¿En clases no? - DISPONIBLE E...

De JamWalker

28M 1.8M 1.9M

Tras su ruptura amorosa, Rachel Lombardo se verá involucrada en rumores que la llevarán a conocer a Mark Harv... Mais

IMPORTANTE
Disponible en físico y digital
Derechos de autor ©
TRAILER
BOOKTRAILER - NUEVA VERSIÓN
1. Su rostro
2. El número
3. La llamada
Extra: Inicio | Mark Harvet - 01
4. Un rumor
5. El rumor real
6. ¿En clases no?
7. Un bonito para siempre, o la peor desilusión amorosa
8. ¿Un hijo?
9. El malo
10. Ambos...
11. ilegal
12. La razón 🔞
Detalles y meme
Nota: Libro de Steven y Amy || Dozvert
14. Celos
15. No hay rosas sin espinas
16. Cuñada
17. Discutirlo en la cama
18. Sin locura no hay felicidad
19. Una noticia
20. Compañías...
21. El Adiós
22. ¿Mi dulce chico?
23. Entender...
24. Te quiero a ti, idiota.
25. Roma no se construyó en un día
26. Decide.
27. El muro que nos separa.🔞
28. Candente hoguera🔞
29. Mentales y momentos🔞
30. Un fiel adicto
31. Comparaciones
32. Por cada segundo...
33. Razones
34. La familia
35. Gemelos en acción🔞
36. Culpable
37. Estás aquí
38. Primer día de clases
39. Tan justo a mi vida
Epilogo. Invitados inesperados
Extra I
Extra II - Celos
Extra III. Especial de navidad

13. Encuentros 🔞

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De JamWalker

— Amy, dilo —suplico.

     El suspenso me está matando, cuál sea la verdad, es mejor saberla de una vez.

—Ya sabes que salgo con Dylan. Me acabo de enterar que es hermano de una tal Samantha, ex novia de Mark —la demoledora angustia que siento me obliga mantenerme callada—. Rach, no estoy asegurándote nada, pero él me comentó que Harvet tiene una extraña manía y obsesión de salir con mujeres muy parecidas a su hermana Samantha. Ellos terminaron hace años y parece que Mark no lo supera —Amy espera a que diga algo, pero solo me concentro en escucharla—. Samantha, tú, Mishelle, se parecen. Bueno, Mishelle cambió su aspecto justo antes de que Mark la terminara...

«De eso se trata, Rach... No solo es un prototipo. Según la versión de ellos, Mark no se enamora de las mujeres con las que sale, si no de lo que él quiere que sean, de lo que cree e imaginan que son... Su ex. Samantha. Es tan retorcido esto y averiguaremos la verdad, pero... Ten cuidado» Amy continúa y me niego a creer en lo que ha escuchado.

— Coincidencias —susurro con la esperanza que me alberga.

— Ojalá, Rach —dice apenada—. Y lamento tener que decirte esto, pero no quiero que te lastimen. Aunque Mishelle no es de confianza, se lo pregunté y por alguna extraña razón decidió mostrarme más fotos de las mujeres con las que Mark ha salido, y con la versión de Dylan... Te envié las fotos.

Con una mirada sombría, reviso las fotos que recibí junto a sus mensajes, al verlas, noto los latidos de mi corazón en los oídos, más allá de los rasgos comunes de las mujeres de las fotos, las seis son muy similares y pensar en Mark de una manera tan enferma, me hiere. Comparándolo con el hombre tan dulce y preocupado de antes, me niego a aceptarlo.

— Confío en ti, Am —digo—, pero también en Mark, no lo sé... Quiero creer en él.

— Ha salido con Mishell, ¿Sabes el estado en el que hay que estar para soportarla? —Habla con diversión, sin embargo su tono es preocupado—, le he preguntado a mi madrastra y confirmó lo que Dyl contó, dijo que Mishell un día decidió cambiar su aspecto físico y Mark la dejó.

Trato de soportar la punzada del dolor que me causa pensar mal de Mark... El momento que pasamos se propaga en mi cuerpo, esparciéndose como el fuego, quemándome, al sentir sus caricias aún marcadas en mí.

—No sé qué pensar, Am.

—Rach, solo ten cuidado ¿vale? He decido contártelo para que hables con él o si quieres lo averigüemos juntas —aconseja—. Quería investigar antes de desenmascararlo, pero... Debía decírtelo y evitar que lo de ustedes avanzara a más... Ya sabes.

