Kitty Love
Por phoenixmaiden13
Traducción por Alyssa S.
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Capítulo 3
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La lucha de Harry aumentaba conforme era llevado al piso de arriba. «¡No, no, NO! ¡No quiero bañarme! ¡No puedes obligarme!» Muerde el dedo de Tom con fuerza y de inmediato el humano le deja ir. Para su mala suerte, fue soltado desde una distancia de cinco pies dándole un susto de muerte conforme veía acercarse más y más el suelo. Para su fortuna, cae de pie. «¡Era verdad qué los gatos caen de pie!» piensa Harry con entusiasmo antes de correr por el pasillo.
—Oh no. No otra vez. Juro que parece como si me entendieras —murmura Tom siguiendo las pequeñas huellas de patas sucias que estaban por el pasillo. Afortunadamente había cerrado todas las puertas después del primer escape de Harry. Por tanto, pronto lo encontró acurrucado en una esquina del pasillo, acorralado.
Harry estaba atrapado sin tener escapatoria, no con la pared frente a él y con Tom detrás. No le quedó más opción que usar una táctica diferente: rogar. Baja sus orejas, y mira al humano con grandes ojos verdes, tratando de decir con ellos: «Por favor, no quiero bañarme. Busca piedad en tu corazón y déjame ir. ¡Por favor, por favor!»
— No me vengas con eso, gatito. Necesitas un baño —Tom suelta mientras intenta no caer ante la mirada inocente. Recoge a Harry y lo lleva a su dormitorio. El minino maúlla suplicante y restriega su cabeza contra una mano.
»Tampoco me agrada mucho la idea, pero necesito quitarte todo eso —Harry comienza a lamer su pelaje para demostrar que podía limpiarse solo—. No, no hagas eso—le detiene Tom—, a saber lo que te cayó.
El de ojos verdes chilla al ver la bañera y trata de escapar de las manos de Tom, aferrándose a la camisa de este con sus garras. «¡No! ¡Ahí no! ¡Dónde sea, pero no allí!» Harry suplica.
—No te preocupes, pequeño. No irás allí. No quiero que te ahogues.
«Seguro» Harry piensa con amargura.
Tom ríe suavemente y se dirige al lavabo. Abre la llave y gradúa la temperatura hasta llegar a una cálida, procediendo a tapar el escurridor, cerrándola cuando el agua ha llegado a la mitad. Entonces, se concentra en conseguir que Harry suelte su camisa. El gato tiembla con fuerza al bajar la mirada y encontrarse con el agua. Se veía tan... ¡mojado! Vuelve a maullar y su agarre cobra fuerza, pero Tom logra alejarlo de él.
—Tranquilo. Cuanto antes me dejes bañarte, más pronto habré acabado.
«Pero aún no quiero» Harry piensa tercamente, pero fue bajado al agua. Cuando sus patas traseras tocaron el líquido, Harry lanza un grito alarmado y da un brinco, hundiendo sus garras en la mano y brazo de Tom.
—¡Hijo de-! —grita el otro, mordiéndose el labio tratando de ignorar el dolor pulsante—. No tienes por qué tener miedo, gatito.
«Es más fácil para ti decirlo. ¡No estás a punto de ser ahogado!
Tom respira profundo antes de volver a bajar a Harry. Ignorando los maullidos y numerosos nuevos rasguños que ahora adornaban sus brazos y manos, el humano vierte agua sobre la temblorosa figura de Harry. Después de un rato dejó de luchar, pero eso no quería decir que le gustaba ni un poco. Tom lo enjabona, consiguiendo al poco una bola de piel y burbujas. Harry ronronea leve cuando Tom acaricia su pelaje, asegurándose que toda la mucosidad se haya ido con sus talentosos dedos.
—¿Ves? No es tan malo —Tom le dice por lo bajo.
«Supongo, pero solo un poco. Aun lo odio» piensa en medio de su ronroneo. No podía evitarlo. Los dedos de Tom se sentían bien contra su pelaje.
—¡Listo! Ahora solo falta enjuagarte —comenta el mayor quitando el tapón para dejar salir toda el agua jabonosa antes de volver a abrir la llave. Harry deja escapar un pequeño maullido de protesta antes de ser puesto bajo el agua. Tom coloca su mano sobre sus ojos mientras enjuagaba el resto de su piel, y una vez terminó, cerró la llave—. Muy bien, se acabó. Déjame buscar una toalla —Tom dijo alejándose del lavabo, siempre manteniendo un ojo sobre él.
Harry temblaba fuerte. «No me gusta estar mojado». Se sacude, salpicando todo, antes de intentar salir del lavabo, pero estaba demasiado resbaladizo. Tom regresa con una toalla y recoge a Harry para proceder a secarlo. Este ronronea agradecido, contento de estar fuera del agua.
