Kitty Love (Tomarry) [KLS #1)

By Maya_0196

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¡Harry tiene un accidente y es convertido en un gato! Si eso no fuera malo, se encuentra en las manos de su e... More

Aclaraciones de traducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15

Capítulo 10

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By Maya_0196


Kitty Love

Por Phoenixmaiden13

Traducción por Alyssa S.

.

Capítulo 10

Severus Snape no podía creer que estuviera haciendo esto. Aún después de haber estado planificando y vigilando el movimiento de los Mortífagos y formar el plan perfecto... no podía creerlo. «¿Por qué demonios estoy poniendo mi vida en peligro? Y todo para rescatar a ese mocoso.» Severus pensó con disgusto, observando con atención desde una esquina de un corredor en la mansión Ryddle. «¿Por qué no dejé que otra persona lo hiciera? Pero no. Tuve que abrir mi estúpida boca

Esperó dos minutos antes de apresurarse por el pasillo y ocultarse una vez más. Había podido entrar a la mansión sin ningún problema; mientras uno tuviera la marca oscura, podía pasar por las protecciones. Solo esperaba que el Señor Oscuro no se percatara de su presencia a través de los encantos que tenía encima. «Ahora debería estar un Mortífago por... Ah, ahí está» pensó el maestro de pociones mientras un grande y corpulento hombre caminaba y salía de la vista del de ojos onix, quien aprovechó para ir por la dirección opuesta.

Después de estar como 15 minutos caminando por diversos pasillos y evadir Mortífagos, Severus finalmente llegó a la escalera que llevaba a la segunda planta. Se detuvo un momento, pensativo. «¿Dónde estaría Potter? ¿En la oficina del Señor Oscuro o en su dormitorio?» Snape chasqueó al pensar en tener que colarse en las habitaciones personales del mago oscuro. Nadie tenía permitido estar ahí. Pero lo haría si era necesario. «Los gatos toman su siesta por esta hora, ¿no?» Severus pensó, lanzando un Tempus y notando que eran las 12 con 37 minutos. «Sí. Entonces debería estar durmiendo en el dormitorio» concluyó. Enderezó sus hombros y prosiguió a subir las escaleras lo más silencioso que pudo.

«El Señor Oscuro no puede tener un gato con él todo el tiempo». Sabía que en ese preciso momento Lord Voldemort estaba muy ocupado preparando una importante reunión que tendría la siguiente semana con los hombres lobo y no debía ser interrumpido, por lo que ahora era el momento perfecto para actuar.

Rápidamente se dirigió al pasillo y giró por otro. Se quedó inmóvil en medio del pasillo. Alguien se acercaba. Volteó a su alrededor desesperado, necesitando encontrar un lugar donde esconderse. Entonces vio una puerta a su derecha por la que entró y cerró, no dejando abierto nada menos que una rejilla. Severus tomó nota de la habitación en la que se encontraba, reconociendo con desinterés que era una habitación vacía, así que prefirió dirigir su atención a la puerta. Los pasos eran ligeros y cada vez se acercaban más junto a un... ¿tarareo? «¿Por qué alguien tararearía? Especialmente en un lugar como este» pensó el de cabellos negros, asomándose por el borde de la puerta, agarrando fuertemente su varita. Sus ojos se ampliaron y dejó escapar un jadeo por la sorpresa cuando lo vio.

xxx

Harry permanecía recostado en el sofá de la oficina de Tom mientras este trabajaba, leyendo un libro que había tomado de su estante. En un momento dado dejó lo que estaba haciendo y solo se quedó observando a Tom con una sonrisa, meneando su cola cuando lo vio concentrado.

Tom era muy expresivo cuando estaba trabajando. Confusión. Ira. Cansancio. Triunfo. Todos esos sentimientos se podían vislumbrar en su rostro como el de cualquier otra persona, y por ello, no pudo evitar sorprenderse que el Señor Oscuro sea capaz de transmitir todo aquello.

El moreno se sentó un poco cuando vio a su pareja fruncir el ceño y revisar entre varias de sus pilas de papeles. —¿Qué pasa?

—Creo que olvidé algo en nuestra habitación.

Harry movió su cola, sintiéndose contento. Desde su primera noche juntos, Tom había empezado a llamar su habitación como "su" habitación. Como una pareja. Y este hecho lo complacía muchísimo. —¿Qué era? —preguntó.

—Son una pila de documentos que contienen nombres y planes, estaba en el escritorio. No sé cómo pude olvidarlos. Es una enorme pila —Tom murmuró.

—¡Yo iré por ella! —Harry declaró, saltando a la oportunidad de ser útil.

Tom levantó su vista y sonrió. —¿Lo harías?

—¡Sip! No tardo.

—Está bien.

—En tu escritorio, ¿no? —preguntó, saliendo por la puerta.

—Sí. Lo verás rápido.

—Okay —comentó y se dirigió al pasillo, moviendo su cola con cada paso. Bostezó ampliamente. «Ya casi es hora de la siesta. Será mejor que me apresure» pensó, acelerando ligeramente su andar mientras observaba su nuevo hogar y reflexionaba sobre lo acontecido en los dos últimos meses.