Sus palabras dan la última puñalada a mi corazón, una explosión de decepción en mi pecho amenaza con llenarme los ojos de lágrimas, «¡Lo han hecho ya! » La escuchó decir con sorpresa.

— Te llamo luego.

Cuelgo, soy incapaz de admitir que me he entregado a un hombre que apenas creía conocer, dejándome llevar por los sentimientos que causa la idea, no hago mas que sentarme en la cama, intentando ordenar mis pensamientos. ¡Joder! Es que no puede ser verdad.

—Debo hablar con él —medito en voz alta.

«¿Y si te miente? o Peor aún, ¿Qué harás si el hombre al que te has entregado por completo, admite que mientras te mira, piensa en otra?» Increpa la voz en mi cabeza.

Pasan varios minutos y sigo sin saber qué hacer o creer. Mientras más pienso, menos claridad de mis ideas tengo. Decidiendo que lo mejor es estar sola y pensar, me levanto de la cama, haciendo un pequeño gesto de dolor al ponerme de pie, recojo mi ropa del suelo y empiezo a vestirme. El crujido de la puerta al abrirse me sobresalta. Mark entra a la habitación haciendo que casi caiga sobre mis pies por el susto.

—Cariño. ¿Qué haces? —Lo ignoro— Rachel, ¿Qué sucede? ¿Estás bien?

Termino de colocar mis zapatos y me alejo al ver que se acerca... Ni si quiera puedo mirarlo a la cara, duele pensar que lo que Amy dice sea verdad, me lastima. Ha dicho muchas veces que le gusto por cómo soy. ¿Mintió? ¿Si le gusto solo por parecerme a su dichosa ex?

Mierda...
La idea me asquea.

Mark posa una mano en mi espalda haciendo que me queje ante su caricia. Quisiera preguntarle, que me diga que no es cierto. Pero ahora no, no puedo.

—No, Mark —me alejo.

— ¿Qué está mal, Rachel? —Pregunta, sus ojos están llenos de intriga y pánico.

—Todo está mal —murmuro, tratando de salir de la habitación, pero él toma mi mano, impidiéndolo—. Déjame ir.

—No hasta que me des una explicación.

— Tú eres el que debe una explicación y a ti mismo.

—¿De qué hablas?

—¡De Samantha! —exclamo intentando controlar el tono tormentoso de mi voz, me sorprendo al ver la expresión fresca y serena que revolotea a través del rostro de Mark.

— ¿Quién te ha contado sobre ella? No, lo más importante, ¿Qué te han contado para que estés así?

—Déjame. ¡Joder! Quiero irme —hablo avergonzada y molesta. Sí, maldita sea, estoy molesta, por la situación, por Mark, por todo.

Aunque deseo confiar en él, el hecho de decepcionarme de nuevo por alguien que creí diferente, me hace crear aquella coraza llena de rabia y frustración.

—Está bien, dejaré que te vayas —accede—, pero antes hablaremos de lo que sucede.

—Ahora no puedo hablar, no quiero...

— Entonces esperamos hasta que quieras, amor.

—No soy tu amor —exclamo dolida, al imaginar que en realidad Samantha lo es.

— Lo eres y eso no está en discusión.

Sin perder detalle de lo que pasa, va la cama y se sienta dando golpecitos a un lado para que me siente junto a él.

—Estoy bien aquí —lejos donde puedo pensar con más claridad.

—Te escucho.

— ¿Me parezco a Samantha? Es por eso que te fijaste en mí —La sola formulación de esa pregunta me lastima, aún más al temer que su respuesta sea afirmativa.

—Hay rasgos similares, sí —juntas sus cejas, incrédulo—, ¿Pero fijarme por eso en ti? Por Dios, Rachel...

—Tiene un poco de lógica —admito al vincular la versión de Dylan con su sincera respuesta.

— No, no la tiene.

— ¿Coincidencia que Mishell y yo nos parezcamos a ella?

Continúo mis preguntas y esta vez, ante la mención de su última ex, la expresión de sus ojos se endurece.

— Por supuesto, ha sido Mishell. Debí saberlo.

—No sé qué creer —no soy capaz de controlar las profundidades de mis pensamientos, y es que, ya ni siquiera trata de Mark, si no de mí y la poca confianza que sin darme cuenta me he tenido este tiempo—, Dijiste que te gusté desde el primer ¿fue porque te recordé a...?

