Medio kilómetro de distancia

Da iwillsaveyoutonight

1.4M 109K 52.4K

¿Qué pasa cuando un ángel pierde la memoria, se topa con un demonio y cae? ¿Quién cambia a quién? Una mentir... Altro

Sinópsis
Relación tóxica
Epígrafe
Para ti
Prefacio
Capítulo 1
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capitulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
9. El comienzo
10. ¡Por un demonio...
11. ... lo que faltaba!
12. Nutella con fresa.
13. Diabólica tentación
14. Las rosas son rojas.
15. El juego de Victorious
16. ¿Por qué lanzas tus misiles?
17. Círculo vicioso | Parte I
18. Círculo vicioso | Parte II
19. Yo fui tuyo y tú mía
21. Maritza Engel.
22. Perfume barato
23. Se cierra un capítulo
24. El primer día sin Katherine
25. Lluvia de espuma | Parte I
26. Lluvia de espuma | Parte II
27. El baúl de los sueños
28. Tres sobres de azúcar
29. Calle de ensueño
30. Solo quédate con él si...
31. Te sigo amando, Maritza.
32. La nostalgia es un perra
33. Elévame hasta tocar el cielo, Luca
34. ¿Y qué es lo que quieres, Luca?
35. Buena mierda
36. Triángulo amoroso
Cien mentiras
¿Dónde mierda está el sol?
37. Sal en la herida
38. ¿De dónde te conozco?
39. Chanaje
40. Y vuelve el perro arrepentimiento
41. Un cigarillo y dos corazones rotos.
42. Whisky y malas decisiones

20. Sucesos inesperados.

29.9K 2K 1.6K
Da iwillsaveyoutonight

Canción: Underneath your clothes/Shakira.

Tengo mi espalda pegada al pecho de Nathan, no encontramos sentados en una bañera que he de decir jamás había estado en una, ya que mi familia no cuenta con mucho dinero como para darnos el lujo de tener un bañera y se siente genial. Quiero decir aunque sea a de escuchar sádico que cuando era más joven quería morir ahogada en una bañera con pétalos de rosa y en las penas cortadas, lo sé, soy rara. En fin, me encuentro con Nathan de la manera más tranquila que hay, en rotundo silencio, escuchando la melodía que puso de fondo mientras el pasa la esponja por mis hombros, brazos y posteriormente estómago.

Siento un cosquilleo horrible, como la revolución rusa dentro de mí y frecuentemente sonrío como idiota no soy una persona interesada eso puedo jurarlo, pero todo aquí es hermoso, tener todo lo que quieres sin tener que carecer de cosas, viviendo tu pequeña escena de princesa. Por primera vez siento que la vida me está recompensando todos los tragos amargos que me ha hecho pasar, y no me refiero al lugar, me refiero al momento y a la persona con quien comparto el momento.

No sé que horas sean pero deduzco que es tarde, Nathan antes meternos a la bañera que dijo que habló con Heissen y arreglaron para decirle a mi madre que me quedaría con Bambi.

Obviamente no descarto que el maldito Heissen traicionero me vendió, pero... valió la pena y la sigue valiendo.

— ¿Duele?—me pregunta una vez que la esponja rosa mi parte intima.

— Algo, bueno más bien es incómodo y un poco molesto pero ya no siento mucho dolor—le dijo tranquila, manteniendo mis ojos cerrados relajándome.

Sé que posiblemente salga mal parada en todo esto, que estando Maritza en la vida de Nathan jamás tendré la oportunidad de ser su novia, de que ponga sus ojos por completo en mí pero, ¿Por qué no puedo simplemente vivir el momento? No es como si lo amara o nos fuéramos a casar, creo que mientras él me respete y sea sincero conmigo todo estará bien.

Hace mucho que el color rosa dejó de ser mi favorito, que entendí que las novelas que leo son eso simples novelas que nos llevan a lugares hermosos pero que cuando bajas el libro... solo hay un muro gris y lo que hay es lo que tomas.

No existe un dominante que se enamora de su sumisa, no existe ángeles caídos que se enamoran de mortales o al menos no literalmente, como tampoco existen vampiros enamorados de humanos.

En esta realidad, lo máximo que puedes esperar es casarte con un chico de buena moral, con estudios base y que aunque no te ame mínimo finja hacerlo y no te sea infiel porque en los peores casos te terminas embarazando a los 17 sin siquiera haber terminados tus estudios, con un chico de nombre común como el Brayan que te termina siendo infiel con tu "mejor amiga" y muy apenas tiene sustento para él.

