Adoración Secreta, libro 2 B...

By kayluvilu

31.1K 4.5K 4.2K

Una parte de mi, murió aquel día fatal, la otra permanece viva para mantenerla a ella, respirando. Soy Theodo... More

Book Trailer Adoración Secreta
Prefacio
Capítulo #1 Parte 1, Yo
Capítulo #2
Capítulo #3
Capítulo #4
Capítulo #5
Capítulo #6 Parte 2, Ella
Capítulo #8
Capítulo #9
Capítulo #10
¡Sobre las portadas!
Capítulo #11
Capítulo #12
Capítulo #13
Capítulo #14 (Parte 3, Nosotros)
Capítulo #15
Capítulo #16
Capítulo #17
Capitulo 18
Capítulo #19
Capítulo #20
Capítulo #21
Capítulo #22
Capítulo #23
Capítulo #24, Final
Epílogo

Capítulo #7

1K 172 155
By kayluvilu

Les dejo el capítulo de hoy... y va dedicado a ti, Ana Cecilia, gracias por estar aquí corazón.

PD: Hoy doble capítulo, en agradecimiento a las mil lecturas de AS2 ¡Gracias infinitas!






No quise llegar a mi casa en Boston ¿Para qué? Demasiadas explicaciones absurdas, momentos incómodos y llenos de tensión para toda la familia, en especial para mi madre. Ella es y será uno los seres más importantes de mi vida, y jamás haría algo que implique causarle el mas mínimo sufrimiento a ella.
Por otro lado pensaba en como enfrentar a Troy, de qué manera encararlo, exigirle una explicación por la manera tan descarada, tan sucia, de su traición, me sentía burlado, engañado, no era solo él, también Victoria, quien se suponía era mi amiga y los amigos de verdad no te traicionan nunca o tal vez sí, y dolía de un modo lacerante porque esa alevosía venía de él, de mi hermano. Mi pecho se sentía contraído y enfermo, adolorido. Millones de preguntas me taladraban la cabeza. ¿En qué momento se enamoraron? El desconcierto era grande porque Tori, estuvo en coma un año entero, luego transcurrieron dos años a partir del día en que abrió los ojos, si ellos se conocieron en una de las fiestas de la secundaria que hacíamos en casa de mis padres. ¿Estaban juntos desde ese entonces? No lo creía, porque Troy se mostró tan tranquilo, en calma, continuó su trabajo en Tokio como si nada y conociéndolo como se suponía lo hacía, el jamás habría dejado a Tori en semejantes condiciones en Boston, eso lo habría aniquilado por completo, porque su manera de ser siempre fue tan abnegada, noble, preocupado por los demás, tanto, que algunas veces él parecía ser el hermano mayor y no Thomas. Así que era impensable que, si mi hermano y Victoria ya eran novios en ese entonces, Troy hubiese actuado como lo hizo.

—¿Se encuentra bien, señor?

Ernest, me miraba de reojo, lo noté a través de sus Rayban polarizadas. Ya me conocía lo suficiente. Giré la vista al paisaje, una pequeña llovizna caía fuerte y pese a ello, la carretera se encontraba repleta de agua. La manera de conducir de Ernest, era envidiable y perfecta. No quería que viajara conmigo pues no le vi el caso, sin embargo el hombre insistió, accedí finalmente pero le pedí que solo fuera él y no el resto del equipo de seguridad, en Boston no necesitaba estar protegido, quien se suponía podía hacerme daño estaba lejos de allí, Scarlet. Partí sin despedirme de ella, ni decirle a donde iba. Lo sucedido con Troy, me hizo despertar del letargo en el que me encontraba y durante el vuelo desde Alemania a Boston medité mi vida, la situación que vivía, como era antes de conocer a Scarlet y lo que era después de ella, y llegué a la conclusión de que ella era muy toxica y mala persona, vivía para ella y por ella, la gente en su entorno le valía una mierda, incluido yo. Fui un total pendejo a su merced, dos veces fui presa de su maldad y egocentrismo, ella era una maldita droga para mí y si yo no frenaba esa relación venenosa acabaría hecho una porquería y,  ¿quería verme así? No, nunca, me criaron con valores y quería seguir manteniendo en mi corazón ese sentimiento de orgullo que despertaba en mis padres cuando hacía las cosas bien.
Le respondí a mi compañero de viaje, tan paciente y buen oyente.

