Kitty Love
Por Phoenixmaiden13
Traducción por Alyssa S.
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Capítulo 13
Gritos se podían escuchar a millas de distancia provocados por la presencia de Mortífagos que incendiaban y atacaban a los habitantes de aquel pueblo. Tom atacaba a un tonto que se había atrevido a desafiarlo, y cuando acabó con él, continuó abriéndose camino a través de Hogsmeade.
—Recuerden: no maten a menos que yo lo indique. Si encuentran a Harry, tráiganmelo inmediatamente.
Sus seguidores asintieron y se separaron en grupos a fin de sacar a todas las personas de sus escondites y reunirlas en un solo lugar.
El señor oscuro posó su varita contra su garganta, y lanzó un Sonorus: —Atención Hogwarts —su voz resonó por todo el terreno—, les habla el Señor Oscuro Voldemort. Ustedes tienen algo que me arrebataron, y lo quiero de vuelta. Si no me traen a Harry Potter en la próxima hora, voy a matar a estas personas inocentes una a una, y quemaré esta ciudad junto a sus cadáveres.
Tom susurró el contra hechizo y su voz regresó a la normalidad. Miró detenidamente a la multitud que se estaba formando, sintiendo su terror. Sin embargo, decidió ignorarlos y enfocar su vista al castillo que una vez llamó hogar; hogar que ahora tenía como rehén a su verdadero amor, y no dudaría en destruirlo si eso significara que Harry regresaría a su lado.
Pero Tom sabía que una vez que Harry escuchara el ataque y su demanda, vendría a él. Todo lo que tenía que hacer era esperar, y tendría a su gatito de nuevo en sus brazos.
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Harry sabía qué era lo que tenía que hacer desde el momento en que las palabras terminaron de salir de la boca de McGonagall. Tom había venido por él, por lo que Harry tenía que ir a su encuentro. Volteó hacia Ron y Hermione, recibiendo un asentimiento a cambio. Estaban dentro.
—Reuniré a la Orden —Dumbledore dijo cuando miró a la puerta—; asegúrate que los estudiantes se queden en sus salas comunes —McGonagall asintió y se apresuró a regresar sobre sus pasos con el director saliendo justo tras ella. Antes de salir por completo, Albus se detuvo, y volteó a ver a Harry con seriedad. —No te muevas de aquí, Harry —dijo— es por tu bien — y salió de la habitación.
El pelaje en la cola de Harry se erizó en respuesta a la molestia de su dueño; él no era nadie para ordenarle, se iba a ir de aquí le guste o no al director. Se dirigió a la puerta con Ron y Hermione siguiéndole de cerca, y se asomó al pasillo. Estudiantes corrían de un lado a otro para llegar a sus salas comunes con los profesores gritando indicaciones.
—¿Qué están haciendo ustedes tres? —se escuchó detrás de ellos, haciéndolos tensarse.
—Estamos tratando de evitar que Harry escape —Hermione mintió, agarrando la camisa del ojiverde y fingiendo alejarlo de la puerta.
—Sr. Potter, ya escuchó al director. No debes salir de aquí, especialmente en tu condición —dijo Madame Pomfrey.
—Dumbledore no puede controlarme, y me siento bien. Tengo que ir con Tom y no puedes detenerme —separó su brazo de Hermione y sacó su varita, apuntando a la enfermera y soltando—: Desmaius.
Hermione jadeó cuando Madame Pomfrey cayó al suelo. —¡Harry! —exclamó.
—Lo siento chicos, pero no dejaré que nadie se interponga en mi camino.
Ron asintió y tragó saliva ante el significado de esas palabras.
Los tres se miraron entre sí cuando escucharon la voz de Voldemort resonar en la escuela y su demanda para devolver lo que era suyo. La cola de Harry se movió de un lado a otro, contento al ver hasta dónde estaba dispuesto a llegar Tom para su regreso.
—Bueno —comenzó Ron—, supongo que esa es nuestra salida.
Sus amigos asintieron y el trío dorado salió de la enfermería, sorprendiendo a los guardias que estaban allí apara asegurarse que se queden donde estaban, y evitando a los estudiantes y maestros que se interponían a su paso hasta el pasadizo secreto detrás de la estatua de la bruja tuerta. Llegaron en tiempo récord. Caminaron por el pasadizo secreto hasta que lograron subir por la rampa que había en la bodega de Honeydukes, luego anduvieron entre los pasillos llenos de dulces en camino a la puerta donde se escuchaba la gente gritar y huir de los hombres vestidos de negro.
Harry maulló suavemente. «¿Cómo voy a encontrarte, Tom?» pensó. Miró a cada dirección que pudo alcanzar. «¿En dónde estás?» De repente, sintió como si algo se rompiera en su mente y una avalancha de emociones que no eran suyos, de las cuales destacaba la ira, lo inundó. Harry parpadeó rápido cuando sintió una reconfortante y familiar presencia calentar su interior.
: ¿Tom?: —preguntó vacilante.
