Medio kilómetro de distancia

By iwillsaveyoutonight

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¿Qué pasa cuando un ángel pierde la memoria, se topa con un demonio y cae? ¿Quién cambia a quién? Una mentir... More

Sinópsis
Relación tóxica
Epígrafe
Para ti
Prefacio
Capítulo 1
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capitulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
9. El comienzo
10. ¡Por un demonio...
11. ... lo que faltaba!
12. Nutella con fresa.
13. Diabólica tentación
14. Las rosas son rojas.
16. ¿Por qué lanzas tus misiles?
17. Círculo vicioso | Parte I
18. Círculo vicioso | Parte II
19. Yo fui tuyo y tú mía
20. Sucesos inesperados.
21. Maritza Engel.
22. Perfume barato
23. Se cierra un capítulo
24. El primer día sin Katherine
25. Lluvia de espuma | Parte I
26. Lluvia de espuma | Parte II
27. El baúl de los sueños
28. Tres sobres de azúcar
29. Calle de ensueño
30. Solo quédate con él si...
31. Te sigo amando, Maritza.
32. La nostalgia es un perra
33. Elévame hasta tocar el cielo, Luca
34. ¿Y qué es lo que quieres, Luca?
35. Buena mierda
36. Triángulo amoroso
Cien mentiras
¿Dónde mierda está el sol?
37. Sal en la herida
38. ¿De dónde te conozco?
39. Chanaje
40. Y vuelve el perro arrepentimiento
41. Un cigarillo y dos corazones rotos.
42. Whisky y malas decisiones

15. El juego de Victorious

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By iwillsaveyoutonight

Hermano/a.

Desde que desperté de mi pequeño coma y hasta la fecha, jamás pensé en tener un hermano o en que mis padres pudiera querer tener otro hijo, nunca pensé en esa posibilidad creo que por el hecho de tener a B y H cercas me hizo pensar que ya los tenía unos hermanos.

Hasta hace unos días. 

Todo paso cuando llegue de la fiesta de Sam, después de "hablar" seriamente con mi madre sobre mi dependencia y del hecho de porque llegué un día después como una vil cualquiera como ella misma me dijo... tras largo insultos, palabras hirientes y gritos desconcertantes, mamá soltó una cachetada como nunca antes me dio una, mientras gritaba «estoy embarazada»

Bonita forma de hacérmelo saber ¿no?

Subí a mi cuarto con la furia saliendo por mis poros, azote la puerta y me encerré en el baño.

— Hermano —pronuncie mirándome el en espejo mientras me retiraba el maquillaje, y a su vez, despotricaba al mundo entero. 

Pronuncie la palabra muchas veces pero aún no caí en cuenta el significado de eso, y por lo visto mi madre tampoco.

Desconozco los segundos, minutos o horas en las que estuve metida en el baño. Ya me había duchado y por lo menos escuche 5 veces mi teléfono sonar.

Salí del baño en ropa interior, dispuesta a tirarme a la cama e ir a dormir. 

Camine en dirección a la cama cuando el sonido de mi iphone 4 sonó e inconscientemente sonríe recordando a Luca burlándose por el modelo. 

Lo reviso y encuentro varias llamadas perdidas de Heissen, un mensaje de whatsapp de Bambi y 6 mensajes de Nathan.

Los mensajes de Nathan son simples, me pregunta que como estoy, como va mi día, porque no le contesto, que extraña mis besos—creo que es es el mejor de todos— que me tiene una propuesta y que me reporte con él en cuanto tenga tiempo. 

El mensaje de Bambi me desconcierta un poco porque dice que llegando a su casa William estaba ahí, esperándola, porque no sabía a quién más recurrir... su madre murió.

Un balde de agua fría es lo que siento caer sobre mi y aun así la sensación es poca 

Mierda.  

Frecuentemente peleo con mi madre, nos decimos de cosas y gritamos otras pero el hecho de tan solo pensar no volver a tener nunca más una discusión con ella hace que me falte el aire para respirar. Por sobre todas las cosas la amo como a nadie.

Sonará un poco mal pero la realidad es que la amo incluso más a que padre, pero de igual manera daría la vida por ambos sin dudarlo, sin embargo ella es otro nivel.

Le regreso el mensaje a Bambi preguntando si el chico/hombre se encuentra bien, que si les puedo servir de algo, se que solo lo vi una vez y se portó como un patán que aunque pensándolo bien si es amigo de Bambi quiere decir que algo bueno hay en ese chico, fuera de eso pienso que ninguna persona deberia perder a su madre y la debe de estar pasando fatal, algo de ayuda moral no estaría de más. En estos momentos es cuando más necesita apoyo, supongo.