Pero si eres afortunada, tal vez puedas casarte con un hombre que te ame... y terminar con una hija que no recuerda sus primeros años, ni su vida pasada, pero que de igual manera te ame, con un trabajo promedio luchando día a día por tener un lugar mejor donde vivir pero ni siquiera eso es lo duro, lo duro es cuando vienen los días difíciles cuando no hay que comer, sin embargo eres afortunada porque tienes una familia que no te abandona pase lo que pase y el amor de un hombre maravilloso que aunque de eso no comes y no pinta tu mundo de rosa no miras el mundo gris sino; rosa grisáceo.

Mi suerte es tan mierda que muy posiblemente me esté tardando para encontrar a mi Brayan. Pero si Nathan es quien me detiene, solo para vivir un momento mágico y fingir por un momento que es amor, entonces lo voy a tomar, porque prefiero en ochenta años decir que me queme con fuego pero aprendí a vivir y sobre todo a sentir, que jamás viví, que jamás sentí y solo porque tenía miedo de quemarme.

¿Quién quita y Nathan se enamora de mí? ¿O yo de él?

Prefiero vivir el amor, la pasión, la entrega con todo y su dolor a jamás haber sentido.

Es decir... si alguien tiene la posibilidad de vivir su pequeña historia de amor o de aventura, ¿Por qué evitarlo? ¿Quién lo haría? ¿Quién no quiere ser la protagonista de su propia historia?

— Estas muy callada—comenta, masajeando mis brazos—. ¿Te arrepientes de haber estado conmigo?

¿Qué?

— No, claro que no—me apresuro a decir—. Solo, pienso... en cosas.

Nos mantenemos callados unos largos minutos, relajándonos en el agua, Nathan una que otra vez toca mis pechos pero no con la misma lujuria de antes, no, ahora de manera común.

— Quiero que me platiques...—dice, pero no entiendo a que se refiere por lo que espero vuelva hablar—. Lo que no me contaste la vez pasada que viniste aquí, cuando estamos en el techo del edificio.

Oh, ahora recuerdo. Ese día le iba a platicar sobre mi accidente pero la maldita nostalgia me ganó lo cual es raro usualmente uso la burla hacia eso para que no me duela.

— ¿Quieres contármelo ahora?

Suspiro y asiento.

Tenemos ya nuestros cuerpo arrugados por el agua, en forma de pasita, pero no me importa quiero seguir en esta total relajación y para ser que a Nathan le importa menos.

— Sí, quiero contarte.

— Sabes que puedes confiar en mí, ¿cierto?—dijo abrazándome y dejando un beso en mi nuca—. Estoy aquí para ti.

Muchas veces escuche esa misma frase de la boca de mis padres, Heissen, Bambi y aunque ellos son las personas más importantes en mi vida, nunca pude abrirme porque de alguna manera sentía que les fallaba y no quería que me vieran débil y que no podía enfrentar la vida.

— De alguna manera tú también me inspiras esa confianza Nathan—le digo, recordando lo que me dijo él cuando me contó sobre su familia.

"Supongo que me inspirase confianza y no, no nos conocemos bien y por eso mismo te lo dije, necesitaba sacar esto de mi, hablar con alguien... A veces solo quieres que alguien te escuche."

— Te lo voy a contar pero por favor no te burles de mi ¿está bien? —pido cerrando mis ojos.

No dijo nada pero no fue necesario porque me dio un escaso beso en mi sien que me hizo saber que no lo haría.

Nathan pega mas mi cuerpo al suyo haciendo que recueste mi cabeza en su pecho.

Suspiro con pesar, y doy una pequeña vuelta al pasado.

— Tuve un accidente automovilístico hace un tiempo—empiezo, llevo mis manos a mi rostro porque hablar sobre ese tema me frustraba de alguna manera con Nath—. No recuerdo nada antes de dicho accidente, absolutamente nada.

— Lo sé, buen no todo, solo que tuviste un accidente y que perdiste gran parte de tu memoria. —musita. Lo que hizo, que sin pensar me incorporara y girara mi cabeza para verlo a los ojos exigiendo una explicación ya que yo jamás le había comentado nada, no sé dónde sacó la información—. Te explico... el día del boliche, el mismo día que te deje botada, un mensaje de un amigo muy celoso por cierto, tuyo, me mandó un mensaje diciendo que me alejara de ti, que eras una chica muy valiosa y que no que nada te dañará emocionalmente porque ya tenías un problema así debió a una accidente en el cual perdiste la memoria.

