—¿Qué? Jaja. —Reí sarcásticamente. —Te permito cualquier cosa pero eso no.
—¿Pero por qué hija?. —Dijo mamá confusa.
—Porque no me gusta. —Dije un poco molesta.
—Pero hija sera una pequeña fiesta con tus amigos y algunos familiares que vendrán.
—¡No mamá! Sabes que odio las fiestas, además ¿De qué amigos hablas? Yo no tengo amigos acá o se te olvida que por tu culpa perdí a todos mis amigos que tenía en New York.
—Pero hija... —No termino la frase.
—Pero nada mamá, no quiero una fiesta...Es más, mejor me voy al colegio. —Dije frustrada.
Tomé mi auto y me dirigí al colegio, pensaba en que como a mi madre se le va a ocurrir una fiesta ¿Está loca? o es que se le olvida que todos mis cumpleaños terminan mal.
A los siete años: El pastel explotó en mi cara.
A los nueve años: Todo fue destruido por una clase de temblor.
A los once años: Se escapó un cocodrilo del zoológico y ni pregunten que me sucedió.
Al terminar de pensar eso, escuché un grito, se escuchó cerca de donde me encontraba, me di la vuelta rápido pero no vi nada, al hacerlo sentí un fuerte ardor en mi pecho, miré y no tenía ninguna cortadura, no había nada allí, miré nuevamente por el retrovisor de mi auto y la vi, estaba allí, esa señora se encontraba sentada en la parte de atrás de mi auto, me di la vuelta al instante pero no había nada.
Aceleré para llegar al colegio y lo estacioné lo más rápido, Joe venía hacia mí con una cara extraña y al ya estar cerca pregunta:
—Mar ¿Qué te pasa?.
—Nada, nada.
—¿Cómo que nada? Tienes las manos frías y el rostro un poco pálido..
—Nada vámonos.
Al irme volví a ver hacia mi auto y allí estaba, esa señora me miraba, no se que quería, no se que me quería hacer, lo que quiero es que esto acabe.
—Mar...Mar...Marilyn. —Dijo Joe moviendo su mano en mi rostro.
—¿Qué?. —Dije al reaccionar.
—¿Seguro que estas bien?.
—Si, vámonos.
****
Al terminar la clase salí de allí, me dirigía hacia la entrada pero alguien me tomó del brazo, me di la vuelta y...
—Joe ¿Qué quieres?. —Dije fastidiada.
—No te molestes Mar, solo he venido a darte mi dirección para que vayas a la fiesta mañana. —Dijo.
Metió su mano en el bolsillo de su pantalón y sacó un papel de este, el cual al instante me lo entrego junto con una sonrisa en su rostro.
Lo tomé, le sonreí y caminé para así irme a mi casa cuando me vuelven a tomar.
—Dios ¿Qué quieres?. —Dije frustrada.
—Perdón, perdón, solo quería saludar. —Dijo Zack un tanto molesto.
—Lo siento, pero me siento un poco estresada.
—Se nota.
Le lance una mirada asesina y al instante dijo:
—Perdón jaja. —Rió. —¿Quieres ir a tomar algo?.
—Si vamos, necesito relajarme.
Subimos a mi auto y fuimos a una cafetería, salimos del auto y nos sentamos en la primera mesa que conseguimos.
—Por favor mándeme dos refrescos. —Dijo Zack a uno de los chicos que atendían.
—Ok, ya se las traigo. —Respondió él.
Mientras tanto me mantuve mirando hacia la ventana, pensaba en tantas cosas pero una de ellas la cual me llamo mucho la atención es que no vi a esa chica hoy ¿Qué le habrá sucedido? Quizás se escondió para que no la viera. Todas esas cosas venían a mí, cuando de pronto colocan el refresco en la mesa.
—Gracias. —Dije sonriendo.
Tomé un trago y me supo un tanto amargo, baje la bebida y la miré, era sangre, me levanté de la mesa sorprendida.
—¿Qué es esto?.
—Lo que te toca. —Escuché decir a Zack.
Lo miré, no tenia un ojo y de este votaba mucha sangre.
