Por amarte peligrosamente

By Nov14_96

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Cuidado con una chica engañada; no sabes de lo que es capaz. A veces jugar con el corazón de una mujer... More

ADVERTENCIA
Dedicatoria
I: Tu cuerpo con el mío
II: Corazón en pedazos
IV: Surgir

III: La gota que rebasó el vaso

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By Nov14_96


Esta desesperación me quema. Todo el tiempo perdido, transformado en recuerdos me inunda, y me llevan como corriente de río indomable.

Inmersa en mis pensamientos, sentada frente al escritorio en mi habitación, medito en tan dolorosa experiencia. Quisiera arrancarme esto sentimientos y encapsularlos, botarlos lejos y no sentir más. Mi mente se va en espiral. Maldición, necesito emerger. Esto no puede durar para siempre. Debo aplicar lo que Liam decía: "Nada dura para siempre".

Ya no aguanto más, quiero liberar estrés. 


Son alrededor de las nueve de la mañana. Y aunque ya corrí temprano, siento que tengo energía acumulada. Así que decido correr de nuevo. Estoy como loca.

Me pongo mis zapatos y salgo.

Como las vacaciones de primavera se acercan, muchos estudiantes se están yendo a sus destinos de vacaciones o casas; sin embargo, el campus lleno de vida aún, debido a que algunos profesores están trabajando en las actividades de cierre de materia. Es tan frustrante que haya tantas personas cuando solo quiero estar sola. ¡Esto apesta!

Voy por los jardines del campus. Mis pensamientos están tan revueltos como huevos para el desayuno; han pasado veinte minutos, y siento que nada mejora... y nada lo está.

Siento un fuerte golpe en la espalda, por lo que me detengo y miro hacia atrás confundida.

— ¡Maldita zorra de mierda! —Grita una mujer.

Puedo reconocer la voz, es la muchacha que estaba con Liam. Siento algo caliente. La maldita me había tirado un vaso de café. Otro dolor, gracias. Todos miran.    


—Saffron, ¿por qué hiciste eso? —Pregunta Liam, su expresión es clara. Quiere que la tierra lo trague. — ¿Estás bien, Gracie?

— ¿Gracie? ¿Así le dices a tu puta? ¡Maldita! —La tipa se abalanza sobre mí.

Me hala el cabello.

— ¿Cómo te atreviste a meterte con mi hombre, zorra arrastrada?

—Suéltame, aquí la arrastrada eres tú —le grito luchando para que me suelte.

—Liam me lo contó todo. Eres una zorra.


¿Con qué habrá salido ese maldito ahora?

Trato de zafarme, pero la perra esta tiene fuerza. Nah, voy a halarle el cabello, a ver si así me suelta. ¡Ah! No funciona, me hala el con más fuerza.

—Chicas, por favor, basta. Saffron, no tienes por qué hacer esto —grita Liam, y la toma por la cintura.

—Suéltame, idiota. ¡Quiero destrozar a esta maldita! —grita aferrándose a mi cabello más fuerte.

Todos nos miran, qué vergüenza. Te odio, Liam Ashleydale. Maldigo el día que te conocí. La zorra esta parece una boxeadora, debido a la fuerza que tiene para pelear. Cuando la vi por primera vez, pensé que no movía ni un libro para no quebrarse las uñas, pero ahora noto que es una hiena. Ya veo que solo piensa con la vagina. ¿Será que no razona que él nos engañó a las dos?


—Escucha a tu noviecito, zorra. Suéltame —grito.

Nos graban, y algunos cuchichean de lo que están viendo. En mi vida nunca me había sentido tan humillada. Y encima del dolor de cabeza que me está provocando la sucia esta, mi espalda me arde.

— Gracie, Por Dios —escucho la voz de mi amigo Bruce.

Me toma por la cintura.

—Suéltala, ahora —le dice a la tal Saffron, —o llamo a la policía.

—Lárgate de aquí, esto no es tu problema, superhéroe —le grita ella.

—Saffron, déjala, no quiero que nos metamos en más problemas.

—Eso debió pensarlo esta zorra al meterse contigo.

—Escúchalo, niña, o llamo a la policía —le reitera Bruce.

La muchacha me suelta. Su rostro está completamente rojo, y su cabello hecho un desastre. Maldición, mi hermoso cabello debe estar igual. Esto no se puedo quedar así.

—Salvada por la campana, perra, pero cuídate —me amenaza.    