La única conclusión que pudo llegar era que, sin lugar a dudas, era feliz. Amaba a Tom y Tom a él, todo era perfecto. El último mes había sido maravilloso. Tom le hacía el amor cada noche, y al terminar, podía acurrucarse fuertemente entre sus brazos y dormir. Y cuando despertaba, podía ver el rostro de Tom y sentir sus fuertes brazos envueltos a su alrededor. Qué manera más maravillosa de empezar el día.

Después, compartirían un baño para deshacerse de los restos de la noche anterior. A pesar que había recuperado su forma humana, aún tenía algunas características gatunas, por lo que seguía odiando la idea de mojarse a menos que fuera absolutamente necesario -aunque los baños con Tom eran muy agradables. Posterior a su baño, se secarían y vestirían. Tom limpiaría sus orejas gatunas con el máximo cuidado, y como cada vez, dejaba a Harry hecho una masa viscosa y ronroneante en sus brazos. Y solo entonces, empezarían su día.

Primero desayunarían; después ayudaría a Tom en lo que pudiera mientras trabajaba; luego almorzarían; tomaría la siesta; jugaría con Tom; cenarían; continuarían con algún trabajo pendiente o si no, veían televisión por un rato; y, al final, se iban a dormir. Sí, la vida era buena.

Al principio solo se limitaba a quedarse en la habitación de Tom o en su oficina. Solo salía si los mortífagos no estaban allí. Y si ellos entraban o estaban en la oficina de Tom, Harry se transformaba en gatito -que luego había descubierto que era su forma animaga-, y se escondía.

Al principio había estado muy decepcionado con esto último, deseando ser algo más aterrador o al menos algo mucho más grande, pero Tom había estado muy contento al tener a su gatito de vuelta, así que no era tan malo. Además, podía jugar con Tom en esta forma; ahora era un poco más grande que su bola de lana, por lo que le era más fácil jugar con ella. Sin embargo, notó que a Tom le gustaba más su forma humana, así que permaneció la mayor parte del tiempo así. Una vez le preguntó por qué le gustaba más como humano cuando podía tener a su gatito por todo el tiempo que quiera, y Tom le respondió: —Hay más para mirar. Y con eso, terminaron teniendo una sesión de besos caricias.

Harry sonrió para sí ante su pensamiento y entró a su habitación, recogió los papeles que Tom quería y los apretó contra su pecho en tanto volvía sobre sus pasos. Su cola se movía de un lado a otro con su andar, y un tarareo dejó soltar mientras pensaba en Tom, que nunca parecía dejar sus pensamientos. Una sonrisa soñadora se posó en sus facciones al recordar la noche anterior.

Para su total sorpresa, Tom podía llegar a ser muy romántico. Una cena en el balcón, velas, un buen vino y sexo. Oh, sí. Y mucho de ello. Se rio un poco. Harry había estado un poco borracho la noche anterior, acusando a Tom de haberlo hecho a propósito. Sin embargo, Tom había negado todo y lo había llevado a la cama. Abrazó con un poco más de fuerza los papeles y aceleró el paso, ansioso por ver al mayor.

A mitad de camino en un pasillo, sus orejas notaron un sonido a pocos metros de él. Sin embargo, decidió encogerse de hombros y seguir caminando. «Seguro es un Mortífago» pensó con desdén.

Sí, los Mortífagos sabían de él ahora. Había estado en la cocina sirviéndose un vaso de leche cuando un grupo de ellos entró. No tuvo tiempo para ocultarse, ya lo habían visto. Y cuando se dio cuenta, estaba en el piso bajo los efectos del Cruciatus lanzado por Bellatrix Lestrange, quien aún tenía las marcas de arañazos de su ultimo encuentro en su rostro. Ella dedujo junto al resto que el pequeño gatito que el Señor Oscuro había tenido todo ese tiempo era nada menos que Harry Potter.

Sus ansias eran enormes para llevarlo ante Voldemort, pero no tuvieron esa oportunidad cuando su señor había entrado apresurado al escuchar los gritos y los puso bajo el Cruciatus mientras acercaba el cuerpo tembloroso de Harry contra el suyo. Habían estado sorprendidos por la acción, Bellatrix siendo la más afectada. Sin embargo, Tom no dio ni una explicación, solo ordenó que quería a todos los Mortífagos en la sala del trono en diez minutos y luego los dejó allí para que pudiera atender a Harry en su habitación.

El moreno no sabía con exactitud lo que había sucedido en esa reunión, pero Tom había dejado en claro que Harry Potter vivía con él, que Harry era S U Y O y que nadie podía tocarlo, a menos que quieran ser castigados. Y con ello hubo una ronda de crucius para probar su punto. Por lo tanto, Harry tenía total libertad de andar por la casa sin problemas.

De hecho, fue capaz de llevarse bien con algunos de ellos... aunque con Bellatrix era una historia completamente diferente. Ella estaba muy enojada, por lo que lo evitaba y él con mucho gusto le correspondía ese gesto.

