¿El mejor sabor de helado? Tú...

By Zara_Black

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¿Novia? No, gracias. Lástima que el resto de sus amigos si pensasen que necesitaba una novia con urgencia. N... More

Sinopsis
1. El anuncio
2. El anuncio II
3. Señor, dame paciencia
4. Primera cita
5. ¿Admirador secreto?
6. Cinta aislante
7. ¿Hay algo más divertido que molestar?
8. Una futura promesa de ¿boda?
9. "Una importante investigación"
10. Matt vs Triz
11. Matt vs Triz (2º round)
12. El anillo perfecto
13. Hermanos
14. Helado
15. Estado: shock y profunda negación
16. Me niego a que me gustes
17. De luto
18. Admirador ya no tan secreto
19. ¿Chismosos? ¿Nosotros?
20. Yo no fui
21. Cita triple
22. ¡No me gusta!
23. Encuentros inesperados
24. Preocupado, estoy preocupado
25. Tiempo de espionaje
26. Aceptación
27. El esguince
28. ¿Qué le pasaba?
29. Plan de conquista
30. Góngora y sus sorpresas
31. Enfrentando miedos
32. Quiero conmigo
33.No me gustas. Ni un poco.
34. Friendzone
35. Cuando los planes salen bien
"EMSHT" en librerías a partir del 13 de DICIEMBRE de 2018

36. ¿El mejor sabor de helado? Tú

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By Zara_Black


(Matt)

No estaba listo.

Daba igual las veces que Annalise le había repetido que estaba preparado. No lo estaba.

Si lo estuviese, no querría salir corriendo para esconderse bajo su cama.

Se pasó la mano por la nuca con nerviosismo y miró el coche con terror. No estaba preparado.

Una cosa era conducir un coche de choque dentro de Góngora y otra muy distinta era conducir un coche auténtico en la carretera real. ¿Y si volvía a tener un accidente? ¿Y si alguien volvía a salir herido por su culpa?

—No puedo hacerlo—dijo casi en un susurro mirando hacia su hermana.

—Sí que puedes—volvió a repetir su hermana por tercera vez con la misma ternura y comprensión que la primera vez.

—Es demasiado pronto—repitió por quinta vez.

—No, no lo es—respondió Annalise colocando las manos sobre la cadera a la vez que se ponía frente a él—. Puedes hacerlo, estás listo.

—No lo estoy.—Ann puso los ojos en blanco y a continuación le dio un fuerte abrazo que le devolvió sin dudar—. Da igual lo mucho que me abraces, no vas a pasar la noche en casa de Kyle.

—Sí que lo haré, en cuanto Triz ponga un pie en casa para jugar contigo al Mario Kart pienso escabullirme y lo mejor de todo es que tú ni te darás cuenta porque estarás embobado mirando sus pecas—contestó Ann con malicia mientras se separaba de él, luego lo miró con ternura y le dio un rápido pero muy fuerte abrazo—. En serio Matt, puedes hacerlo, estás preparado. Eres mi valiente hermano mayor, me rescatabas de ponis asesinos, puedes enfrentarte a un coche.

Río divertido y sacudió la cabeza.

Tenía razón.

Podía hacerlo.

Al menos podía intentarlo. Tenía que intentarlo.

—Está bien, lo haré, puedo hacerlo—dijo sintiendo como el corazón empezaba a acelerarse, notó como alguien le daba una palmada en la espalda y se volteó para ver a Dan observándolo con una mirada orgullosa mientras Nora a su lado le daba ánimos silenciosamente.

—Una vuelta, con una vuelta alrededor del Parque Lorca es suficiente—indicó Ann con voz temblorosa, él asintió y ella volvió a abrazarlo con fuerza—. No te presiones, si sientes que vas a sufrir algún tipo de ataque de pánico, para el coche y deja que Triz conduzca.

—Es más probable que sufra un ataque de pánico si ella está al volante—murmuró con diversión intentando relajar el ambiente para que su hermana no se viese tan preocupada, de reojo vio como Triz dejaba de abrazar el volante de su coche y le dirigía una mirada de odio.

—Te voy a dejar conducir mi coche, no hagas que me arrepienta—habló Triz.