Uy, sí, qué miedo. Quien debe cuidarse aquí son ellos. Ya tengo suficiente van a pagar muy caro todo esto. De verdad te quise, Liam, ¿por qué jugaste así conmigo?

—No, no, aquí quienes tienen que cuidarse son ustedes. —Digo señalándolos con el dedo índice. Miro a Liam con desdén. —Dile la versión real. Aunque ya es demasiado tarde. Vas a arrepentirte por jugar conmigo.

Me estaba haciendo la fuerte, pero en realidad estoy destrozada por dentro. La mirada de Liam es fría. ¡Qué descarado es!

Bruce me abraza y nos alejamos.

— ¿Ese no era tu novio? —Me pregunta.

—Nunca lo fue —contesto.

Él baja su mano a mi espalda para acariciarme a manera de apoyo. Yo me quejo, pues me arde debido al café caliente.

—Lo siento, Gracie, ¿Qué tienes?

—Esa tipa me tiró un vaso de café caliente. Arde. ¿Puedes ver cómo está?

Alzo mi blusa, y él dice preocupado.

— ¡Por Dios, Gracie! Vamos a emergencias, tienes la piel muy roja.

Nos dirigimos a su auto, que por suerte está cerca. Me quito la blusa, para no manchar su asiento, ha hecho mucho por mí hoy. Me quedo en brasier de gimnasia. No me recuesto, porque en serio arde.

Llegamos a la sala de emergencia. Las enfermeras me atienden. Como es de rutina, me pregunta cómo ocurrió todo, y como ni siquiera se me paso por lamente arreglarme el cabello, era un poco obvio que había estado involucrada en una pelea.


Por suerte la quemadura no fue grave, la enfermera me dijo que sanará en un día si me unto un pomo que me recetó. Y me dio mucha vergüenza cuando me dijo:

—No se meta en revueltas, niña.

Quería que me tragara la tierra.

Al salir de la sala de emergencia, y dirigirnos al campus, Bruce me pide explicaciones. Se las doy, las merece; después de todo, me salvó de allá. Arreglo mi cabello tras mirarme en el espejo de la solapa de su auto.

—... no sé qué le habrá dicho el hijo de puta ese a ella. Es injusto.

—Lo siento mucho, Gracie. Como hombre, no me gusta que las mujeres sean tratadas así. Por culpa de esos tipos, nos tildan que todos somos iguales. ¿Qué quieres hacer?

—Bruce, Brucie, Bruce; —en mi mente está rondando una idea fenomenal, — ¿puedes ayudarme con tus habilidades de hacker?

—Ay, Gracie, sería un placer. ¿Qué tienes en mente?

—Quiero que sea rápido, así que vamos a necesitar de Zuri, Bob y Trip.

—Oye, no me subestimes, puedo con el trabajo.

—Si te sientes capacitado... bien. Necesito que te infiltres en todas las redes sociales de la tipa esa. Busca información comprometedora, que la perjudique mucho. Roba sus cuentas. Igual que las de él. Roba todo.

—Pan comido. ¿Qué hay de él?

—Una parte del plan es: quiero que borres toda la información personal de su laptop.

—Sabes que tiene que estar encendido el equipo.

—Tranquilo, él siempre la usa, y casi nunca la apaga.

—Bien. ¿Algo más?

—De lo demás me encargo yo. En menos de 24 horas, ellos tienen que conocer el monstruo que crearon.

—Perfecto.

—Confío en ti. Es necesario que no dejes rastros. Tampoco quiero que te metas en problemas por mi culpa.

—Gracie, me ofendes. Tienes al chico que hackeó el sistema de seguridad de la universidad y se robó información valiosa. Estaré bien por lo que me queda de carrera. Necesitaré el nombre completo de esa chica, pero son detalles.

—Escuché que se llama Saffron... en las cuentas de Liam será fácil encontrarla, supongo. Bueno, a trabajar.

Recibo un texto en mi celular, y mis ojos casi se salen de sus cuencas cuando miro que es Liam.

<Lo siento mucho, Grace. De verdad. ¿Estás bien?


— ¿Por qué esa expresión? ¿Todo bien? —Pregunta Bruce

—Es Liam.

— ¡Qué hijo de perra! ¿Qué dice?

—Pregunta que si estoy bien. —Sonrío con malicia. —Lo que no sabe es que estaré mejor cuando los destruya a ambos.


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