El silencio se presentó a la par que la ira se desvaneció. —: ¿Harry?:
: ¡Tom! ¡Eres tú!:
: ¿P-pero cómo?:
: ¡No lo sé!:
Tom permaneció callado por un momento, y luego sintió un tirón en el nuevo enlace que se había formado en sus mentes. —: Parece que algo estaba bloqueando este enlace, pero no estoy seguro qué.:
: Quién sabe. Solo sentí que estabas muy, pero muy enfadado.:
: Eso debe ser porque ahora estoy hablando con Dumbledore.:
: Eso lo explica todo.:
: ¿Verdad? Pero no importa. ¿En dónde estás?:
: Estoy en Hogsmeade, cerca de Honeydukes.:
: Voy por ti : —se detuvo—. : Olvídalo. Este viejo tonto no me dejará ir a ninguna parte.:
: Bien. Entonces iré hacia ti.:
: Está bien. Estoy cerca de la casa de los gritos.:
: Espérame, Tom. Ya voy. :
—¿...ry? —El moreno parpadeó, y encontró frente a sí a una preocupada Hermione. —¿Harry? ¿Harry? ¡Contéstame!
—Tranquila Hermione. Estoy bien —respondió el ojiverde con una gran sonrisa en su rostro.
—¿Qué diablos ocurrió? —preguntó Ron—. Estabas totalmente ido.
—Bueno, no lo sé con exactitud. Pero algo pasó y un enlace se formó entre mi mente y la de Tom.
—¿Cómo un vinculo telepático? —Hermione preguntó asombrada.
—Sí. Exactamente. Y me está esperando —comentó, mirando en dirección opuesta a la que la gente estaba corriendo, empezando a caminar hacia allí.
—¡Harry, espera! —Ron gritó tras él, quedándose cerca para intentar evitar cualquier hechizo perdido.
—Tienes que tener cuidado —dijo Hermione—, por el bebé.
Harry colocó sus manos en su vientre aun plano en un gesto de protección. —Lo sé. Estaré bien. Una vez que esté con Tom, todo estará bien —dijo, hablando más para su gatito que para sus amigos.
—¿Sabes dónde se encuentra? —preguntó Ron.
—Uh huh. Por allí —respondió, apuntando justo en la dirección por la que iba.
—Eso no ayuda mucho —comentó Hermione, agachándose cuando una maldición pasó cerca de su cabeza.
—No se preocupen, sé a dónde voy.
—Eso es lo que me preocupa —murmuró Ron por lo bajo.
—¡Harry! —alguien gritó. Harry se detuvo y giró hacia la voz. Era Remus—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Tom vino por mí, justo como les dije que haría. Voy hacia él —respondió y continuó su camino, queriendo llegar a Tom lo más pronto posible.
—¡Harry! ¡Detente y regresa aquí! Te matará —Remus gritó mientras bloqueaba un hechizo y comenzaba a seguirlos. Harry se sintió realmente mal por traicionarlo, pero tenía que ir al lugar donde pertenecía, así que continuó su camino—. Ron, Hermione. Deben detenerlo. Volverá a llevárselo.
—Lo sentimos, profesor —dijo Hermione, y junto a Ron, siguió a Harry. Remus los miró atónico antes de gritar y suplicarles que regresen, pero no se detuvieron. Al final, su voz fue consumida por la batalla.
—¿Qué tan lejos está? —Ron preguntó jadeante para mantenerse a la par con la increíble velocidad que Harry había obtenido. Estaba incluso evitando hechizos como si fueran nada.
—No está tan lejos. Está... —fue interrumpido por un Mortífago que lo agarró del brazo.
Sus amigos rápidamente fueron en su defensa. —Déjalo ir, bastardo —gruñó Ron, apuntando su varita hacia el hombre enmascarado. Hermione sacó su propia varita y apuntó en la misma dirección; sin embargo, el mortífago los ignoró, su atención estaba en Harry.
—¿Mi señor? —el hombre preguntó vacilante.
Harry levantó su vista hacia el de vestimentas oscuras. —¿Sí?
El hombre suspiró aliviado. —Excelente. Es usted. El Señor Oscuro lo está esperando.
—¿Tom? —preguntó ansioso, alzando sus orejas—. Llévame a él —exigió.
—Por aquí. Está cerca —dijo el hombre y comenzó a moverse. Harry le siguió, casi saltando de alegría. ¡Iba a ver a Tom!
: ¡Estoy muy cerca, Tom!:
Detrás de ellos, Ron y Hermione se miraron desconcentrados, pero de todos modos los siguieron.
Luego de tres minutos de caminar entre los diferentes establecimientos, llegaron al frente de la Casa de los Gritos, justo donde varios mortífagos estaban alrededor de la zona luchando contra la Orden donde, en medio de todo, estaba Tom. Estaba tan apuesto como la ultima vez que lo vio, pero sus ojos ardían de furia en un profundo tono oscuro. En algún momento durante su estadía en la mansión Ryddle, Tom había encontrado una forma de regresar sus ojos a su color original, pero en ese momento podría decirse que, obviamente, estaba enojado. Probablemente tenía que ver con Dumbledore que estaba de pie frente a él.