—No.

Fue el único monosílabo que pude responder a mi guardaespaldas, aun así la manera como se escuchó dejaba ver lo mal que la estaba pasando.

—La chica del aeropuerto, ¿la conoce? ¿Es su amiga?

El corazón me latió de una manera singular. La preciosa española, aquel ángel travieso inundó mis pensamientos, sentí la calidez de su dulce rostro, sus largas pestañas y esos expresivos ojos marrones en mis pensamientos. Fue agradable pensar en ella. Sonreí y dirigí de nuevo el rostro a Ernest.

—Es una completa desconocida Ernest, sin embargo es tan transparente, como un libro abierto, te juro que siento que la conozco de antes —murmuré por lo bajo.

El guardaespaldas asintió con media sonrisa, algo irregular en él, por lo general nada lograba sacarle una sonrisa a aquel guardaespaldas, él continuó conduciendo, entretanto, un rostro travieso me refrescaba la mente un rato recordando el tonto accidente en el aeropuerto.

—Hemos llegado señor.

Desperté desorientado, observando el lugar en el que me encontraba. El hotel Boston Harbor me daba la puta real bienvenida del porqué me encontraba de regreso en mi ciudad natal luego de tres años. De nuevo la rabia se reintegró en mi sistema nervioso. Bajé sin reparos para registrarme en el hotel. Veinte minutos después estaba de regreso al coche.

—Vamos a la empresa de la familia Ernest, necesito hacer una visita especial.

—De inmediato, señor.

El móvil vibró en uno de los bolsillos de mi chaqueta limpia, la anterior que fue manchada de chocolate, la dejé a un lado de la cama.
La empresa no se encontraba lejos, eran unos quince minutos de distancia en auto. Respondí al ver el número en pantalla.

—Nicholas —atendí sin ganas.

—¡Theodore Bourke! Finalmente te dignas a responder, hombre. Si tu otro padre, —de esa manera le decía a Ernest, porque me cuidaba mucho más que un padre primerizo —, no me informa de tu viaje, sinceramente habría llamado a toda la policía alemana para ir en tu búsqueda —resopló molesto. Vaya.

—No creo que él, te haya dado ninguna información al respecto —dije neutro.

—Ok, ya lo sé, ni que le arranquen las uñas él estaría por allí hablando de tu paradero así como así, pero como me conoce, no le quedó otra opción que decírmelo. Dime... ¿Ocurrió algo? Te fuiste de manera tan sorpresiva —preguntó dubitativo.

—Oye, Nick —le hablé con sinceridad —ha ocurrido una situación que requería mi presencia urgente en América, pero hermano, no estaré largo rato acá. Terminaré lo que vine a hacer y vuelvo a Alemania —musité despacio. Nicholas, no pronunció palabra alguna durante unos segundos.

—Bien. Te esperamos.

Siempre hablaba en plural, desde que se hizo novio de Sojhar. Él, no necesitaba escuchar mas, sabía que le explicaría lo que ocurría cuando estuviéramos frente a frente.

El coche se detuvo, miré a mi lado derecho y el logo de la empresa brillaba perfectamente encima de la gran entrada a la misma. Apreté las manos, respiré profundo y antes que bajara, Ernest me habló.

—Si me permite un consejo. Nadie es infalible en esta vida y como seres humanos siempre cometemos errores, la mayoría de ellos con consecuencias irrelevantes en las que tal vez ni cuenta nos demos de la gravedad del asunto.

Lo observé fijamente. ¿Acaso estaba del lado de Troy? Su psicoanálisis de último momento no surtió ningún efecto en mí, fue todo lo contrario. No quise preguntarle que sabia él de lo que yo había descubierto. No dije nada en ese instante, descendí del coche y antes de cerrar la puerta del coche, expresé serio:

—No tardo, así que no te muevas de este lugar.

