Inocencia Pasional. «KookV»

By lxvekyu

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Hay cinco cosas que vuelven loco a Jungkook. 1: La forma en la que el rostro inocente de Taehyung se torna ca... More

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Capítulo 1: Malditos platos
Capítulo 2: Malditas cervezas
Capítulo 3: Maldito departamento
Capítulo 4: Instituto
Capítulo 5: Supermercado
Capítulo 6: Cena.
Capítulo 7: Shopping
Capítulo 8: Maldita lluvia
Capítulo 9: Desayuno (1/2)
Capítulo 9: Desayuno (2/2)
Capítulo 10: Woohyun
Capítulo 11: Fotografía
Capítulo 12: Fría noche (1/2)
Capítulo 12: Fría noche (2/2)
Capítulo 13: Maldito regreso
Capítulo 14: Fuego
Capítulo 15: Maldita migraña
Capítulo 16: Taehyung
Capítulo 17: Estúpidos pensamientos (1/2)
Capítulo 18: Estúpidos pensamientos (2/2)
Capítulo 18: Asuntos inesperados
Capítulo 19: Celos
Capítulo 20: Tú
Capítulo 21: Anuncio
Capítulo 22: Lo siento
Capítulo 24: Tarde (1/2)
Capítulo 24: Tarde (2/2)
Capítulo 25: Palabras
Capítulo 26: Sopa
Capítulo Extra: Auto
Capítulo 27: Sonrisas
Capítulo 28: Números
Capítulo 29: Taehyungie
Capítulo 30: Especial (1/2)
Capítulo 30: Especial (2/2)
Capítulo 31: Popcorn
Capítulo 32: Verdad
Capítulo 33: Risas
Capítulo 34: Complicaciones
Capítulo 35: Pasos
Capítulo 36: Reloj
Capítulo 37: Día D
Capítulo 38: Laberinto
Capítulo 39: Decisiones
Capítulo 40: Carreras (1/2)
Capítulo Extra: Noche
Capítulo 40: Carreras (2/2)
Capítulo 41: Verdades
Capítulo 42: Vacilaciones
Capítulo 43: Cuerdas
Capítulo 44: Rayando el sol
Capítulo 45: Nosotros (1/2)
Capítulo 45: Nosotros (2/2)
Capítulo 46: Familia
Capítulo 47: Para siempre
Capítulo Extra: Capturando Estrellas
Capítulo 48: Latidos apresurados
Capítulo 49: Últimos arreglos
Capítulo 50: Besos caídos (Final)
Epílogo
notis

Capítulo 23: Espuma

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By lxvekyu


-          Creo que la he cagado, eso es todo.

Jungkook frunció el entrecejo y pasó un trozo de carne sobre la salsa picante, sin prestar la más mínima atención. El almuerzo de la cafetería siempre resultaba nauseabundo, pero esta vez su estómago le rugía tanto, que ni siquiera tenía las ganas de ponerse a elegir.

-          ¿Ah? ¿De qué hablas?

Namjoon expulsó un poco de aire y soltó el cubierto sobre la mesa, con un rostro que denotaba que, al menos, no había dormido durante las veinticuatro horas pasadas. Tenía las mandíbulas y los dedos apretados, como si fuese a confesar que había matado a alguien de veinte balazos y mereciese el peor de los castigos.

Abrió los labios dos decenas de veces y finalmente se apresuró a hablar.

-          Estoy enamorado, he caído, no pude controlarlo. Lo he intentado de muchas formas, pero ella es diferente, me hace sentir diferente... Créeme que he intentado e intentado, una y otra vez, olvidarla, alejarme de ella, dejarla, decepcionarla, pero nada da resultado. Es tan hermosa y me hace sentir tan bien, que no puedo hacer nada por más que quiera... - tomó un respiro y sus ojos marrones oscuros se dignaron a enfrentarlo - Estoy enamorado y no puedo hacer nada, Jungkook.

¿Enamorado?

Se quedó estático durante un instante, sosteniendo el tenedor entre sus manos, mientras veía la cara de tortura y sufrimiento que el otro ponía, ¿estaba loco o en drogas? Se suponía que tenía que levantarse e insultarlo hasta que reaccione, pero solo se metió la carne a la boca y empezó a masticar con algo de molesta tranquilidad.