—Oye, oye... va a conducir tu coche porque te pusiste en plan "Matt no puede toquetear otro coche que no sea el mío"—contestó Dafne dirigiéndole una mirada burlona a Triz.

—¿También investigaste a los otros coches y creaste una lista de cualidades negativas?—curioseó levantando una ceja, Triz hizo como que no lo escuchó y él miró a Nora que le asintió con la cabeza por lo que comenzó a reír antes de caminar hacia el coche donde Triz lo esperaba sentada en el asiento del conductor, apoyó la mano en el techo y se asomó al interior—. Eres una celosa.

—Va a hablar el que hizo que mi admirador secreto mi enviase directa a la zona de amigos—recordó Triz mirándolo molesta pero él le sonrió divertido, no podía tomarla en serio vestida con una camiseta de Zelda y unos leggins negros, y mirándolo con ojos brillantes que le pedían guerra.

—Pues a tus lectores les pareció bastante gracioso—dijo recordando los comentarios que había leído en el reportaje que había escrito Triz sobre ellos—; dejaron bastantes comentarios felicitándome por mi gran plan.

—Mis lectores son unos traidores—murmuró ella con rencor mientras se cambiaba del asiento del conductor al del copiloto.

Lanzó una última mirada hacia la acera donde estaban sus amigos y hermana y levantó el pulgar para indicarles que estaba bien. Por ahora.

Respiró profundamente y entró en el coche.

Adaptó el asiento a su altura y tras eso se puso el cinturón de seguridad. Colocó las manos sobre el volante y respiró profundamente.

Podía hacerlo.

Sólo tenía que arrancar y dar una vuelta. Sólo eso. No era la gran cosa.

Levantó su temblorosa mano derecha para arrancar y en cuanto escuchó el sonido del motor sintió como sus nervios y ansiedad se disparaban hasta la estratosfera.

—Matt—lo llamó Triz con voz dulce.

—What? —preguntó empezando a sentir como sudaba frío, Triz le colocó las manos a ambos lados de las mejillas y lo miró con seriedad.

—¿De verdad rescataste a Ann de un poni asesino? —preguntó Triz con interés.

—No era un poni asesino, era un poni que quería la manzana que Ann tenía guardada en el bolsillo—contestó intentando mantener sus nervios bajo control—; pero sí, la rescaté.

Triz le sonrió antes de acortar la distancia entre ambos y besarlo con dulzura. Cuando se separó de él lo miró con ojos brillantes y le pellizcó las mejillas.

—Puedes hacerlo—lo animó ella con convicción.

—Tengo que hacerlo, la alternativa es que tú conduzcas—contestó viendo con diversión como Triz fruncía la nariz para luego poner los ojos en blanco.

Río brevemente para a continuación respirar profundamente.

Podía hacerlo.

Quitó el freno de mano y lentamente comenzó a mover el coche.

Inevitablemente su mente se llenó de breves flashes del accidente, pero sacudió la cabeza y trató de no hacerles caso. No podía seguir atormentándose, el accidente no había sido su culpa.

Ahora lo sabía, pero eso parecía no importarle a sus manos que temblaban sin parar.

—Yo tenía razón—habló Triz sacándolo de sus pensamientos.

—¿En qué exactamente? —curioseó mirándola de reojo, Triz levantó su tablet y pudo ver una foto del profesor Gutiérrez y otra del policía calvo que siempre la detenía.

—Son familia—anunció Triz con solemnidad—; después de llevar a cabo una exhaustiva investigación, resulta que sus abuelas eran primas segundas.

—Tengo miedo de preguntar en qué consistió esa exhaustiva investigación—murmuró preocupado.

—Nada de lo que tu sobreprotectora cabeza deba preocuparse, sólo fue seguimiento, investigación de ancestros, robo de muestras de ADN y.... ¿esos son los profes de Góngora? —exclamó Triz señalando hacia una pareja que salía de una tienda de ropa infantil.

—¿Cómo que robo de muestras de ADN? —preguntó escandalizado.

—Hablaremos de eso más tarde, ahora, ¡síguelos! —ordenó Triz y él ralentizó el coche para ver como sus profesores se metían en un coche y se iban hacia el otro lado de la ciudad—. ¡No! ¡Mi exclusiva se va en dirección contraria! ¡Da la vuelta!