Me explica, no tuvo que decir más para saber que ese "amigo" era Heissen. Algo se revuelve en mi estómago, porque no es algo que me guste andar divulgando pero por otra parte que me haya querido cuidar de esa manera se me hizo lindo. Aun así tengo algunas incógnitas, como por ejemplo de donde saco el número de Nathan. ¿Lo habrá tomado de mi celular?, creo que es tal mi confusión que Nathan tiene que añadir algo más.

— Según, le pidió a Sam mi número y cuando se dio cuenta de su error, o sea que se percató que había hablado de tu accidente, dijo algo como —extiende su mano al pequeño retrete que esta a lado donde reposa su celular, tomándolo y leyendo de el—. "No le vayas a decir que te lo dije, Katherine es la chica más importante para mí y no quiero que nadie la dañe" es un buen acto, la verdad, un buen amigo si me permites decirte, ¡oh! y por eso mismo supe que te llamabas Katherine.

¡Pero claro!, cuando Nathan llegó a mi casa me había llamado por mi primer nombre cuando yo le dije que me llama "Alexis" ¿como no me di cuenta?

— Tendré que hablar seriamente con Heissen.

Nathan sonríe y asiente con la cabeza. — Pero en todo caso sería para agradecerle—me dijo—. Katherine, escucha, si Heissen no me hubiese enviado ese mensaje, yo no hubiese ido a tu casa. Supe que eras más especial de lo que pensé cuando un amigo tuyo te defendió de dicha manera, para otros hubiese sido una tontería y lo hubiera dejado pasar pero para Heissen no fue el caso.

Sonrío tenue, porque a mí también me parece un gesto lindo de su parte. Sin duda alguna tengo al mejor amigo de todos.

Aunque está haciendo muchas cosas sin mi consentimientos que tendremos que arreglar.

— Creo que por esta vez se la voy a pasar—digo poniéndole fin a ese tema.

— Genial, pero sígueme contando ¿cómo fue ese accidente? ¿y cómo está eso de que no recuerdas nada?

Me vuelvo acostar y esta vez mantengo mi vista en un punto fijo.

— Solo sé que fue un accidente de auto... un auto me chocó—le explico. Miro el punto pero mi mente ya no está allí, estaba recordando 3 años atrás—. No recuerdo como fue el impacto, no recuerdo a dónde iba o de dónde venía, solo recuerdo haber abierto los ojos y ver todo blanco, muchas personas estaban a mi alrededor y no las conocía —no pude aguantar mucho y una lágrimas comienza a caer por la impotencia que nunca antes sentí—. Decían cosas muy extrañas, comencé alterarme y los doctores me inyectaron cosas para que me calmara y durmiera, y eso mismo hice... Cuando volví abrir mis ojos había pasando 4 meses, se podría decir que entre a una estado de coma y eso hizo que se produjera el "daño axonal difuso"—digo recordando perfectamente ese momento.

La importancia que sentía al no reconocer a nadie, no saber donde estaba y quieres eran esas personas que lloraban desoladas.

Nathan se tensa por un momento y se mantiene callado, pero pone su mano sobre la mía que en ese momento se encontraba sobre mi vientre, en señal de apoyo.

— Los doctores básicamente me explicaron que perdí mis recuerdos. Que mi vida anterior quedó borrada para siempre. Volví a nacer.

> Sin embargo las cosas básicas como el hablar, el saber caminar y el saber quién soy, no fueron afectados de manera importante pero no recordaba a mis familia, amigos que de hecho nunca los he recordado, o sea en anécdotas antes de mi accidente. Mis padres sufrieron mucho al yo no reconocerlos al igual que mi familia lejana, pero yo sufría más en silencio viendo como ellos trataban de hacerme recordar pero no podía recordar. En fin no me gusta hablar mucho de eso, solo de las personas que entierran el pasado pero simplificando todo, nos mudamos de casa a las pocas semanas y comenzamos de cero, Bambi y Hiessen dijeron que eran como mis hermanos e hicieron todo lo posible por mudarse también de ciudad y ahora, míranos aquí.

Nathan no dice palabra alguna, pero su mano da caricias en la mía, creo que mi suceso lo aburrió o tal vez solo tenga sueño porque yo también lo tengo.