-          ¿Te han lavado el cerebro o qué? ¿De dónde sacas semejante cosa?

-          No lo sé, se siente, supongo. Por ejemplo, cuando la veo, mi corazón se acelera y empieza a latir como loco... y así esté teniendo un mal día, solo verla me hace olvidarlo todo.

Solo verla me hace olvidarlo todo.

No supo por qué, pero la imagen de Taehyung se le presentó en su mente y casi se atragantó al recordar cómo él lograba calmarlo con solo sonreírle y hacía que todos los gruesos nudos que se le formaban en el cerebro, se desaten. Una corriente fría le recorrió el cuerpo ante todos esos pensamientos y el apetito se le quitó. ¿A qué diablos venía eso de nuevo?

-          Pienso en ella casi todo el día. Me imagino cómo estará o si ella pensará en mí también... Quiero estar a su lado y no me siento completo hasta tenerla conmigo. Es como si quisiera protegerla de todos, puede sonar loco, pero es la verdad.

-          ¡Es que nuestro Namjoonnie está sintiendo las maripositas!

La traviesa voz de Yoongi resonó antes de que apareciese y apoyase sus codos sobre la mesa. Namjoon resopló y lo golpeó con el codo, sin poder evitar una sonrisa.

-          Cállate, idiota. Solo sé que me ha atrapado y hasta puedo decir que la amo...

-          Vete a la mierda, eso no es verdad – Jungkook lanzó el plato hacia el otro extremo, poniéndose de pie - Eso no existe, solo existe el sexo, ganas de tirársela, nada más.

-          No, esto es diferente al deseo...

-          Ya, para tu rollo. Tus porquerías me harán vomitar.

Yoongi se carcajeó y soltó algunos libros sobre la silla, pasándose la mano sobre su sudada cabellera y bebiendo un poco de agua helada, mientras le guiñaba el ojo a una de las empleadas.

-          Por cierto, ¿tienen tiempo mañana en la noche para ir a ver mi partido? Es el campeonato del mes y mi equipo reventará al equipo contrario como siempre. Ya luego podemos irnos a celebrar y perdernos toda la noche, ¿van o no?

-          Yo estaré ahí, eso no lo dudes – respondió Namjoon, más animado.

Jungkook se colgó la mochila y la chaqueta azul sobre el hombro.

-          No cuentes conmigo, tendré el día ocupado.

-          ¿Tan ocupado como para faltar a uno de mis partidos? Ya pues, Jungkook, no me jodas, tú sabes que algunas chicas solo vienen cuando tú estás y necesito público.

-          No es mi problema, dile a Jimin que te haga el numerito ese. Yo estoy bajo candado por casi haber matado al marica de Nam Woohyun.

-          ¿Qué pasó ahora?

Sus ojos se levantaron hacia el cristal y se quedó helado al ver cómo su auto ingresaba, se detenía en la zona del estacionamiento del instituto y de su interior, bajaba un hombre de lentes oscuros y traje formal. Maldición. Sus padres habían cumplido la amenaza de enviarle a un tipo que se encargue de llevarlo y traerlo del bendito instituto. Y aunque esa misma mañana tuvo que ir al instituto en taxi, no quiso creer que el asunto llegaría hasta tal punto.

Exhaló, empujando un tanto la silla.

-          Nada de otro mundo, los veo luego.

-          ¿Ya te vas?

Caminó rápidamente hacia la zona de estacionamiento, ignorando los gritos de Yoongi y Namjoon y se metió en los asientos traseros, tapándose los oídos con los auriculares.

-          Buenas tardes – escuchó decir a su nuevo "chofer" antes de que encendiera el motor.

No podía creérselo, ¿cuál era su misión al hacer esto? ¿Tenerlo controlado, acosado y hacerlo sentir como un crío, un idiota? No les había bastado con retenerle el auto, sino que ahora habían puesto a un tipo que monitorizara sus asistencias a clases, ¡qué grandioso! Podía bajarse en medio del camino y echarse a correr, pero no tenías ganas de pelear ni armar un nuevo griterío tampoco. Ni siquiera se sentía tan irritado como debería; era como si un escudo lo mantuviese inmune a la rabia. Cuando al fin se encontró en casa, subió las escaleras hacia su habitación y lanzó su mochila y sus audífonos sobre el colchón, saliendo de ahí con la misma rapidez con la que había subido. Detestaba estar metido en su habitación.