Suelto un suspiro fuerte por la frustración y me siento en un sillón que está a lado frente a mi cama con vista hacia fuera, no pienso en nada, solo observo la calle vacía y miró cómo el sol se va metiendo. 

Mi celular vuelve a vibrar y es una llamada entrante de Heissen, la cual con mucho pesar atiendo 

— ¿Que paso? ¿Te dio con la chancla?—pregunta bromeando antes de siquiera saludar.

Rodeo los ojos exasperada, tengo el humor negro. Por lo cual temo por Heissen porque tengo la puta mala costumbre de desquitarme con la gente que menos lo merece.

— No estoy de humor. 

— La falta de sexo te está haciendo cada vez más amargada, lo sabías  ¿verdad? 

— ¿Sabes? a veces me dan ganas de asfixiarte 

— ¿Cómo es que supiste que soy fanático de la hipoxifilia? Si que eres una gatita traviesa—me dice y seguido de eso, ronronea.

Sonrió negando con la cabeza.

— Eres un imbécil adicto al sexo, lo sabes ¿cierto? —le digo con algo de mejor ánimo

— Soy tu mejor amigo gay, claro que debo serlo—carraspea—. ¿Que paso ahora? cuéntamelo todo, mi amor.

"Mi amor"; me encanta cuando me llama así, me hace sentir amada y querida. 

Durante mucho tiempo fantasie con la idea de que Heissen y yo... hubiera algo más, pero solo fue la necesidad de sentir amada. Recuerdo que hubo un tiempo en el que creí amarlo, Heissen no es la clase de gay que viste de rosa o habla de manera afeminada, no, el es un hombre de pies a cabeza en la mayor parte de lo sentidos y hay fue donde cometí la tontería de creer que lo amaba, afortunadamente hablamos y aclaramos todo. Me hizo darme cuenta de que realmente no lo amaba, porque cuando intentamos tener sexo ni yo le atraía ni el a mi.

Confirmado al 100% que le gusta el aparato reproductor masculino. 

Sin más le conte todo a mi mejor amigo hasta el más mínimo detalle, inclusive lo que pasó en la fiesta con Nathan, lo que pasó en su cama, en la terraza del edificio, la vomitada que hice al cruzar la puerta, la cara de decepción de papá antes de irse, los gritos de mi madre junto con los míos, la cachetada y el embarazo.

— Alégrate, es tu hermano, tu sangre, la persona que te cuidara por las noches cuando tu padres no estén, o tu hermana, la pequeña a la que peinaras, pintarás y hasta le enseñaras a usar la toalla femenina a su debido tiempo— me señala Heiss—. Solo tienes miedo Kathy, siempre le has tenido miedo a lo nuevo. 

Suspiro cansada, llevamos rato hablando sobre el tema y yo simplemente no se que decir... un hermano.

— Supongo que si —le digo para cortar el tema, me siento aun mal por todo—. Gracias por tus consejos, te amo.

— Nada de gracias son 5 dolares—soltamos una risa seca para después quedarnos callados durante segundos—. ¿Durazno o fresa? 

— No comprendo ¿de qué me hablas?

— Del helado yogurt que llevaré a tu casa, ¿de qué sabor lo prefieres? y callate que no espero un no como respuesta a nada, voy a ir a tu casa un rato—afirma severo. Sonrío.—Durazno

— De acuerdo—me dice simple— y Katherine...

— ¿Si?

— Yo te amo mucho mas, hermana. 

Sin pensarlo, analizarlo, meditarlo o razonar las lágrimas corren por mis mejillas de una manera silenciosa.

— Ven pronto.

Y así fue como esa noche tuve un poco de consuelo.

Desde entonces ha pasado una semana; cosas han sucedido, mi madre no me habla, mi padre tampoco y bueno yo no hago tampoco el intento y es que a decir verdad no se que decirles, la noticia de que un bebé viene a la familia no me cae, aun no lo asimilo. 

Por otra parte Bambi me cuenta que William sigue decaido y su hermano está desaparecido pero no literal, saben que está en las Vegas en un especie de shock negación. Bambi ni siquiera vino a trabajar por estar con él dice que es su única amiga de verdad según Will.

Por otra parte, Heissen me propuso nuevamente irme a vivir con él y que no me preocupara por pagar la renta de los primeros meses que el lo haría pero me niego, se supone que quiero salir de mi casa porque quiero ser una persona autosuficiente, no salir para ir donde otra persona a que me mantenga o me pague el techo.

A su vez Nathan y yo hemos estado hablando mucho, tal vez lo vea mañana o un dia de estos, la universidad lo tiene lleno de cosas y más cuando estudia una carrera que no quiere como lo es administración de empresas, cosa que aun no comprendo de Nathan no parece ser el tipo de persona que estudia algo que no le gusta o quiere, algo debe de haber pero prefiero que sea él quien me lo diga antes de yo preguntar. 

