Kitty Love
Por Phoenixmaiden13
Traducción por Alyssa S.
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Capítulo 5
Luego de aquel susto con las pociones, Harry tenía mucho más cuidado al explorar la casa. Podría haber todo tipo de cosas potencialmente peligrosas, mucho más en la casa de un Señor Oscuro.
Sin embargo, dicho Señor Oscuro no era tan malo como Harry había pensado. En las tres semanas que llevaba ahí, Tom lo alimentó, lo bañó (para gran disgusto del minino) y lo dejó recorrer la casa o alguna habitación en la que Tom permanecía trabajando. Tenía que admitir que estaba notablemente mejor bajo su cuidado, sin contar que creó algunos juguetes para su entretenimiento.
Harry amaba su bola de estambre. Tom había descubierto la fascinación de Harry con las cuerdas de cortina y conjuró una bola de lana para que el gatito juegue. Ambos estaban contentos con el resultado. Harry se mantenía entretenido durante horas y Tom era capaz de hacer su trabajo sin preocuparse que se esté metiendo en algo. Todo estaba bien.
El de ojos verdes pronto descubrió que disfrutaba la compañía de Tom. Era capaz de sentarse en el escritorio de Tom mientras lo veía trabajar, y lo ayudaba en cuanto podía. Por ejemplo, saltaba sobre los papeles que necesitaba o le traía una nueva pluma. A cambio, Tom le rascaba las orejas y le dejaba tomar una siesta en su regazo.
De vez en cuando, cuando Harry se encontraba terriblemente aburrido, decidía causar problemas y correr por toda la casa, metiéndose en todo cuanto pudiese. Y Tom tenía que ir tras él y regañarlo. Pero siempre lo perdonaba, nadie podía resistirse a su adorable cara de gatito.
Como ahora, que Harry estaba mortalmente aburrido. Tom no lo había dejado salir de la habitación durante los últimos tres días y su paciencia se agotaba con rapidez. Debido a eso, cuando Tom se levantó una mañana, ignoró el usual "quédate en la habitación" de Tom y salió apenas la puerta se abrió.
—¡Harry, no! —Tom gritó tras él—. No es el mejor momento para esto —murmuró.
Una cosa que Harry aprendió durante toda su estadía fue que no podía bajar las escaleras con rapidez, pero si tenía cierto tiempo, podía lograrlo. Por lo que, teniendo en cuenta ese detalle, se escondió en una planta que se encontraba cerca de las escaleras y observó a Tom seguir de largo por el pasillo. Cuando estuvo seguro de que Tom se había ido, se dirigió a las escaleras y poco a poco bajo por ellas. Tomó algo de tiempo, pero una vez llegó a la planta baja, tomó el pasillo que lo llevaba a la oficina de Tom, decidido a esperarlo ahí. En el camino, Harry se encontró con alguien que nunca quiso volver a ver.
—¡Oh! Pero mira qué lindo gatito tenemos aquí —la voz de Bellatrix Lestrange arrulló cuando lo vio girando de una esquina.
Harry siseó, con el pelo en su espalda totalmente erizado. «¡Bellatrix!» Dios, cuanto la odiaba. Ella había sido la que provocó que su padrino no estuviera más a su lado. Nunca se lo perdonaría. ¡Jamás!
—¿De dónde vienes, lindo gatito? —preguntó, caminando hacia él—. No puedes ir por la mansión de nuestro Señor como si pertenecieras aquí.
«Él me quiere aquí. No puedo decir lo mismo de ti, perra» le gruñó.
—Aww, eres tan chiquito —volvió a arrullar mientras se detenía frente a él. Harry extrajo sus garras, mientras pensaba: «¡No te atrevas a cargarme! ¡No te atrevas!», pero la mujer lo tomó entre sus manos. El gato empezó a luchar en medio de su agarre, intentando arañar todo lo que pudiese—. ¡Quédate quieto, gatito! —gruñó.
