SIN CORREGIR
Honestamente, vio el reflejo de una sonrisa surcando de aquellos labios en cuanto su paladar devoró el primer bocado, y a pesar de que no tenía gusto en la boca, se sumergió en comer todo el platillo inesperado que el alto le había preparado luego de una sección de besos. No estaba fingiendo el sabor, más no podía apreciar bien el olor o el sabor de aquella sopa, porque la verdad ni siquiera el saborcillo explotó en su boca tras pasarlo; sin embargo, lo único que sentía eran ganas de devolver todo de una buena vez.
Bajó la cuchara y la colocó al lado del plato, apartó un mechón de cabello cayendo por su frente y le sonrió a JongIn con culpabilidad. No podía degustar la comida de «su compañero de trabajo» por el simple hecho de que se encontraba resfriado gracias a un germen del hospital llamado «estrés». El hombre sólo se encogió de hombros y le ofreció una cálida sonrisa en modo de agradecimiento, una sonrisa de esquina que decía lo mucho que le gustó que él comiera lo que hiciera.
—No tienes porqué sentirte mal, soy consciente de que estás enfermo —amonestó acercándole un vaso con agua.
KyungSoo se encoge de hombros de la manera más arrepentida posible.
—Me hubiera gustado degustar lo que has hecho para mí, JongIn-ah —contestó, dándole pequeños tragos al agua.
La verdad era esa; le hubiera encantando aprobar las delicias de JongIn justo cuando al menos han quedado en algo más íntimo, quitando el hecho de que aún seguían siendo compañeros de trabajo. La próxima vez intentaría no albergar mucho trabajo para así tener un tiempo para él y para su «próximo» buen día con el moreno, porque muy dentro de él sabía que cuando rompen la línea del compañerismo y atraviesan la fase de la intimidad, era muy probable que la unió se fortaleciera entre ellos para posteriormente volverse más firme y estable.
—Con que hayas quedado lleno me sobra y basta. —JongIn arrastró un taburete y se sentó junto a su lado, dejando caer su mano encima de la suya de una manera tan reconfortante que le hacía sonreír a Kyung—. ¿Te sientes bien?
El más bajo asiente con una sonrisa adorable, esa que lograba que la mirada de JongIn se suavizara y se detallara admiración, produciendo que sus mejillas se volvieron rojas de la vergüenza a pesar de que ya habían hecho algo mucho más peor anteriormente.
—¿No irás a trabajar? —Decide preguntar el mayor, entrelazando las manos con las ajenas.
—Por ahora, no. Quiero estar aquí un rato más.
—Tu padre te reñirá, JongIn.
Este esboza una sonrisa tierna.
—Ya no soy un niño, lo entenderá.
KyungSoo hace una mueca ante lo escuchado. ¿Desde cuándo su moreno era tan irresponsable? Desde que lo conoce sabe lo tan dedicado al trabajo que era el menor, se había convertido una persona capaz de pasar día y noche dentro del hospital con la idea de ayudar a las personas necesitadas a todo horario. Él admiraba eso de JongIn a pesar de que eran como «competencia».
—Eres muy bueno —sonrió KyungSoo cuando soltó aquellas palabras—. Una persona muy bien hecha.
—Mis padres me hicieron con amor... Por eso heme aquí tan enamorado.
Kyung se avergonzó un poco y miró hacia otro lugar por el mero hecho de que la mirada de JongIn era un poco intensa, aun no se acostumbraba a que le estén mirando de por más. BaekHyun se la pasaba observándole todos los días cuando hacía su trabajo y él tenía que mostrarse indiferente ante aquellos ojos curiosos, cosa que no estaba haciendo en ese preciso momento en que se halló dentro de esos ojos dilatados de algo. Se estaba comportando como todo un mojigato cuando estaba al lado de JongIn.
—Deberíamos dejar atrás la fase de la «vergüenza» y volvernos más íntimos, ¿no crees? —Inquirió el menor, acercándose hacia su rostro, respirándole en la mejilla.
—Creí que ya lo hicimos hace un par de horas —susurró mirándolo de reojo.
—Uhm, cuenta, pero no en demasía. Es decir, ¿no deberíamos quitar esta incomodidad entre nosotros? No me malinterpretes, yo estoy muy cómodo contigo, Hyung, pero tú aun estás reacio.