Cada paso que daba se clavaba en mi pecho. Una mezcla de nervios, molestia y decepción se desplazaba por mis venas. La sorpresa y saludo de bienvenida de algunos de los trabajadores que ya me conocían no se hicieron esperar. Tuve que responder por educación, tampoco quería dar una mala impresión a la gente que laboraba para nosotros en aquel edificio. Pase de largo frente a recepción, no necesitaba ningún pase de acceso para entrar, aun así, una voz me detuvo, lo hice por respeto.

—¡Joven, Theodore! Cuanto tiempo —Jenny, la eterna e incondicional asistente de mi padre, que estaba seguro que pisaba los cincuenta años ya, sin embargo su eficiencia era impresionante; me miraba con rostro tierno. Se acercó a mí y sin esperarlo me abrazó. Fue un momento realmente incómodo.

—Jen. ¿Cómo estás? Me alegra verte de nuevo —sonreí sincero.

—Pues aquí me ves Theodore, trabajando como siempre y así seguiré hasta que mi cuerpo aguante. ¿Buscas a tu padre? Porque no está —su pregunta me tomó por sorpresa, no tuve en cuenta que papá podría estar allí.

—No Jen...mi hermano Troy, me espera —Jen, sonrió de oreja a oreja.

—¡Estamos felices con la noticia! Dos miembros más a la familia. Dos bendiciones del cielo —asentí por inercia. ¿Eran gemelos? Me sentí enfermo y pésimo de repente, tuve la intención de girar y regresar a Alemania y dejar que ellos hicieran su vida, total, así les hiciera miles de reclamos y exigiera explicaciones, no podría aniquilar el amor que se tenían.
Sonreí falsamente a la buena mujer.

—Si Jen, no cabemos de felicidad, sobre todo yo, que apenas me enteré hace unas horas.

Seguí mi camino, el futuro papá necesitaba mis felicitaciones. En el ascensor me encontré con más conocidos, maldita sea, si alguien más me felicitaba por los bebés iba a ahorcarlos a todos sin ningún remordimiento.

La asistente de Troy, brillaba por su ausencia porque no estaba en su lugar de siempre. Perfecto. Menos público. Caminé hasta ubicarme frente a la puerta de su oficina y pude escuchar voces. Troy, Mario y Tom. Joder. Esperé unos segundos antes de hacer mi magistral entrada. Presté atención a su conversación:

—¡En hora buena amigo! Felicidades —era Mario, el mejor amigo de Troy.

—Me cagaste una gran apuesta sabandija, y una ¡Bien grande! Todo vaticinaba que mi cuñada ganaría esa última carrera en Qatar, pero no, él no podía dejar a su animal quieto y la tenía que embarazar, que va —era Tom, se escuchaba molesto. Por supuesto, la familia ya lo sabía.

—Para tu información Tori, se estaba cuidando, simplemente sucedió y yo estoy contento por ello, ¡Seré padre! —por fin el feliz padre pronunciaba palabra. Sentí un golpe en el estómago, un vacío.

—Y créeme, estoy feliz por ustedes, disculpa mis berrinches. Amanda y Angy, fueron con nuestros padres a visitar a mi encantadora cuñada.

Toda la familia, celebraba a la feliz pareja y sus futuros hijos y yo importaba un carajo para todos ellos, me hicieron a un lado, apartándome. ¿Creyeron que nunca me enteraría? La furia creció hasta desbordarse y entré sin tocar a la oficina.

Hice mi entrada con unos aplausos sarcásticos. Los tres me miraron con ojos de sorpresa, asombro, incluso temor.

—¿Llego tarde a la celebración?— pregunté sarcásticamente rabioso.

—¿De qué hablas? —se dignó a responder el traidor con una estúpida pregunta, su cara se descompuso sin embargo no le noté ni una pizca de remordimiento. Fue la gota que derramó el maldito vaso.

—¡Eres un maldito desgraciado! —corrí rápidamente hasta él y le estampé un puñetazo en la quijada —Tom, me sostuvo con fuerza y Mario se fue con su amigo, claro, era de esperarse, aunque este me observaba apenado. La rabia me carcomía por completo.

