Gato callejero |BL|

By Ross_N

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"Asher Bullock es como un gato callejero... puedes darle comida, amor y un lugar donde dormir pero al final... More

Gato Callejero
Prefacio.
1. Hogar prohibido.
2. La nueva parada.
3. No lo intentes.
4. Hay cosas más difíciles
5. La nueva pareja de campus
6. Planes especiales y familia
7. Un poco de felicidad.
8. Quemándo recuerdos.
9. Más intimidad.
10. La triste verdad y el único remedio
11. La felicidad y Asher Bullock
13. Ven por mí.
14. Mamá tenía razón.
Epílogo
Fragmento explícito del epílogo

12. A pesar de todo.

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By Ross_N

Miles.

Miro a Asher durmiendo plácidamente en la cama con un montón de almohadas rodeándolo y la manta hasta el cuello y me siento en calma. Estuvo moviéndose dormido desde que se desmayó mientras lloraba en la alfombra. Lo puse en la cama y me aseguré de que estuviera cómodo pero él seguía murmurando y llorando en sueños, así que me dediqué a decirle varias palabras dulces mientras estuviera en ese estado y luego de un rato se calmó y se quedó completamente dormido. Preparé las aspirinas, porque seguro tendrá un dolor de cabeza muy fuerte cuando despierte.

Tal vez debería estar preocupado por el video que ha sido publicado en la web sobre mi teniendo sexo con Asher pero estoy más preocupado por lo que al le pueda pasar como consecuencia de ello. Ya todos mis amigos me llamaron, toda la gente que conocía en la universidad se enteró ¿Qué puedo hacer ya? Está en la web, la gente lo verá mientras esté allí y de seguro muchos ya lo deben haber guardado y aunque lo borremos, solo el tiempo hará que la gente lo olvide. Aun tengo que ir a reportarlo con la policía pero necesito que Asher esté despierto para ello.

Me acuesto a su lado y cierro los ojos. Ya casi amanece y yo no he dormido nada. Cuando menos lo quiero, caigo dormido también.

Horas después, escucho un sonido que me despierta. Cuando abro los ojos y tanteo el espacio a mi lado, me doy cuenta de que está vacío. Trato de mirar, esperando que mi vista se ajuste a la luz pero no encuentro a Asher. Significa que debe ser él que está haciendo el ruido, parece que está en la cocina.

Me levanto y miro la hora en el despertador de la mesa de noche; ya es mediodía.

Camino fuera de la habitación, hacia la cocina y lo primero que veo es a Asher recargando sus palmas contra el mesón, con la cabeza abajo, meciéndose hacia delante y atrás por alguna razón. Sé que debe estar sufriendo una crisis eterna en este momento, por lo que me acerco y lo rodeo con mis brazos. Él se exalta por un segundo pero cuando se da cuenta de que soy yo, se calma y acaricia mis brazos con sus manos, sorbe la nariz y se gira para abrazarme de vuelta con efusividad, apretándome fuerte.

—¿Estás bien? —pregunto, estúpidamente, porque deseo escuchar un sí cuando se perfectamente que no está para nada bien.

—No —responde él—. Lo siento tanto, Miles, lo siento mucho, por mi culpa has sido expuesto delante de muchas personas —él llora en mi pecho sin consuelo como lo hizo anoche, sus ojos van a lucir como si hubiera fumado un kilo de hierba después de esto—. Debes estar arrepentido de haberme conocido.

—Ni por un minuto —llevo mi mano hasta el cabello de Asher y lo acaricio con suavidad, esperando que él comprenda incluso a través de mis gestos—. Ya basta ¿Sí? Yo no me arrepiento de nada, ni de haberte conocido, ni de pasar una noche contigo, ni siquiera de haber conocido a Caleb ¿De acuerdo? Porque esta es tu vida, es tu conflicto, es todo lo que eres y si debo pasar por esto para estar contigo, créeme Asher que vale la pena.

—Ya basta... —Asher golpea mi pecho y me aleja de su cuerpo dándosela vuelta—. Tienes que alejarte de mí, tienes que irte.

—No —sentencio—. No, me niego a dejarte solo.

—Piénsalo, Miles, tú mereces...

—Yo te quiero a ti —espeto—. Ya cállate ¿Sí? Estoy harto de que creas saber lo que me merezco y lo que no, no me interesa... no me interesó la opinión de los demás cuando decidí estar contigo y no me interesará la tuya al decidir que quiero decirte que te amo y quiero estar contigo. Es cierto, tienes derecho a rechazarme pero ambos sabemos que me amas tanto como yo a ti.

—¡Por lo mismo! —él me da una mirada dolida y llena de lágrimas—. Porque te amo y no quiero causarte más problemas, tienes qué...