—Rachel, podrías tener el jodido cabello rosa con verde y aun así me hubieses encantado —habla con solemnidad, mientras se pone de pie acercándose e instintivamente retrocedo—. Odio que te alejes de mí.

—Lo sé y lo lamento —pero sé que apenas se acerque todo dará igual. Y necesitamos aclarar esto—, de verdad, quiero creer en ti.

—Hazlo, Rachel. Por nosotros, por lo que hemos vivido hasta ahora —en tono desconcertado menciona. Guardo silencio, deseando que los demonios que en la oscuridad siguen recordándome la traición de Jackson, desaparezcan. «Mark no es Jackson» Me repito y mis pensamientos son alejados apenas veo a Mark caminar por la habitación en busca de su móvil y acercarse nuevamente —. Mishell dijo que lo haría.

    Ofrece su móvil asegurándose de que lo observe, con recelo miro la pantalla. Una conversación de un número no agendado en sus contactos.

Desconocido: Hace un día.
"Sabes que siempre consigo lo que quiero y quiero que con las personas que salgas te dejen, cómo lo hiciste tú conmigo. Y créeme que Rachel será muy fácil de alejar"

"Es que ni si quiera puedo entender como tus gustos se deterioraron tanto, Mark. Por Dios. Rachel es una niña. Tan torpe, mojigata y falsa como mi hermanastra.
¿Y me decías que querías una relación madura? vaya madurez fuiste a encontrar"

Trayendo conmigo un sentido de alivio y paz, leo los mensajes que prueban que Mark no miente, que la única mentirosa es Mishell. Y no entiendo como lo ha logrado, de qué forma ha podido manipular la situación a su favor, pero lo hizo, incluso manipuló a Amy. De pronto el enojo que siento se desborda en mi calma momentánea.

— ¿Por qué terminaste con ella?

— Cambió —me sorprende su confesión, ¿Tenían razón?— Cuando sus padres se divorciaron ella empezó a tener actitudes cambiantes, salía a fiestas todos los días, sus amigos nuevos eran muy poco agradables, ya no quedaba nada de la chica que conocía. Aunque intenté ayudarla nunca lo quiso.

Mark en su comentario tiene razón en algo, más allá del físico, el cambio de personalidad de su ex —del que muchas veces Amy y yo escuchamos a la madre de Mishell quejarse—, Es algo que sin duda no encajaría con él.

—Mark —digo en tono neutro, él vuelve a acercarse y esta vez no retrocedo—. No sé qué pensar o decir...

— No digas nada, solo que me crees —se inclina un poco para quedar a mi altura y abrazar mi cintura—. Y confiarás en mí.

Recibiendo su abrazo, ambos nos quedamos en silencio un par de minutos. Sentir la calidez con la que me envuelve, me hace recordar al hombre dulce y dispuesto a cuidarme al que me entregué.

—Lo siento, solo que... No quiero más desilusiones en mi vida —expresando mis sentimientos, le digo.

—Rachel, todos tememos que nos rompan el corazón, incluso a mí me da miedo, que veo tanta bondad en ti—hay sinceridad en las palabras de Mark—. Pero siempre he creído que donde hay más amor que miedo, es el lugar correcto. Y para mí tú eres ese lugar.

—Tú también eres ese lugar para mí, Mark. Te prometo que no habrá corazones rotos.

—Así es, señorita Lombardo. Y que lo único que se rompa en nuestra relación, sea la cama —conociendo perfectamente como hacerle frente a mis excusas por evadir situaciones, Mark habla en tono juguetón—. Y mucho...

—Vaya, qué romántico señor Harvet —exclamo, fingiendo una expresión de horror, el asiente.

     Sus brazos me rodean con más fuerza, mientras toma mi boca, en un beso satinado y dulce, pero, de algún modo, también eléctrico.

El cálido y suave movimiento de su lengua en mi boca hace que mi cuerpo desee más de él. Desliza los dedos por debajo de mi blusa y empieza a tirarla hacia arriba.

— ¿Adolorida aún? —Murmura con voz un poco más grave, dejando a la vista las verdaderas intenciones de su pregunta.

—Siento haber dudado —antes de poder terminar las disculpas que le debo, Mark reclama mi boca, impidiéndome seguir.

Al principio es un beso suave, pero no tarda en transformarse en uno apasionado, abro la boca y su lengua me invade.