Las horas en el trabajo se me pasan lento cuando Bambi no está, Bambi al igual de Heissen son personas que siempre están en mi día a día por ende me acostumbre a ellos y me cerré al resto de las personas, los compañeros de mi trabajo casi no me hablan, solo lo hacen para darme indicaciones o para que les ayude en algo. 

Pero siendo sincera me da igual porque aunque se escuche en modo de que soy una perra, cuando Bambi llegue muy probablemente los ignore y no por ser mala persona o creída sino porque con Bambi me adapto a todo y solo somos ella y yo. Por eso prefiero que no me hablen porque cuando llegue ese momento no quiero que piensen que soy una convenenciera.

Estoy recargada en la barra cuando miro que un cliente joven se aproxima, retomo mi postura y tragándome mis amargas penas, sonrio

— Buenas tardes, bienvenido a Starbucks ¿qué desea?—le pregunto con la más fingida de las sonrisas

Amable me contesta

— Caramel macchiato frío, para llevar por favor.

Inmediatamente lo teclo en la computadora, le paso el ticket a mi compañera para después seguir parada con una fingida sonrisa hasta que vuelva otro cliente o bien se vaya. El chico solo da unos cuantos pasos a su izquierda para no estorbar el paso pero esperando que le entregen su orden.

Mi vista viaja a todos los rincones del local, hoy no hay mucha gente lo cual agradezco internamente ya que no tengo ánimo de nada.

Sin importarme mucho, me vuelvo a recostar sobre la barra usando mi antebrazo como una simulación de almohada, el chico ladea a verme y sonríe de manera cálida; dicha acción es la que yo le regreso antes de cerrar mis ojos y descansar un poco, se que no debería de estar haciendo esto pero el cansancio mental me esta matando. 

Al segundo de hacerlo maldigo a todos los Heissen que existen en el mundo porque unos toquecitos en mi cabeza hacen que abra los ojos y me encuentre nuevamente con el rostro del chico que al principio me miraba confundido y despues volvio a sonreir, hice exactamente la misma acción con el susodicho.

Nuevamente me dan esos toquecitos y las palabras de Amelia —mi compañera en turno—se escuchan en mi cabeza «el gerente vendrá hoy, debe de estar todo impecable chicos recuerdelo», abro los ojos tanto que siento que se me saldran, me incorporo de inmediato, tan de inmediato que mi espalda choca contra algo y ese algo es pecho de Amelia; dicho acto provoca tirar bebida del chico en el uniforme de mi compañera. La chica me mira con cara de querer matarme y yo de querer suicidarme, suspira frustrada y le dice al cliente que ya vuelve con su bebida de nuevo y se retira hacer lo propio. 

Me giro para ver al autor de los toquecitos en mi cabeza, ya que al momento del impacto con Amelia tuve que girar para ver a mi víctima, o sea a ella. 

Me encuentro con el rostro de Adam Levine, bueno en realidad no, pero es lo más parecido a él en sinónimo de perfección. 

Nathan me mira divertido y yo solo me encojo de hombros por la vergüenza invadido mi sistema. 

— ¿Qué haces aquí?—le pregunto, no en forma de cuestionamiento porque realmente me encanta verlo aqui. 

— ¿No puedo venir a comprar un café?

Mierda. Una imaginando un escenario donde Nathan llegue y diga

¿No puedo venir a ver a la chica más bella de todo Nueva York y que me vuelve loco con sus besos?

Jodida vida.

— ¿No puedo venir a ver a la chica más bella de todo NY y que me vuelve loco con sus besos?—dice pícaro.

— ¿Lo dije en voz alta cierto?—automáticamente miro ambos chicos y ellos asienten con su cabeza.— Lo siento, fantasía de virgen.

Nathan suelta una carcajada y ¡Deblyn! me vuelve loca.

Después me mira interrogante.

— ¿Todo bien?—me pregunta.— Te ves cansada.

Amelia llega con la bebida del chico y antes de dársela comienzan una plática de la cual soy totalmente ajena pero Nathan no tanto pues frunce sus cejas y ladeo su rostro como para escuchar mejor.

Por mi parte no quiero hablar de lo que me sucede, por ahora. Quiero simplemente un respiro, no quiero contarle y terminar llorando.

— Nada, solo, ya odio mi trabajo.

— Ya veo —dice pero su atención sigue puesta en Amelia y el cliente—. ¿Esta todo bien? —le pregunto irritada, odio hablar y que no me presten atención. 