—El amor no es no causarle problemas a tus seres queridos, es saber que ellos estarán ahí apoyándote y jamás se atreverán a verte como un problema —respondo y antes de que pueda decir otra cosa, lo tomo de la cintura y lo sostengo contra mí—. Asher... no me interesa, de verdad... ¿Por qué tendría que estar avergonzado yo? Estaba teniendo sexo con mi novio en mi maldita casa, en mi habitación... él entró a nuestra casa sin permiso, él nos grabó y lo puso en internet ¿Y soy yo el que tiene que sentirse avergonzado? —sacudo mi cabeza—. Si alguien pregunta, sí, estábamos cogiendo ¿Y qué? Te amo, me amas, somos novios y esta es nuestra casa... ¿Qué tiene eso de malditamente vergonzoso?

—No es solo eso...

—Lo sé.

—El otro video...

—Lo sé —sostengo sus manos y las acaricio—. Él no tenía derecho alguno y créeme que en este momento quiero matarlo... pero tenemos que ir con la policía ¿De acuerdo?

Él traga grueso y asiente varias veces.

—De acuerdo —susurra.

—Ahora, vamos a darnos una ducha, a vestirnos y comer algo ¿Sí? —beso su frente y acaricio su sienes con mis pulgares, tratando de mantenerlo calmado—. Tienes que comer algo, has llorado mucho y eso me preocupa.

Él asiente, no dice nada, simplemente asiente estando de acuerdo con todo lo que digo y se limita a hacerme caso. Se da un baño, se pone ropa limpia y cuando sale, luce más fresco. Aun preocupado, pero más calmado. Hago sándwiches para ambos y comemos rápido para luego dirigirnos hacia la estación de policía más cercana y denunciar nuestro caso. Cuando llegamos, tratamos de ser pacientes, esperamos a que nos atiendan y ponemos nuestra denuncia pero por mala suerte, las noticias que recibimos no son tan alentadoras. Los oficiales deben realizar una investigación antes de condenar a Caleb, tendrá que venir el señor Peters a declarar que vio a Caleb entrando a nuestra casa y eso casi no puede ayudarnos, ya que Caleb tenía una llave del lugar y eso vuelve sospechoso el hecho de que Asher quiera acusarlo. El punto es que fuimos para casi nada, porque nos dejaron claro, de una manera un poco homofóbica —ya que nos miraron con mucho desagrado e insinuaron que los gays tendían a ser promiscuos—, que en estos casos no pueden hacer mucho más que borrar el video de la página, lo cual hicieron, pero no pueden garantizarnos que no lo volverán a subir. Y me siento decepcionado, de que tantas cosas estén en nuestra contra, pero intento no mostrárselo a Asher, que parece un muerto viviente mientras caminamos fuera de la estación.

—Es invasión de la privacidad —espeto con la rabia contenida mientras ambos caminamos por la calle hacia nuestro condominio de nuevo—. Estoy seguro de que se paga con cárcel.

—Sí, creo que sí —murmura Asher caminando de mi mano.

—Y son policías de Los Angeles ¿Por qué tenían que tratarnos así? Los Angeles está lleno de homosexuales ¿No les ha pasado esto antes?

—Por lo mismo, pasa mucho —él se encoge de hombros—. Ya que, Miles... por lo menos el video fue borrado.

—Y una mierda, no descansaré hasta verlo en la cárcel —gruño—. Cometió un delito, te lastimó, no me importa si su esposa y su hijo lloran, él estará mejor lejos de ellos.

—Pobre Sienna —Asher sorbe la nariz y sacude la cabeza—. Si Sienna se entera de esto... ¿Qué será de su bebé? Ella confiaba en mí como el mejor amigo de Caleb.

—Sonará a que soy un idiota, pero no me importan Sienna o su bebé —espeto—. Me importas tú.

—Lo lamento.

—Deja de disculparte.

—Es que en serio lo siento.

—No importa, está bien. Te amo.

—Yo... —él toma una gran bocanada de aire y aprieta sus puños, por alguna razón se ve adorable envuelto en su gran abrigo y con la bufanda alrededor del cuello, porque ya son las seis y algo y está haciendo al frío de noche últimamente, y claro, él suele ser muy sensible al frío—. Yo también —responde mirándome a los ojos.

Mi pecho se llena de una cálida sensación, una sensación preciosa. No me di cuenta de la intensidad con la que deseaba escuchar eso de él hasta que me lo dijo. No lo resisto y me acerco a él extendiendo mis manos para tomar sus mejillas y besarlas una y otra y otra vez hasta que acabo invadiendo su boca en medio de la calle por la que pasan personas y nos miran. No me interesa, el mundo puede mirar todo lo que quiera porque no estoy avergonzado de sentirme así, no estoy avergonzado de amar a Asher y de estar con él, incluso con todo su pasado y sus heridas, estoy satisfecho.

Los gatos callejeros son así; se lastiman en la calle, traen heridas de lugares desconocidos a casa y es difícil domesticarlos... pero ahora sé que no es imposible.