Iba a volver a bajar los escalones cuando sus pies se detuvieron ante la puerta del cuarto de su hermana, que estaba entreabierta. Se metió las manos en los bolsillos y sin pensárselo más, asomó toda la cabeza en su interior. La muchacha estaba sentada de espaldas, colocándose una tinta negra a los ojos y pasándose un spray por toda la cabeza.

-          Oye, Somi, ¿podemos hablar?

Su hermana se detuvo un momento y luego continuó con lo que hacía, sin responderle.

-          Sé que estás que echas fuego por lo de ayer, pero si lo hice fue porque él me tenía cansado y cuando algo me cansa, me cansa.

Jungkook empujó la puerta y entró en la habitación, mirando las rarezas que colgaban en las paredes y los cientos de zapatos regados por todos lados. Se sentía extraño estando ahí; quizá, esa sensación se debía a que era la primera vez en la década que se asomaba o aparecía en su cuarto. Tomó un poco de aire, pateando el basurero.

-          No tiene nada que ver contigo. Escucha, tú sabes bien lo que me jode hacer esta clase de estupideces de venir a hablarte, pero lo estoy intentando.

Notó cómo la muchacha se echaba loción a todo el cuello y se levantaba de la silla, rebuscando en todos los cajones de su escritorio con una rapidez algo nerviosa, sin hacerle el más mínimo caso. Pedazo de idiota, ¿en serio, ni siquiera pensaba mirarlo?

Olvidándose de todo su maldito orgullo, caminó hacia ella y la sacudió del hombro.

-          Perdón, lo siento, soy una mierda, un animal, no pienso volver a estar más en esas reuniones con tu gente, ¿contenta?

Como tampoco se movió, se preparó para sacudirla de nuevo cuando todo su peso saltó sobre él y empezó a reventar toda la fuerza de sus manos contra su pecho con ferocidad. El maquillaje negro se resbalaba alrededor de sus ojos y se mesclaba con sus lágrimas, mientras maldecía una y otra vez al atacarlo, formando una imagen aterradora.

-          ¡Lárgate, Jungkook! No quiero verte más, ¿o acaso no lo oíste? ¡No quiero que te me acerques, no quiero verte, me das asco! Para lo único que estás hecho es para arruinar vidas, no sirves para nada más, ¡lárgate, lárgate!

La fuerza de los manotazos incrementó y empezó a empujarlo hacia la puerta, gritándole y asesinándole con la mirada y él solo se quedó ahí, sin defenderse o quejarse. Se lo había prometido y ahora no le quedaba más que cerrar la boca, tragarse su orgullo y aguantarlo.

-          Le has estropeado la vida a mis padres, me has estropeado la vida a mí, ¿cómo crees que los demás nos miran con todos los escándalos que haces? En verdad, eres tan detestable que no sé cómo alguien así puede ser mi hermano... aunque no te preocupes, que de aquí en adelante, no lo vas a ser más. Te odio.

Y le cerró la puerta en la cara.

Jungkook se mordió el labio y bajó las escaleras, arreglándose la camiseta. Bien, no era nada nuevo. No podía haber sucedido de otra manera, ¿o sí? Era la única forma en la que todo ese enrollo de las disculpas iba a acabar. Atravesó a la cocina y observó cómo la anciana se colocaba unos guantes gruesos y empezaba a buscan en los reposteros.

-          ¿Y Taehyung? – preguntó y ella se giró enseguida, mirándolo con calidez.

-          Buenas tardes, Jungkook. Creo que está en su habitación, ¿quiere que lo llame?

-          No, déjalo, voy a ir a verlo yo.

La mujer asintió y él caminó a pasos rápidos hasta el pasadizo de habitaciones, sin sorprenderse cuando al girar la perilla de la puerta del dormitorio de Taehyung, esta se abrió sin rechistar. Enarcó una ceja al no encontrar a nadie dentro y se acercó otra vez a la puerta, casi marchándose hasta que el sonido del agua de la ducha cayendo lo detuvo en seco.

Se acercó al cuarto de baño de la habitación y sonrió cuando algo se encendió en su cerebro.