— ¿No piensas decirme nada?—le pregunto volteando nuevamente a su rostro. Me mira serio y pensativo. Me paro cubriéndome mi desnudez y sentándome a horcajadas en Nathan.

— ¿Te encuentras bien?—pregunto abrazando su cintura un tanto desconcertada por su silencio. Sonrío porque no puedo dejar pasar que estoy sobre su pene sintiéndole libremente, me muevo un poco pero él en poco segundos me toma de mis caderas deteniendo mis movimientos, el desconcierto crece más en mí.— ¿Qué sucede?

Tira de mi nuca pegándola a su pecho.

— Nada, odio los accidentes automovilísticos usualmente son por gente inepta que van alcoholizados importándoles poco su vida o la de los demás—dice con cierta tensión en sus palabras—. Lamento lo que te paso, pero el lado bueno es que estas viva y aunque no recuerdes nada, siempre podrás hacer nuevos recuerdos ¿cierto?

— Cierto—digo y me incorporo para verlo a los ojos—. ¿Tuviste una mala experiencia con los accidentes automovilísticos tú?

Chasquea su lengua restándole importancia a mi pregunta, me hace con delicadeza a un lado y para de la bañera.

Tiene un buen trasero, redondito y blanquito.

Santa Deblyn, ¿cómo puedes pensar en eso ahorita?

— No—apenas contesta.— Lo dije por decir.

Se enrolla una toalla en su cintura y regalándome una mirada fría, dice

— Sal ya, vayamos a dormir.

¿Para eso quería que le contara? Pensé que diría algo más, como mil preguntas como usualmente me hacen cuando hablo del tema, pero no, solo dijo un par de palabras y se puede.

Aunque... recordarlo bien hace tiempo me contó que una de sus hermanas murió pero no me dijo cómo, ¿será que murió en un choque y le afectó lo que le dije?

¡Qué idiota soy! Bueno no, tampoco soy una maldita adivina.

Salgo de la ducha. Avanzo al cuarto con solo mi ropa interior puesta, ladeo y me encuentro con la mirada de Nathan quien me mira desde la ventana.

— ¿Fue difícil?

Suspiro.

Si, fue difícil. Cuando aún vivía en los Ángeles ya que mis padres, mis amigos, mis vecinos y hasta gente que obviamente no recordaba, me miraban con tantos recuerdos en su mirada y hasta dolor, aunque no era para tanto... bueno al menos no para ellos, perdí mi memoria pero gracias a Dios estaba viva, no entiendo porque tanto dolor para ellos, recuerdo que mi padre cayó en depresión, cuando nos mudamos aquí a NY casi no me hablaba, evitaba mi contacto pero a los meses todo se volvió bueno para mí, supongo que sano el dolor de no recordarlos, realmente no sé. Pero el cariño jamás faltó todo mundo supo ganarse mi cariño nuevamente, me supongo.

— Mucho.

Avanza hacia a mí, al llegar besa mi frente.

— Dicen que las mejores personas son las que pasan por cosas más difíciles.

Sin duda también lo creo.

Hablamos un poco de mucho y a la vez de nada, sobre cómo fue empezar de nuevo, como dije no es un tema muy importante para mí, ya que ya pasó, pero de alguna manera hablarlo con Nathan me hizo sacar la maldita astilla que tenía enterrada liberándome por completo.

El cansancio nos vence y nos disponemos a dormir.

Abro mis ojos lentamente y la luz solar que entra por la ventana destruyéndome las pupilas por completo.

Y en las películas que mira tan bonito la escena, otro fraude más.

Siento un dolorcito en mi zona íntima e inmediatamente los recuerdos de a noche pegan en mi cabeza.

¡Ya no soy mojigata! ¡Ya no soy virgen!

¿Cómo es que esto me alegra? Bambi y Heissen están haciendo un demonio de mí.

Hablando de Heissen... me debe una explicación por venderme de tal manera con Nathan independientemente de la justificación de Nathan—que de hecho aun no me chupo el dedo por completo—, Heiss tuvo que haber respetado mi decisión de no verlo.

¡FUCK!

También recuerdo que acepte una cita con William y después el me vio salir con Nathan, ¿Qué mierda está pasando conmigo?

Y luego Luca, sus miradas, su manera de ser... tan atento, su pene casi rosando mis nalgas, ¿será que le gusto?

Imposible.