Nathan vuelve a enfocar su atención en mi, pide que me acerque a él, y yo como si fuera sumisa lo hago. Toma parte de mi cabello y lo pone detrás mi oreja susurrando

— Juego de Victorious —se aleja de mí y yo me quedo desconcertada ¿eso qué significa? 

Lo miro y ¡por las madres de los Heissen!, la sonrisa que Nathan Daniels tiene en rostro es la del mismo anticristo, la maldad pura y directa vienen de lleno en esa sonrisa. 

Es un diablo disfrazado de ángel. 

Pero ¿qué hará?

— Te la manda el chico—me susurra al oído Amelia refiriéndose al cliente, mientras me entrega un papelito en blanco algo arrugado. Frunzo mi ceño en desconcierto.

— ¿Qué es esto? —le pregunto, a lo cual se limita a encogerse de hombros y retirarse. 

Cuando me giro a ver al cliente para un explicación sobre el papelito, miró como Nathan le arrebata su café de las manos, después se lo tira directo a la cara, el chico a todo esto reacciona e intenta golpearlo pero Nathan es más rápido que con su mano izquierda tomó su puño y este es su pauta para torcerle el brazo asimismo hacer que el pecho y cara del cliente impacte en una de las mesas de otros clientes tirando todo lo que hay en la mesa. 

Me quedo media pendeja viendo todo, miro como los guardias hace por separarlo mientras algunos clientes graban, otros gritan cosas y unos quiere ir apoyar. 

Agarra a Nathan por los antebrazos, lo jala sometiendolo por la cabeza y haciendo que sus brazos queden inmóviles. El cliente se pone de pie, puedo observar desde mi posición que tiene la cara roja del enojo y algo mojada—debido al café que troglodita le tiró—, luego hace lo que cualquier hombre enojado, humillado y he de admitir que un tanto cobarde hubiera hecho, se aprovecha de que Nathan está sometido y le tira un golpe directo al rostro de Nathan; esté pasa su lengua por su labio inferior y retira la poca sangre que salió de allí.

Sonríe descaradamente divertido por la situación.

 — ¡Marica! —farfulla Nathan antes de darle un golpe en sus zona más íntima con la punta de su zapato, posteriormente le da un golpe al sujeto que lo somete cuando echa su cabeza para atrás liberándose del agarre. Se lanza sobre el cliente como el descendiente de mono que del que proviene, lo empieza a golpear en la cara unas cuentas veces hasta que seguridad interviene.

— ¿Alguien me puede explicar que es lo que esta pasando aqui?—pregunta un señor desde la puerta principal con una voz tan gélida que me paralizo más en mi lugar, pues es la voz del gerente. 

 ¡Deblyn!

¿Y ahora como le explico al gerente que mi amigo comencé a pelear con el cliente por sabe-que-cosas?

A verdad pendeja, ahora si es tu "amigo"

— Señor lo que pasa es que este cliente, agredió a este otro cliente —explica el guardia a su manera, el señor cano de aproximadamente unos 50 años y con una vestimenta muy pasada de moda pero formal, avanza hasta los chicos.

 — Todos vuelvan a los suyo—pide en voz alta para tanto como personal y clientes escuchen y acaten sus órdenes.

Toma a los chicos por los antebrazos para guiarlos a un lugar más privado y Nathan siento tan Nathan arquea una ceja y se safa de su agarre, pero sigue su paso. Los 3 se mantiene alejados del resto hablando cosas que logro escuchar, pero una que otra vez me apuntan y alzan la voz. Mi ceño se frunce cuando el señor voltea a verme y me da una mirada de reproche, mi pulso aumenta y solo espero Nathan no me haya metido en problemas. 

Otra compañera me manda a llamar y dice que me presente en el cubiculo, el gerente me manda hablar. Toda temblorosa voy, llegando los 3 estan parados en la puerta pero creo que el gerente está tan disgustado que se le olvido sus modelas ya que el pasa primero, seguido del cliente, Nathan es el que me sede el paso pero cuando lo hago el muy imbécil me da una nalgada. Lo volteo y no lo fulmino con la mirada, no, esté merece sufrir cruel y placenteramente. Me va a conocer enojada, le sonrio disfrazando mis crueles intenciones. 

— Señorita Geisler, ¿me puede explicar qué fue lo que pasó?—me pregunta el gerente que ahora se encuentra sentando en una silla que hasta atrás de un escritorio amplio, prestandome su absoluta atención. 

Con mucho pesar, le explico exactamente todo lo que pasó. Tal cual vio todo. Todos se mantienen callados incluso cuando termino de hablar.

