Al volver en la tarde fue cuando me preocupe, el seguía sin llegar, y fue cuando entre en pánico.
La idea de que le hubiese pasado algo hacia que casi me pusiera a llorar, solía ser muy dramático a veces así que me dije a si mismo que esperara un poco más.
De camino nuevamente a mi casa vi la tienda de Luhan, la curiosidad me invadió así que decidí preguntar.
–Pequeño Donghyuck –Me saludo amablemente como siempre– ¿Qué te trae por aquí?
–¿Ha visto a Taeil?
Él se tocó la barbilla pensativo un momento.
–¿Taeil?, ¿El chico de los cigarrillos no, el del viejo Cadillac negro? –Asentí rápidamente– Lo vi ayer en la mañana, compro más cajas de cigarrillos de lo usual.
Mi corazón se detuvo un momento.
–¿E-en la mañana?
–Oh, sí. Tenía muchas cajas en su auto y parecía muy triste.
Algo hizo click en mi interior.
Mis ojos se llenaron inmediatamente de lágrimas que no podía soltar, no allí. Le murmure un pequeño gracias a Luhan y salí de la tienda.
Me dolía el estómago, sentía que vomitaría en cualquier momento, mis mejillas se sintieron mojadas de repente.
Y comencé a correr.
Corrí, como no lo hacía desde hace mucho tiempo mientras seguía llorando, en ese momento no me importaba que las personas me vieran, seguramente lucia extraño y a la vez patético. Simplemente corrí hasta llegar a la casa de Jaemin.
Toque la puerta muchas veces, mi respiración era agitada por correr y de mi boca se escapaban pequeños hipidos que acompañaban a mis lágrimas.
–¿Pero qué demo-
Se detuvo en seco al verme.
–¿Donghyuck que pasa?
Y me tire en sus brazos pegando mi cara de su camisa mojándola un poco. Inmediatamente me abrazo y me hizo entrar a la casa. Sujeto mis mejillas quitándolas de su hombro y pude observar su mirada preocupada.
–N-no lo entiendo, ayer, ayer todo está bien ayer...Él se fue Jaemin, él no está, él se fue.
Mi voz se quebró al decir eso último, Jaemin no dijo nada en el fondo lo sabía, solo me abrazo nuevamente y dejo que siguiera llorando.