—Qué bueno que despertaste—me dice Nathan mientras pasa su lengua por el contorno de mi oído—. Me encanta el mañanero.

¿Qué?

— ¿Otra vez sexo?—digo girándome hacia él, encarándolo. Sus ojos color miel parecen más claros de lo normal he de admitir que me encantan.

Sonríe malicioso.

— Claro, ¿recuerdas que te dije que entre mas practicáramos mas placentero seria para ti?

¡Oh, Deblyn!

— Sí pero creí que al pasar el tiempo—trago duro pues porque sé que esa cosa en la madrugada no entró totalmente en mi, aun le faltaba un largo tramo y no quiero que me parta en dos—. ¿Y si lo dejamos para después?

En menos de lo que Patricio Estrella se come una hamburguesa, Nathan ya está sobre mí apunto de besarme pero lo detengo en seco.

— Deberíamos lavarnos la boca—digo con un poco de vergüenza.

Levanta su mentón levemente burlón.

— Lávatela tú, a ti te huele a perro muerto.

Abro los ojos con indignación sintiendo la vergüenza comiéndome viva, no obstante la ofensa no pasa desapercibida a lo que la respondo dándole un golpe en el hombro.

— Es broma—dice, flexionando los brazos, besando mi mandíbula.

No, chico, las cosas conmigo así no. Me traes cacheteando la banqueta pero no soy mensa ni dejada.

—Bueno entonces bésame—le digo impórtandome poco si me huele o no nada más para jugarle duro.

— ¿Crees que no lo haré?

— Te estoy retando.

Arqueo una ceja esperando su beso, el sonríe suficiente e inclinándose me besa. Me siento algo incomoda porque si en verdad me huele a "perro muerto" que puta vergüenza pero sino pues quien sabe...

Su beso no es tan pasional pero a fin de cuentas me beso.

— Bien, cumpliste—digo haciéndolo a un lado y poniéndome de pie—. Ya me iré a lavar la boca.

—Como quieras—dice riendo a carcajadas. Con la pena al máximo pero valiendo madre camino hasta el baño cuando lo escucho hablar—. Toma—me avienta un cepillo de dientes que atrape en el aire—. Era mi repuesto pero ahora puedes tomarlo tú, para que te sientas más cómoda.

¿Esa es una clase de indirecta de que en efecto me huele la boca a perro muerto?

Mierda, por andarlo retando.

Entro al baño y hago mi aseo matutino lo mejor que puedo. Salgo y el sigue en la cama esperándome, supongo que no va a desistir del sexo, pero... yo tampoco.

Camino hasta la cama, ladeo a la mesita de noche donde hay un reloj marcando las 9:38 a.m.

Nunca me había despertado tan temprano.

Al llegar Nathan no me deja ni decir nada pues salta a mi boca con desespero.

Sus manos tocan cada centímetro de mi cuerpo con deseo, queriendo sentir más que simple carne, por mi parte enredó los dedos en su cabello mientras rodeó sus caderas con mis piernas pudiendo sentir su ya endurecido miembro, Nathan intensifica las caricias y moviendo sus caderas hace que gemidos de dolor y de placer salgan al instante.

— ¿Te he lastimado?—pregunta entre besos, niego con mi cabeza, es un dolor soportable más bien una molestia.

— No pares.

Suelta una risa que es música para mis oídos para mí.

— Sabía que te iba a gustar mi amiguito.

Joder, ¿cómo no gustarme semejante cosa?

Sus manos vuelan a mi sostén desabrochándolo con agilidad.

Besa mi pecho derecho endureciendo en segundos mi pezón, arqueo la espalda y solo pienso en lo bien que se siente todo esto, en tenerlo a él sobre mí, tomando todo de mi.

— ¡Mierda! No tienes una puta idea de cómo me pones Katherine—gruñe a milímetros de mi pezón—. No tienes idea de todos los gemidos que quiero sacarte.

Escucharlo decir esas cosas me pone como loca, bien dije... tanto tiempo viví siendo un mojigata que ya quiere salir la fiera que tengo dentro.

Sus besos descienden por mi abdomen, bajando cada vez más, hasta llegar mi sexo donde solo me cubre una ligera tela de encaje. Toma mis caderas con sus manos pegando mi sexo a su cara, puedo escucharlo inhalar y posteriormente dejar un beso sobre mi zona más íntima seguido de un mordisco suave y rudo a la vez.

Arqueo mi espalda con violencia por el placer provocado.