— Tu amigo Nathan me explicó su versión diciendo que el lo único que hizo fue defenderte—alzo mis cejas y lo miro sorprendida—. Me dice que tu misma le dijiste que el cliente, Jason, te estaba molestando y diciendo obscenidades, ¿eso es cierto?

Santa madre. 

Separo mis labios ligeramente, pestañeo un par de veces, mis manos sudan y me pican la palma. No quiero dejar a Nathan como un mentiroso, pero tampoco quiero mentir. Principalmente no se de donde mierda saco eso y porque dijo que yo se lo dije, no se que hacer, voy a hiperventilar. 

Tuerzo mi cuello ligeramente para poder ver a Nathan, el está muy tranquilo con sus brazos cruzados a la altura de su pecho y con uno de sus dedos sobre sus labios, como si contuviera la risa, me guiña el ojo y avanza hacia a mi, tocando mis hombros dice

— Dile la verdad, ese tal Jason no podrá hacerte nada, estoy aqui y el gerente también, dile la sucias cosas que me dijiste te dijo el cliente—me pide, yo lo le digo con la mirada que no pero el me dice con la suya que sí.

— Eso es mentira, eres una perra mentirosa—me grita el cliente, eso mismo hace que Nathan lo tome por su camisa y lo estampe contra la pared.

— Vuelves a llamarla de esa manera y te deformo la cara ¿entendiste?—le dice Nath, el señor le exige que se comporten.

No comprendo por que hace eso, es decir, Daniels mismo sabe que eso es mentira y todavía se molesta porque el me llama de esa manera, ¿qué maldita cosa está pasando por su mente?

***

— ¿Que mierda fue todo eso? ¿Tienes caca en el cerebro o que?—le grito enojada—. Me despidieron por tu culpa—le reprocho, mientras caminó a zancadas afuera del centro comercial. Porque si, trabajaba en un pequeño local dentro de un centro comercial y ahora por un idiota, ya no.

Termine haciendole caso a Nathan Daniels y mentí, el cliente dijo que nos iba a demandar por agresión y difamación a lo que Nathan negó diciendo que teníamos pruebas, haciendo que sacara el papelito que anteriormente Amelia me dio y donde decía "llame para una noche de sexo", también le hablamos a la misma como testigo. Yo realmente sigo sin entender nada, pero lo único que sé a ciencia cierta es que Nathan quedó libre de culpas, al cliente lo dejaron libre "perdonando" lo que había hecho y yo quede despedida por daños colaterales.

Y una mierda entera más.

Nathan tomó mi mano con fuerza una vez que salí. Estoy realmente enojada, odiaba mi trabajo sí, pero lo necesitaba para poder independizarme y para poder comer, comprar libros, PARA EL CONCIERTO DE LOS WANDIS.

Ahora no tendré nada de eso por su maldita culpa.

 — Suéltame Nathan. Por tu culpa perdí mi trabajo y no se vale, no todos vivíamos en una mina de oro—le digo liberándome de su agarre pero en segundos me vuelve agarrar y con más fuerza—. ¿Por qué hiciste todo eso? ¿Por qué lo golpeaste? 

— Te lo diré si te calmas y dejas que te explique

— Eres un idiota

— ¿Ya te vas a calmar?—pregunta irritado—. Deja tu inmadurez a un lado y déjame explicarte todo.

Libera su agarre, y le cedo el derecho de la palabra.

— ¿Que fue todo eso? 

Nathan se encoge de hombros chasqueando su lengua, se da mieda igual y se dirige al estacionamiento y esta idiota si cre que lo voy a seguir

— Sinceramente quería que te despidieran de tu trabajo. 

Okay, si lo voy a seguir.

— ¿Como? ¿Por que querias eso?—le pregunto apurando mi paso y poniéndome delante.

— Quiero que trabajes para mi.

Más desconcertada que antes le pregunto

— ¿Contigo? ¿Trabajar de que?

— Sexo servicio.

Lo miro con ganas de querer matarlo, él sonríe pícaro y de un movimiento toma mi cintura para poder unir nuestros labios, y joder, que bien se siente.

Nathan realmente me gusta muchísimo, pone a vibrar todo mi cuerpo, su manos apretando mi cintura, su lengua y piercing jugueteando con mi lengua me suben al tercer cielo y si así de bueno es con la lengua en mi boca no quiero ni imaginarme cuando...

— Creo que deberíamos parar, no quiero terminar violandote en un estacionamiento público—le digo.

— Pensaste en voz alta de nuevo—me informa.

— Lo se.

Nuevamente une sus labios a los míos con firmeza y astucia. 