-          Oye, Tae, ¿estás ahí?

El sonido del agua fue su única respuesta, así que sin detenerse, se quitó la camiseta y el resto de su ropa en pocos segundos, al tiempo que abría la puerta del baño, separaba las cortinas de golpe y se colaba en la ducha, encontrándose con el sobrecogido rostro de Taehyung, quien se cubrió como pudo con la toalla, sofocando un grito al verlo entrar desnudo.

-          Jungkook, cielos, ¿¡qué haces!? ¡Vete, me estoy duchando!

El mayor presionó la toalla contra su cuerpo, ruborizándose, mientras repetía la última frase y el agua continuaba cayendo frescamente sobre sus hombros y su exquisito cabello.

Jungkook apreció cómo su lechosa carne se humectaba con el acuoso contacto.

Sus hombros viéndose deliciosos, lozanos y frescos.

Su cuello luciendo tan provocativo con esas gotas deslizándose con finura por su contorno.

Su clavícula sobresaliendo tentativamente ante sus ojos.

Sintió que la boca se le secaba y cerró la cortina, empapándose también con el agua.

-          Anda, tengo mucho calor, enfríame un poco.

-          ¡No, Jungkook, vete! ¿Cómo has entrado?

-          Tú eres el único que deja la puerta abierta siempre – Se acercó un poco más, mientras su media sonrisa se incrementaba - Vamos, Tae, ya lo he visto todo.

-          Jungkook...

Le observó vacilar un poco y le arrebató la toalla con cuidado, dejándolo plenamente desnudo; sus terminaciones nerviosas se activaron ante la imagen que tenía frente a él. Diminutas gotas de agua caían de sus cabellos húmedos y agitados, deslizándose por las sedosas hebras hasta caer delicadamente en sus ardientes mejillas y en sus suaves hombros, para luego iniciar un tentador recorrido por esa delicada piel, descendiendo para humedecer cada rincón de su cuerpo. Empezando por su cuello, siguiendo por su clavícula y descendiendo hasta su pecho, su abdomen, resbalándose por sus muslos y por... Oh, diablos.

-          Pueden oír que estás aquí o vernos.

-          ¿Ah?

-          Ellos pueden venir y vernos acá...

-          Que nos vean. Es normal ducharse entre hombres. Le diré que mi ducha no funcionaba y que me vine a duchar contigo o al menos, a verte duchar. No sabes lo sexy que te ves con toda esa agua encima, eres lo más sensual que he visto en toda mi vida.

-          No es gracioso, Kookie.

-          No era una broma.

Extendió una mano hasta sostener la suya y lo atrajo hacia el centro de la ducha, tomando el jabón y empezando a deslizarlo a través de sus blanquecinos hombros. Apenas hizo contacto con su piel, la espuma comenzó a ser escurrida por la corriente de agua que seguía cayendo.

-          Creo que estaba equivocado, tu cuerpo no es igual al mío. Tu cuerpo es suave, fino, bonito y siempre está oliendo a naranja, mientras el mío es todo lo contrario.

Taehyung descendió la cabeza y empezó a reír con timidez, mientras Jungkook se frotaba el jabón entre las manos y luego las pasaba por su suave cuello y el inicio su espalda con mucha rapidez, sintiéndose bien al ser golpeado por el agua. Solo el acto de encontrarse ahí, deslizando el jabón alrededor de su menudo cuerpo, le hacía sentirse más vivo que nunca.

-          ¿Hablaste con tu hermana?

-          Sí, me mandó al diablo.

-          ¿Qué dijo?

-          Que me odiaba.

-          No le creas, no es verdad, lo dice porque está molesta.

Dejó el jabón en su lugar y agarró el frasco de champú, vertiendo un poco de su contenido entre sus manos para luego refregarlo alrededor de su fina cabellera lentamente.

-          ¿Quieres que hable con ella?

-          No. Si lo hice, fue porque tú me lo pediste, sino, ni loco hubiese hecho algo así. No me gusta rogar a nadie. Aunque contigo, podría pensármelo.

Hundió sus manos alrededor de su cabello y tiró de su cabeza para que el champú obtuviera mejor acceso, mientras el mayor se reía y soltaba un quejido.

-          Ouch, no seas brusco.

