta y cuatro.

Capítulo tres.

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Galing kay CurlySunny

Capítulo 3

Los dos bandos

La campana sonó y Sam saltó de su asiento, agarró todos sus libros y casi corrió hacia la puerta. Tristán caminó con calma después de ella y, justo cuando estaba a punto de girar en una esquina, se acercó y la cogió de su mochila. Ella casi se cae hacia atrás antes de descubrir que estaba anclada en su lugar.

Se dio la vuelta con cansancio y le levantó una ceja al chico.

—¿Sí?

—Soy Tristán. —Sonrió con facilidad.

Ella se mordió el labio inferior y agarró los libros con más fuerza.

—Soy Sam.

Hubo un momento de silencio. Sam asintió levemente y se volvió para irse. Tristán agarró su mochila de nuevo y ella se tambaleó otra vez hacia atrás. Le miró con curiosidad.

—¿Sí?

—Hola de nuevo —comentó.

Ella parpadeó.

—Hola.

—Eres uno de los nuestros.

La aprehensión apareció en su rostro cuando se movió, inquieta.

—¿Qué? Pues claro que soy uno de los vuestros. ¿Quién pensabas que era? Claro que soy un adolescente normal que estudia aquí, uh, un chico normal... me... me gustan los deportes, las chicas, los coches... si. Ya sabes. Un chico normal con los gustos normales de un chico.

Divertido, Tristán sonrió con indulgencia.

—Sí, sé lo que quieres decir...

—Retrocede, Harland —lo interrumpió un gruñido.

Sam de repente fue apartado como un saco de patatas. Torciendo la cabeza, alzó la vista hacia los rasgos de su compañero de cuarto, tensado por un ceño feroz. No se dirigió a ella, simplemente movió sus ojos hacia ella en una rápida visión antes de enfocar su atención en Tristán. Al soltar el agarre en su cuello, Vincent dio un paso hacia delante en frente de ella. Su cara ardía de vergüenza; ella debió de parecer un perro callejero y sarnoso acarreada por la piel de su cuello.

—Um...

Los ojos azules de Tristán se volvieron fríos.

—Creo que la elección es de Curtis, Grenford.

Vincent se cruzó de brazos, sus anchos hombros haciendo de muro frente a Sam.

—Demasiado tarde. Él es mi compañero de cuarto. Naturalmente, él nos pertenece.

Los ojos de Sam se movían hacia atrás y adelante entre los dos. Tenía la extraña sensación de ver a dos perros luchar por su territorio.

El chico que la empujó esa mañana apareció de repente.

—Oh, idiota Grenford —se burló.

Un brazo se echó sobre sus hombros y volvió el rostro, desconcertada, hacia un chico con pelo oscuro y ojos avellana. Le guiñó un ojo.

—¿Por qué no vamos a un lugar tranquilo y dejamos que se enfrenten? —le susurró.

Todo lo que pudo hacer fue asentir en silencio y dejar que el chico la llevara lejos.

☘ ☘ ☘ ☘

Will sonrió para sí mismo mientras conducía al chico nuevo a una zona de sombra debajo de los árboles a las afueras de las puertas de la cafetería. Varias mesas de picnic se alineaban en la zona y había una pequeña fuente con un querubín donde brotaba agua del centro.

—Um... ¿no deberíamos ir a clase? —dijo Sam entre dientes, buscando a tientas el dobladillo de las mangas.

Eran demasiado largas y constantemente tenía que doblarlas alrededor de sus muñecas.

—Ahora es hora de descansar —le recordó Will, dejándose caer en el césped para sentarse con las piernas cruzadas.

—Oh... bien. —Sam se movió inquieta y se sentó rígida en la hierba.

Will se deslizó más cerca y sonrió.

—Bueno, ¿Qué te parece nuestra escuela?

Sam se encogió de hombros.

—Está bien.

—¿El campus?

—Está bien.

—¿La gente?

—Um... están bien.

—¿Yo?

—Uh... también estás bien.

Will se rio.

—¿Tienes alguna opinión además de que está bien?

Sam frunció el ceño y se encogió de hombros, inclinándose hacia delante para abrazar sus piernas.

—La verdad es que no entiendo de qué iba esa pelea.

—¿Pelear? Oh, eso no fue una pelea. Sabrás cuándo es una pelea. Eso fue una discusión normal y corriente. — Will desplegó sus piernas y se echó hacia atrás, mirando la luz moteada a través de las hojas.

—Oh. —Sam rezó para que nunca tuviera que ser testigo de una verdadera pelea.

