Between love and hate [Kellic]

By JacqueDeOz

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❝Sólo era cuestión de tiempo para que pasara de odiarlo, a necesitarlo las 24 horas del día❞ ✘Enero, 2017✘ ... More

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By JacqueDeOz

V i c t o r


—¡Kellic es real!

—¿Kellic?

—Kellin, Vic... ¡Kellic! —Jaime agitó sus manos y comenzó a reírse como el idiota que es-. Suena lindo. En serio, sigo sin creer que la diva haya aceptado ir contigo al baile.

Asentí con la cabeza, orgulloso, por lo que había logrado. Es oficial, lo es, Kellin Quinn irá conmigo al baile de bienvenida. Es como un sueño hecho realidad, ¿saben? Es de lo mejor que me ha pasado hasta ahora. Lo único que espero es que la diva no se ponga cambiante y me mande a la mierda.

Porque en serio, Kellin es demasiado cambiante a veces. Es raro. Un día está feliz y al siguiente luce demasiado demacrado y con ganas de mandar todo a la mierda, no sé si me explique, pero me preocupa y mucho.

Como sea, no quiero preocuparme por eso ahora, ¡iré al baile con él! Vamos a bailar toda la noche... ¿le gusta bailar? Jamás lo he visto bailar. Tal vez sea de esos que sólo va por la comida, y si es así, no me molestaría engordar con él. Mientras estemos juntos, sé que mi velada será más que perfecta.

Cuando pienso en Kellin me siento como una chica de 15 años que escribe en su diario y suspira por cada cosa que pone. Así soy yo. Romántico y cursi. Pero más que eso, soy un enamorado que está sumamente desesperado porqué la persona que le gusta le haga caso.

—Se lo pedí en el momento correcto. Jack le acaba de romper el corazón y ahora quiero demostrarle a Kellin que soy capaz de repararlo —entonces sacudí mi cabeza, pensando en la pendejada tan cursi que acababa de decir. Jaime me miró raro y se comenzó a burlar—. ¡Cállate, idiota!

—Estás tan enamorado que me das asco.

—Por favor. Te la pasas presumiendo a tu novia todo el tiempo, Jaime —rodé los ojos y ahora era él quien suspiraba como pendejo enamorado.

—Es que es hermosa —sonrió. En verdad, sigo sin creer que el amor que le tiene Jaime a Jessica sea tan grande—. Para mí es la más linda del universo.

—Me acabo de dar cuenta de algo... —dije, tratando de parecer analítico.

—¿De qué?

—Eres el único heterosexual en nuestro grupo de amigos.

Nos quedamos callados unos segundos y después nos empezamos a reír como focas retrasadas (incluyendo los aplausos y los ataques que parecen epilépticos). Las personas a nuestro alrededor nos veían raro, demasiado.

Amo los viernes. Siempre vengo con Jaime al restaurante de su madre, y en la noche, normalmente, hay una fiesta. Por ejemplo, me invitaron a una hoy, aunque no sé si debería ir o no, porque es una fiesta organizada por las porristas, y definitivamente no quiero a Danielle encima de mí.

Sin embargo, si Jaime va, puede que yo también lo haga. Así no estaré solo y tendré a alguien que me ayude a esconderme de ellas. Aunque, por otra parte, me encantaría ir a la fiesta y darle a Jack su merecido... ya saben, decirle que lo que hizo estuvo mal y leerle la biblia para que recapacite.

Porque obviamente yo soy muy pacifico.

—¿Irás a la fiesta de hoy? —le pregunté a Jaime.

—En realidad, no. Hoy es el cumpleaños de la mamá de Jessica, y ella quiere que esté ahí... ya sabes, para "ganar puntos" a mi favor -y luego negó con la cabeza—. No iré. Perdón. ¿Querías ir?

—Sólo quería ir para hablar pacíficamente con Jack —en cuanto terminé de hablar, Jaime comenzó a reírse con unas carcajadas horribles—. ¿No me crees?

—Has amenazado a maestros por él, le advertiste a otros que no se le acercaran y recientemente golpeaste a Oliver. No te creo. Sé que vas a mandar a Jack al hospital por haber hecho llorar a Kellin.

—Ah, cierto.