-          ¿No quieres salir conmigo mañana? Podemos pasarnos todo el día afuera – sonrió cuando el agua cayó sobre su cabello, pegándoselo a los ojos - Voy a secuestrarte.

-          Sí, claro que quiero. Siempre que sea a tu lado, todo está bien...

Le sujetó de la cintura, al mismo tiempo que volvía a tomar el jabón y acariciaba sus brazos con este, volviendo a enjabonarlo todo y mimar su piel con las burbujas que salían al hacer contacto. Contemplar su cuerpo era una de las mejores sensaciones que había tenido.

-          Tae, tienes un trasero adorable.

-          Basta, Jungkook, no es gracioso.

Dejó el jabón en paz y le dio la vuelta, tomándolo de la barbilla para abrazar sus carnosos y acorazonados labios con los suyos en un roce húmedo y acalorado, que pareció encenderlo en llamas ardientes y deslumbrantes. Solo quería derretirse ante su contacto y todas esas sensaciones que lo embargaban hasta el punto de hacerle perder la cordura. Taehyung se encogió con ternura y se separó al instante, todavía riendo, mientras lo empujaba.

-          ¡Jungkook, fuera, es suficiente, me estoy duchando!

-          Me aloca cuando te pones así de rojo.

-          No estoy rojo... - suspiró, riendo bajito - ¿Qué tal te fue en las clases?

-          Como siempre, un asco, no entiendo nada de nada y se supone que solo me queda un año para acabar con todo eso.

-          Yo puedo explicarte lo que no entiendes.

-          Es que no quiero entender.

-          Pero tienes que hacerlo... eso te servirá mucho luego. Si quieres, podemos estudiar juntos cuando yo empiece clases, ¿sí?

Taehyung empezó a pasar sus manos apaciblemente por cada centímetro de su rostro, separando los cabellos que caían sobre él, mientras Jungkook se sentía raro ante la caricia y solo atinaba a sonreír, sin protestar, siguiendo cada uno de sus movimientos.

-          Teniéndote a mi frente, no creo que pueda concentrarme.

-          Estoy hablando en serio, Jungkook, estudiemos juntos.

-          Es que no tiene sentido, será una pérdida de tiempo. Solo es cuestión que mi padre hable con el director y estoy aprobado y graduado...

-          Pero no hay nada como lo que se gana con el propio esfuerzo. Vamos, Kookie, estudiemos juntos.

-          Ya, ya, lo que tú quieras.

Lo agarró de la muñeca y lo giró en su solo movimiento, moviendo su boca hasta su cuello y empezando a absorber cada rastro de jabón que quedaba sobre él, desapareciéndolo con su lengua caliente, que se movía alrededor de su nuca, en camino a sus omóplatos.

-          No comas jabón, te dará una infección al estómago.

-          Miren cuánto sabe el futuro enfermero.

Taehyung se cubrió los labios, riendo y Jungkook se separó y empezó a echar más champú sobre su mano, presionando todo el frasco para vaciar el resto de su contenido.

Olía a lavanda y limón.

-          ¿Cómo sabes que estoy estudiando eso?

-          Porque yo lo sé todo. Oye, Taehyung, ahora que me lo pienso, debes verte muy sexy de enfermero, ¿no quieres desfilarme con la vestimenta un ratito?

-          No, suelta eso ya, estás gastando mucho.

-          Qué controlador me has salido.

Las palabras de Namjoon sobre estar enamorado hicieron eco en su mente de repente y no supo muy por qué, pero esta vez no se detuvo, sino que continuó con lo que hacía.

Ni siquiera debía preocuparse por el asunto, porque él no podía enamorarse ni ser capaz de amar a alguien, no él. El amor era una enfermedad patética que ni siquiera existía en su diccionario y si alguna vez existió, no quedaba rastro de ello. Él no podía amar, solo podía hacer daño, porque estaba entrenado en ese campo. Todas las personas que lo habían conocido a fondo, habían acabado gritándoselo una y otra vez. Y sin embargo, allí estaba, riéndose con todas sus ganas, mientras hacía comentarios y el corazón se le volcaba al ver los ojos chispeantes, el cuerpo sutil, las mejillas sonrosadas y los labios perfectos que tenía ante su vista.

Según los patrones de Namjoon, él estaría enamorado.

Irreparablemente enamorado.

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