—No quiero seguir siendo un gato callejero, Miles —me dice, con su frente contra la mía—. Sabes que... una vez te dije que mi corazón le pertenecía a Caleb y que mi cuerpo no le pertenecía a nadie ¿Verdad?

—Lo recuerdo —muevo mi cabeza lentamente en afirmación—. Como si hubiese sido ayer.

—Pues eso es pasado... mi corazón te pertenece... mi cuerpo sigue siendo mío pero yo ansío compartirlo contigo... por el resto de mi vida —sus manos temblorosas y pequeñas sostienen las mías mientras él sorbe su nariz—. Así que por favor, por favor... nunca te alejes de mí. Sé que quería que te fueras hace unas horas pero... quiero ser egoísta, Miles, quiero que te quedes conmigo, no quiero que nadie más tenga esto, contigo, nunca... por favor.

—Oye, ya soy tuyo —sostengo sus mejillas de nuevo y le sonrío—. No tienes que rogar, Asher... ya mi corazón es tuyo, lo fue desde la primera vez que te miré a los ojos.

Me parece un poco gracioso como él suspira como si estuviese aliviado y me abraza, aferrándose a mi torso con fuerza. Suelto una carcajada pero lo abrazo de vuelto así permanecemos por unos segundos hasta que escucho un maullido y una pequeña creatura subiéndose a nuestros pies. Cuando me separo de Asher y ambos miramos hacia abajo, nos topamos con un pequeño gatito gris de pelaje mullido que intenta escalar por los pantalones de Asher hacia arriba.

—Auch —masculla Asher antes de agacharse y sostenerlo—. Mira, el hijo que le pedimos a la cigüeña acaba de llegar.

—¿Cuándo hicimos la petición? —alzo mi mano para acariciar la cabeza del pequeño animal con mis dedos.

—Probablemente llegó la noche que me dejaste inválido —él se movió incómodamente—. Aun me duele el trasero.

—Perdón por eso —suelto una rosa mientras aparto el flequillo que cae sobre su frente con mi mano—. Pero es algo pequeño ¿Sabes? Su madre debe estar por aquí cerca —le digo y miro hacia el callejón frente al que estamos parados, hay varios contenedores de basura.

—Voy a ver —él deja al gatito en mis manos y entra en el callejón.

Se pone a mirar entre los espacios que dejan la distancia entre los botes de basura y no se detiene hasta el que llega al final. Se queda parado mirando algo y yo frunzo el ceño, empiezo a caminar hacia él cuando se pone una mano sobre la boca. Si es verdad que allí huele muy mal, pero es que está lleno de basura. Sin embargo, descubrimos que no todo es solo basura pues el cuerpo inerte de la presunta madre del gatito yace allí, detrás del último contenedor, descomponiéndose.

Asher resopla y me toma de la mano para arrastrarme fuera del callejón.

—Lo llevaremos a casa —dice—. Cuidaremos de él, no dejaré que sea un gato callejero.

—Me recuerda mucho a ti —murmuro mientras caminamos apresuradamente.

Él disminuye la velocidad y entonces ambos caminamos a la par, yo sostengo al gatito contra mi pecho con una sola mano mientras él intenta trepar por mi hombro, pero lo tengo sujeto por una patita. Con mi otra mano, sostengo la mano de Asher. Esto se siente muy familiar.

—Dime ridículo pero eso... —él resopla—, eso me hizo recordar de donde vengo.

—Es similar —asiento—. Tu madre terminó igual.

—Lo sé —asiento—. Pero un buen hombre cuidó de mí, y aunque todo se haya vuelto oscuro al crecer, al menos esa parte de mi vida es muy brillante... no es que sea lo mismo con un gato que con una persona pero no puedo obligarme a mí mismo dejarlo solo.

—Está bien —yo asiento, tirando del gatito hacia abajo para hacerlo sacar sus garras de mi ropa—. Tengo un especial gusto por los gatitos abandonados.

—Silencio —Asher se ríe y sacude la cabeza—. ¿Cómo es que... puedo olvidar todo lo que pasó solo por estar contigo —me pregunta con seriedad entonces—. Es decir, no es como que lo olvidé... pero es como que no importa, es como que... lo único que quiero y necesito, eres tú, Miles... y si a ti no te importa, a mi tampoco ¿Está mal que me sienta así?

—No, porque no hay manera correcta o incorrecta de sentirse —le digo—. Eres libre de vivir el amor como sea que quieras vivirlo... pero si no te hace daño, pienso que es mejor, Asher, si no te hace daño entonces creo que vale la pena.

—¿Lo ves? Siempre tienes la respuesta perfecta —él se ríe—. Jamás me sentí... como que ser feliz a pesar de todo valía la pena, Miles. Esto, esto es un gran cambio y yo te debo mucho ¿Sabes?

—No me debes nada —respondo—. Absolutamente nada.

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