—No vamos a seguirlos—dijo ignorando las quejas de Triz, que rápidamente se puso a escribir en la tablet—; ¿a quién estás enredando para que los siga?

—A nadie, solamente estoy enviando a una de mis colaboradoras a una investigación que puede terminar siendo una gran exclusiva para mi periódico—aclaró Triz y él rodó los ojos, si ella quería llamarlo así estaba bien, pero lo que estaba haciendo era enredar a alguien para que fuese a espiar a los profesores—. Para enredador y manipulador ya estás tú.

—¿Todavía sigues molesta porque hice que Pablo te friendzonease? —preguntó sabiendo a la perfección la respuesta.

—Mira como ahora sí sabes su nombre—reclamó Triz y él río—.Eres un celoso.

—Preocupado.

—Preocupado de que me juntara demasiado con él, le tomase cariño y tú ya no pudieses besarme más—indicó Triz.

—Te recuerdo que la mayoría de las veces me besaste tú a mí—dijo haciendo hincapié en el "tú y a mí".

—Y en esa mayoría de las veces tú pusiste mucha resistencia, ¿a qué sí?—preguntó Triz con sarcasmo antes de que un brillo de maldad iluminase sus ojos—. Te aprovechaste de una chica menor que tú, eres lo peor.

—Sí, mira en lo que me has convertido, soy un Kyle—dijo fingiendo un escalofrío, Triz río antes de mirarlo con ojos brillantes por lo que él le sonrió.

Ciertamente Triz era perfecta para él.

Le daba esa chispa a su vida que no sabía que necesitaba hasta que empezaron a pasar más tiempo juntos. Además, si no fuera por ella, no creía poder ser capaz de estar conduciendo ahora mismo con la normalidad con la que lo hacía.

—¿Qué tal te encuentras? —preguntó Triz con seriedad, él sacudió la cabeza y miró al frente.

—Bien, creo... —susurró sin apartar la mirada de la carretera y sosteniendo el volante con fuerza—; tengo un poco de miedo de que...

—No va a pasarnos nada—aseguró Triz con confianza—. Lo estás haciendo muy bien.

—Gracias por todo—dijo mientras detenía el coche en un semáforo en rojo y podía aprovechar para mirarla, Triz le sonrió y le tendió la mano, él se la tomó y entrelazaron sus dedos.

—Eso significa que...

—No voy a dejarme entrevistar—se negó en rotundo.

Desde que habían empezado a salir, no había parado de insistirle en que tenían que hacer una entrevista para su periódico como todas las demás parejas. Pero se negaba a eso, precisamente porque había visto como su ahora novia sacaba los colores con sus preguntas a todos sus amigos, y se negaba a que hiciese lo mismo con él.

—¡Pero somos novios! ¡Tenemos que hacer la entrevista conjunta como los demás!—exclamó Triz.

—Ya publicaste un reportaje sobre nosotros—dijo recordando ese artículo que había escrito con todo lujo de detalles sobre cómo había comenzado su relación.

—Sí pero eso era para tu sección, para que supieran que ahora estás en una relación conmigo y así dejaran de lanzarte sus bragas virtuales—contestó Triz y él enarcó una ceja.

—Celosa.

—Preocupada.

—No deberías, sólo tú has conseguido que prefiera un beso contigo antes que un helado—indicó soltando su mano para volver a poner el coche en marcha, pero Triz lejos de soltarle la mano la apretó con fuerza, él la miró confundido y antes de darse cuenta ella lo besaba apasionadamente.

Le devolvió el beso con intensidad hasta que no pudieron seguir ignorando los sonidos de los demás coches que les pitaban para que se moviesen.

—Es que mis besos son mucho mejores que cualquier helado—respondió Triz con orgullo apartándose de él y acomodándose en el asiento, luego lo observó con esa mirada de periodista incansable que ponía cada vez que se proponía escribir algún artículo—. Y conseguiré mi entrevista, eso tenlo por seguro.

—¿Igual que conseguiste que yo me confesase primero?—indagó para hacerla rabiar, ella entrecerró los ojos con odio y movió su nariz de forma graciosa.