— Eres mía —Dice mientras me despoja de mi ropa— Y yo soy todo tuyo. No dudes de esto.

Sus manos vagan por mi cuerpo, haciéndome sentir viva y hago lo mismo que él, con mis dedos delineo sus hombros, brazos, abdomen... «Mío» La fascinación con la que repetía aquella frase en mi mente me gusta, porque así lo siento. Y deseo explorarlo, como él lo había hecho conmigo. Nerviosa bajo las manos por sus caderas hasta llegar al bulto que su ropa interior aún cubre. Lo acaricio, el jadeo gutural que emite me anima a seguir.
«Joder, Rachel» Deja de besarme, doy un corto paso hacia atrás para observarlo, su boca está levemente abierta y los ojos se le han oscurecido. Es tan erótico... Todo él.

Un poco más torpe que antes, meto una mano por debajo de su bóxer y utilizo la otra para bajárselo. Ver la longitud de su miembro liberarse, me deja en blanco. Mark vuelve a tomar mi boca, al mismo tiempo que siento su propia mano sobre la mía, me guía, con movimientos hacia atrás y adelante, haciendo que su dureza se deslice entre mis dedos. Después de unos segundos, aleja su mano, yo sigo con los movimientos, un poco más firmes y rápidos que antes.

—Eso es —dice jadeante—, sí...

Sonrío, sintiéndome cada vez más segura. Dejándome llevar por el momento tan intimo, aún masturbándolo beso su cuello, pectorales, abdomen hasta inclinarme por completo y dejarme caer de rodillas. Gimo ante los deseos formulados por mi mente al tenerlo tan cerca.

Mark es un hombre con muchas virtudes... En muchos sentidos.
Y lo que resulta más fascinante es tenerlo a mi lado, mostrándome un mundo muy diferente al que imaginé, pero que sin duda me gusta.

—Quiero hacerlo —mirándolo con timidez le digo, puedo ver sus ojos brillar.

—Rachel, toma todo lo que quieras de mí —se inclina para posar su mano en mi mejilla, acariciándome—, soy tuyo.

Murmura, repitiendo su gesto tierno a mis labios, rozándolos con las yemas de los dedos, me invita a abrir la boca y obedezco, Mark guía la punta de su miembro a mí. Gustosa recibo la cima de su virilidad, lamo, succiono un par de veces, antes de envolverlo con más profundidad, mientras muevo la mano —tal y como él me había indicado antes— por la longitud de su pene que no logro alcanzar con la boca.

Mark hace con sus manos una especie de coleta en mi cabello, lo miro y veo el fuego en sus ojos. Él empieza a controlar los movimientos; al principio son lentos y pausados, sin embargo, su ritmo se vuelve acelerado... más profundo, me embiste varias veces, hasta que no puedo más, el gemido gutural que se escapa de mi garganta lo hace detenerse. «¿Estás bien? ¿Estás cómoda?» Pregunta entre jadeos.
Tras recuperar el aliento, mi respuesta para él es mi intento de seguir su mismo ritmo, lo tomo una y otra vez, escucharlo maldecir por lo bajo, gruñir en cada movimiento que hago, me hace pensar que, después de todo no lo estoy haciendo tan mal. «Me matas, Rachel» Dice.
Su sabor salado cada vez es más intenso, lo disfruto, me excita, tanto que... El deseo de llevar mi mano justo ahí, en el lugar que Mark me había dado tanto placer antes me invade, pero me contengo, sabiendo que apenas termine, él se dedicaría a mí.

***
No estaba equivocada.
Al cielo, es donde Mark Harvet me llevaba y no pude dejar de pensar en todo el tiempo que estuve sin él...
Seguido del encuentro, en el que ambos disfrutamos del otro y de la unión gloriosa de nuestros cuerpos, tomamos una ducha para después comer. Me encontraba hambrienta, apenas estuvo la comida, devoré la milanesa de pollo que Mark preparó.

—Gracias, estaba delicioso —le digo mientras él recoge los platos para lavarlos.

—Un placer, señorita —responde en tono coqueto, besándome antes de empezar a lavar y limpiar.

Aproveché el momento, para ir por el móvil y escribirle a mamá, pero es la nueva avalancha de mensajes de Amy lo primero que llama mi atención y ya no sé si reír o llorar. Tengo miedo.

Mejor amiga:

"¿Hablaste con Mark?"

"Rach, ¿todo bien?"

