Iniciaba un nuevo día en Bachillerato Oxford, una escuela privada – solo varones – para hijos de los miembros de alcurnia, de la alta sociedad o simplemente para los varones con una buena situación económica para darse lujos como los que la escuela ofrece:
• Un invernadero para los amantes de las plantas
• Un edificio dedicado a los deportistas que cuenta con una piscina olímpica, áreas para correr y un gimnasio
• Edificios con los dormitorios de cada uno de los estudiantes
Aunque claro, para muchos de los alumnos que asisten a esta prestigiosa escuela estos lujos o comodidades podrían parecer minúsculas a comparación de lo que les suele esperar en sus grandes mansiones, aunque este no es el caso para el alumno nuevo.
Vincent Brown es un chico promedio, su familia no pertenece a la aristocracia de la sociedad ni tiene cuentas bancarias abarrotadas de millones de dólares, de hecho es el único alumno que en 10 años ha logrado ser candidato para una de las contadas becas que ofrece la escuela; su familia es realmente humilde y de hecho a primera vista nadie creería que este chico asiste a una escuela tan prestigiosa, un honor que se consiguió a pulso y con sus propias manos.
Y como a todos les paso alguna vez, su primer día de clases podía ser el peor dado que no conocía nada del mundo de las personas bien acomodadas económicamente, así que era fácil de comprender el por qué caminaba con cierto temor, meterse en problemas en el primer día era lo último que quería hacer. Aunque claro, nuestros planes y el destino no siempre concuerdan.
Cada escuela tiene a sus alumnos problemáticos, es como una ley del de vida, razón por la cual es hora de que conozcan al busca pleitos más alabado por los alumnos y odiado por los profesores...Alexander J Martin. ¿Cómo describir a este chico? Un total busca pleitos, nunca lleva el uniforme como lo indica en el reglamento, las chaquetas de cuero son su atuendo distintivo, cabello azabache desalineado y revuelto, de ojos esmeralda y piel bronceada por todas las playas que había visitado en sus vacaciones.
Ninguno de los dos pensó jamás, ni en sus sueños más locos, encontrarse con alguien tan opuesto al otro precisamente un día cualquiera de clases.
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Eran las 7:30 am de un día martes, los alumnos salían de sus habitaciones e iban al comedor por un buen desayuno, otros iban directamente a los alones de clase pues no estaban acostumbrados a desayunar; mientras tanto, un pequeño, desorientado y perdido chico nuevo, caminaba por las grandes explanadas de la escuela. Con maleta en mano, mapa en la otra busco a algún estudiante o miembro del profesorado para pedir indicaciones.
Su estómago gruño pues no había desayunado nada, pues si quería conseguir el autobús que iba hasta esa área de la ciudad, no hubiera podido dormir; su plan era preguntar dónde estaban los dormitorios, dejar sus cosas, ir a desayunar y después conseguir información sobre su horario; mientras que al otro lado de la escuela, el revoltoso que mencionamos anteriormente corría, huyendo del prefecto nuevamente – era el pan de cada día que esos dos hicieran su rutina de Tom y Jerry – por la misma razón, rehusarse a usar el uniforme apropiadamente y además haberle faltado al respecto, al menos esa era la versión que llegaría a su expediente, de acuerdo a las palabras de Alexander simplemente dijo la verdad y expresaba su individualidad de una forma que no lastimaba a nadie; en su huida esquivaba a los estudiantes y ellos a su vez se apartaban para evitar meterse en problemas con el o con el prefecto, e incluso era tan común que ya tenía muchos planes de huida aunque no contaba con un nuevo estudiante bloqueándole el paso. Ambos chicos cayeron al suelo, Vincent rápidamente recupero el equilibrio a pesar de haber caído como el otro chico
- Aun – exclamo Vincent acariciándose la cabeza pues él había caído completamente y estaba ligeramente aturdido, pero aun así en su nebulosa logro distinguir al chico causante de su caída, quien apenas se dignó a mirarlo unos segundos antes de salir corriendo y esconderse tras una de las paredes del edificio, cuando el prefecto se acercaba - ¿viste a donde se fue?- le pregunto - ¿de quién habla? – respondió el azabache – de Alexander – respondió en un tono claro de molestia el prefecto – no tengo idea de quien habla
Sin embargo, el fugitivo sin duda había escuchado la interesante conversación que estaba teniendo el chico al cual jamás recordaba haberlo visto y ahora sabia el porqué, para que el chico no lo conociera tenía que ser un nuevo alumno; miro al prefecto retirarse y volvió para acercarse al chico, mirándolo de arriba abajo y sonriendo, pues la carne fresca de la escuela sí que se veía deliciosa, pero había algo que si le intrigaba
- A ver nuevito – le hablo directamente, mirándolo a la cara - ¿Por qué le mentiste al prefecto sobre haberme visto?
- No mentí- dijo el – dije la verdad, no tengo idea de quién eres...además tu aspecto da miedo y no quiero problemas en esta escuela, mucho menos en mi primer día
- Pues no eres tan tonto como pensé que un chico nuevo seria
- ¿Qué diablos intentas decirme? –pregunto molesto y confundido por las palabras del chico que tenía en frente – yo no soy ningún tonto – un tonto no conseguiría la única beca de esta escuela, pensé en mis adentros
Volviendo a mirar al azabache descaradamente, rodeándolo así como si fuera un buitre, ya que él tenía la gloriosa costumbre de molestar a todos los alumnos nuevos, más si tenían algo que le gustara y todo en él le llamaba la atención, quizá finalmente tendría un juguete entretenido que le mantuviera divertido durante todo el año
- ¿Cuál es tu nombre nuevito?
- No me llames nuevito, soy Vincent...Vincent Brown
- Pues es un gusto conocerte – dijo guiñándole un ojo – yo soy Alexander James Martin, recuerda ese nombre – y sin decir nada más se dio la vuelta, siguiendo su camino y dejando a Vincent claramente confundido