—No, igual que conseguí que te enamorases de mí y que prefirieras mis besos a los helados—contestó Triz con una sonrisa de superioridad para luego guiñarle.

Él río y volvió a poner el coche en marcha sin preocuparse, su entrevista dependía de que ella le ganase en el Mario Kart y por suerte para él eso no iba a suceder nunca.

Continuó conduciendo y pese a que seguía nervioso, era ese tipo de nerviosismo que podía sobrellevar.

Lanzó una rapidísima mirada hacia Triz que leía algo en su móvil por lo que no pudo evitar sonreír. Ella realmente sabía calmarlo y distraerlo de sus nervios con sus conversaciones retadoras y llenas de energía. Sin lugar a dudas no estaría conduciendo ahora mismo si no fuera por ella y por su apoyo, y eso le hacía querer detener el coche y comérsela besos.

"¡Pinche Matt! ¡Debería montarme un altar, no enviarme a un grupo de mariachis para que me persigan y canten todo lo que me sucede! ¿¡Y de dónde demonios sacó mi foto de la comunión!? ¡Triz, te mataré si tienes que ver algo con eso, los putos mariachis fueron a buscarme a la Universidad con esa foto!"?—leyó Triz con un acento mexicano un poco cutre, a continuación lo miró fijamente y él se puso a tararear—. A veces te pasas.

—Él se lo buscó—comentó con tranquilidad.

—Pobre Héctor—dijo Triz.

—¿Eso quiere decir que no quieres ver el vídeo que me pasó uno de los mariachis que fue a su Universidad?—curioseó mientras giraba a la derecha para volver a entrar en El Parque Lorca.

—¿Existe un vídeo de eso? —preguntó Triz con emoción, él asintió y empezó a ralentizar el coche—. ¡Necesito ese vídeo! ¡Oh! Y puedo subirlo a la sección de vídeos divertidos, Héctor puede que se enfade pero ya se le pasará y se acostumbrará a ser una celebridad, como le pasó a José.

La dejó divagar sobre el mejor título que podía ponerle al vídeo y él se centró en buscar aparcamiento. Por suerte encontró el mismo hueco del que había salido un rato antes, desaceleró y con mucho cuidado aparcó.

Una vez que apagó el coche, se quitó el cinturón de seguridad y dejó salir un largo suspiro antes de frotarse el rostro con fuerza.

Lo había hecho.

Aún no podía creerlo.

Había conducido un coche de verdad. No uno de mentira en Góngora, uno real.

Miró sus manos y se fijó en que temblaban un poco, pero le dio igual. Lo había hecho y sin apenas pensar en el accidente. Sabía que nunca volvería a conducir sin recordar ese traumático momento pero se alegraba de que los recuerdos no lo bloqueasen hasta el punto de paralizarlo frente a un volante.

Estaba tan feliz que tenía ganas de llorar.

—Que sepas que a partir de ahora, sólo puedes conducir mi coche—dijo Triz con voz entrecortada por lo que la miró y la vio entre conmovida y feliz, parecía que quería saltar sobre él pero que algo se lo impedía—. No puedes toquetear otros que no sean este.

—Tampoco es que quiera manosear otros—dijo con media sonrisa mientras se movía de su asiento e invadía el de ella.

—Lo hiciste—dijo Triz con felicidad, él asintió y en cuanto apoyó su peso en el asiento del copilo, éste hizo un ruido extraño y se cayó hacia atrás por lo que perdió el equilibrio y quedó totalmente recostado sobre Triz que comenzó a reírse—. Adoro este coche.

—Odio este coche—masculló comenzando a mirar con preocupación hacia todos lados, nada le decía que ese trasto no pudiese incendiarse con ellos dentro. Triz se rio más fuerte antes de tomar su rostro entre sus manos y obligarlo a mirarla—. Hay que llevar esta cosa que tú llamas coche al taller o al desguace, lo que esté más cerca.

—¡Deja mi coche en paz!—reclamó Triz y él pudo ver de cerca como sus graciosas pecas se movían.

—¿Otra vez celosa de tu coche?

—Yo nunca he estado celosa de mi coche.

—Deberías releer los artículos que escribiste para mi sección.