—¡Eres un maldito mentiroso, un traidor! ¡Por esa razón me enviaste a Tokio, ¿cierto? ¡Me querías lejos de ella!

—¡Las cosas no son como las imaginas, Theo! Déjame explicarte —su rostro se contrajo.

—¡¿Que vas a explicarme?! ¿Cómo me robaste a Tori?!! o no, espera, mejor todavía. ¿Cómo vas a convertirte en el padre de su hijo? —Tom, refuerza su agarre, me mantenía inmóvil.

—No te la robé...ella no te amaba realmente y tú tampoco a ella —para ser sincero, en ese instante quise matarlo. El ser humano no piensa con claridad cuando la rabia lo ciega.

—¡Son unas putas excusas! Ya no mientas, ¿Por qué carajos no me contaste desde un principio que te había gustado mi novia? ¡¿Por qué Troy?! ¡Maldita sea!

—¿Cómo crees que te iba a confesar eso? No quería herirte hermano. Yo solo...me enamoré de ella, en el corazón no se manda, y ella también sintió lo mismo, salvo que se negaba a aceptarlo. Incluso, regresé a Tokio durante un año para olvidarla, pero no pude, no lo logré, sencillamente me enamoré.

Respiraba agitadamente, el intento por desprenderme de mi hermano mayor hacia que la rabia fuera creciendo. Su confesión me dejó la mente en blanco, solo deseaba golpearlo, empleé toda la fuerza para soltarme de los brazos de Tom, choqué con Troy, embistiéndolo, caímos al piso escandalosamente y comencé a golpearlo sin parar, me encontraba ciego en aquel momento.

—¡Maldición! ¡Mario, ayúdame a separarlos!

Bramó Tom, desesperado, me valió una mierda, continúe propinándole puñetazos a Troy en su rostro y estómago. Vi la sangre correr por su boca pero ni eso me detuvo.

—¡Ya basta, Theo, Troy, deténganse, joder —nos amenazó Thomas, me tomó fuertemente por la cintura arrastrándome con él hacia atrás. Mario, ayudó a Troy, a levantarse.

—¡Te odio!—grité estrepitosamente, apuntándolo con un dedo. Sus ojos brillaron con dolor, no me importo un carajo.

—Yo no puedo decir lo mismo Theodore, no se me olvida que eres mi hermano —sus aparentes palabras dulces me hicieron reír maliciosamente. No le creí absolutamente nada, no podía en ese entonces.

—Que hipócrita eres, ahora si eres mi hermano, pero antes no lo pensante, antes de fijarte en ella cuando era mi novia, ni cuando la volví a ver en Francia, me apartaste, jugaste sucio, tenía que enterarme por las malditas noticias que ella abandonaba la competencia por el amor del empresario Troy Bourke, ¿Tienes puta idea de cómo me sentí? Exijo verla, quiero verla, necesito hablar con Tori —exigí apretando los dientes. Troy, abrió los ojos aterradoramente.

—Lo siento Theodore, en estos momentos no puedes ver a Tori, no puede agitarse, por nuestro bebé— cerré los ojos, no podía tolerar más ese momento.

—Yo lo siento más, Troy. No vas a impedirme que la vea, ya te permití quitármela, ahora no puedes evitar que quiera conversar con ella o ¿qué imaginas? ¿Qué me la voy a robar como lo hiciste tú? Aunque ganas no me faltan, créeme.

Soné cruel, si, pero su engaño fue doloroso. Ni él ni Tori, iban a sentir lo que yo. Observé como abruptamente se soltaba de los brazos de Mario, arremetiendo en mi contra y gustoso lo recibí, porque mis manos temblaban por darle muchos golpes más. Ni Mario, ni Tom, podían separarnos, finalmente dejaron que pelearemos a gusto.
***
Thomas, no me quitaba la vista de encima, mientras una enfermera limpiaba las heridas de mi rostro, las cuales me dolían tanto que sentía como si tuviera piedras en este. Nos encontrábamos en la habitación del hotel. La enfermera terminó su labor y se retiró silenciosamente. Me recosté agotado en la cama sin ganas de continuar despierto. Coloqué una mano sobre mis ojos, fue mala idea porque mi rostro magullado protestó.