Harry dejó de moverse, quedando colgado entre las manos. —Buen gatito —arrulló feliz la fémina, girándolo para que esté cara a cara—. ¡Eres tan lindo! —dijo, frotando su mejilla contra su pelaje. Harry gruñó por lo bajo, diciendo: «¡Quítame tus asquerosas manos de encima! ¡Estás ensuciando mi pelaje!» Cuando detuvo su arrumaco y lo volvió a poner frente a su rostro, Harry saó sus garras y las hundió lo más profundo que pudo, bajándolas con lentitud por toda esa extensión de piel. Bellatrix chilló de dolor y lo alejó, pero demasiado tarde como para evitar un daño real. Ahora, tenía unas profundas marcas adornando cada lado de su ahora desquiciado rostro—. ¡Estúpido gato! —gritó, lanzándolo contra la pared.
Harry golpeó su costado contra la pared y aterrizó en el suelo con un ruido sordo, acurrucándose en su lugar. «¡Duele!» pensó. Su pequeño cuerpo era muy frágil y sentía como si estuviera ardiendo. Gimió, adolorido.
—Arruinaste mi hermosa cara —Bellatrix exclamó. «¿Hermosa? Ya quisieras» pensó con amargura el gatito. De repente, ella sacó su varita—. ¡Voy a matarte, pequeña plaga!
Los ojos de Harry se dilataron e intentó escapar. «¡Tom! Tom, ¿dónde estás?» Harry pensó frenético a medida que la bruja avanzaba hacia él con una mirada desquiciada en su rostro.
—Avada Ked...
—¡Bella!
La fémina se detuvo a media frase, volteándose en dirección de aquella voz. —Mi señor —jadeó, dejándose caer de rodillas. Harry chilló de alivio cuando vio a Tom caminando por el pasillo.
—¿Qué estás haciendo? —soltó el mayor entre dientes cuando llegó, frío.
—Solo estaba deshaciéndome de una plaga, mi señor —Bellatrix dijo con adoración evidente en sus ojos.
—No veo ninguna.
—¡Está ahí! —dijo, señalando a Harry—. ¡Incluso me rasguñó la cara!
—No veo mucha diferencia —comentó Tom con malicia, prosiguiendo a caminar en la dirección por la que la bruja le había señalado. Harry maulló y se levantó y caminó hacia él, cojeando. Tom lo miró y su fría y gélida expresión pronto en una de alivio se transformó—. Ahí estás —murmuró y se inclinó para recogerlo. Harry volvió a maullar, contento de estar de vuelta en sus brazos, frotándose contra el pecho de Tom con un ronroneo.
—¿M-mi señor? ¿es suyo? —Bellatrix preguntó, horrorizada.
—Sí, Bella. Lo es. Y si vuelves a poner un dedo sobre él, no vivirás para lamentarlo. ¿He sido claro?
—Sí, mi señor.
—Bien. ¡Ahora sal de mi vista! —Tom gruñó, amenazante. Bellatrix se inclinó y salió lo más rápido que pudo de allí.
Luego que la bruja se había ido, Tom suspiró y volteo a ver a Harry. —Te dije que no salieras de la habitación —dijo, comenzando a caminar hacia su oficina.
«Podrías haberme dicho que los Mortífagos estaban aquí» Harry pensó, ronroneando de placer cuando los dedos de Tom le rascaron las orejas.
—¿Y cómo pudiste bajar las escaleras tan rápido? —Tom preguntó cuándo llegaron a su oficina, sentándose en su silla.
Harry se hinchó de orgullo. «¡Ha! A qué no pensaste que podía hacerlo, ¿eh?»
Tom soltó una pequeña risa y colocó a Harry en su regazo, acariciándolo. Harry gimió de dolor cuando la mano de Tom llegó a tocar su costado. Aquella palma se quedó quieta—, ¿Estás bien? —preguntó el humano, colocándolo sobre el escritorio. El gatito maulló por lo bajo, adolorido, y notó los rojizos ojos de Tom oscurecerse de enojo—. ¿Ella te lastimó? —Harry maulló en una afirmación—. ¿Dónde te duele? —preguntó en voz baja y Harry lamió su costado para mostrarle.