Triz frunció el ceño y él rió, ella pasó las manos alrededor de su cuello y él se acercó lentamente a sus labios hasta que escuchó como alguien abría la puerta del copiloto con rabia, por lo que ladeó la cabeza y le sonrió a una furiosa Sonia que lo miraba como si quisiese asesinarlo.

—Te voy a matar—saludó Sonia señalándolo con ira.

—Hola a ti también—saludó con diversión a la vez que escuchaba a Triz resoplar con frustración por lo que le dio un beso rápido antes de salir del coche—. Veo que Dan ya te contó sobre las entradas para el maratón de El Señor de los Anillos.

—¿Cómo las conseguiste? Llevaban meses agotadas—preguntó Sonia de muy mal humor.

—Un golpe de suerte, supongo—contestó con simpleza.

—¡Un golpe de suerte, mis ovarios!—reclamó una indignada Sonia agitando las manos con fuerza mientras él se apoyaba en el coche con tranquilidad y se cruzaba de brazos—. Buscaste las entradas a propósito porque sabes que odio esas películas y esta es tu puñetera venganza contra mí por ayudar a Héctor.

—¡Oh! ¿Fuiste tú?—dijo haciéndose el sorprendido y ganándose una mirada de Sonia que haría que cualquier otra persona huyese aterrada a la otra punta del planeta.

—No te hagas el inocente conmigo, no sé cómo cojones lo sabes pero sé que lo sabes—habló Sonia con ira por lo que él se limitó a sonreírle algo que la hizo enfurecer y le pegó un puñetazo en el brazo—. ¡Van a ser nueve malditas horas llenas de elfos, enanos y más enanos! ¡Voy a morir de aburrimiento!

—Van a poner las versiones extendidas, así que son más de nueve horas—indicó y Sonia lo miró horrorizada antes de volver a pegarle—. Y no son "más enanos", son hobbits; pensaba que Dan ya te había explicado la diferencia.

—Estás buscando desesperadamente que te asesine—amenazó Sonia entre dientes.

—¡De eso nada!—exclamó Triz asomando su cabecita blanca para a continuación salir del coche—. Nada de asesinatos hasta que consiga entrevistarlo.

Frunció el ceño y miró a Triz pero antes de poder contestarle, su hermana se abalanzaba sobre él y lo abrazaba con fuerza.

—¡Lo hiciste!—gritó Ann—. Sabía que podías, estoy tan orgullosa.

—¿Estás llorando?—preguntó a su hermana que negó con la cabeza contra su pecho y él la abrazó con ternura.

—Claro que no, no digas tonterías—murmuró Ann con voz llorosa, él le acarició la cabeza con cariño y en cuanto levantó la mirada se encontró con Nora, Dafne y Dan que también lo observaban entre orgullosos y aliviados.

—¿Abrazo grupal? —sugirió y antes de darse cuenta estaba rodeado de todos sus amigos, incluso Sonia y Triz se unieron.

Ese abrazo se sintió tremendamente reconfortante y muy revitalizante. Le alegraba saber que pese a todo, tenía unos maravillosos amigos con los que contar y probablemente sin su apoyo no hubiera sido capaz de lograr superar su estrés.

—Dafne estoy sintiendo como tratas de robarme el móvil—dijo Triz.

—Oye, oye... ¿cómo sabes que soy yo? Podría ser Nora—se defendió Dafne.

—¿Para qué querría yo el móvil de Triz? —curioseó Nora.

—Para borrar ese vídeo en el que sales redecorando el interior del coche del vecino, por ejemplo—sugirió Dafne.

—¿Fuiste tú la que le forró los asientos del coche de césped artificial?—preguntó Dan riéndose.

—No, fue Nora; ¿no estuviste escuchando? —indicó Dafne.

—Sí, Dafne y yo estuvimos de cita doble, no sabemos nada de esa redecoración—aseguró Ann y él puso los ojos en blanco. Obviamente Ann también salía en ese vídeo.

—Dan, vuelvo a sentir tu móvil—dijo divertido.

—¿Es grande? —preguntó Sonia.

—Sí.

—Entonces sí es su móvil—aseguró Sonia con rotundidad.

—¿Vuelves a cronometrar el abrazo? —escucharon preguntar a Evan.

—No sé de qué hablas—contestó José.