—Vamos Tom... ¿Qué esperas? Tu puto silencio me tiene obstinado y te juro que deseo dormir largo rato.

—No tengo nada que reclamarte Theo... —avisó en voz baja.

—¿Ah, sí? —pregunté curioso. Me incorporé de nuevo, Tom miraba a través de la ventana pensativo. Bajo la vista y luego posó sus ojos en mí.

—No. Tu y Troy, la manera en como los quiero a ambos, mi corazón no es capaz de distinguir al uno del otro, los quiero por igual, jamás podría escoger entre tu o él...no sabía que Victoria, fue tu novia antes y mucho menos que ocultaron su amor por no herirte —abrí los ojos atónito.

—¡Herirme?! ¡Por favor! Esto ha sido peor, enterarme de su relación por extraños aniquiló la confianza que sentía por nuestro hermano.

—Necesitan hablar Theo, aclarar esta locura de mierda. Tengo entendido que Troy, lo hizo por Victoria, ella se lo pidió, se lo suplicó prácticamente,  aunque él no apoyaba esa decisión sin embargo cedió, la ama, y cuando se está enamorado de una manera que rebasa lo ordinario, que rebasa un amor común y normal, créeme, harías cualquier estupidez por esa persona sin importar las consecuencias.

Cerré los ojos y me dejé caer de nuevo al colchón, en ese instante, en ese pequeño momento sentí un poco de envidia, de Tom, Troy, Nick. Los tres actuaban de la misma manera, algo cambió en ellos dentro de sus almas y corazones, por supuesto no era un cambio drástico, era como si ellas, sus mujeres, les hubiesen transmitido una especie de energía o tal vez magia, algo los tocó y transformó por ellas y estaba seguro que ellas estarían en la misma situación que ellos. Bajé la guardia.

—No lo sé Tom...ahora no tengo cabeza para pensar, tal vez si duerma un poco...la noticia, el viaje, la falta de sueño. Todo ha sido como un huracán desde hace dos días..me siento terriblemente...de sopetón gané una cuñada que era mi novia y para añadirle "alegría" a la noticia, ella espera... gemelos —Tom, abrió los ojos con asombro.

—Espera. ¿Qué locura dices?

—Fue lo que me dijo Jenny. "Dos miembros más en la familia" —las sorpresivas carcajadas de mi hermano mayor no me causaron ni puta gracia. Negó divertido y a la vez aturdido.

—¡No es así! No hay gemelos, escucha, de verdad lo siento Theo, esto se ha salido de control, por otro lado tú has estado un poco desconectado los últimos meses, hermano. Victoria, solo espera un bebé, el otro, lo espera mi mujer, Amanda.

Menudo lío. Falta de comunicación. Y conjeturas sin sentido.

Al final de todo nada cambiaba el hecho de que Troy y Victoria, tendrían un hijo.

Desperté desorientado, adolorido y tenso. Me quedé largo rato mirando a la nada en la oscuridad de la habitación. Afuera se encontraba sombrío y gris, lógicamente era porque ya era de noche, pero de esa manera se sentía mi alma. Tuve la leve intención de llamar a mi madre, me arrepentí al segundo de pensarlo. Tomé el móvil a un lado de mí sobre el colchón, en dos horas amanecería. Intenté dormir, forzar a mi mente a desconectarse, sin lograr ningún resultado y precisamente cuando mis ojos cedieron, Troy, llamó. No me dio la gana de responderle, me encontraba fatigado y escuchar más excusas que tal vez para él tenían lógica, para mí, no, me valían una mierda. Dejé sonar el celular tres veces más, deseaba que se hartara pronto y lo hizo, salvo que unos minutos después el móvil insistió, lo iba a mandar a la mierda cuando observé el número...era Victoria. Mi corazón se encogió, sabía que no se encontraba bien por el embarazo así que le respondí rápidamente.

—¿Diga? —fingí demencia.

—Hola, Theodore —su voz se escuchaba extraña, no era temor, no, porque esa mujer tiene los pantalones bien puestos. Intenté fastidiarla, como la hacía cuando éramos novios y ella estaba en plan "ogro".