Entonces seguimos hablando, y Jaime me dijo que Kellin iba a ser la reina del baile, y yo le dije que no fuera pendejo. Luego me di cuenta de que si él en verdad fuera la reina, sería la Queen, así que a final de cuentas el chiste si fue cómico. ¿Se imaginan a mi bebé usando una corona?

Bien, tal vez estoy exagerando con todo este asunto del baile, pero es que en verdad estoy demasiado feliz. Sé que puede parecer raro que yo (en especial porque soy uno de los más populares) vaya con un chico, y también sé que habrá muchos hablando a nuestras espaldas, pero sinceramente no me importa. Aparte, yo no seré el único que irá de esa manera, quiero decir, Jenna irá con Lynn.

Así que no me debo de preocupar de nada, más que por Kellin, y que se la pase excelente conmigo.

Y justo como si hubiera sido un acto de magia, mi teléfono vibró. Al principio pensé que era alguno de mis amigos, pero al abrir el mensaje, me di cuenta de que venía desde Messenger, y era de Kellin.

Me ama, me extraña, me necesita. Lo sé.

«Kellin Quinn: Vic, ¿podemos ir a ver los trajes hoy? Mañana estaré ocupado todo el día :P»

Esto es como una cita, ¿verdad? Claro que lo es. Me ama. Voy a configurar su apodo ahora mismo.

"Configuraste el apodo de Kellin Quinn a Pretty Queen".

«Pretty Queen: Vete a la mierda»

«Pretty Queen: ¿Puedes o no?»

"Kellin Quinn configuró tu apodo a Fuentes de agua negra🌚".

«Tú: Te diría que te jodieras por eso del apodo, pero te amo tanto que no puedo insultarte»

«Tú: ¿Qué si puedo irme o no a la mierda, o salir contigo?»

«Pretty Queen: Salir, conmigo. A los trajes .-.»

«Tú: ¿A qué hora te veo? :^) »

«Pretty Queen: A las de ya. Estoy en el centro comercial al que vienen todos los básicos del instituto»

Reí y guardé mi teléfono. Terminé, como pude, lo que estaba comiéndome (aunque creo que fue mala idea, porque ahora estoy ahogándome) y me despedí de la madre de Jaime y de él también. Luego salí del lugar y me dirigí a mi auto.

Tenía suerte, porque el centro quedaba cerca del restaurante de la madre de Jaime. No me gustaría hacer esperar a Kellin, no mucho. Ahora que lo pienso, me parece más que lindo que me haya citado para conseguir los trajes del baile. Espero y esto se repita en unos años, pero que la ocasión de elegir trajes sea en nuestra boda.

Bien, bien, debo calmarme. Ni siquiera sé si seguiremos hablando cuando se acabe el año y tengamos que ir a la universidad. ¿Kellin ya tendrá la universidad a la que irá? Tal vez podríamos ir a la misma y después casarnos... sí.

Me estacioné en la planta baja del centro comercial, por lo normal, estaba más solo y era fácil encontrar lugar. Le mandé un mensaje a Kellin diciéndole que ya había llegado y sólo respondió con un emoji sacando la lengua.

Antes de bajar del auto, revisé que tuviera el dinero suficiente. Gracias a los Dioses lo tenía, y hasta sobraba para comprarle un helado a Kellin. Por alguna razón, imaginármelo comiendo helado me resulta tierno, en realidad, él me resulta tierno el 90% del tiempo.

Bajé del auto y tomé el elevador hasta la planta alta del lugar. Había demasiada gente, era imposible saber en dónde podría estar la diva. Aunque si en realidad es una diva, debe de brillar y resaltar entre los demás, así que no será tan difícil encontrarlo ahora que lo pienso mejor.

—¡Victor!

Kellin se acercó corriendo hacia mí y me sonrió.

—¡Yuri! -lo abracé en cuanto lo tuve cerca y él me miró de una manera extraña-. ¿Qué?

—¿Yuri? -enarcó una ceja.

—Perdón, me salí de personaje.