Rieron todos juntos y se dieron un último apretón grupal antes de separarse, justo en ese momento escuchó dos cañonazos y un montón de confeti comenzó a caer sobre ellos.

—¡Sorpresa!—exclamaron los gemelos con felicidad moviendo los tubos ahora vacíos mientras Diego y Lucas agitaban una enorme sábana blanca en la que se leía "¡Ya era hora de que lo superases!" por lo que no pudo evitar reírse.

—Teníais que esperar un poco más, ¿¡tanto os cuesta seguir unas simples órdenes!?—gritó Ann a los gemelos que señalaron a Aaron que escondió rápidamente uno de los cañones tras su espalda.

—Lucas dio la señal, fue su culpa—se defendió Aaron.

—Y una mierda—gritó Lucas.

—¡Levantaste la mano! —reclamó Aaron.

—Para rascarme la cabeza—indicó Lucas y Diego se acarició la sien.

—Eso importa poco, aquí lo importante es ¿quién lo ha grabado?—curioseó Triz, por lo que Bel, Evan, Will y Eli levantaron las manos—. Muy bien, voy a revisar la calidad de esos vídeos.

—Oye, oye... Damián, si mi padre pregunta tú y yo estuvimos ayer en una cita doble con Ann y Kyle—comentó Dafne acercándose a Damien que la observaba sospechosamente antes de cruzar los brazos sobre el pecho.

—¿Qué hiciste mujer? —preguntó Damien.

—Estar en una cita doble contigo—dijo Dafne con una sonrisa traviesa antes de colgarse del cuello de Damien—. Contigo, el novio más guapo y genial del mundo entero.

Damien sonrió complacido lo que provocó que tanto Ren como Will empezaran a reírse, por lo que ambos se ganaron miradas asesinas de Dafne.

—¿Qué tal te encuentras? —preguntó Nora con interés en cuanto Annalise se marchó para fundirse en un tierno abrazo con Kyle.

—Sorprendentemente, estoy bien—contestó con sinceridad viendo como Dan y Sonia se acercaban a las mesas en las que había comida—. Mentiría si no dijese que fue horrible, no paré de temblar y de tener flashes del accidente pero Ann tenía razón, estaba preparado para enfrentarme a ello y conducir.

—Al final Annalise va a resultar ser una buena psicóloga—dijo su amiga y él la miró.

—Da miedo, ¿verdad?—dijo con diversión y Nora asintió entre risas.

—Sí, pero más miedo dan las miradas que Sonia te está dedicando.—Nora señaló a Sonia y ambos rieron—. Sabes que odia El Señor de los Anillos.

—Ella selló su destino cuando decidió colaborar con Héctor—dijo saludando con la mano a Sonia cuya mirada de odio se intensificó.

—Porque estaba convencida de que todo eso del admirador secreto era un invento de Triz para captar tu atención—dijo Nora y él asintió. No dudaba de las buenas intenciones de Sonia, pero no le había gustado esa conspiración en su contra. Él conspiraba contra los demás, no los demás contra él. Así ella y Héctor aprenderían la lección.

—¿Sabes que tienen que ir disfrazados? —dijo mirando a Nora con malicia, ella río y ambos miraron a Sonia.

—Ey—saludó José acercándose a ellos. Él lo miró y sonrió divertido, ya había tardado en aparecer e interrumpir la conversación—. Me alegra que por fin estés superando el estrés postraumático y puedas conducir.

José y él se miraron.

Puede que nunca llegaran a ser mejores amigos, pero si habían desarrollado algún tipo de extraña amistad a lo largo de todos estos años. José era un buen tipo que quería a su amiga de una forma tan loca y profunda que hasta había sido capaz de correr desnudo por el instituto por ella, y no creía descabellado que pudiese repetir esa hazaña si con eso se aseguraba el corazón de Nora para siempre.

Era un tipo extraño, pero le agradaba. Aunque le agradaba más martirizarlo.

—Y a mí, ahora que vuelvo a conducir podemos fugarnos—dijo dándole un suave codazo a Nora.

—Buen intento, pero después de presenciar tu confesión a Triz y verla desde unos sesenta ángulos diferentes en Noticias Tatata-chan, creo que no tengo nada de lo que preocuparme, señor corruptor de menores—indicó José con media sonrisa mientras Nora se reía, él levantó una ceja y José abrazó a Nora por la espalda—. Un Kyle, se ha vuelto un Kyle, ¿no te parece horrible? Deberías dejar ser su amiga.