—Vaya, que seriedad. ¿Cómo estás linda.

—Ya sabes como estoy, Theodore. ¿Puedes venir hasta mi departamento? —respondió, neutra. Su pedido, no me sorprendió, a esas horas ya debía estar enterada de la pelea entre Troy y yo.

—Por supuesto. Dime la hora y allí estaré...pero, no quiero ver a mi hermano, sino es mucho pedir —la escuché resoplar, me importó muy poco su reacción, prefería verla molesta a ella que entrarle a golpes de nuevo a su novio, si lo tenía en frente.

—Te comportas como un niño. ¿Lo sabías? —protestó.

—Nada mas estoy dolido, Tori. Mejor hablamos cuando esté en tu casa.

—Te entiendo perfectamente, créeme. Si no te encuentras ocupado ahora, espero por ti.

—Bien, salgo para allá bonita.

Tomé una ducha rápida y bajé a desayunar. Decidí ir solo a casa de Tori, por lo que le di el día libre a mi guardaespaldas, idea que no aprobó pero debía acatar mis órdenes. Apreciaba su preocupación por mí, sin embargo no me apetecía tener compañía de nadie, incluso él, que por lo general era callado.

El hotel disponía de taxis, no hubo problema alguno de mi traslado al pent-house de Victoria. Ironías de la vida, volvería a ver a mi ex novia, que para entonces era novia de mi hermano y esperaban un hijo. Anhelé ser yo, el padre de su futuro bebé.

La madre de Tori, me observó seria, con mirada cautelosa y escrutadora, parecía dudar si darme entrada o no a su casa, tal vez los golpes en mi cara no eran una buena carta de presentación. En sus brazos, cómodamente aferrada a ella, se encontraba una pequeña niña, preciosa e idéntica a Tori, algo que llamó mi total atención, es que tenía el mismo color de los ojos de Troy. La niña me causó una enorme ternura de inmediato, ella me miraba al mismo tiempo que la madre de Victoria, pero con ojitos chispeantes y me regaló una dulce sonrisa, que me recordó al ángel travieso del aeropuerto.

—Theodore —saludó a secas —adelante, mi hija te espera —asentí y la seguí.

—¿Es su hija? —pregunté curioso, a la vista debía serlo, porque el parecido con Victoria era asombroso, y por otro lado, los padres de Victoria no eran un par de ancianos, sin embargo resultaba extraño la enorme diferencia de edad entre la pequeña y su hermana mayor.

—Sí. Es nuestra hija menor, se llama Mía —respondió con cariño, el cual reconocí era por la niña y no por charlar conmigo. Se detuvo frente a una puerta y tocó suavemente, la abrió y entró. La escuché hablar.

—Llegó Theodore. ¿Segura quieres recibirlo? —preguntó sin ningún remordimiento por mi presencia detrás de la puerta.

—¿Que le sucede a Mía? —escuché preguntar a Tori. Me tensé.

—Se encuentra molesta porque quiere que Angy, venga a jugar con ella. Ya le dije que se encuentra en clases. Hablé con Amanda, hace un rato en vista de la demanda de esta pequeña exigente y quedó de traer a su hija en la tarde —vaya, toda la familia ya estaba compenetrada con Victoria.

—Mamá, con respecto a tu pregunta, es inútil que insistas en que no vea a Theo, hoy. Si me siento incómoda con él, ya sabes cómo soy, se lo digo en su cara y listo —sonreí al escucharla decir aquello, tan propio de ella.

—Bien, al menos por ese lado, me encanta que mantengas esa actitud. Lo hago pasar entonces —la madre de Tori, pasó a un lado de mi, asintió para que entrara a la habitación mientras Mía, me decía adiós con una de sus manitos. Entré despacio, pausadamente, buscándola con la mirada y allí estaba ella, recostada sobre la cama, no pude evitar posar mi ojos en su vientre, pero el cobertor le cubría esa parte. Se encontraba más hermosa que nunca, el embarazo le asentaba perfectamente.

—Mierda. Estás igual o peor que Troy —dijo en voz alta, sonó a regaño. Me causó risa su palabrota, así era y es ella, pero al escuchar el nombre de Troy, me dio malestar.

