Collar《Yoonmin / Omegaverse》

By ironicangel

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Somos prisioneros del más cruel de los verdugos, el destino. ❥ Yoonmin || YoonGi "alfa" Jimin "omega" ❥ Three... More

Collar pt.2
Extra

Collar

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By ironicangel

Corría. Su respiración era entrecortada y sus ojos estaban bien abiertos. ¡Dios! ¡¿Dónde estoy?! Se preguntaba mientras trataba de correr aun más rápido.

No debió haber salido nunca del calor de su hogar. Su madre le había dicho que estaba muy noche como para que andase fuera de casa. Ahora se arrepentía de no haber hecho caso a esas sabías palabras. Pero es un idiota, tenía que jugar al niño malo y no hacer caso. Ahora con lágrimas en los ojos y con sus piernas adoloridas por la carrera que había pegado, se daba cuenta de que no era nada bueno no hacer caso a los padres.

Pero es que, tenía que haber hecho caso a su amigo y ahora estaba indudablemente arrepentido por ello. Hace no menos de dos horas había estado sonriendo sintiéndose todo un malote mientras bajaba por la enredadera junto a su ventana sin hacer ruido para que sus padres no lo notaran.

Ahora casi no se percataba de que los edificios se hacían cada vez más oscuros y que la iluminación escaseaba pues solo quería llegar a un lugar seguro y pronto.

Vio un edificio en construcción no muchos metros adelante, por lo que sin pensarlo dos veces corrió hacía allí.

Subió rápidamente las gradas hasta que estuvo en el tercer piso. Todo estaba oscuro y el ambiente era terrorífico pero era aun más terrorífico escuchar a esas voces riendo mientras jugaban a buscar su paradero. Si lo encontraban era su fin, lo sabía y ya estaba comenzando a hacerse la idea de aceptar ese terrible destino, de esa noche no pasaría y eso le causaba unas gigantescas ganas de echarse a llorar abrazando sus piernas, y de hecho, lo hizo. Cayó de rodillas al piso y lloró silenciosamente.

¡No! tenía que hacer algo rápido. Planear una huída, una trampa o algo. Estaba asustado, no, estaba aterrado, tanto que el dolor en su estómago y la fiebre quedaron en segundo plano.

Sacó su móvil del bolsillo y con las manos temblando aplastó el botón de desbloqueo. La luz le cegó por un momento pero maldijo cuando se dio cuenta de que no había ni una línea de recepción. ¿Dónde mierda se había metido que, estando en plena ciudad, no había señal?

-Mierda. - Susurró, se dijo que estaba muerto nuevamente y es que, no faltaba mucho para que esos alfas olieran su aroma y lo encontraran acribillándolo en ese frío y apartado lugar alejado de la civilización.

Quién diría que su celo vendría tan repentinamente en la mitad de una discoteca con todo el equipo de fútbol de la universidad alrededor. Estaba de malas, se golpeó mentalmente al recordar que esa misma mañana había tenido pequeños estragos que decidió ignorar por salir a divertirse.

Y vaya que sí consiguió diversión. Había corrido por casi media hora tratando de huir luego de que uno de esos alfas se le acercó, sin sutileza alguna, para decirle que olía muy delicioso y que quería que conociera el asiento trasero de su auto.

Eso solo había hecho que la luz roja en su cabeza se encendiera. Aunque la verdad es que ya había sido muy tarde y ahora estaba llorando tanto por el dolor como por sentirse tan inseguro y asustado.

- ¿Necesitas ayuda, pequeño? - Una profunda voz llegó a los oídos de Jimin quién rápidamente levantó el rostro, se erizaron todos los vellos de su cuerpo cuando no vio nada entre la oscuridad. Un escalofrío bajó por su columna vertebral cuando reconoció el aroma de un alfa en el ambiente.

¿Lo habían encontrado? ¿tan rápido?

Quiso tirarse al piso y llorar en ese momento. Pero no se dejaría tan fácil, sí tenía que pelear, lo haría aunque esos significaba enfrentarse a su omega. Con el teléfono aún en su temblorosa mano, prendió la linterna y alumbró todo el espacio dándose cuenta de que en su frenética huída se había metido a un cuarto donde un montón de plásticos adornaban las paredes y un gran montículo de tierra estaba en el centro.

- Apaga eso, es molesto.

Rápidamente apunto al punto de donde provenía la voz. Una delgada y venosa mano tapaba la luz de herir los ojos de aquel individuo. Jimin parpadeó confundido cuando vio a un hombre sentado en la otra esquina de la habitación.

¿Qué hacía ese individuo allí? Se preguntó. Con la escasa luz pudo divisar un cabello oscuro y un atuendo que al igual que el cabello, era negro completamente. La mano se retiró dejando a la vista un rostro que a causa de la luz estaba cerrado los ojos. En él solo se reflejaba disgusto.

Sin querer comenzó a hiperventilar cuando a su sensible nariz llegó un fuerte olor a menta y roble.

Se levantó rápidamente con la intención de salir corriendo porque sin duda alguna aquel hombre era un alfa y él estaba huyendo de ellos en ese momento. No se quedaría tentar a la suerte mientras aún era consciente de sus actos.

- Te recomiendo no salir de aquí.

Jimin se congeló inmediatamente cuando estuvo a punto de atravesar el umbral de la entrada. - ¿Q-qué?

- Si sales, ellos te encontrarán y créeme, en tus condiciones no querrás que lo hagan. - Jimin parpadeó nuevamente confundido. Era verdad, si salía no lograría escapar. Sin embargo ese hombre también era un alfa. -Mejor quédate aquí porque el olor del pegamento que los albañiles usaron neutralizan un poco el tuyo - ¿Por qué estaba tan tranquilo teniéndolo a él tan cerca?