—Entonces, ¿de qué lado estás?

—¿Hmm?

—¿Vincent o Tristán? —solicitó.

Hubo un momento de silencio.

—¿Quién es Vincent?

Will lo miró con asombro.

—¿No sabes el nombre de tu compañero de cuarto?

—Bueno... la verdad es que no fuimos presentados correctamente —dijo a la defensiva.

Él sonrió.

—Yo estoy del lado de Vincent, porque ese tipo, Marvin, me molesta. Jack también está de nuestro lado.

—¿Jack? —dijo ella, en blanco.

—El que te guio en la dirección incorrecta.

—Oh. —Sus ojos brillaron por un segundo y ella se tranquilizó—. ¿Así que supongo que Marvin es ese chico delgado y bajo?

Él asintió con la cabeza, apoyando los brazos en la parte superior de sus rodillas.

—Entonces no estoy de ningún lado.

—¿Eh? —Will lo miró con sorpresa.

—Tanto Jack como Marvin no han sido muy acogedores conmigo y no creo que quiera pasar el rato con cualquiera de ellos. —Ella apartó la mirada, arrancando la hierba—. Prefiero estar solo. —Su voz se calmó en un murmullo—. No es como si no hubiera estado solo antes.

—¿Qué quieres decir?

—Nada.

Will le dio una última mirada dudosa antes de reír.

—Está bien... si es lo que quieres. Aun así, siempre puedes estar conmigo. Estaré feliz de mostrarte el lugar. —Le guiñó un ojo de forma diabólica y ella parpadeó. De repente se dio cuenta de que de alguna manera se había movido muy, muy cerca de ella.

—Eso es... genial. Pero, ¿Cómo te llamas? —soltó.

Él parpadeó y se detuvo cuidadosamente.

—Cierto. Tampoco hemos tenido una buena introducción. —De repente, sonrió ladeado y se inclinó cerca de ella, cubriendo un brazo a su alrededor—. Me llamo William Carter. Tengo dieciocho años y soy un macho blanco. Me gustan las largas caminatas en la playa, las puestas de sol y el algodón de azúcar, pero lo más importante, es que me gustas tú. Eres lindo. —Su sonrisa era brillante.

El estómago le dio una vuelta y trató de calmarse. El pánico se apoderó de ella mientras los latidos de su corazón se aceleraban. Tratando de borrar el sudor de las palmas de sus manos contra el pantalón, sonrió.

—Sabes que soy Sam Curtis y soy un chico, ¿no? Un chico.

Se rio entre dientes.

—Te oí la primera vez. También soy un chico. —Sonrió con coquetería—. Te sugiero que pases más tiempo conmigo a pesar de eso.

Sam se mordió el labio. Estaba cerca de la hiperventilación.

¿Qué le pasa a este tipo? ¿Le gusto? Pero... pero pensé que mi disfraz era perfecto. Él no puede saber que soy una chica. ¿O sí? ¿Está jugando conmigo? ¿Lo sabrá? Oh Dios, esto me está poniendo enferma.

—Oye, ¿estás bien? —Will lo miró con preocupación—. La perspectiva de pasar más tiempo conmigo no te da miedo, ¿verdad?

—¿Qué... quieres decir? —susurró Sam.

Will frunció el ceño. El muchacho parecía petrificado. Suspiró.

—Lo siento. Sólo te estaba tomando el pelo. —Sonrió con tristeza—. Si quieres saberlo, soy bisexual. Mi sueño es ganar el corazón de todo el mundo, excepto el de Marvin, Vince, Tristán y Jack.

Alivio inmediato cubrió la cara de Sam y ella rio, nerviosa.

—Oh, ¡eres bisexual! ¡Eso es genial!

William volvió a su sugerente sonrisa.

—¿Ah sí?

Ella tosió y se tapó la boca.

—Quiero decir, es bueno que seas tan abierto en ese sentido. Eh... ¿no va a comenzar la clase? —Hizo un espectáculo para mirar su muñeca, excepto por el hecho de que no tenía reloj—. ¡Oh! ¡Tenemos que irnos!

Se puso de pie y salió corriendo.

☘ ☘ ☘ ☘

Tristán frunció el ceño y Vincent le devolvió la mirada. Los dos estaban todavía mirándose, tensos.

—¿Sabes qué? ¿Por qué no le preguntamos a Sam por su opinión?

Vincent asintió bruscamente y ambos se dieron la vuelta. Todos parpadearon ante el espacio vacío. Jack gimió.

—Oh mierda, Will se lo ha llevado.

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