— Ni tan mojigata—dice tirando de mi braga—. Ya estas toda húmeda, esperando por mí.

Alardea. Sujeto las sabanas con fuerza cuando dos de sus dedos entran por mi sexo; siento un dolorcito leve pero lo dejo pasar. Sus dedos hacen movimientos circulares manteniéndose así por segundos mientras mi chico dice cosas que en lugar se sonrojarme, me excitan.

Si, conciencia, así es la cosa.

— Di mi nombre—pide con la respiración entre cortada—. ¡Vamos! Me excita oír como soy yo quien te vuelve loca.

Sin pensarlo mucho hago lo que me pide.

— Nathan—mis manos siguen en un puño aferrándose a las sabanas—. Oh, Nathan

— Así nena—sus dedos ahora salen y entrar en mi interior de una manera brutal que no hace más que sacarme gemidos—. Amo verte perdiendo el control.

Gimo diciendo cosas sin sentido, pidiendo más. Ahora se porque existen los consoladores, las películas porno de baja calidad y las historias eróticas. Realmente esto es bueno.

— No, quiero esperar más—me dice, y en segundos siento su lengua dar una lambida desgarradora sobre mi sexo, sacándome un jadeo libido—. Quiero follarte

Sube de un tirón hacia a mí, dejándome ver sus hermosos ojos ardiendo de deseo tal como creo están los míos.

— No te contengas.

Se baja sus jeans de dormir junto con su bóxer y en menos de lo que parpadeo de un tirón entra en mi sacándome una maldición que jamás creí decir por el ardor que su penetración me hizo sentir.

— Eres una chica sucia, muy sucia—dice pero ni siquiera puedo responder coherentemente, me abstengo de decir algo manteniendome callada.— ¿Te encuentras bien?

— Si, ya está pasando el dolor—le digo sintiendo cada vez menos el dolor, dejando solo un leve ardor y malestar menor que el de ayer.

Comienza a moverse primero lentamente siendo generoso conmigo, pesando mis pezones mientras gruñe.

El ardor y malestar bajan niveles dándole paso al placer puro. Sus movimientos aumentan en gran medida.

— ¿Ya paso?—me pregunta a lo que asiento mordiendo mi labio inferior—. Entonces sostente porque te follare como te lo prometí.

Suelto una risa nerviosa seguido de que hago lo que me pide, tomándome de sus hombros con fuerza, casi enterrando mis uñas.

Sus manos se quedan fijas en mis caderas intensificando por mil sus embestidas, haciéndome jadear como loca. Sus embestidas cada vez son más profundas y rápidas.

Suelto otra risa al imaginar que una flatulencia vagina me pueda salir.

Cuando era más joven el tener sexo no era mi problema de manera relevante respecto a la edad, o en el que dirán o el hacerlo con el amor de mi vida, lo que pensaba que lo era; era que si tenía sexo se me fueran a salir flatulencias por la fricción provocada o gemir y que me viera ridícula. Estúpidamente o afortunadamente eso fue lo que siempre me detuvo.

El único ruido que nos acompaña es el de nuestros cuerpos chocar combinado con nuestras respiraciones entrecortadas.

Y ese mismo sonido se ha convertido en mi tercero favorito, debido a que, el primero es el de Nathan reír y el segundo es el de Zayn cantar en vivo.

— Oh, mierda—jadeo en su oído—. Me gusta, me encanta.

— ¿Te gusta?—pregunta mordiendo mi mandíbula—. ¿Quieres más?

— Si me gusta, si quiero más.

Sus embestidas agarran intensidad, haciéndome jadear y el gruñir, estremeciéndonos de placer.

Me siento tan complacida en estos momentos.

Suelta mis caderas para disponerse a magrear mis pezones con rudeza y llevárselos a la boca, mientras aun mueve sus caderas de manera más ligera. Lo tomo por su cabello acercándolo más de lo que es posible a mis pezones. Chupa, lame y succiona mis pezones, pecho y cuello sin importarle nada.

La sensación que me proporciona no quiero dejar de sentirla.

— Y-ya no puedo más—le digo con voz entrecortada sintiendo el clímax venir.

—Me encanta que estés tan apretada—dice—. Definitivamente tu cosita es mi nueva perdición.

Me besa con posesión y morbosidad extrema, succionando mi labio inferior.