"¿El papucho además de enfermo es secuestrador?"

"Vale, probablemente aun estés asimilando la noticia. Lo entiendo. Apenas salga de la jodida reunión en la empresa de mi padre, iré contigo. Te quiero"

Revisar cada uno de los mensajes de mi amiga me hace reír. «Asimilando la noticia» Si ella supiera... Se burla la voz en mi cabeza. Continúo leyendo sus siguientes mensajes, que son unos minutos más tardes que los anteriores.

"¿Terminaste con Mark? Dime que sí, porque lo estoy viendo con una rubia ahora mismo"

"¡¡¡Se es tan comiendo la boca!!!"

"Vale, igual lo voy a seguir. 💣Misión: Darle un par de hostia al guaperas de Mark,

A bordo👊"

Leyendo varias veces sus mensajes y la hora en los que los envío. Frunzo el ceño. ¿De qué habla? Pero si Mark ha estado todo este tiempo conmi...

¡Ay Dios!

¡Steven!

Intentando mantener la calma escribo una rápida respuesta a Amy.

Para: Mejor amiga.
"AMY. ¡MARK ESTÁ CONMIGO! Luego te contaré, pero aborta la misión.
Al QUE ESTÁS VIENDO ES A STEVEN. EL HERMANO GEMELO"

El móvil de Mark que se encuentra en el mismo lugar que estaba el mío, empieza a sonar, observando el identificador de llamadas compruebo que se trata de Steven. Me toma varios segundos decidir si contestar o no, pero al ver que Mark entra a la habitación enseguida tomo su llamada.

—Hola, Steven —que bueno saber que sigues con vida.

— Hola cuñada. Para loca —habla alterado. Ay no— ¿Está Mark? Por favor, comunícame con él. Joder —un golpe detrás del teléfono hace que me sienta aún peor. Le paso el móvil a Mark, dejándolo en altavoz.

Sin comprender nada, él lo toma.

—Tío, ¿Con qué clase de gente tú te metes? —Escuchar otro golpe me pone de nervios, tomo mi móvil y marco a Amy—. Hay una loca confundiéndome contigo.

—Enfermo, tú eres el único loco —escucho a mi amiga.

— Steven, pásame a Amy, por favor

     Opto por pedir al ver que Amy no responde mi llamada y no creo que lo haga, con lo entretenida que está triturándose a golpes a Steven.

— Rachel, ¿Conoces a esta loca? Te voy a poner en altavoz porque después me rompe el móvil —Advierte Steven.

— ¿Qué está pasando? —Pregunta Mark, le hago una señal con la mano para que espere.

— Amy, amiga, el que está contigo es el gemelo de Mark —digo finalmente.

— ¿Ves? Loca. Te lo he dicho —acusa mi cuñado a Amy.

— Deja de llamarme loca, Steven o como cojones te llames... Rachel este idiota se lo ha buscado.

— No me puedo creer que conozcan a este bicho raro —demanda Steven, ganándose otro golpe de Amy—. Joder. Que te calmes con los golpes.

No puedo dejar de disculparme con Steven por la confusión.

—No le pidas disculpas, Rach —demanda cabreada Amy—, que este tipo es un idiota

— Y tú una loca —Steven responde en el mismo tono—. Les hablo luego... Discúlpate.

     Alcanzamos oír junto a la carcajada de Amy antes de que cuelgue.

—No la dejará en paz hasta que se disculpe —con diversión, Mark habla de su hermano e inmediatamente niego.

—Amy no lo dejará en paz hasta que él se disculpe —corrijo. Ambos nos echamos a reír, aunque al instante me siento culpable—. ¿Y si los llamamos?

—No contestarán, seguro siguen exigiéndose disculpas —comenta divertido, su buen humor me invita a calmarme.

Esperando tener noticias de ellos, volvemos a la cocina terminando de limpiarla, aprovecho para escribirle a mamá y apenas estamos libres vamos a la habitación donde Dory se encuentra. Intentar tocarla continúa siendo una hazaña, el horror que siento por su pelaje disminuye un poco, aunque todavía soy incapaz de cargarla.
Sin embargo, amo el momento. Ambos sentados en el suelo, Mark luce un pantalón deportivo y yo la camisa de aquel mismo conjunto. Mi novio sostiene a Dory en sus brazos, mientras hablamos de cualquier tema que se nos cruza por la cabeza.