Kellin se me quedó viendo extraño. Odiaba que fuera más alto que yo, aunque tan sólo fuera por cinco centímetros, pero de igual manera, mis brazos podían abrazarle el cuerpo a la perfección. Era extraño, porque nos estábamos abrazando a mitad del centro comercial y lo peor es que mi diva no se quejaba, ¿por qué digo "lo peor"? ¡Esto es lo mejor del mundo!

Parecía que Kellin también se había quedado pensando en algunas cosas, pero después de unos segundos se separó de mí e hizo una pequeña mueca. A esto, justo a esto me refiero cuando digo que es muy cambiante. Siento que se la pasa arrepintiéndose de todo.

—Vamos, conozco la tienda perfecta para ver los trajes —me miró por unos segundos y luego comenzó a reírse—. Tienes betún en la mejilla.

Claro, justo cuando pensé que me iba a decir algo romántico. Rodé los ojos y me miré en uno de los aparadores de las tiendas que teníamos alrededor, me quité el betún y luego de eso, comencé a seguirle el paso a Kellin.

A veces me sorprende lo bien que le lucen los pantalones rasgados. Digo, no es que le esté viendo las piernas, sólo admiro lo bien que se ve con las cosas. Tampoco soy un loco obsesionado con un chico que es casi tres años menor que yo y luce hermoso todos los días del año. No, qué va.

Y ahora se preguntarán que por qué siendo casi tres años mayor que él, voy en su grado de estudios. Es una historia divertida. Yo no inicié el preescolar a la edad que debería, mis padres decidieron ingresarme algo tarde. ¿Por qué? Según me explicaron, cuando era pequeño, ni siquiera tenían tiempo de cuidarme... en realidad, casi nunca lo tienen, aun así ya sea mayor, al igual que Mike.

—Pienso que —dijo Kellin, sacándome de mis pensamientos deprimentes—, podríamos rentar de esos traes que están de moda, ya sabes, que son azules, grises o negros y en lugar de tener saco, es un chaleco.

—Te verías precioso con uno así —le guiñé el ojo y él sólo rodó los ojos—. Claro, mi Queen. Hagamos lo que tú quieras, ya me tocará ser quien te ordene luego.

Kellin se puso igual de rojo que un tomate y me dio un golpe en el hombro, incluso me tiró la gorra que llevaba puesta. Bien, esto, amigos, es lo que pasa cuando haces enojar a una diva.

—¡Pervertido! —reclamó mientras se cruzaba de brazos.

—¡Ni siquiera lo decía en ese sentido! —lo jalé hacia mí, y luego le susurré en el oído—. Aunque, no es mala idea, cariño.

—Cállate, idiota. No puedo salir contigo sin que digas alguna pendejada.

—¡Ow, estoy contagiándote mi léxico! —me acerqué a él y le apreté las mejillas. Sigo pensando que son como malvaviscos, son demasiado bellas—. Júntate más conmigo, y te vas a aprender más palabras como esa.

Kellin negó con la cabeza y me dedicó una mirada rara, como si quisiera que me callara o más bien, parecía que él me mirara como si estuviera tratando de analizarme. A veces es tan raro que lo haga, me siento desprotegido cuando siento su mirada en mí, es tan raro. Por esto es que odio enamorarme, porque siento que soy vulnerable ante la otra persona.

Creo que siempre es así cuando alguien se enamora. Si la otra persona le dice que se tire de un puente, lo hará. Si la otra persona le dice que mate al vecino, ahí irá el pendejo enamorado a hacerlo. Es la ley del enamoramiento, o al menos en mi caso.

Eso significa que, como ya lo dije, enamorarme de Kellin Quinn es como un suicidio. Sé que me hará sufrir, y que como siempre, haré lo imposible por hacerlo sentir bien. Porque amo hacerlo sentir bien, amo que sonría cuando le digo algo. Simplemente me encanta. Él es mi perdición, la más hermosa del mundo.

—La tienda está al fondo —Kellin me jaló el brazo y señaló una tienda que tenía bastante rojo, negro y blanco en la decoración—. Vamos.

—Ya, perdón por ser tan idiota —me le quedé viendo y comencé a reírme—. Vamos... qué aburrido. Ahora que lo pienso, qué aburrido, en serio. Odio probarme ropa. Qué horror tener que mirarme al espejo preguntándome si se ve bien o no. Total, es un traje -rodé los ojos y bufé. Luego Kellin se acercó y me besó la mejilla-. ¿Y eso que fue?