¿Qué quería decir con eso? KyungSoo a veces no podía entender al menor, tampoco sabía qué era lo que estaba queriendo decir, sin embargo encontró algo de verdad en lo que dijo. Sí, estaba incómodo de algún modo. Se sentía extraño, esa era la sensación que lo consumía ahora. Nunca ha tenido pareja y para él era difícil adaptarse a que otra persona esté respirando su mismo aire e invadiendo su espacio personal como JongIn lo estaba haciendo. No sabía cómo debería comportarse; aunque sí dio un gran paso, inconscientemente, en entrelazar sus manos, sin embargo no estaba seguro.
Ya era mayor, y eso le causaba risa. Si su hermano mayor, su Hyung, le descubría comportándose como todo un adolescente de seguro estaría que se orinaba encima de la risa y ni qué decir de su amigo BaekHyun. Aquello le tenía sin cuidado, pero se avergonzaba de ser principiante en el romanticismo, a lo mucho se sentía sumamente desorientando.
—Podríamos... comenzar —murmuró, girándose lentamente hacia el menor que le miraba expectante.
KyungSoo mantuvo sus manos unidas, apretó los muslos en cuanto sintió la mano izquierda del moreno posarse sobre su rodilla y en un rápido movimiento se inclinó hacia adelante con los ojos cerrándose lentamente. Antes de chocar sus labios casi dolorosamente con los ajenos, se afianzó de seguridad y posteriormente apretó la mano de JongIn sin ejercer presión. En un vaivén se encontró probando los labios del alto, como la ha hecho anteriormente, comenzando a dominar el beso él mismo por el simple hecho de querer mostrarse seguro. Una vez que sus labios se juntaron suavemente y el movimiento comenzó a verse más íntimo, mucho más ha de aclarar, KyungSoo terminó por avergonzarse y retroceder un poco, separando sus bocas.
—Oh Jesús —exclamó—, es vergonzoso... porque nunca he hecho esto con nadie. En mis épocas de adolescente me he dedicado eternamente al estudio, por lo que tener ligues de estos no conseguía en abundancia.
Oh Dios, se sentía irritadamente avergonzando, ¡sí que lo estaba! Alzó un poco la cabeza y se encontró con la mirada arrulladora del menor. Sonrió dulcemente para él.
—Hyung, me gustas así. —Mientras se confesó, se acercó a los labios del mayor por cuenta propia tomando al más bajo del rostro tras separar sus manos y continuar por volver a retomar el beso que se hubo cortado—. Mi primera vez probando la comida de tu boca.
JongIn se las arregló para retener los labios de KyungSoo contra los suyos, ya que el más bajo cada vez se volvía más inquieto. Pero luego de un largo beso en donde no hubo ni pausa para respirar, KyungSoo se mostró fielmente de acuerdo en iniciar el beso él mismo y sin restricciones de verse hábilmente avergonzado de su propia inexperiencia.
Cogió a JongIn de las solapas y los acercó a sus labios gustosamente, y luego escabulló sus manos por encima del firme pecho, subiéndolas hasta llegar a su cuello y tener acceso a ese sector. El beso no pasó de los suave y lo dulce, KyungSoo preferiría estar en ese ritmo antes de proseguir a descontrolar las cosas, porque de por sí aquello ya le parecía ir demasiado rápido. Pero según BaekHyun, para los adultos, esa era la primera prueba para comenzar una relación; tener sexo. KyungSoo unas mil veces ha dicho que no estaba de acuerdo, que no quería ni pensar en tener relaciones sexuales cuando el primera beso pasa suciamente, sin embargo ahora estaba borrando aquella negación en cuanto JongIn adentró su lengua y exploró su boca de la manera más buceadora posible.
Se arrimó a su cuerpo y KyungSoo hizo lo propio, gemir con la voz raspada en irritación. Entremetió sus dedos al suave cabello de JongIn y logró seguir el beso con lengua incluida. Sentir el corazón de JongIn retumbando contra su pecho por estar en esa posición de pecho contra pecho, lo hizo emerger ganas que jamás despertó, salvo esas veces que tuvo que masturbarse en unas ocasiones de necesidad.
—Estaba celoso —escuchó entremedio del beso.
—¿Eh? —preguntó con la voz agitada, dejándose hacer por el alto.