—¿Esto no te parece familiar? —Tom pregunta mientras cubría la cara de Harry con sus manos y lo secaba. Harry ronronea de acuerdo. Era cierto. Había conocido a Tom cuando este ayer lo había salvado de morir ahogado, secando a Harry con una toalla tal como estaba haciendo ahora.
—Listo, todo seco —expresa el humano, colocándolo en la cama antes de sentarse—. ¿No te ves mejor limpio?
Harry se observa a sí mismo antes de comenzar a lamer su pelaje, Tom ante esto se deja caer de espaldas con un gemido. Harry se voltea a verlo y ladea su cabeza —Sí, sabes cómo mantener mis pies en la tierra —Tom murmura—, me vas a volver completamente loco—Harry maúlla suavemente, siguiendo con su auto-limpieza.
«Bueno, necesitas hacer algo bien de vez en cuando».
Tom se incorpora un poco para verlo: —Sabes, aún no te he puesto un nombre.
El gatito se detiene a medio lamer. «¿Nombre? ¿De qué estás hablando? Ya tengo uno.»
—Hmm. Bueno, eres varón...
«La última vez que revisé, sí » piensa Harry.
—Así qué, ¿qué opinas de Chester? —Harry le dio una mirada incrédula como diciéndole «¿Tan jodida está tu cabeza?»—, no. Supongo que no. ¿Qué tal... Shadow?
Harry inclinó su cabeza a un lado; era mejor que Chester, pero no. Vuelve a negar.
—¿No? Creí que era bueno, porque tu pelaje es negro. Pero si no es así, qué tal... ¿Fluffy?
Harry se lanza contra Tom. «¡De ninguna maldita manera dejaré que me llames Fluffy!» sisea y trata de arañarlo. Tom ríe y agarra al gato antes de que le rasguñe y lo levanta al aire.
—Muy bien, ya entendí. No será Fluffy —Harry lo mira y le muerde el dedo—. ¡Ay! ¡Detente! Ya sé cómo te llamaré. Serás Harry. Porque eres un maldito dolor en el trasero.
Los ojos de Harry se abrieron ante esto. «¡No lo soy!» Le gruñe, pero no estaba en contra del nombre.
—Muy bien. Está decidido. Tu nombre es Harry —dice Tom y se sienta, bajándolo a su lado—. Y me recuerdas tanto a él, metiéndose y arruinándolo todo. Y tus ojos —acaricia la cabeza de Harry—, son verdes... como los de él.
El dueño de dichos ojos sintió su rostro calentarse bajo su pelaje y aparta la mirada del rostro de Tom. No sabía por qué el saber que Tom sabía el color de sus ojos había agitado su estómago. Dejo eso de lado para analizarlo más adelante. Odiaba admitirlo pero... Tom no estaba nada mal. «Pero eso no significa nada. ¡Aún lo odio!» piensa con firmeza, «... aunque su risa es muy agradable» Harry sacude su cabeza con fuerza para deshacerse de ese pensamiento.
A su lado, Tom bostezó—: Eres agotador —murmura medio dormido.
«¿Sí? Bueno... tú eres un imbécil» pensó Harry, pero no tenía el veneno habitual debido a que sus parpados comenzaron a cerrarse.
En cuestión de minutos, escuchó la respiración de Tom acompasarse. Harry con cuidado se acercó a donde estaba el rostro de Tom y lo observó. Se veía tan... humano. Mucho más cuando estaba durmiendo. Su cabello negro enmarcaba su rostro con pequeños rizos en las puntas. Pestañas largas y negras se desplegaban contra la piel pálida. Su original nariz de serpiente era ahora una normal, y labios gruesos y rosas posaban ella. A excepción de sus ojos, Tom parecía tan normal. No como el Señor Oscuro que se supone que es. Podría caminar por la calle y nadie sabría que era un megalómano.
Era como si fuera dos personas diferentes. El Señor Oscuro Voldemort, que mata a cualquiera que se interponga en su camino para conquistar el mundo mágico y; Tom Ryddle, quien era una generosa y buena persona. ¡Estaba cuidando de un gato, por Merlín! Voldemort habría dejado que se ahogue.
Harry sacude su cabeza. Tom Ryddle era Voldemort. «Entonces, ¿por qué está siendo tan amable? Y en verdad se estaba riendo. No era la risa frívola tipo "vas a morir", era una real.». Harry se quedó mirando el rostro dormido de Tom como si la respuesta estuviera a punto de aparecer en él. «¿Por qué siempre me confundes?»
Mientras lo miraba, Harry se encontró inclinándose hacia él con su nariz alzada. ¡El aroma de Tom era divino! Era madera almizclada con otro olor que hacía sus sentidos abrumarse. Harry se contuvo y retrocedió. «¿Por qué demonios lo estoy oliendo?» piensa y le da la espalda. Volvió a mirar a Tom y su estómago dio un pequeño salto. Rápido se giró, « Debe ser algo que comí antes.» Se convenció y bostezó «eso tiene que ser». Se acurruca en una bola peluda. «Es la única explicación» y con este último pensamiento, se durmió.