—Tom, tienes que detener esto.
—No. Me llevaré a Harry conmigo, y no me iré hasta que lo haga.
—Tom —dijo Dumbledore a modo de advertencia—. Los aurores están en camino. Los superarán en número.
—Que se jodan. Me importa un bledo lo que pienses, voy a llevarme a Harry conmigo.
—Harry está encerrado en la seguridad de la escuela, no serás capaz de llegar a él.
Tom sonrió. —¿Estás seguro?
—No dejaré que te lo lleves, Tom —aclaró Dumbledore, sacando su varita.
Tom gruñó de rabia por la manera en que el director habló, con tanta calma... como si su palabra fuera absoluta. Sacó su propia varita.
—¡Mi señor! —Un mortífago le llamó corriendo hacia él. Tom desvió sus ojos hacia él antes de regresarlos hacia el viejo mago—. ¿Qué?
Harry se adelantó, dejando al mortífago atrás. —¡Tom! —gritó alegre.
El cambio fue instantáneo, toda la ira se esfumó cuando el Señor Oscuro vio a su Harry, sus ojos regresando a su azul profundo. —Harry —susurró, comenzando a caminar hacia él.
Se reunieron a medio camino, Harry saltando en los brazos de Tom llorando de dicha pura, envolviendo sus brazos y piernas alrededor del cuerpo del otro mientras besaba todo su rostro, repitiendo su nombre una y otra vez. Tom se lo permitió mientras lo sostenía contra sí, capturando un par de besos que el menor le dio.
—¡Te extrañé mucho! —Harry gimió, deteniendo sus besos y soltando un poco su agarre.
—Yo también. No sabía donde estabas. Te busqué por todas partes —dijo Tom suavemente, acercándolo más contra sí.
—Perdón. No pude evitarlo.
—Lo sé, lo sé. Pero ahora estás aquí, y eso es todo lo que importa.
Harry asintió, sorbiendo sus lágrimas. —Te amo, Tom.
—Yo también te amo —Le susurró, tomando sus labios en un profundo beso, ajeno a los espectadores que presenciaban la escena en shock. El beso fue feroz y posesivo, pero sobre todo tan, tan dulce. Estar separados durante tanto tiempo los hacía sentir tan hambrientos de contacto. Sus bocas se acomodaban como un rompecabezas y sus lenguas batían un duelo con violencia, donde por supuesto, Harry perdió, permitiendo así que Tom devorara su boca con avidez. Pronto el aire se volvió escaso, provocando que Tom se aleje de aquella boca y bajara a su pareja al suelo, acercando más el cuerpo contrario junto al suyo, enredando los dedos en su cabello.
Harry felizmente maulló y meneó su cola mientras se acurrucaba en los brazos de Tom. —Nunca me dejes ir —susurró.
—No lo haré —respondió en un bajo tono el otro, mirando hacia un Dumbledore que observaba el intercambio en una mezcla de shock y sorpresa, y sus ojos brillaron en rojo, advirtiendo. Una serie de silbidos escaparon de la boca de Tom que la Orden no pudo entender mientras el Señor Oscuro acercaba más a su amante contra sí, pero que Harry pudo entender perfectamente. ‒¡Mío!‒.
Tom apartó su vista de ellos y le dio un beso a la cabeza de Harry, justo entre sus orejas, para luego recogerlo al estilo nupcial. Tom se giró hacia sus seguidores que lo miraban en abierto shock. —Nos vamos —ordenó a sus mortífagos, haciendo que den un pequeño salto y siguieran de cerca a su Señor.
Pasaron junto a unos vacilantes Ron y Hermione, más Harry les dijo que pare un momento. El mayor se detuvo cuando lo indicó y se volteó hacia ellos. El pelirrojo y la castaña se estremecieron ante la intensidad de sus ojos, desafiándolos a protestar.
—Gracias por ayudarme —dijo Harry, apretando su agarre alrededor del cuello de Tom, animándolo a decir algo.
—Sí. Gracias. —fue lo que Tom soltó.
—De nada —respondió Hermione con gusto.
—Parece que tenías razón —dijo Ron suavemente mirando hacia el supuesto Señor Oscuro.
Harry rio. —Sí, eso parece. Espero no haberlos metido en muchos problemas.
—No te preocupes por eso —comentó Ron con una sonrisa.
—¿Volveremos a verte? —Hermione preguntó esperanzada.
—No lo sé. Pero escribiré —dijo Harry y miró a Tom para pedirle permiso, este asintió. El moreno sonrió y abrazó más a Tom—. Escribiré —confirmó.
—Más te vale —Hermione reprendió, pero sonrió de todas formas.
—Adiós —dijo Harry, y ambos siguieron su camino.
—¡Harry! —Remus gritó desesperado detrás de ellos—. ¿Qué estás haciendo?
Harry volteó a ver a Tom, y luego a Remus. —Me voy a casa —y con eso, se aparecieron.