Escuchen From the Dining Table, mientras leen.
Edward está más que cansado de ordenar todas las cosas que llevará a Londres en su maleta. Se ha pasado toda la mañana en eso y su hermano deja de hacer ruido en la planta baja con sus amigos, donde se encuentran jugando video juegos.
Al terminar, baja las maletas al suelo y va hasta la cocina para tomar un vaso de agua. Liam, Nate y Daniel lo observan caminando y él les da una mala cara.
Toma hielos y los pone en el vaso, después vierte el agua y saca su teléfono de sus bolsillos.
Encuentra algunos mensajes de Louis y decide llamarlo. Al tercer tono, el chico toma la llamada.
— Hola — dice y Louis bosteza. — ¿Te desperté?
— Intentaba tomar mi siesta del medio día — menciona y Edward le da un trago a su agua.
— ¿Quién toma siestas al medio día?
— Yo — vuelve a bostezar. — ¿Cómo va tu día?
— Aburrido, tengo hambre y te estoy extrañando.
— ¿Sigues de cursi Edward?
— No puedo evitarlo, me vuelves así.
— Yo también te extraño.
— Es algo enfermo, nos vimos hace menos de un día — dice Edward.
Louis se ríe y el chico de tatuajes ve a su hermano entrar a la cocina.
— ¿Quieres que vayamos a comer? Ésta noche me voy a Londres — sigue hablando y Harry toma de la nevera unos refrescos enlatados.
— Ven a comer a mi casa y pasamos la tarde aquí — responde.
Edward camina hasta el patio, para que su gemelo no logre escucharlo y se sienta en el borde de la piscina.
— Avísale a tus hermanas, no quiero que piensen que soy un ladrón — sonríe ladinamente.
— Mis hermanas menores no están, se fueron de vacaciones con mis abuelos — aclara. — Solo están Fizzy y Lottie pero ellas son mayores.
— Familia grande, ¿eh?
— Así es — sonríe. — Y voy a presentarte a mi mamá, ella es genial.
— Eso espero porque realmente no soy bueno con los padres de mis amigos.
Louis hace una mueca y se muerde la lengua.
— Te espero en media hora y trae tu traje de baño — menciona. — Hoy es un buen día para usar la piscina.
— Claro, como usted diga jefe.
Antes de que Louis pueda decir algo más, Edward cuelga y se pone de pie.
Attention de Charlie Puth está sonando ruidosamente en toda su casa. Pone los ojos en blanco al ver a los amigos de su hermano bailar dentro de su cocina.
Pasa a lado de Liam y lo empuja casualmente. El chico voltea a verlo con una mirada asesina y Edward se encoge de hombros.
Va hasta su habitación para tomar su traje de baño, que consiste en unos simples shorts negros.
Regresa nuevamente a la planta baja y antes de salir, toma las llaves de su auto y no le dice nada a Harry que lo mira extrañado.
Camina hasta donde su vehículo se encuentra estacionado y se sube en éste.
Sale del residencial minutos después dirigiéndose a la casa de Louis y desesperado por llegar se salta unos cuantos altos, que probablemente van a costarle una infracción.
Llega por fin y se estaciona detrás del auto negro. Al verlo quiere reírse, el chofer de Louis lo mira y Edward se está muriendo de vergüenza.
— Buenas tardes — le saluda y él solo logra sentir con la cabeza.
Se acerca a la puerta principal de la casa de Louis y antes de que toque el timbre, una chica castaña le abre la puerta con una sonrisa enorme.
— Hola — le dice. — Edward.
Frunce el ceño cuando lo toma del brazo y lo hace entrar a la enorme casa. Hay otra chica a su lado que lo mira embobada.
Louis baja las escaleras corriendo y golpea el brazo de su hermana Fizzy al ver que está sosteniendo al más alto.
Rosalinda, la mejor amiga de su hermana simplemente no puede dejar de verlo y Louis le da una mirada enojado.
Edward lo toma de la cintura y le planta un beso en la mejilla. Rosalinda pega un grito y Fizzy le cubre la boca.
— ¿Okay...? — el tatuado enarca una ceja mientras la ve.
— Discúlpalas, son un poco retrasadas — dice Louis. — Ésta es mi hermana Fizzy y ella es Rosalinda, su mejor amiga.
— Creo que ya me conocen, así que no voy a presentarme.
Rosalinda se ríe coquetamente y Fizzy suspira poniendo los ojos en blanco.
— Chicos, mamá dice que vayamos a la mesa ya.
Lottie entra al recibidor y se le queda viendo a Edward. Sonríe de medio lado y le tiende la mano, el chico la acepta y asiente.
— Hola Edward, soy Lottie.
— Mucho gusto.
La chica vuelve a sonreír y después dos pequeños se atraviesan frente a sus ojos. Una niña pelirroja y un niño rubio lo miran atentamente.
Edward se agacha y eso a Louis lo toma por sorpresa.