Tom sacó su varita y murmuró un hechizo. Un suave resplandor rodeó a Harry antes de desaparecer. —Parece que tu costado está magullado —Tom murmuró, pasando los dedos sobre esa parte—. Probablemente te duele a ti más de lo que haría a un humano.
Harry volvió a emitir un maullido y restregó su cabeza contra la mano que sostenía la varita, dándole a entender a Tom que lo curara. —Está bien, muy bien. Espera —El humano una vez más su varita alzó, y Harry fue envuelto en una luz azul que desapareció al segundo, llevándose con ello el dolor. El gatito dio una vuelta para probar si el dolor seguía allí—. ¿Mejor?
La pequeña criatura maulló con fuerza y saltó sobre el más alto, que rio y lo recogió mientras Harry se restregaba contra él, agradecido. —Lo tomaré como un sí —el ojiverde ronroneó, y lamió el rostro de Tom en un movimiento inconsciente—, supongo que estás muy contento —comentó Tom. Harry sintió su rostro calentarse por la vergüenza y horror por su acción, pro a Tom no pareció importarle porque besó su cabeza como respuesta, cosa que hizo a Harry mover su cola con fuerza de placer.
Su momento feliz fue arruinado por un golpe en la puerta. Las orejas de Harry se alzaron y se sonrojó, sorprendido consigo mismo por haber disfrutado un simple beso. «¿Qué está mal conmigo? No debió gustarme. Además, solo fue un beso» pensó mientras se acomodaba en los brazos de Tom. Sin embargo, su pensamiento no hizo nada para reducir el calor que a su pelaje embargó, por lo que decidió ignorar lo que aconteció y esperó para ver a la persona tras la puerta. «Me pregunto.... ¿quién podrá ser?»
Tom suspiró y se enderezó en su silla, posando en sus facciones una máscara de fría indiferencia. —Entra —Llamó, reanudando su atención a las orejas de Harry. Este ronroneó complacido, inclinando su cabeza para obtener más de aquellas caricias.
Lucius Malfoy ingresó a la habitación, arrodillándose en el suelo. —Mi señor.
Harry rio, pensando: «Ya no eres tan arrogante y poderoso ahora, ¿eh?»
—Lucius, ¿qué quieres?
El rubio levantó su cabeza y abrió la boca para hablar cuando vio al gato en los brazos del Señor Oscuro. Sus ojos se abrieron con sorpresa. Por lo general se sabía que el Señor Oscuro no era una buena persona, así que ver a un gato ronroneando... era muy extraño.
—Lucius —Tom siseó, impaciente.
El mencionado llevó su mirada para enfrentarse a los ojos de su señor, y luego la volvió a bajar. —Tengo noticias, mi señor.
—¿Qué es?
—Me han llegado información de Hogwarts: Harry Potter desapareció.
Harry se tensó de temor, y la mano que lo acariciaba se detuvo, más continuó al momento siguiente. —¿Es eso cierto? ¿Dónde está ahora?
—No lo sé, mi señor.
—Encuéntrenlo —Tom murmuró—: y tráiganmelo.
—Sí, mi señor —Lucius inclinó su cabeza y salió de la habitación.
Tom se recostó contra el respaldo de su silla, pensando: —Bueno, esto es algo bueno. Con el mocoso Potter fuera de la vista de ese viejo loco, estará indefenso.
Harry maulló, triste. En estas ultimas semanas en verdad le habia tomado cariño a Tom. Él era diferente a todo lo que habia pensado que era. Pronto todo terminaría, sería descubierto y entonces Tom lo mataría sin dudarlo un segundo.
Al sentir el dolor de Harry, Tom lo recogió y colocó sobre su escritorio. —¿Qué pasa, Harry? ¿Aún te duele tu costado?
Harry negó, avanzando hasta que pudo frotar su cabeza contra la del propio Tom. Luego, le dio unos besos ásperos. «Perdón. Siento haberte mentido. Soy Harry Potter. Estoy aquí. Siempre lo he estado.»
—¿Qué te pasa? —Tom preguntó, confundido.
Harry lo miró con tristeza. «Lo sabrás muy pronto.»