—Si vas a hablar de él, bonita, me voy por donde vine.

—Cállate y saluda como se debe, Theodore Bourke. Luego de recuperar esa parte de mi memoria, puedo saber porque no recordaba tu apellido en Francia —no lo dudé y caminé hasta ella, siempre la querría, imposible no hacerlo. Le di un beso en la mejilla

—Hola bonita. Por fin tengo el honor de volver a verte desde...Francia —reí con rabia porque fue su novio quien interfirió en ese plan .

—Lo sé y debemos hablar, por eso te cité —suspiré y no tuve más remedio que sentarme en uno de los muebles en la habitación. Pude notar que Victoria permanecía como una estatua, supuse era por su bebé.

—Siento mucho que te encuentres de reposo...

—Estoy segura que pronto estaremos perfectamente —colocó una mano en su vientre y sentí de nuevo las mismas ganas que traía cuando salí de Tokio, golpear hasta el cansancio a Troy. Apreté el puente de mi nariz y solté un enorme suspiro para controlarme.

—Ese bebé podría ser mío —expresé lo que sentía, de manera sincera, pero en el rostro de Tori, se reflejó la incomodidad.

—Por favor, no quiero discutir contigo, Theo. Lo nuestro no funcionó, incluso cuando te hablé que no deseaba seguir con nuestra relación, lo tomaste con tranquilidad.

—Eso no es cierto —bramé molesto— escucha, si pudiera regresar el tiempo, lo haría, sé que no fui el novio perfecto, pero la pasamos bien, teníamos cosas en común, conmigo siempre reías, disfrutabas, compartimos tanto. ¿En qué fallé?

—No fallaste en nada. No niego que contigo pase lindos momentos, pero hasta allí, no te amaba, nada mas era cariño de amigos incluso de hermanos.

—¡No! —grité con cólera contenida, mi respiración se hizo pesada, necesitaba controlarme, con las manos en mi cabeza agaché mi rostro hasta mis piernas, contando mentalmente hasta cien. Debía tranquilizarme.

—¿Theo? —murmuró por lo bajo y yo quería desaparecer, aun así necesitaba respuestas de su parte.

—Lo siento, no fue mi intensión asustarte...Tori ¿Por qué él? ¿Por qué mi hermano? ¿Sabes cómo me sentí cuando me enteré? Fue un golpe bajo, ustedes disfrutaban de su amor en pleno mientras yo trabajaba como un idiota en Tokio, la brillante idea de tu noviecito de enviarme lejos le resultó conveniente, ¿no? Él temía que me acercara a ti. ¿Por qué? ¿Acaso no confiaba en ti? —reí sin ganas.

—Esto no fue planeado, lo dices como si hubiésemos querido herirte... —estaba colmando mi paciencia, ¿acaso debía celebrar su engaño?. El corazón comenzó a latir a prisa, el solo respirar en aquella habitación con ella tan cerca, dolió.

—Pero sí; lo hicieron, me hirieron, tanto, que me duele el pecho y no sé si pueda perdonarlos —golpeé mi pecho fuertemente, ni siquiera sentí el trastazo a causa de la cólera que viajaba por mis venas. Tuve unas inmensas ganas de llorar.

—¡Pero no fue así, maldita sea! —se defendió alzando la voz cuando su rostro perdió color —Theo...no...me... siento bien —apenas consiguió decir y brinqué del mueble asustado, corriendo hasta ella.

—¡Victoria! Oh no, por favor —me senté a su lado, abrazándola con fuerza, deseaba calmarla y se me ocurrió arrullarla como hacían con los bebés. Mi mente rebuscaba que hacer para hacerla sentir mejor. —Calma bonita, respira, concéntrate en mi voz... ¿Recuerdas aquel fin de semana en casa de Sawyer? Esa fiesta loca de piscina por su cumpleaños que nunca olvidamos, porque él estaba de fanfarrón con sus amigas haciendo piruetas dentro de la piscina y cuando iba a salir de esta, su short se cayó por completo dejándolo totalmente desnudo.
Ella comenzó a reír logrando que soltara un suspiro de alivio.