—Algo para que dejes de actuar así, tan anti-fabuloso —negó con la cabeza y comenzó a jalarme hacia la tienda—. O sea, si vas a ser mi pareja en el baile, debes lucir divino. ¿Sí te das cuenta de eso?

—¿Es una regla de la asociación de divas? Ya sabes, que tu pareja deba lucir bien.

—¡Obvio! —respondió molesto—. Digo... -y luego pareció calmarse-, no hay tal asociación. Pero si debes lucir bien, digo, debemos brillar en ese baile, ¿no crees?

—Ya, ya —dejamos de caminar y nos detuvimos al frente de la tienda. Tenía un nombre raro, parecía francés, creo—. Me dio sueño.

—Ay, no jodas. Entremos ya.

—Bueno, pero no te enojes.

Kellin rodó los ojos y entró a la tienda. Yo el seguí el paso, porque en realidad, él era quien sabía lo que se debía hacer, yo solamente estaba mirándolo como un estúpido enamorado que no sabe elegir ropa, y tiene que esperar a que su pasiva lo haga.

K e l l i n

Ni siquiera sé porqué me emocionó la idea de venir con Vic a ver los trajes, ¡ni siquiera tiene la más mínima idea de lo qué hace! Bueno, tal vez si la tenga... pero aún así es demasiado idiota, tanto que a veces me hace enojar y otras veces estallar en risas.

Estábamos en los vestidores, Vic estaba en otro cubículo, el que estaba a la derecha del mío. Yo me estaba viendo en el espejo, admirándome. Soy fabuloso. A veces, cuando me miro en el espejo me pregunto cómo es que dicen que no existe la perfección, si aquí estoy yo.

Luego me llegó un mensaje de Jack.

«Mi ex: Me sigue dando risa el apodo que me pusiste, idiota»

«Mi ex: ¿En dónde estás?»

«Tú: Con Vic. No molestes. Bai :^

Y sí, así fue, Jack me dejó en visto. Vaya. Hacemos muy bien el papel de ex pareja, él es quien me molesta pidiéndome regresar, y yo soy quien intenta salir adelante con otra persona. Debería empezar mi historia de "La vida marica de Kellin Quinn", sería un éxito en todas las librerías.

—¡Vic! —le grité en cuanto terminé de ponerme el traje—. ¡¿Ya terminaste?!

—¡Parece como si me estuvieras gritando para saber si ya acabe de hacer mis necesidades en el baño!

—¡Idiota! —me llevé una mano a la frente y suspiré. A esto me refiero cuando digo que la idiotez de Vic es infinita—. ¡¿Ya acabaste con el traje?!

—¡No me sube!

Dios. En verdad que no tiene estilo. ¿Qué tan mal debe estar para no poder ponerse un bendito traje de la manera correcta? ¿O acaso es demasiado obeso y en serio no le sube el traje? Yo digo que sí, y eso le pasa por comer tanto en el restaurante de la madre del tal Jaime.

—Ya, te ayudo —salí de mi cubículo y toqué la puerta del suyo—. Espera, mejor no...

—¿Por qué? —Vic abrió el cubículo y asomó la cabeza por la puerta, como si fuera un negro violador—. En serio, necesito ayuda.

—Es que no quiero verte sin camisa o en ropa interior.

Vic empezó a reírse demasiado fuerte, también estaba aplaudiendo como foca retrasada. Pero, por mi parte, yo sólo sentía las mejillas demasiado rojas, y estaba muriéndome de la vergüenza. ¡Y es que es verdad! No quiero verlo así, porque luego puede ponerse salvaje y... ew, no quiero. Él puede vestirse solo.

—No puedo vestirme solo.

—Pues que pendejo...

Antes de que pudiera terminar, él me tomó del brazo y me jaló. ¡Maldito! Antes de que yo pudiera escapar, Vic me acorraló contra la pared y me dedicó una sonrisa de esas que alguien hace cuando sabe que se salió con la suya. Maldito idiota. Mínimo no estaba en ropa interior, pero no tenía camisa.