Sus manos vuelve a mi cintura mientras las mías se mantiene reposando arriba de mi cabeza arrugando las sábanas. Las embestidas desgarradoras vuelven y entonces llegó, gimo con fuerza en su oído mientras el gruñe en el mío al mismo tiempo que siento como si me estuvieran orinando.

Nathan se desploma sobre mí, nos mantenemos callados solo escuchando nuestras respiraciones que poco a poco vuelve a su ritmo normal.

El cansancio y sueño me invade por completo. A los pocos segundos Nathan levanta su cabeza mientras se sostiene de sus fuertes brazos, me mira y sonríe; le devuelvo la sonrisa con algo de cansancio. Hace una flexión brazos llegando hasta mí, dejando un tierno beso en mi hombro y posteriormente diciendo

— Duerme koala, yo me encargo de todo.

***

Nuevamente soñé con ese niño que no me deja descansar, solo repite y repite "recuérdame, Katherine" pero no me da nada para recordarlo, ni siquiera su rostro, un nombre nada, solo solloza y repite eso. Es frustrante.

Tendré que preguntarles a mis padres, ya que Bambi y Heissen siempre se burlan diciendo que estoy delirando.

¡Mis padres! Mierda...

Abro mis ojos de golpe, parpadeo un par de veces hasta que mis ojos se acostumbran a la luz. Giro en la cama y la parte donde Nathan debería de estar está vacío. Me siento en la cama con la intención de buscarlo con la mirada pero no lo veo por ningún lado.

Estoy desnuda solo con una sábana roja cubriéndome. Ladeo a la mesita de noche para ver la hora y son las 11:36 de la mañana, también puedo ver dos cajitas y una nota.

Toma la nota y ceñuda la leo

Katherine, perdón pero tuve que salir de improviso, espero comprendas y no pienses mal, te explico después.

Siéntete como en tu casa, por cierto, las llaves de mi carro están colgadas en la cocina, tómalas y vete en el auto. ¡NI SE TE OCURRA IRTE EN BUS!

Daniels.

Suspiro algo triste pero tratando de comprenderlo y no sentirme como una puta.

— Era demasiado bueno, como para que dudara tanto.

Tomo las cajitas que están a los lados y una me alivia por completo porque es la pastilla del día después y la otra me hace sonreír como idiota, son pastillas anticonceptivas.

¿O sea que habrá más veces? ¿No se la última vez que nos vemos? ¿Seguiremos juntos? Y otra pregunta más ¿Quién mierda le dio el derecho de decir con mi cuerpo?

Me tomo la pastilla del día después leyendo claramente las instrucciones y dejado la otra cajita sobre la mesita. Me levanto cubriendo mi desnudez sin importar que estoy sola.

Pongo a cargar mi celular mientras me preparo el desayuno, tomándole la palabra a Nathan sintiéndome en casa. Después de comer rápidamente pero a su vez lento ya que a estas horas mis padres deben de estar trabajando y no son un problema, me dispongo a darme una ducha. Acabando de ducharme, me coloco mi ropa interior y el vestido que tenía ayer y agradezco que Nathan me haya ofrecido su auto si no tendría que hacer la "caminata de la vergüenza" y no, ¡qué horror!

Dejo todo en su lugar y hasta tiendo la cama, al hacerlo me siento al borde de la cama y algo dudosa tomo las pastillas, con ellas, mi celular y las llaves del auto salgo de la casa.

***

Abro la puerta de mi casa, y voy hacia la cocina a ver los recados de mi madre solo hay uno y dice que coma muy bien y que busque un trabajo.

Mierda, estoy desempleada.

Subo con pesar al cuarto, y me encuentro con Heissen leyendo un libro.

— ¿Qué haces aquí?—le pregunto dejando las llaves, pastillas y celular en mi pequeño escritorio.

Baja el libro y me mira malicioso.

— ¿De qué tamaño la tiene?—pregunta cerrando el libro y avanzando hacia mí, me sube al escritorio y dejando un corto beso en mis labios, añade—. Hola, por cierto.

Sus manos están a los extremos de mis muslos y arqueando una ceja le pregunto

— ¿Y tú con cuál de las dos te acostaste?

Se aleja poniendo su mano en su pecho mostrando indignación.

— ¡Por Dios! Estas hablando con Heissen—dice negando con la cabeza—. Obviamente con las dos.

Suelto una carcajada porque si, estoy hablando Heissen.