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Cuando Harry se despertó, se encogió del dolor. ¡Su estómago le dolía! Sentía como si su cuerpo estuviera en llamas y que había algo dentro de su estómago que lo comía desde el interior. Harry abrió sus ojos y su visión se tambaleó mientras trataba de levantarse. Sacudió su cabeza para despejarse, pero solo empeoró. No tenía idea de qué estaba mal con él, por lo que comenzó a entrar en pánico. En este cuerpo tan extraño no sabía qué hacer, por lo que recurrió a la única persona que podía acudir.
Harry avanzó -tratando de no caer otra vez- hacia Tom, quien todavía estaba durmiendo. Maulló expresando su dolor en aquel sonido con el fin de despertarlo, restregando su cabeza contra la mano de Tom, pero no funcionó. Así que, con esfuerzo, Harry saltó sobre el pecho del humano (lo que era extraño, porque seguía moviéndose). Maullando en el proceso, Harry colocó sus patas sobre el rostro de Tom, y las movió un poco para mantener el equilibrio.
Poco a poco, los ojos de Tom se abrieron, quejándose al instante: —¿Ahora qué quieres?
«Mi estómago duele, y no sé por qué» Harry maulló en medio de su dolor, sentándose sobre el pecho de Tom.
El pelinegro miró a los ojos verdes llenos de dolor y frunció el ceño con preocupación. —¿Qué pasa, gatito? —preguntó mientras tomaba asiento y sostenía a Harry en sus brazos cuando este se deslizó por su pecho. Harry agachó sus orejas y tembló en sus manos, maullando por lo bajo—. ¿No te sientes bien? —En respuesta, el minino se frotó contra su mano.
Tom con suavidad acarició las orejas de Harry, y continuó: —Diablos. Es probable que sean las pociones que cayeron sobre ti. Te dije que no las lamieras —Tom suspiró y pasó sus dedos por su propio cabello—. ¿Cómo se supone que debo curarte?
«¡No lo sé! ¡Pero haz algo!»
El mago oscuro terminó por llevar a Harry a su laboratorio, buscando las pociones que habían estado en la caja, tratando de crear un antídoto. Tom no dejaba de mirar la temblorosa figura de Harry en tanto medía sus ingredientes. —No te preocupes, Harry. Pronto estarás mejor.
«¡Date prisa!» El gato negro maulló cuando un fuerte espasmo sacudió su cuerpo, haciendo que grite de dolor y cayera en su costado.
—¡Harry! —Tom exclamó alarmado, y corrió hacia él—. Está bien. Casi está listo —susurró mientras acariciaba su estómago en un intento de calmarlo. Harry rodó sobre su espalda y envolvió sus patas delanteras alrededor de la muñeca de Tom para que no detuviera su movimiento—. ¿Se siente bien? —Obtuvo un maullido en respuesta de la pequeña criatura que cerró sus ojos cuando el dolor comenzó a disminuir.
Tom quiso alejar su mano, pero Harry protestó. —Tengo que terminar el antídoto, Harry —soltó en voz baja. El gato lo liberó a regañadientes, y Tom pronto fue a terminar la poción. El enfermo se acurrucó en una bola cuando otra ola de dolor lo atacó—. Espera un poco —comentó, tomando un poco de la poción y acercándola al gato—. Supongo que no la puedes beber, así que... —Tom agarró a Harry y metió sus dedos en la poción para después posarlos frente al hocico de Harry.
«¡Puaj! ¡Es asquerosa!» Harry pensó y ladeó su cabeza.
—Vamos Harry. Debes tomarla. Te sentirás mejor —Harry dudó, pero momentos después empezó a lamer los dedos—. Bien —Tom volvió a meter sus dedos a la poción y volvió a ofrecérselos al gato—, aquí hay algo más —y Harry volvió a lamer.
«Esto sabe horrible» Harry pensó mientras terminaba la poción, «pero me siento mejor»
—Se acabó. ¿Mejor? —Tom preguntó, volviendo a frotar su estómago. Harry ronroneó de placer e inclinó la cabeza para darle al humano un silencioso "gracias". Tom sonrió, provocando que los latidos de su corazón aumenten—. Me alegro ver que estás mejor. Me habías asustado por un momento.
«¿En serio?» pensó Harry somnoliento, «no creí que algo pudiera asustarte, especialmente un gatito enfermo».
—Parece que tienes sueño. Puede que sean los efectos secundarios —Harry maulló en acuerdo—. Solo duerme, Harry —murmuró Tom.
«Está bien» Harry dijo, frotando su cabeza contra la camisa de Tom, «haré precisamente eso». Y lo cumplió.