—Mira, sin camisa eres más negro —me cubrí el rostro, tratando de ocultar mi sonrojo también. Qué vergüenza, no puedo creer que Vic esté haciendo eso. Lo odio demasiado—. ¡Basta! Aléjate.

—Ow. Te soltaré con la condición de que no salgas corriendo.

Suspiré. ¿Acaso me quedaba de otra? Era más que obvio que si salía corriendo, él iba a hacer lo imposible por alcanzarme y eso significaba hacer un maldito escándalo en la tienda. Y yo no quería eso. Odio llamar la atención, detesto cuando los demás me miran y piensan que soy extraño.

Asentí y Vic me soltó. Aún estaba cubriéndome el rostro, juro que me moría de la pena. Sé que lo he visto sin camisa antes, en los vestidores, pero ahora es diferente porque estamos solos, encerrados en un cubículo. Y conozco a Vic, sé lo que puede hacer y no, qué horror. Alguien ayúdeme.

—Ya, tranquilo. Puedes descubrirte el rostro —Vic colocó su mano en mi hombro y rió—. A ver, ¿En dónde está bebéée? —dijo, con voz de retrasado.

—En la mierda —descubrí mi rostro y lo miré. Estaba despeinado, pero ya tenía la camisa puesta—. Vaya, gracias por tener la consideración de vestirte.

—Ahora siguen los pantalones, no he terminado.

Espera, ¿qué?

—¡No! —intenté escapar y volvió a acorralarme.

—Ya te dije que esos no me suben.

—¡Agh, pide otros!

Intenté escapar, en serio lo hice, pero eso no servía de nada, porque Vic es muchísimo más fuerte que yo. A veces pienso que es mejor que yo en muchos sentidos y eso me hace sentir mal. Y... joder, quiero que me suelte.

—Mira, me los voy a probar —Vic se agachó, sin soltarme, tomó los pantalones y se puso de pie—. Y si no me quedan, pediré otros.

—Estoy muy incomodo ahora mismo.

—¿Te sientes tenso?

—Sí —rodé los ojos.

—Besémonos para romper la tensión.

—No, yo no beso a negros.

—Ni quien quiera besar a una diva engreída —se separó de mí y comenzó a bajarse los pantalones.

Entonces yo me volví a cubrir el rostro, en serio, no quiero ver. Escuchaba a Vic riéndose, no sé qué le causaba gracia. Entonces empezó a tararear algo, creo que era una canción de The Smiths, pero no recuerdo su nombre. Pero, fue entonces, cuando escuché un ruido en especial que en serio si hizo que me quisiera morir. Ya saben, ese ruido irreconocible de cuando rompes tela.

—Kellin... —dijo Vic.

—A ver, idiota descerebrado, quítate eso, ya.

—Pero...

—¡Ya! —me descubrí el rostro, y le ayudé a quitarse el pantalón. Sí, lo había roto, como Bob Esponja, pero ese no es el punto—. A ver... esto te pasa por obeso.

—Cállate —Vic se puso su ropa normal con demasiada rapidez—. ¿Qué vamos a hacer?

—Pues yo aún tengo el traje, así que debo cambiarme.

Pobre Vic, noté que había entrado en pánico. No era momento para insultarlo y decirle que era un idiota, era momento de ayudarlo. Como sea. Él salió del cubículo, fue al otro por mi ropa, y luego regresó.

Tuve que cambiarme al frente suyo, qué horror. ¿Saben qué es lo peor? Que Vic estaba tan asustado que ni siquiera tuvo tiempo para darme cumplidos, porque es obvio que me los hubiera dado de no ser que se estaba muriendo.

Tomamos mi traje y el de él, y los escondimos debajo de una silla que estaba en el cubículo. Luego nos quedamos callados, sin saber qué hacer. Yo me quería reír por la cara de Vic, en serio, expresaba tanta culpabilidad que me daban ganas de llorar, me conmovía, en serio.

—A ver, Vic... —lo tomé de las mejillas y suspiré—, no es culpa tuya que el traje que te dieron no sea de tu talla, maldito obeso. Pero eso no importa. Ahora, quiero que tomes mi mano, salgamos de aquí y corramos como perras locas hasta la salida de emergencia.