Sus labios toman mi labio inferior succionando y lamiendo, mientras sus juguetonas manos tocan mi trasero presionando contra su cuerpo. Todo en mi cuerpo empieza hervir y ahora se porque dicen que la santas siempre terminan siendo las mas zorras en la cama, pues claro, pasamos mucho tiempo siendo mojigatas que cuando nos liberan sacan nuestra fiera interna.

Mientras nos besamos caminamos hasta que mi cuerpo choca contra lo que siento en mis piernas y trasero es el cofre de un carro, pero nada nos detiene, nos seguimos besando con tanta pasión y sensualidad que es imposible que todo este tiempo haya estado guardado en mi.

Esto no es normal, ni siquiera me interesa que estemos en un estacionamiento y cualquier persona pudiera vernos o que sus manos traviesas están en mi trasero. Hace que me siente sobre el cofre del auto y abriendo mis piernas mente su cuerpo entre ellas para seguido de eso besarme más profundo e intenso como si no existiera mañana o fuéramos actores de una película porno de bajo presupuesto.

Nuestro beso comienza a tornarse mas pacifico para poder tomar aire y no morir de asfixia, pero proseguimos con nuestra tarea. Hasta que un sonido de claxon hace que nos separemos por un momento, giramos la cabeza y vemos a un chico sacar su cabeza por la ventana del auto donde estamos recargados

— Muy sexy beso, si he de admitir, pero ya tengo que irme—informa el chico divertido, yo miro a Nathan quien sonríe suficiente y me escondo en su pecho. ¡Qué vergüenza!—. Lamento romper la conexión.

Nathan asiente con su cabeza y me cargada como changuito apretando mis trasero con ambas manos. El chico conductor ríe fuerte poniendo en marcha su coche y gritando mientras se aleja 

— Dale duro esta noche, hermano

Me bajo de Nathan, entrecierro los ojos y digo—. Es un idiota

Niega con su cabeza besando mi frente.— No, de hecho me ha dado una buena idea.

***

 — ¿Ya me puedes aclarar el espectaculo que hiciste en mi ex-trabajo y porque querías que me despidieran?

Llegamos al departamento de Nathan hace unos pocos minutos, suficientes para tomar aire y relajarnos, estamos sentamos en cocina porque según él me cocinara algo. 

Solo espero no morir intoxicada.

— Quería que te despidieran ya te lo dije Katherine—dice Nathan exasperado

— Pero ¿por qué?, eso es lo que quiero saber.

— También te lo dije—dice cortando bruscamente los tomatillos—. ¿No me escuchaste?

— Explicame. Me has dejado sin trabajo y ahora quiero saber en concreto porque no esa mentira de "sexo servicio"—le digo mientras me paro de mi asiento y avanzó hacia él con los brazos cruzados.

Deja de cortar los tomatillos y se gira para encararme de manera retante. Suspira y sigue haciendo que lo estaba haciendo

— Sebastian tiene que cerrar negocios y para eso necesita la firma de mía pues porque soy accionista; necesito una asistente y te quiero a ti.

— ¿Y a mi por que? —le pregunto con desdén. 

Muy apenas se tomar pedidos y éste fantasea con que sepa de documentos y esas cosas.

— Bueno realmente no necesito a una asistente, solo iré de viaje a ciudades y firmare papeles porque aunque no me guste admitir—hace una mueca de desagrado—, Sebastian saber desempeñar muy bien su trabajo como presidente de la empresa y los negocios que hace y cierra siempre son un éxito.

Me encojo de hombros porque realmente del tema no se nada. Nathan deja el cuchillo sobre la mesa y avanza hacia a mi con una gran sonrisa 

 — Así que—empieza a decir una vez que me subió a la mesa—. quiero tenerte cercas de mi ese tiempo que no esté en NY—besa mi cuello el muy maldito sabiendo que eso es mi debilidad—. Solo imaginatelo, tu y yo, visitando ciudades por 2 meses...

— Nathan yo... no tengo dinero para poder gastar en todo eso.

— Sabía que dirías algo como eso y tambien sabia que si te dijera que yo pagaria no aceptarias, por eso pense en contratarte como mi "asistente"

— ¿Y que se supone que hare? Ya sabes... no se que hace una asistente.

— Sexo oral, sexo anal, sex—le muerdo la mejilla con fuerza—. Es broma, es broma—chilla y lo suelto—. Maldita, me duele

Se aleja de mí para buscar algo con que quitarse la saliva de mi mejilla. Cuando lo hace vuelve a mi y me besa con desespero, como el vengador que es muerde mi labio inferior con fuerza.

— ¡Suéltame!—le grito adolorida—. Eres tonto—me suelta divertido posteriormente pasa su lengua por la parte mordida para aliviar algo el dolor.