—No uses tú también mi nombre como un adjetivo negativo—protestó Kyle apareciendo con una sudadera en la que se leía "I love my girlfriend" que tenía toda la pinta de ser regalo de Ann pues ayer la había visto probándose una que decía "I love my boyfriend"—. Y no fue grabado desde sesenta ángulos diferentes, fueron sesenta y cinco.

Kyle sonrió y le dirigió una vez más esa mirada de superioridad que tanto odiaba.

¿Había dicho que José le agradaba?

Se retractaba de lo pensado. Él y Kyle eran de lo peor, y ninguno de los dos se merecían a las novias que tenían. Nora y Ann podían aspirar a novios muchos mejores.

—¡¿Qué quieres decir con qué tenemos que ir disfrazados?! —escucharon gritar a una escandalizada Sonia que hablaba con un animado Dan.

—Pues eso, yo iré de Legolas y tú de Frodo—indicó Dan dándose un golpe en el pecho mientras Sonia se ponía pálida, algo que hizo que Marco y Matías comenzarán a reírse sin parar.

—¿Ese es el enano que lleva el anillo, cierto?—preguntó Sonia con una mezcla de horror y enfado.

—Que no es un enano, es un hobbit—señaló Dan—. Pero sí, es el que lleva el anillo.

Sonia le dirigió una mirada de odio extremo y él le sonrió y saludó con simpatía lo que hizo que la pelirroja lo mirase con mayor furia.

—No querría ser tú—dijo Kyle y él sacudió los hombros restándole importancia.

—¡Lo sabía! ¡Sabía que pasaría! —exclamó Triz caminando hacia él con paso decidido—. Tu rebeldía se está extendiendo.

—¿De qué hablas? —preguntó a Triz y ella entrecerró los ojos antes de señalar a Lucas con su bolígrafo.

—Me ha insinuado que no va a darme una entrevista, ¡esto es tu culpa! ¡Sé un buen novio y déjate entrevistar de una vez! —exigió Triz.

—Ni loco—respondió ganándose una mala mirada de Triz.

—¡Dan y yo tampoco haremos una sola entrevista más hasta que Matt la haga! —gritó Sonia y Triz abrió la boca escandalizada antes de voltear hacia él y señalarlo con el bolígrafo.

—¡Se acabó! ¡Tú insubordinación ha llegado demasiado lejos! No más besos hasta que respondas todas mis preguntas—amenazó Triz y él levantó la ceja antes de cruzarse de brazos.

—De acuerdo—aceptó sin problemas para luego acercarse a Triz con burla—; yo no fui el que gritó "me muero por besarlo de nuevo".

—Pero seguro que lo pensabas, al fin y al cabo mis besos son mejores que los helados—indicó Triz con media sonrisa y guiñándole el ojo, a continuación lo tomó del brazo y tiró de él en dirección a su casa—. ¡Se acabó! Voy a ganarte en el estúpido Mario Kart, tú serás entrevistado por fin, y esta pequeña semilla de insubordinación será destruida de inmediato.

—¿Y por qué mejor no continuamos con lo que Sonia interrumpió?—sugirió mirando hacia el coche pero Triz ni se inmutó y siguió caminando—. No te preocupes, te seguiré manoseando más tarde my car.

—¡Deja de insinuarte a mi coche, lo traumatizas!—recriminó Triz y él río.

Triz lo obligó a subir a su casa y ella misma encendió la Wii y le entregó el mando. Realmente se veía muy decidida a ganarle y al ver el brillo en sus ojos, supo que esta vez iba a ser muy distinta a las anteriores. Su novia iba a por todas y eso le encantaba. Triz era muy intensa cuando se trataba de sus entrevistas, pero no pensaba perder. Perder significaba una larga y vergonzosa entrevista y se negaba a pasar por eso.

—Eres una reportera realmente incansable—masculló y ella sonrió orgullosa.

And you love me—canturreó Triz antes de activar el juego.