Vic rió, su sonrisa volvió, por fin. Tomó mi mano y asomó la cabeza por el cubículo, cuando se cercioró de que no hubiera nadie, comenzó a guiarnos con velocidad hasta la salida de emergencia, cuando salimos, los gritos por parte de los dueños se hicieron presentes.

—¡Corre, coño de la madre, corre! —dije entre risas mientras Vic apresuraba el paso—. ¡Anda, apresúrate!

—¡Hago lo que puedo! —él también se reía. Vic era quien empujaba a las personas, yo sólo me encargaba de dedicarles una mirada de disculpa—. ¡¿A dónde vamos?!

—¡Ahí! —le señalé un salón de juegos infantiles—. ¡Ya!

Corrimos hasta el salón de juegos y nos tiramos en una de esas piscinas que tienen pelotas de plástico. Luego nos comenzamos a reír como idiotas. Ojalá tuviera mi cámara ahora mismo. Vic suspiró y trató de salir, pero yo lo jalé de vuelta, puesto que aún no veía pasar a los dueños de la tienda.

Una niña se nos acercó y nos miró raro.

—¿No son muy mayores para estar aquí? —dijo ella, parecía asustada.

—Aún somos jóvenes —Vic se encogió de hombros—. Oye, pequeña... ¿te puedo pedir un favor?

Ella asintió, parecía algo asustada, pero de igual manera aceptó. Vic le pasó su teléfono, tenía la cámara activada. Luego se volteó hacia mí, y me abrazó.

—¡Toma la foto! —le dijo Vic.

La niña tomó la foto y le devolvió el teléfono a Vic, él le dio un caramelo y ella se fue corriendo con una sonrisa en su rostro. Por un momento, me dio demasiada ternura ver a Vic conviviendo con esa niña, y luego me lo imagine siendo papá. ¿Sería responsable con sus hijos, considerando que en estos momentos todo le vale un bledo? Quién sabe.

—Mira, Kellin —Vic se acercó y me mostró la foto—. ¿Qué tal la foto que tomó la niña?

Bien... no estaba tan mal. Sólo necesitaba unos arreglos.

—Préstame el teléfono —Vic me hizo caso, y comencé a editar—. Mira, primero hay que poner un poco de contraste, para que se ve más clara; luego el filtro instantáneo y... ya, ya quedó. Es fácil. ¿Vas a subirla a algún lado?

Le pasé el teléfono y él asintió, feliz. Y está bien, en realidad no me molesta que lo haga, totalmente y a final de cuentas, no le hace daño a nadie. Él es feliz cuando está conmigo, y más que eso, es el verdadero Vic. Siento que cuando está conmigo, es él, no sé si entiendan, pero en verdad, amo como es cuando está conmigo.

—La subiré a Facebook, ¿está bien?

—Etiquétame, sí —reí y salí de la alberca de pelotas-. ¿Sabes? No creo que nos estén buscando.

Vic salió de la alberca y comenzó a caminar a mi lado. Miré de reojo su teléfono, estaba subiendo la foto (debo admitir que eso me puso algo nervioso, pero luego me dio igual). Se veía feliz, sé que lo estaba y su alegría era contagiosa.

—¿Quieres ir por un helado, Kellin? —se guardó el teléfono en el bolsillo trasero de su pantalón y sonrió—. Yo invito.

¿A quién le importa si Vic es un idiota? Estar con el idiota es divertido, y me gusta.

Quiero al idiota.

—Sí, vamos —le sonreí.

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Aw, la gorda Fuentes rompió un pantalón.<2+1

Me da risa lo mucho que me distraigo cuando escribo, si no lo hiciera, los capítulos me saldrían en unas tres horas, pero como me encanta hacerme pendeja, salen en uno o dos días :^)

PREGUNTA: ¿Les molesta que ponga mensajes en la fic? (esto es Sergio, deben responder, muchachas)

Estoy ahorrando para comprar una cámara, pero también quiero ahorrar por si voy al Warped Tour, o por si OM&M llega a venir a México. Estoy en crisis y arg.

Wattpad es re hijo de su chingada madre. No me dejó subir el capítulo por más de cinco pinches veces y luego me cambia los mugrosos guiones. #WattpadMeLaPelaAunqueNoTenga

Ya, ya, chao.<3

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