— Hola — sonríe y toma la pequeña mano de Doris. — Oh que bonita eres.
Louis lo mira con atención cuando lo ve besarle la mejilla y después choca las palmas con Ernest.
— Ella es Doris y él es Ernest — aclara Louis.
Edward se pone de pie nuevamente al ver que todos están mirándolo con atención. Luego Fizzy toma la niña y Lottie a Ernest.
— Espero que estés listo para conocer a mi mamá — menciona. — Y que tengas hambre.
Edward asiente y sigue a todos hasta el comedor. Una mujer alta y de cabellos castaños está parada, ayudando a la servidumbre a servir la comida. El chico de tatuajes comienza a ponerse nervioso y Louis le sonríe.
— Mamá — llama y ella voltea. — Él es Edward, mi amigo.
— ¿Amigo? — pregunta Fizzy. — ¡Já!
— Felicité — regaña su mamá. — Hola, soy Jay.
— Hola, mi nombre es Edward.
— Lo sé — dice. — Louis te menciona noche y día.
Todos ríen, excepto ellos dos, Edward agacha su mirada para verlo y aprieta sus labios.
— Oh, ¿de verdad?
— Sí, eres su buen amigo.
— Buenísimo — le susurra Rosalinda a Fizzy y se ríen entre ellas.
— Toma asiento Edward, eres bienvenido. ¿Te gusta el pollo a las yerbas finas?
El chico alto asiente y Louis lo toma del brazo para que se siente a su lado.
— Lo que sea está bien.
— Perfecto — sonríe Jay y le pasa uno de los platos.
Pronto todos están acomodados en la mesa y Edward ve que todos juntan sus manos y no dice nada. Supone que van a orar y entonces él hace lo mismo.
— Lottie, hoy tú das la oración — pide Jay y su hija asiente.
— Señor, agradecemos por los alimentos que nos das y te pedimos por la gente que no tiene, protégelos, amén — termina.
— Amén — escucha a todos decir y esa palabra apenas sale de sus labios.
Jamás ha creído en Dios.
Louis comienza a comer y entonces él también lo hace, mira con atención a sus hermanas y son una imagen de él pero en el sexo opuesto. Rosalinda lo mira atentamente y eso comienza a fastidiarle, le sonríe falsamente y decide terminar sus alimentos en completa calma.
— Entonces, ¿estudias en West Hill también? — pregunta Jay.
— Sí — contesta con una sonrisa ladina.
— ¿Llegaste éste año, apenas? — Edward asiente y Louis le lanza una cara de ruego a su madre para que deje de hacer preguntas.
— Sí, soy de Londres — aclara y Rosalinda suspira.
— Tu acento es muy lindo — dice Jay y se ríe de su hijo avergonzado.
— Gracias — Edward se lleva otro bocado a la boca.
Termina de comer al mismo tiempo que Louis y se limpia la boca con un pañuelo.
— Estaremos en mi cuarto mamá, avísame cuando vayan a la piscina — menciona el chico de ojos azules y se ponen de pie.
— Gracias por la comida — dice Edward y Jay asiente con una sonrisa.
Salen del comedor y Louis lo toma de la mano para después subir las escaleras. Abre la puerta de su habitación y los dos entran.
— Creo que Rosalinda me está acosando — Louis voltea a verlo. — Parecía que se estaba imaginando que el pollo era yo.
— Idiota — se ríe y niega con la cabeza.
— ¿Y a qué vinimos aquí? — pregunta.
— Tengo algo para ti, tal vez te guste — lo ve ir hasta su mesa de noche.
Louis toma una pulsera que el mismo ha tejido, de tonalidades azules.
— Considerando que eres un amargado, te hice esto — se la entrega. — Espero que cada vez que estés de mal humor o pases por una crisis y quieras hacerte daño la veas y recuerdes que el azul es el color de lo pacífico.
Edward se la coloca en la muñeca y acerca a Louis hacia él. Le planta un beso en los labios y pega su frente a la suya con los ojos cerrados.
— La llevaré siempre Louis — le da un beso en la frente y su garganta pica. — Gracias.
— Y ahora, ¿por qué quieres llorar? — se percata el más bajo de sus ojos cristalizados y Edward niega.
— No quiero llorar, maldito cursi.
Louis toma asiento en su puff y Edward recorre su habitación con la mirada. Observa una guitarra sobre la pared y frunce el ceño.
— ¿Tocas? — pregunta y la toma.
— Oh no, es solo un adorno.
— Que mal, es un instrumento precioso.
— ¿Tú si lo haces?
— Sí — confiesa. — Y digamos que canto las canciones que mi hermano componía en secundaria.
— Que buena broma — dice y Edward se cuelga la guitarra.
— No es broma — ríe. — Escucha y aprende.
Louis lo mira con atención y sus dedos comienzan a moverse hábilmente.