Se concentró al máximo y evitó un par de adelantamientos por lo que miró de reojo a Triz. ¿Cuándo se había vuelto tan buena? Bueno, daba igual lo mucho que hubiera mejorado, él seguía siendo mucho mejor y en pantalla ya estaba apareciendo la meta. Iba a ganar de nuevo y evitaría la maldita entrevista.

Pero justo antes de cruzar la meta sintió los labios de Triz en su cuello lo que le hizo perder la concentración durante un segundo, pero fue el tiempo suficiente para que Triz lo adelantase y pasase la meta antes que él.

—¡Sí! ¡He ganado!—gritó la peliblanca poniéndose en pie y comenzando a dar saltos de alegría.

—¡Has hecho trampa! ¡Me has distraído!—reclamó furioso y ella lo miró con una gran sonrisa.

—He usado un truco, tú me tiras caparazones y cosas de esas y yo te lanzo besos; personalmente creo que lo mío es mucho mejor—opinó Triz con ojos brillantes antes de sacar de su bolso una libreta y el móvil por lo que él puso los ojos en blanco. Triz se sentó rápidamente sobre el sofá como un indio y lo miró con ilusión mientras él suspiraba consternado—. ¿Cuándo te diste cuanta de que estabas enamorado de la linda y carismática periodista llamada Triz? ¿Qué es lo que más te gusta de ella? ¿Qué sentiste la primera vez que os besasteis? ¿Y la segunda? ¿Qué tanto le veías a esa Tania? ¿Por qué sólo salías con chicas mayores que tú? ¿Por qué no aceptas a Kyle como novio de Ann? ¿Odiaste a Pablo nada más verlo? ¿Ya leíste mi reportaje de Ann y Kyle? ¿De dónde viene esa obsesión tuya por los helados?

Ice-cream, ice-cream...—tarareó contento ignorando todas las preguntas por lo que Triz resopló.

—Tienes que contestar, te he ganado.

—Hiciste trampa—contestó con simpleza.

—Pero aun así gané, en ningún momento de nuestro acuerdo especificaste que no pudiera hacer trampas para ganarte—indicó Triz mirándolo fijamente por lo que él suspiró.

—Cierto, lo tendré presente para acuerdos futuros—dijo de mala gana y Triz sonrió triunfante.

—¡Bien! Entonces, ¿el mejor sabor de helado?—preguntó Triz y él sonrió con maldad antes de acercar su rostro al de ella.

—Tú—dijo antes de besarla.

Triz le pasó los brazos alrededor del cuello y lo besó de vuelta.

Quizás sufrir a la Triz periodista llena de preguntas no iba a ser tan horrible como pensaba. Entre pregunta y pregunta, podía intentar averiguar si llevaba ropa interior de súper héroes y no creía que ella pusiese mucha resistencia, además de que era otra forma de retrasar la entrevista y cuanto más retrasase esa entrevista, mejor para su salud mental.

Dejaron de besarse para descubrir que ella había acabado sentada a horcajadas sobre él, ¿cómo? ¿cuándo? ¡Qué importaba! Se miraron fijamente, y ambos se sonrieron.

—Deja de intentar distraerme, vas a ser entrevistado sí o sí—indicó Triz cuyos ojos azules grisáceos brillaban, él chasqueó la lengua fingiendo decepción y se preparó mentalmente para la siguiente tanda de preguntas incómodas.

¿Quién le iba a decir que acabaría enamorado de una chica loca, imprudente y un año menor que representaba prácticamente todo lo que no buscaba pero sí lo que necesitaba? Karma, cúpido, los entrometidos de sus amigos... podía llamarlo de muchas formas. Lo cierto es que no puedes elegir de quién te enamoras, y enamorarse de Triz era lo mejor que le había pasado.

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Ahora mismo tengo un sentimiento de tristeza-felicidad, me da pena terminar pero estoy satisfecha con el resultado. He disfrutado mucho escribiendo la historia de Matt y Triz y voy a echarlos muchísimo de menos.

Quiero agradecer enormemente a todos los que me han seguido mientras he subido el libro, gracias por vuestros votos, gracias por vuestros comentarios y gracias por vuestro apoyo. En definitiva, ¡MUCHAS GRACIAS! ¡Sois los mejores lectores!

Un besazo y nos leemos!!

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