Todo lo que nunca fuimos

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Si te escribiera sobre todo lo qué pasó ese año nunca terminaría, así que me enfocaré en lo más importante, en ti.
El primer día no fuiste y sigo sin saber porque, el segundo día ya tenias tu círculo de amigos del salón bastante definido, gente que conocías desde el año anterior, obviamente, no estaba en el y no tenía como acercarme.
Intercambiamos palabra después del primer mes de clases, nada importante solo te pregunte si íbamos a tener clase de literatura ese día y tú contestaste que no tenias idea, en realidad fue la cosa menos especial de la vida pero aún así lo sigo recordando hoy, casi 6 años después. 
Ya era mitad de ciclo escolar y yo seguía sin acercarme a ti, escuchaba cada una de tus conversaciones, perdón por eso, e incluso ya te tenía en Facebook, tú me habías mandado la solicitud yo fui demasiado cobarde para hacerlo.
Recuerdo que teníamos una materia en la que hablábamos sobre nuestra futura carrera a elegir, tú querías idiomas y yo una ingeniería, nadie creía en que yo pudiera lograrlo solo tú, de cierta forma ya que nunca me lo mencionaste directamente pero si a una de tus amigas, después de presentar la carrera que quería y sentarme atrás de ti, como hacía en esa clase a pesar de que apenas lo notarán escuche como una de tus amigas decía que no me veía como ingeniero, teniendo un historial tan largo en faltar a clases, alcohol, demasiadas fiestas y algunas drogas, no me veía siendo capaz de terminar en eso, tú solo contestaste que no importaba lo que hiciera, si llegando a la carrera me dedicaba lo lograría.
Te juro que esas palabras aún años después son las que me siguen motivando a seguir adelante, a tomar riesgos.
Porque a pesar de que nunca fuimos nada, tú llegaste a ser la única razón para seguir entrando a clases, verte allí, riendo con tus amigos, leyendo con tu celular en clase de química, escuchando música con los audífonos escondidos entre los mechones de cabello, tú llegaste a ser mi única razón sin saberlo.