Continuó caminando hasta que escuchó una puerta abrirse detrás de él. Había empezado a darse la vuelta cuando una mano se cerró sobre su boca y otra rodeó su cintura, acercándolo contra un duro pecho. Los papeles que llevaba en sus brazos cayeron al suelo y se esparcieron por todos lados al levantar sus manos en un intento de alejar la palma que apresaba su boca y así poder de gritar, todo mientras no dejaba de luchar contra su captor.

Severus siseó adolorido cuando ese gato humanoide le mordió la mano, teniendo así que apretar con más fuerza su agarre. —¡Cálmate, Potter!

El moreno se quedó quieto. Conocía esa voz. Ladeó un poco la cabeza y se enfrentó contra los oscuros ojos de su profesor de pociones. Sus iris verdes se ampliaron de la sorpresa y volteó a verlo por completo apenas fue liberado de su agarre. —¿Snape? —siseó el menor, mirando hacia su alrededor—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Desafortunadamente estoy aquí para rescatarte —se burló.

—¿Por qué?

Snape bufó por lo bajo, cruzándose de brazos. —Piénsalo, Potter. Estas en la casa de un Señor Oscuro. La Orden te ha estado buscando por todas partes. Por lo tanto, estoy aquí para llevarte de vuelta.

Harry bajó sus orejas, avergonzado. En todo ese tiempo, no había pensado en la Orden ni una sola vez; sin embargo, él ya había tomado su decisión. —No quiero volver —respondió por lo bajo, retrocediendo ligeramente.

Los ojos ónix se ampliaron de manera espectacular, y sus brazos cayeron sobre sus costados. —¿Qué?

—No quiero volver —repitió con un poco más de seguridad.

«¿Está loco?» Snape pensó, entrecerrando sus ojos. «El señor oscuro debió hacerle algo» se dijo, mirando los papeles regados en el suelo. La palabra 'mandado' cruzó por su mente, pero no creía que Potter estuviera haciendo algún recado para el Señor Oscuro. Pero no importaba, el solo verlo vivo y humano era suficiente para provocarle unas cuantas preguntas. Sacudió su cabeza y preguntó, dando un paso adelante. —¿Por qué no quieres volver?

—Solo no quiero. Me gusta estar aquí.

—No seas estúpido, Potter. ¿Cómo podría gustarte estar aquí?

—¡Sí me gusta! —Harry gritó, volteándose para correr a donde Tom. Pero Snape lo volvió a atrapar—. ¡Déjame ir!

—No. Vas a regresar a la Orden. Y quédate callado —siseó el mayor.

—¡No! ¡No quiero regresar! —Harry gritó, luchando con fuerza—. No puedes obligarme. No puedes. ¡TOM! —gritó.

Snape apretó su mano contra la boca de Harry. —Estás loco. El Señor Oscuro te matará.

«No lo hará. Él me ama» Harry pensó, sin dejar de luchar.

—Deja de resistirte. Solo quédate quieto —Snape dijo entre dientes mirando a su alrededor, esperando que nadie haya escuchado.

Harry liberó su boca, y soltó: —No. Déjame ir. No quiero volver. ¡TOM! ¡To...!

Una vez más, el mayor colocó su mano contra aquella boca. —Muy bien. Tu lo pediste.

Harry sintió algo golpear contra su espalda y un susurro ser pronunciado. Y luego no supo nada más.

xxx

Tom, sentado en su oficina, movía sus dedos contra la mesa cada tanto mientras volteaba a ver por vez tercera al reloj en menos de dos minutos. Algo estaba mal, lo sabía. Harry ya se había tardado diez minutos. No llevaba mucho tiempo subir las escaleras, tomar sus papeles y volver a bajar. Al principio había pensado que se había distraído con algo y por ello su retraso. Pero ahora estaba preocupado.

Sin esperar ni un segundo más, el señor oscuro se levantó y salió de su oficina. Primero pasó por la cocina para ver si Harry estaba allí, pensando que el ojiverde había querido un vaso de leche; pero no lo estaba. Entonces se dirigió hacia las escaleras, caminó por un pasillo y volteó a otro. Se detuvo en seco cuando vió unos papeles esparcidos por todo el suelo.

—¿Harry? —llamó vacilante, con el corazón latiendo con fuerza. Nada. Siguió caminando, pasando por encima de los papeles y dirigiéndose a su dormitorio. Al abrir la puerta, notó que Harry tampoco estaba allí. Rápidamente entró a la habitación —Harry —volvió a llamar, asomándose en el baño. Tampoco—. Esto no es gracioso.

Salió de la habitación y abrió puerta tras puerta en su búsqueda. Sus movimientos poco a poco se volvieron cada vez más erráticos y frenéticos conforme revisaba todos los sitios de la casa: la biblioteca, la cocina, el cuarto de juegos (como Harry la llamó), su oficina y su habitación una vez más. Aún nada.

Sus Mortífagos estaban cada vez más curiosos y un poco nerviosos al ver a su Señor recorrer la casa con una clara preocupación en su rostro. Y por lo general, cuando algo estaba mal, uno de ellos era castigado.

Sin embargo, después que Tom miró por todos los lugares en los que podía buscar, llegó a una aterradora conclusión:

Harry había desaparecido.

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