—Estaba celoso de BaekHyun, de tus amigos, de Joy, por eso te quería mantener a mi lado. —Se separó, con los labios rojos e hinchados, cerró los ojos y continuó—. No me gustaba ver que salías con MinSeok o que el rubio, era algo que no soportaba... Hasta tenía celos de las mascotas de JunMyeon... Es gracioso, yo no soy celoso.
Esta vez KyungSoo no logró hablar, ni articular palabras.
—U-uh —cerró los ojos, tratando de hacerle entrar aire a sus pulmones.
—Esa mujer, Joy, ha estado diciéndome lo que ya sé. Se ha dado cuenta de mis dichos celos cuando salí del quirófano, ¿recuerdas que ella pidió tiempo conmigo? —El más bajo asintió—. Fue para decirme de ello como una arpía hablando de su exnovio. No he podido alejarla de ti desde ese día.
—Ella me da besos en vez de abrazos de despedida.
Al parecer la respuesta de KyungSoo ha hecho que JongIn se apartara con el aura de sorpresa y molestia haciendo estragos en él.
—¿Y tú que hacías o qué le decías?
—Bueno... —¿Cómo le iba a decir que aceptaba los besos como algo normal? KyungSoo no estaba seguro de su reacción, ahora que estaban aclarando las cosas necesitaba ser honesto—. No fue importante.
JongIn arrugó la nariz y, acercándose casi salvajemente, abrazó el menudo y entornado cuerpo del más bajo, ocultando el rostro en el hueco entre el espacio del cuello y el hombro.
—Ya no la soporto —dijo, aferrándose al cuerpo de KyungSoo y este haciendo lo mismo con la esbelta figura del alto—. Ahora que quedamos en ciertos términos, ¿qué deberíamos hacer?
—Conocernos.
JongIn ríe, eufóricamente.
—Aunque te parezca raro, ya nos hemos conocido de antemano. Sabes más cosas de mí que papá de mamá.
El menor tenía razón, Kyung sabía varias cosas de este gracias a sus encuentros sobre trabajo. Conocía las facetas de JongIn dentro del quirófano, al moreno cálido con los niños, al hombre que ama la pizza y el pollo frito, el JongIn que era insistentes en llamadas cuando estaba desesperado, al moreno que en su época de adolescencia danzaba mostrando zapatillas de ballet... Él sabía demasiadas cosas, algunas que otras dichas por la señora Kim porque esta le tenía un enorme cariño a KyungSoo que andaba de buchona sobre su hijo, pero gracias a ello es que el más bajo estaba asegurado de información valiosa sobre su dicho enamoramiento.
Y lo más increíble era que JongIn lo sabía...
—¿Cómo lo sabes?
—Mamá una vez se mostró interesada en ti, y le pregunté por qué a lo que ella me contestó: «Kyunggie me escucha atentamente cuando hablo de ti, se ve fiel como un amigo. ¿Son amigos, verdad?» —sonrió sobre la piel del más bajo, hundiéndose de hombros.
—¿Y qué le has dicho?
—A pesar de que no eras amigos, sino más bien compañeros, le tuve que decir que estábamos en buen término. Honestamente, creí que no me crearía cuando le dije que no éramos amigos y que sólo nos llevábamos bien, pero sí, mamá estuvo contenta con mi respuesta y se dedicó a aguardar fotos en su bolsa con la promesa de hacértelas ver en un futuro. Quizás algún día, siempre se le olvida que lleva las fotos en su bolsa cuando pasa por el hospital.
KyungSoo ahora sabía de dónde había sacado JongIn el carisma y la adoración por el mundo. Su madre era la mejor persona que había conocido, quitando del hecho de que no orillaba el amor de los homosexuales, pero de ahí en más era toda una belleza. KyungSoo abrazó al menor aún más, rodeando con sus brazos la delgada cintura de este. Liberó un bostezo y cerró los ojos cuando sintió que las fuerzas le traicionaban, complejamente se abrazó al otro como un koala.
—Voy a dormirme aquí, JongIn. ¿Qué dices si dormimos juntos esta tarde?
Esperaba que la propuesta no sea tan rápida, al menos quería compartir cama con JongIn aunque sea ambos durmiendo.
JongIn sonrió y asintió con gusto. Sería la primera vez que ambos aprovecharían el estar juntos antes de volver a la vida real y descubrir su mundo solitario.