El sonido del timbre irrumpe entre nosotros, me horrorizo al pensar que puede ser alguien de su familia. ¡El señor Ethan! No estoy preparada para volver a verlo.

—Iré a ver quién es y lo despediré pronto, no te preocupes —acertando a mis pensamientos Mark comenta.

Dejando a Dory en su espaciosa jaula, sale de la habitación. Me dedico a observar el lugar, lo limpio, ordenado y sobretodo cada detalle que hay para el bonito hámster. Mi corazón se hincha.

— ¡Y AQUÍ TENEMOS AL OTRO! Vaya, vaya.

     ¿Esa es Amy? La voz de mi amiga hace que me exalte.

— Es su departamento, ¿Qué esperabas listilla?

¿Steven?
Mark no se expresaría así... ¿Sigue la guerra? Camino hasta el salón y mis ojos se abren por la sorpresa al ver a Amy sonriente y a Steven cabreado, sobre todo magullado.

—Pero, ¿Qué te pasó? —Pregunta sorprendido Mark al ver el rostro completamente rojo de su hermano.

— Pasó ésa loca —Amy va a golpear a Steven pero corro hacia ella, deteniéndola a tiempo.

— Eso, cuñada, detén al mono, ya no soportaré más de ella —las palabras de Steven solo provocan más la furia de mi amiga.

¿Mono? Reprimo una risa.

—Vale, fue suficiente —en tono autoritario Mark pide.

—Oh, no no, que me pida perdón —Amy insiste y esta vez es Steven que se echa a reír.

—Ella ha sido la que me ha empezado a insultar y golpear de la nada.

— Sí, porque pensé que era él —Señala a Mark fulminándolo con la mirada, afortunadamente mi profesor ignora la delicada confesión de mi amiga—. Pero no ha sido por eso, éste me ha besado a la fuerza.

     Mark y yo nos miramos sin entender.

— Para que se callara de una jodida vez —Nos informa mi cuñado.

En una hábil respuesta Amy vuelve a forcejarse de mi agarre, logrando soltarse, acercándose a Steven que rápidamente corre al otro lado del salón.

— Que macho, eh —ríe, Mark y yo ocultamos la risa. Steven se acerca a ella y le da un rápido beso. Observamos la escena sin saber qué hacer.

Steven sonríe mientras indignada Amy lo ve con furia y sé que debo alejarla lo más rápido posible. Pidiéndole que me acompañe a la habitación de Mark, ella accede lo cual me tranquiliza.
Entrando a la habitación que está totalmente desordenada, Amy no hace más que hablar de lo idiota que es Steven, por un lado, agradezco que su mal humor, le impida reflexionar sobre lo que ha pasado aquí y mi fabuloso outfit.

— Y pensar que yo quería conocer a eso —grita Amy paseando de un lado a otro.

—Venga, Am, su encuentro no pudo haber sido tan malo.

—¡No quiero volver a verlo en mi vida —asegura.

—Am. He hablado con Mark de Samantha —cambio repentinamente de tema para distraerla—. Mishell se lo ha inventado, Mark me enseñó unos mensajes de ella y sus amenazas sobre esto.

— Chama, esto hay que averiguarlo bien —imita el acento venezolano haciendo que ría. Amy y su amor por las palabras de otros países—. Estoy pensando en por qué Dylan mentiría.

—Probablemente es obra de Mishell, es obvio que aún quiere a Mark...

     Amy niega.

— Esa ni se quiere ella, debe estar obsesionada y mientras averiguamos todo; disfruta, pero ten cuidado. Por cierto ¡Cuéntamelo todo! No creas que no me he dado cuenta del moratón que tenía Mark, y de lo ordenada —dice la ultima palabra con sarcasmo—que está la habitación. ¡Huele a sexo!

Su comentario me sonroja, intento balbucear una respuesta mientras los colores suben a mi rostro, ella se carcajea.

—Amy —la regaño, avergonzada.

—Si Jackson supiera que lo que no hizo en seis años, Mark lo hice en unos meses, y no solo hablo del sexo, Rach. Mírate, la confianza que tienes en él —Amy acierta en su comentario, tontamente sonrío—. ¿Y qué tal?

—Creo que la lectura ya no es mi primer actividad favorita —bromeo y mi mejor amiga empieza a reír, entendiendo la referencia.

—Vaya, ¿así de bueno ha sido el profesor Harvet en la cama? —Pregunta y asiento... Muy bueno.

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