Caminé hacia atrás un poco asustada, vi que se levantó y caminaba lentamente hacia mí.
—¿Por qué intentas correr?.
—¿Qué es esto?. —Dije nerviosa.
—Ya te dije...Lo que te toca. —Sonrío.
Todos a mi alrededor me miraban, todo esto me asustaba mucho, parecía una película de terror pero esta vez la que estaba por morir era yo.
—¿Esto es un sueño verdad?. —Dije con pocas lágrimas en mi rostro.
—No jaja. —Rió. —Créeme y si no mira.
Cambio su rostro al igual que lo hizo la profesora en mi sueño, su rostro se volvió igual al de esa chica y uno de sus dedos se retorno afilado como un puñal, trate de soltarme pero me tomó muy fuerte, acercó su mano y logró rasgarme.
Desperté con un grito, todos me miraban y Zack se encontraba con una cara extraña.
—¿Qué te paso?. —Preguntó asustado.
—No se, no se. —Dije llorando. —Creo que solo fue una pesadilla.
—Pero como si estabas despierta.
Todo en ese momento se me vino a la cabeza pero por un instante mi rostro se dirigió solo hacia la ventana. Allí estaba ella, mirándome con una sonrisa, al verla, bajo su rostro y siguió caminando.
—¿Qué te paso en el brazo?. —Preguntó Zack.
Miré y estaba sangrando, esto me dio más a pensar en que esa chica tenía muchos secretos no sabía cual era pero estaba segura que tenía que ver con lo que estaba sucediendo, incluyendo ese espantoso sueño vivido.
—Disculpa necesito irme a casa. —Dije levantándome de la mesa.
Él solo se quedo callado allí sentado, tomé mi auto y me fui, estaba nerviosa, aún pensaba en que esa chica tenía un secreto y me estaba incluyendo en el o simplemente quería que lo descubriera.
Al llegar a mi casa deje mi auto en la cochera y me dirigí a la sala, mamá no estaba, fui a la cocina y había una nota:
—Hija fui a casa de tu tía Cecilia, regreso mañana te quiero.
Escuché un ruido en ese momento, me dirigí a la sala y vi que la puerta estaba abierta, eso me aterró más, no sabía quien estaba aquí.
Se escuchó otro ruido pero este venía del sótano, temía bajar pero en algún momento debía hacerlo así que caminé hacia la cocina, tomé uno de los cuchillos más afilados y comencé a bajar hacia el sótano, la luz estaba apagada así que fui poco a poco tomada de la escalera.
—Me tienes miedo. —Escuché decir.
Eso me espanto ya que sentí el ruido a mis espaldas, un escalofrío me tomó al momento.
—Sé que me tienes miedo. —Dijeron de nuevo.
—¿Es usted verdad?.
La voz era igual a la de esa señora, todavía podía escuchar esas palabras resonando en mi cabeza.
—Ya es la hora...Vengan...Es su tiempo...Ella a vuelto...Necesitamos de su ayuda...Demonio Raby acabas aquí.
—Jajajaja. —Rió de una forma paranormal.
Corrí para salir del sótano pero la puerta se cerro de golpe, intenté abrirla pero no podía abrirse.
—¡Yaaa! Déjame. —Grité.
—¿Y por qué? ¿No quieres jugar?.
—¡Nooooo! Ya vete. —Grité de nuevo.
Todo volvió a la normalidad al terminar de gritar...la luz se encendió sola, la puerta del sótano se abrió y la puerta de la sala estaba cerrada pero esta vez con seguro.
Me agaché para tomar el cuchillo ya que se me había caído unos minutos antes.
Fui a mi cuarto lentamente, todo estaba tranquilo pero no me confiaría, vi unas pequeñas gotas de agua en el piso que se dirigían al cuarto de mi madre, me acerqué y abrí la puerta rápido pero no encontré a nadie.
Miré bien hacia todos lados pero nada, no había nadie, me agaché a ver por qué esa agua continuaba hasta debajo de la cama de mamá cuando...
—Nos volvemos a encontrar...