Vuelve a cortar los tomatillos, mientras dice

— En sí no tendrás que hacer gran cosa, solo ir acompañar a unas cuantas reuniones y recordarme con quien me voy a encontrar y esas cosas. Realmente no se jamas he ocupado una asistente—niega con su cabeza frunciendo su ceño— ¿Es que aun no te das cuenta? ese es mi pretexto para alejarme un tiempo de todo, y solo estar contigo.

Me bajo de la mesa y voy hasta donde está, abrazando su espalda recuesto mi cabeza en ella.

— ¿No crees que vamos muy rápido? es decir, no tenemos mucho de conocerlos y ya hasta quieres que nos vayamos de viaje y esas cosas yo...

Se voltea y me envuelve en sus brazos, el olor de su pecho me hace sentir de una manera muy calidad.

— No pasara nada que tu no quieras Katherine, lo prometo—dice besando mi cabeza—. Además, puedes mirarlo como un viaje de... amigos, donde solo nos iremos a divertirnos y a vivir el momento—hace una pausa larga—. y si quieres verlo por el lado de sacarle provecho, te pagaré por ello.

Levanto mi mirada en busca la suya pero no la obtengo, así que jalo su cabeza hacia abajo para verlo.

— No necesitas pagar para que yo haga eso... en verdad quiero estar contigo. Es solo que yo—intento decir pero las palabras no quieren salir.

— ¿Qué sucede?, Katherine quedamos en que nada de mentiras, siempre sinceros.

Mierda

— No quiero que pienses que soy una fácil y rápida que con cualquier chico hace estas cosas, realmente es la primera vez que yo me comporto de esta—sus labios me callan.

— No tienes que decirme lo que yo ya sé—dice mientras me guiña un ojo—. Entonces ¿aceptas? 

Sonrío y asiento con mi cabeza. 

— Genial, te prometo la pasaras muy bien—dice mirándome con lascivia, paso de ese gesto y le pregunto

— ¿Tienes chaleco antibalas?

— ¿Para qué?—dice cambiando su postura y mirada—. ¿Para que lo quieres? 

— No es para mí tontito, es para tí, para cuando le comente a mi padre

Sonríe y niega con la cabeza. 

***

Comemos lo que Nathan cocino y he de admitir que estuvo delicioso. Despues, le mande un mensaje a mi madre diciéndole  que llegaría más tarde para que no se preocupara, no me contestó pero se que lo vio y con eso me basta.

Ahora nos encontramos viendo una película, estoy sobre el cuerpo de Nathan y él solo pensar cómo es que llegué aquí, en este punto donde estoy sobre su cuerpo, en una penthouse, a solas, a casi medianoche, el tocando mi trasero y pechos descaradamente, me da una risa infernal.

Me desconozco. 

Esta con la cabeza inclinada mirando hacia el televisor mientras yo admiro su bello rostro, miro el ligero corte en su labio e inmediatamente recuerdo lo que paso hoy en la cafetería.

 — Okay recién me llega la información—digo y su mirada se encuentra con la mía mirándome desconcertado, me subo a horcajadas sobre su vientre pero el me baja para que me siente sobre su miembro—. Hay no pesas tanto—comenta divertido. 

Rodeo los ojos y le digo—.  ¿Por qué golpeaste al cliente y en verdad me dio ese papelito?

Suspira. Manteniéndose callado saca mi blusa por mi cabeza de manera que quedo en brasier frente a él.

— Porque estaba jugando el juego de Victorious, ¿no habías dicho que era una especie de actuación?, pues yo actúe—dice indiferente besando mis nudillos

— Pero ¿por que golpearlo?

— Era más divertido así. 

¿A qué clase de personas le divierte golpear a otra? 

A los boxeadores pendeja.

Okay si pero eso no debe ser normal es decir, las personas normales hubieran utilizado las palabras y no utilizando a un inocente para un estúpido "juego"

— Eres un tonto, no tenías porque lastimarlo. 

Chasquea su lengua responde importancia a lo que argumento.

  — ¿No me envió el papelito él, verdad?—sus manos asienten por mi espalda buscando el broche de mi sostén, y un escalofrío me recorre el cuerpo entero.

— ¿Acaso esto es una juego de yo pregunto, tu me quitas una pieza de ropa?—le pregunto arqueando una ceja.

— Averigualo—dice en modo desafiante.

Sus manos desabrochan mi brassier y este cae sobre su vientre. 

Mis pechos quedan libres ante sus ojos y es la primera que me ve sin tabú. Sus ojos pupilas se dilatan y su respiración incrementa un 80%, miro el deseo total bailando en sus ojos.

— Mierda—murmura, observándome a detalle. Tiro mi cabello hacia atrás para darle mejor vista de mis pechos y noto como humedece sus labios.— ¡Maldita sea! eres realmente hermosa—susurra con voz enloquecida.