—¿Mejor? —tuve la necesidad de tocarla y lo hice, fue mala idea, porque ella en su intento por no herirme se hizo a un lado, logrando que me sintiera peor.—Disculpa por incordiarte de esta manera —articulé triste.

 —No te preocupes... y, gracias, me siento más calmada... recordar las locuras de nuestros ex compañeros de clases es épico, creo que fuimos el grupo más compenetrado y alocado de nuestra promoción, imagino cuanto nos extrañarán los profesores.

—Sin duda alguna, éramos inseparables...me he preguntado si de no haber realizado aquella fiesta en casa de mis padres, tal vez no habrías conocido a mi hermano, tal vez aún estaríamos juntos —
Admití regresando a mi lugar, mi cercanía la tenia nerviosa. Era por él.

—¿Mi cercanía te hace sentir incómoda ? No soy tonto Tori, pude notar tus hombros tensos al verte mejor del mareo ¿Fue eso lo que te sucedió?

—Si...oye, no quiero que te vuelvas a pelear con Troy, ni mucho menos que dejes de hablarle, él no quiso que esto sucediera, se alejó por un año yéndose a Tokio pero no consiguió olvidarme y yo...tampoco, no quiero sonar cruel, ni continuar hiriéndote, pero desde que lo vi, no pude dejar de pensar en él...siento que te hayamos lastimado, de verdad lo sentimos, y te hablo en plural porque estoy segura que si tu hermano estuviera acá, te lo diría personalmente, él te ama y no hay manera de que puedas cambiar eso —Mientras le sonreí caminé hasta las puertas corredizas en su habitación. La vista desde allí era sublime.

—La vista desde aquí es impresionante...apenas la veo o siento que la voy a extrañar.

—No digas eso, aquí siempre serás bienvenido, además, debes venir a conocer a tu sobrino o sobrina —declaró con ternura. Quise besarla, pero no por amor, sino como un beso de despedida.

—Puedo prometerte no pelear con mi hermano por ahora, nada mas eso, el tiempo lo cura todo, según dicen. Voy a regresar a Alemania, papá abrió una sede allá y creo que me haría bien alejarme, porque verte junto mi hermano, no puedo tolerarlo todavía. Será mejor que me vaya, no sabes el impulso que estoy conteniendo para no besarte.

—Lo siento tanto Theo. ¿Cuando te vas? Promete que te despedirás —me acerqué hasta su cama nuevamente.

—Tal vez en dos semanas cuanto mucho, por supuesto que me despediré de ti, bonita, no podría irme sin verte de nuevo. Hasta pronto, Tori—. musité permitiéndome acariciarle una mejilla y un beso en la frente.

—Nos vemos, Theodore. Cuídate.

Salí con un andar ligero y antes de hacerlo, imaginaba que pasaría largo rato para volver a verla. Giré de nuevo para ver su rostro una vez más, ella sonreía sincera, le guiñé un ojo y cerré la puerta con suavidad.

Me sentía pésimo, triste, decaído, fatal, tanto que no me percaté a donde me dirigía, de repente estaba frente a otra habitación en el pent-house de Victoria, mi mano se posó en la manija por voluntad propia. ¿Que carajos? La quité de inmediato, extrañado, estuve unos segundos parado allí, esperando no se qué, lo cierto era que inesperadamente mientras estuve allí, me sentí en paz.



Finalmente estamos llegando a la parte donde sabrán porque Theo hizo lo que hizo 😩..,.

Gracias, gracias, mil gracias tanto como las mil lecturas que ya tiene AS2 estoy radiante de alegría hoy :D no saben cuanto, como siempre, agradecida por su incondicional apoyo...los adoroooo

Kate

Continue Reading

You'll Also Like

59.7M 1.4M 18
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...
100K 13K 163
Entra para obtener más información de la historia 💗
601K 99.5K 75
Kylian Craig tiene claras dos cosas: enamorarse debilita y todo se puede negociar, así que cuando se da cuenta de que una de sus más grandes inversio...
70K 3.6K 16
Para lenna el solo era el mejor amigo de su hermano aún si ella quería que fueran más. Para alessandro ella era más que que la hermana de su mejor a...