Mierda se supone que aún falta un mes para que nazcan los engendros.
- ¡Puddin!, ¡muévete y llama a Ivy y Selina!.-
- No las llamaré.- asegure. Se levantó de la cama como puedo y me miro.
- Dije que las llames, me vale que seas el príncipe de la risa, el rey de Gotham, te estoy diciendo que hagas y lo aras, punto final.- sus ojos habían oscurecido.
- Vete a acostar, ya las llamo.-
*** 15 minutos después ***
Camine de un lado al otro, no sabía que hacer, siento que antes tuve una experiencia similar, pero no recuerdo.
La puerta se abrió y dejo ver a la pelirroja y a una castaña.
- ¿Dónde esta?.- preguntó la felina.
- Esta arriba en nuestra habitación.-
Subimos rápido al escuchar otro quejido. Abrieron la puerta y al momento que iba a entrar la cerraron en mi cara, poniéndole seguro por dentro.
- ¡Abran la puerta!.- toque fuertemente.
Se abrió un poco la puerta.
- Mira J, no me agradas, estoy aquí por ella y no por ti, así que no te quiero dentro, te vas a la sala y ahí esperarás hasta que te ordene que subas, ¿entendiste?.-
- ¡Es mi...!- me interrumpió.
- Si, si, si, es tu casa, pero como nosotras somos las que aremos el parto, te jodes.- sonrió cínica volvió a cerrar la puerta.
***
Caminaba de un lado a otro por la sala, lo único que escuchaba eran los gritos de las tres mujeres.
Seguí haciendo lo mismo hasta que un chillido me hizo pararme, un segundo chillido se escucho y al final fueron tres los que logre contar.
Subí rápido las escaleras y entré sin importar la mirada asesina de Selina.
Dos pequeños eran cargados por amabas mujeres, mientras Harley traía a la niña.