Sonrió orgullosa. Se que no tengo un cuerpo perfecto pero tampoco tengo complejos en el, tengo lo suficiente para volver loco a cualquier hombre y recien lo compruebo. Más orgullosa al saber que el que se muere de deseo no es cualquier hombre si no Nathan un dios del olimpo que pudiera tener a cualquier chica que el quisiera incluso a una Regina George.

— No, yo fui quien le mandó un mensaje Amelia para que hiciera todo eso. Y la conozco porque sale con mi primo y me debía un favor—responde, en respuesta a mi penúltima pregunta.

Levanta sus manos a la altura de mis pechos, me mira a los ojos y con pesar pregunta — ¿Puedo?

Trago duro mientras asiento con la cabeza.

Sus manos viajan a mis pechos, empieza a tocar suavemente con la yema de sus dedos, después toma con sus manos mis pechos como si lo estuviera midiendo o algo. Magrea mis senos con más intensidad y debajo siento que algo endurecer. Se sienta aún quedando yo sobre él, sin soportarlo mucho y sin previo aviso su boca se aproxima a mis pezones, su lengua y el metal frío de su piercing pasan por mis senos, succionando y lamiendo con un deseo desesperado.

Toma con su mano izquierda mi seno derecho y se lo lleva directo a la boca de lleno; la mayor parte de mi pecho está dentro, automáticamente echó la cabeza hacia atrás y mis manos libres viajan y se entrelazan en el cabello de Nathan para evitar que se separe, la manos de mi chico se pierden en mis curva y todas las sensaciones que siento nunca antes las había sentido.  

— ¿Qué me estás haciendo? Katherine—articula Nathan magreando mis senos y saltando a mi boca.

¿Qué me estás haciendo tú? 

No tengo idea si mi primera vez realmente vaya a pasar pero sin duda alguna no me arrepentiría de que fuera aquí, ahora y con Nathan Daniels.

Lentamente dejó que sus dientes pasearán contra mi hombro, sonríe cuando sentí que la piel se me ponía de gallina, seguido de un escalofrío mortal. Con mis manos libres, sacó su camisa y sus duró pecho ahora queda expuesto al igual que el mío, nuestros cuerpos se unen, estando piel contra piel. 

Estoy en llamas y a su vez fría como el hielo, respirando muy rápido, aún así siento como si me estuviera sofocándome en la tensión y excitación.

Su miembro se siente demasiado duro y sentir eso debajo de mí, me pone cardíaca aunque nunca lo diré en voz alta. Sintiéndolo de esta forma contra mí, esta excitación, me incendia incluso más de lo que podía imaginar, más que en un sueño húmedo con Zac Efron o la buena narración erótica de mi libro favorito.

Vergüenza; es lo que me dará cuando mire a mi madre a los ojos.

Un gemido se escapa de mis labios. Estoy demasiado excitada para pensar y cuestionarme cosas, solo quiero darlo fluir, dejarme llevar, empezar a sentirme mujer. 

Sus ojos se encuentran con los míos y trago duro. No sé el motivo del porque de repente estoy temblando, ni tampoco porque no puedo dejar de respirar con dificultad. Buscos sus labios para besarlo y cuando lo hago inmediatamente él me corresponde, gimiendo contra mi boca. Sus labios descienden, dejando un camino húmedo hasta mis clavículas. 

Todo esto se siente tan pero tan bien que inconscientemente o automáticamente, no lo sé bien, empiezo a mover mis caderas contra las suyas, intentando hacerle sentir un poco de lo que él me provoca.— Demonios, Katherine—gruñe, deteniéndome—. no hagas eso o no podré controlarme más.

Entonces, a sabiendas de lo que se refiere detengo un poco mis movimientos pero Nathan sigue firme en su tarea... besando y acariciando de una manera muy excitante mis pechos, pequeños gemidos y suspiros de placer brotan de lo más profundo de mi garganta.

— ¿Dolerá?—le pregunto en referencia al ser mi primera vez.

Se dispone a sacar mi pecho de su boca para poder responder y lo hace lentamente... torturando mi agonía; muerde mi pezón con suavidad haciendo que suspire más fuerte de lo normal, para después mirarme de manera lasciva. 

— Sí. —dice al fin—. pero te prometo que será inolvidable. 

— ¿Por qué? ¿pondrás velas y una bañera con pétalos de rosa mientras unas balada romántica suena?—le pregunto medio divertida, medio esperanzada.

Sonríe.

 — No. —me da un corto beso sensual en los labios.— Porque te follare tan duro y perfectamente excitante que jamás podrás olvidarlo. 




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