-E-esta bien...

-Y apaga esa luz que aparte de molesto es peligroso.

Jimin asintió y obedientemente hizo lo que aquel hombre le dijo.

Sentado allí entre la penumbra con el olor a menta llenando sus fosas nasales lograron marear su cabeza. El calor en su cuerpo iba en aumento a cada segundo que pasaba y la incomodidad en sus partes bajas eran horribles.

Del otro lado Min YoonGi sacaba un cigarrillo del bolsillo de su abrigo y del otro un encendedor. Prendió aquel y tomó la primera calada. Luego miró al frente. Había estado allí desde que la noche cayó, fumando y pensando. Sin embargo, se vio interrumpido por aquel omega en celo que ni siquiera lo vio cuando entró corriendo. Estaba por reír cuando escuchó que este maldecía y comenzaba a llorar al ver que la señal era nula en ese lugar.

Apretó fuertemente el cigarrillo cuando una ráfaga de viento trajo un dulce y fuerte olor. Un exquisito olor a cerezas, más bien, un excitante olor a rojas y seductoras cerezas. Cerró los ojos al imaginarse aquellas jugosas y deliciosas cerezas recién cosechadas en su boca derritiéndose por estar en su punto exacto, ese rojo seductor llamando a que hundiese sus colmillos en tan maravilloso ser.

Jimin se comía las uñas mientras estaba sentado, asustado, excitado, caliente, convaleciente y húmedo... una terrible combinación de sensaciones sin duda alguna.

Solo sentía el olor a la maldita menta y roble que acariciaba su nariz haciéndole cosquillas. ¡Por Dios! Estaba perdiendo el juicio y no pasaba ni diez minutos desde que llegó.

-¿Quieres irte?

Nuevamente esa voz, Jimin casi jadea al escucharla. Ronca y fuerte.

-Mmm... si, p-pero no puedo. - Bajó la cabeza, sentía sus mejillas sonrojadas y sus dedos regordetes se juntaban en pequeñas caricias temblantes.

-¿Quieres que te ayude?

¡Cómo sobrevivir a esa voz cuando estabas tan caliente! Su cabeza trataba de pensar claramente pero no lo lograba, un terrible deseo de hundir su nariz en la menta le arremetió por un momento.

Sin embargo, volvió a la realidad, tenía que salir de ese lugar rápidamente. Irse a su casa y hacer como que nunca pasó nada de eso, tomar un supresor y dormir. Pensó en la propuesta del hombre. Aquel que parecía no afectado de ninguna manera por su olor. Si aceptaba la ayuda, podría salir y librarse de esos alfas que aún podía escuchar afuera y que seguían buscándolo.

-Si...

-Te ayudaré entonces.

Min se levantó y arrojó el cigarrillo que ya estaba casi acabado y caminó siguiendo el olor del omega.

-E-está bien... - Musitó inaudible. Min se acercó al pequeño cuerpo del omega que titiritaba.

Ese olor, maldita sea.

-Levántate, te llevaré a un lugar seguro.

Decir que a Jimin se le salían los gemidos por la fricción de sus pezones y miembro con la tela de la ropa, era poco. La poca cordura del menor se fue cuando sintió una mano posarse en su cabeza. El olor a menta se hizo más fuerte.

-Y-yo...

-Levántate, anda. A menos que quieras que te cargue.

Jimin hizo de oídos sordos. Estaba sudando a mares y la incomodidad en su parte baja trasera no le dejaban hilar un pensamiento estable.

-Si eso quieres.

Min agarró las manos de Jimin y lo levantó sin ningún problema. Jimin jadeó ante eso y sin pensarlo, más bien, ya no pensaba en ese momento. No sabiendo como exactamente terminó pegado como un Koala al cuerpo del extraño que gruñó ante el acercamiento tan repentino.

Jimin hundió su cabeza en el cuello del alfa aspiró fuertemente llenándose, su omega se regocijó ante aquel olor y la cercanía.

-Tranquilo, dulce omega.

Con cuidado comenzó a caminar sabiendo exactamente por donde ir para no tropezar y caer salió del edificio.

-¡Allá está! - Escuchó como gritaban a lo lejos y unas pisadas sonaban dirigiéndose a donde él y el omega salían. Sin siquiera inmutarse por ello cogió el camino y siguió caminando, tranquilo y sin prisa. Ignorando por completo que entre sus brazos llevaba a un omega en pleno celo que no hacía más que gemir bajito en su oído, restregarse contra él y soltar feromonas como si la vida dependiera de ello.

Los alfas pararon de golpe cuando vieron a su presa en manos de otro alfa y gruñeron. Ellos habían encontrado a ese omega mucho más antes y tenían más derecho de reclamarlo.

-¡Hey tú! Él es nuestro.

YoonGi volvió la mirada para ver a un grupo de pubertos gruñirle y casi ladrarle. ¿Qué se creían esos mocosos? Hubiese reído si el olor a las cerezas no le hubiesese estado acariciando lascivamente la nariz.

-Largo - Dijo y volvió a caminar. Ignorando por completo que tras de él esos alfas pubertos se quedaban con la boca abierta y bajaban la cabeza en señal de sumisión y sin decir nada se iban en dirección contraria a él.

Jimin seguía con la cabeza en las nubes ajeno a lo que sucedía a su alrededor. Cuando se dio cuenta estaba en la parte trasera de un auto y divagaba por la fiebre.

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