Muy gay y lo que quiera pero al momento de follar le tira a todo lo que mueva. Menos a mí, sigo preguntándome si eso debe ofender o hacerme sentir halagada.

Me bajo del escritorio y avanzo hacia él; nos subimos a la cama y nos recostamos en modo de "cucharita", su cabeza se esconde en mi cuello mientras me rodea la cintura con sus brazos al mismo tiempo que sus dedos se enredan con los míos.

— ¿Qué tal fue tu primera vez? —pregunta.

Suspiro.

— Inolvidable.

Termino contándole todo, el dolor mezclado con el placer, el momento más íntimo cuando limpio el desastre entre mis piernas.

Heissen por su parte me cuenta que está conociendo a un chico pero que este aún no se anima a decir abiertamente su orientación sexual por eso tiene varios roces pero cuando lo haga me contara todo. Heissen no da paso en falso.

También me cuenta sobre el extraño trío que tuvo con las chicas y que una de ellas quería que Heiss la asfixiara y cuan sacado de onda eso le tomo pero al final lo hizo y que le excito pero no a tal grado de preferir eso a tener un hombre.

— ¿Por qué puedes tener sexo con ellas y conmigo no?—le pregunto de la nada.

Se remueve incómodo y se separa de mí cruzando sus brazos detrás su cabeza, con la vista al techo. Me giro y en un movimiento me siento a horcajadas sobre él.

— No me van mucho las mujeres y en el único modo en el que puedo tener es sintiendo que solo son un objeto sexual en la cama—explica—. Sé que está mal, pero viendo el lado positivo ellas quiere solo sexo y placer de mí y yo lo mismo.

— Pero ya tuviste sexo con Bambi—replico.

Asiente.

— No es lo mismo Katherine.

Me bajo de él y me recuesto a su lado colocando mi cabeza en su pecho.

— ¿Qué clase de amigos somos?

Suelta una risa, lleva uno de sus brazos hasta mi brazo y lo acaricia con afecto fraternal.

— No sé, de esos que no existe pero son los mejores. Supongo.

— Te amo—le digo inclinándome un poco besando sus labios—. Voy a extrañar besarte.

Sonríe besándome ahora él.

— ¿No veo por qué dejar de hacerlo? Es decir, tú y Nathan no tienen una relación.

Asiento.

— Pero no quiero que él lo haga con otras chicas, tú y yo nos besamos pero no con la lujuria o morbosidad con la que él lo haría con otra chica, ¿comprendes?

Asiente y vuelve a besar ligeramente.

— Yo también lo voy a extrañar.

Mi celular empieza a vibrar avisando que recibí un mensaje y se desde antes de ir a tomarlo sé que es Bambi pues tengo una canción personificada para cada persona.

— Es de Bambi—le aviso, me paro de la cama y avanzo a la mesita para tomarlo—. De seguro para a asegurarse que ya llegue o avisar que ella llegó y preguntar si descubrieron nuestra mentira—le comento riendo.

— O a preguntarte de qué tamaño es su pene—dice—. Era obvio que te iba a follar y que tú te dejarías...

Lo escucho hablar pero dejó de prestarle atención, leo el mensaje de Bambi y no puedo creerlo, un escalofrío recorre todo mi cuerpo y la sangre deja de circular quedándose congelada.

— ¿Qué pasa?—me pregunta, sentándose al borde de la cama viéndome con desconcierto—. ¿Por qué tienes esa cara?, estas pálida como si alguien hubiera muer... ¿Bambi está bien?

Niego con la cabeza tratando de que las palabras salgan.

— Me mandó un mensaje diciéndome que filtraron fotos de ella desnuda en facebook; que quiere morirse. 



✈ ✈ ✈ ✈ ✈

Nota de autora: ¿Que piensan de la relación de Heissen y Katherine?

Continua a leggere

Ti piacerà anche

560K 92.9K 72
Kylian Craig tiene claras dos cosas: enamorarse debilita y todo se puede negociar, así que cuando se da cuenta de que una de sus más grandes inversio...
421K 17.3K 101
...
251K 16.8K 33
[SEGUNDO LIBRO] Segundo libro de la Duología [Dominantes] Damon. Él hombre que era frío y calculador. Ese hombre, desapareció. O al menos lo hace cu...
333K 27.8K 19
¿Cuánto esta bien entregarle al otro? ¿Con cuanto alguien se siente satisfecho? Dinero, fama, éxito.. O tal vez... ¿nuestra propia vida? Fiorella se...