Cuando Edward comienza a cantar, su piel se eriza y su corazón se acelera tanto, que está a punto de llamar a emergencias.
— Woke up alone in this hotel room, played with myself where were you?
Canta con los ojos cerrados porque siente vergüenza, nadie además de su familia lo había escuchado cantar. Louis quiere sacar su cámara y ponerse a grabar el momento. No se resiste y sin que Edward lo note, acomoda su celular en sus manos y comienza a grabarlo.
El más alto continúa con los ojos cerrados y su bonita voz sale en perfectas notas.
Cuando termina, guarda su teléfono rápidamente y se levanta. Le quita la guitarra del cuerpo y lo abraza fuertemente. Edward sonríe y Louis deja que le bese el cabello.
— ¿Qué más sabes hacer? — cuestiona. — ¿Volar?
— Pues quiero ser piloto.
— Cállate — se ríe. — Eso ha sido hermoso.
— Gracias — contesta. — No le digas a Harry que he cantado lo que ha escrito, tal vez me demande por derechos de autor.
— ¿Te ha hecho daño el pollo? — Louis le coloca la mano en las mejillas y Edward hace una mueca.
— Un poco.
El más alto lo carga y comienza a hacerle cosquillas. Louis comienza a reír fuertemente y Edward lo tira a la cama, el otro chico quiere defenderse pero está indefenso al sentir el enorme cuerpo del de ojos verdes sobre él.
— ¡Basta! — pide y comienza a llorar de la risa.
Edward lo levanta y ahora Louis es más hábil. Se sube en su regazo y comienza a hacerle cosquillas, el alto se retuerce y se ríe con ganas. Pocas veces hace eso, por eso es que lo está disfrutando tanto.
Lo deja tranquilo segundos después y Edward respira agitadamente mientras recupera el aliento.
— Estamos a mano — dice y Louis asiente con una sonrisa.
Edward le toma la mano y le besa los nudillos.
— Gracias Louis.
— ¿Por qué?
— Por darme un lugar en tu corazón.
— Oh, Eddie — lo abraza y cierra los ojos. — Siempre.
— Te quiero — susurra.
— También te quiero a ti — lo mira y se da cuenta de que sus ojos verdes están llenos de lágrimas nuevamente. — Puedes llorar, si lo necesitas...
Edward lo abraza y esconde su cabeza en el hueco del cuello de Louis. Las lágrimas salen de sus ojos y el otro chico solo le acaricia el cabello, hasta que el más alto siente tranquilizarse.
Unos golpes en la puerta los sacan de su burbuja y Louis se levanta para abrir mientras Edward se limpia las lágrimas con su playera.
Fizzy está afuera, cambiada a su traje de baño y Louis asiente cuando le avisa que ya irán a la piscina.
Entra de nuevo y Edward le sonríe.
— ¿Estás mejor?
— Sí.
— Cámbiate, iremos a la piscina.
De su armario toma unos shorts rojos y ve a Edward cambiarse cómodamente frente a él. También lo hace y minutos después bajan juntos, sin camisa y descalzos a la planta baja de la residencia.
Louis lo guía hasta llegar al patio, y todo están dentro del agua, excepto su madre.
Todos se ríe cuando Edward toma en brazos al más bajo y lo lanza a la piscina. Louis chilla por lo fría que se encuentra el agua y Edward se tira enseguida.
Y así se pasa la tarde, jugando con las hermanas de Louis y dándose uno que otro beso debajo del agua sin que nadie se de cuenta.
Al caer el atardecer, sale y espera a secarse. Luego sube a la habitación de Louis y se cambia, y una vez estando abajo, no quiere despedirse.
— Me tengo que ir — dice. — Agradécele una vez más a Jay.
— Voy a extrañarte mucho — Louis se lanza sobre él y lo abraza con fuerza. — Cuídate y llámame.
— Lo haré — le besa la frente y se separa. — Cuídate también y no dejes que mi hermano toque mi auto o mi motocicleta.
Louis sonríe y asiente.
Edward camina hasta su auto y antes de entrar se miran.
— Te quiero — dice el castaño.
— Te quiero más — sonríe y se sube al vehículo.
Conduce hasta salir del residencial y va hasta su casa. Al llegar y entrar ve a su hermano sentado viendo televisión y sube a su habitación a darse una ducha. Termina de arreglarse y abandona su cuarto con la maleta en mano y su pasaporte en la otra.
Harry está esperándolo abajo y toma las llaves de su deportivo.
Treinta minutos después, los dos se encuentran en el aeropuerto y Harry abraza a su hermano cuando va a irse.
— Saluda a mis padres de mi parte.
— Lo haré.
Edward cruza la línea de abordaje y se despide de su gemelo ondeando la mano.
Ojalá Londres lo reciba con los brazos abiertos.
Pregunta; ¿qué es lo que más les gusta de Edward?
Ah e imaginen que esa canción es cantada por él y no por Harry.
Mucho amor, Ana. 🌷