Kitty Love
Por phoenixmaiden13
(LadyPhoenix)
Traducción por Alyssa S.
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🐾
Capítulo 1
«¡Maldita sea! ¡Maldición!» Harry pensó mientras corría a través del castillo. El sonido de pasos frenéticos se escuchaba justo detrás de él. «¡Maldito Malfoy! ¡Lo odio, lo odio!» continuó en tanto se abría camino hacia la torre de Gryffindor en su recién adquirida forma.
Y no era fácil. No si contabas con cuatro patas y su nuevo tamaño de 16 pulgadas. ¡Oh! No olvides agregarle a la mezcla una cola y un par de orejas. ¡Y listo, tenías a un lindo gatito! ¡NO, POR SUPUESTO QUE NO ERA TAN FÁCIL!
Todo estaba yendo tan bien hasta que Malfoy llegó...
~ Unos minutos atrás... ~
Harry entró al aula de Pociones donde el Profesor Snape le estaba esperando para comenzar su detención.
—Llegas tarde —Snape soltó, mirándolo retadoramente.
Harry bajó la vista a su reloj. Un minuto después de la 7. Su detención era a las 7. Regresó su mirada hacia el mayor con las cejas arqueadas en una muda pregunta.
»¡Siéntate, Potter! No tengo toda la noche —Snape siseó, sus ojos emitían un brillo peligroso.
Harry suspiró y se sentó en la parte delantera de la clase en espera de su destino.
»Esta noche harás la Poción encogedora estándar. No aceptaré nada menos que perfección. Si lo arruinas, regresarás mañana por la noche y volverás a hacerla. ¿Ha quedado claro?
—Como el agua— contestó rotundo el menor -ya habiendo sacado su libro de pociones y caldero- antes de buscar los ingredientes.
—Desafortunadamente, soy incapaz de hacerte de niñera esta noche porque tengo otros asuntos que atender —soltó Snape detrás de él, haciendo que Harry de un pequeño salto de la sorpresa—. Cuando hayas terminado, coloca la botella en mi escritorio. No trates de explotar mi salón, Potter. —Y dicho esto, salió de la habitación.
—Hasta nunca —Harry murmuró, procediendo a empezar su poción.
xxx
20 minutos más tarde, Harry casi había terminado aquel brebaje cuando la puerta se abrió y reveló a la última persona que quería ver.
—Profesor Snape. Señor, yo... —Draco Malfoy soltó al entrar en la habitación, más al ver a Harry una mueca burlona se formó en su rostro, dando una mirada rápida por toda la habitación para ver si alguien más estaba ahí—. Bueno, bueno, bueno. Si no es nada menos que San Potter.
—Vete, Malfoy. —Harry respondió dándole la espalda con la esperanza de que se fuera. Por supuesto que de ninguna maldita manera eso iba a suceder.
Malfoy atravesó la habitación y colocó algo sobre el escritorio de Snape.
—¿Qué hiciste esta vez, Potter? ¿Tropezar con tus pies? —rió.
—Ja, ja—Harry soltó seco—: no, no fue eso.
—¿Oh? ¿Entonces qué fue? —preguntó con una sonrisa.
Harry estaba tentado a decir: 'me atraparon con la puta de tu madre', pero sólo quería que Malfoy le dejara solo para que pudiera terminar su poción y así regresar pronto a su sala común. Además, ¡la sola idea era asquerosa!
—No es de tu incumbencia —replicó en su lugar.
—Ay, ¿acaso Potter está enojado? —El rubio cuestionó con una sonrisa, alejándose de él y desapareciendo de su campo de visión. Era de esperar que se vaya—. ¿Vas a llorar?
—¡Solo cállate, Malfoy!
—¿O qué? ¿Soltarás un berrinche? —siguió, dando un paso detrás de Harry—: ¿Irás con Dumbledore y me delatarás? Todos saben que eres su favorito.
—Y que tú no eres más que un dolor en el culo.
—¿Qué dijiste?
—¿Qué? ¿Estás sordo? Tal vez deberías limpiar tus oídos.
—Vas a lamentarlo, Potter —Malfoy gruñó.
—¿Por qué? ¿Acaso es la verdad?
Malfoy resopló y desvió su mirada, Harry sonrió en señal de triunfo. Entonces, el rubio bajó su vista hacia su poción.
—Me sorprende que seas capaz de hacer esto sin la sangre sucia.
—No la llames así —Harry soltó en un reclamo.
—Eso es lo que es.
—Ella es mi amiga.
—¿Cómo puedes llamar a 'eso' un amigo? —Malfoy preguntó, arrugando su nariz.
—¡Al menos yo sí tengo amigos!
—Yo también los tengo.
—Si puedes llamar a los zoquetes que están a tu alrededor, 'amigos' —replicó Harry con una sonrisa.
—Bueno, al menos tengo padres —Malfoy espetó.
Harry ya había tenido suficiente y se puso de pie, girándose con su varita ya en mano y apuntando a su 'rival'.
—Vete Malfoy, antes de que te obligue a hacerlo.
—¡Oh! ¿No te gustó eso, Potter?
—¡Que te vayas!
—Está bien. Me iré—cedió. Una sonrisa expresó y fue entonces que lo notó sosteniendo algo en una de sus manos. Harry dio un paso hacia él.
—¿Qué estás haciendo?
—Nada —comentó el rubio, manteniendo esa sonrisa que le dijo que estaba muy lejos de ser 'nada'—: sólo te estoy... ayudando —completó para seguido tirar algo hacia su casi completa poción.
—¡No! —Harry exclamó y trato de impedir que el desconocido objeto cayera en su caldero, pero fue demasiado tarde.
Malfoy se rió y retrocedió tan pronto como su caldero explotó, empapando a Harry de pies a cabeza con aquel trabajo arruinado.
—¡Maldito seas, Malfoy! —replicó dando un paso adelante—. Sólo quie- —De repente, Harry se paralizó unos segundos antes de encogerse por el repentino dolor y nauseas que lo asaltó—. ¿Qué... hiciste...? —Sus rodillas cedieron y cayeron bajo su peso mientras un jadeo dejó escapar, luchando por respirar. Su estómago se sentía apretado y sus músculos engarrotados.
Al ver lo que había ocasionado, Malfoy su risa paró y en su lugar una expresión de pánico formó. Dio un paso vacilante hacia él, inseguro de si ayudar o correr. No quería meterse en problemas por lastimar al 'niño-que-vivió'.
—¿...Potter?
Sintiendo el dolor poco a poco desaparecer Harry fue incorporándose, pero su esfuerzo fue en vano. Al segundo, otra ola de dolor lo golpeó y lo único que pudo notar era que se encontraba muy, pero muy cerca del suelo y estar rodeado de telas que parecían ser su ropa. Tentativamente, dio un paso más tropezó con su anterior vestimenta. Bajo su mirada hacia sus manos, sin embargo lo que vio no era nada de lo que esperaba. ¡¿Acaso esas eran... patas?!
Malfoy había comenzado a reírse agarrando su estómago y apoyándose contra la mesa.
«¿Cómo es que se había vuelto tan grande?»
—¿Y qué vas a hacer ahora, Potter? —Malfoy preguntó después de haberse controlado—, ¿maullarme?
«¿Qu-» Harry se miró a sí mismo. ¡Él-él era un gato! No, ni siquiera eso. ¡Era un puto gatito! Harry giró sobre sí, examinándose. Estaba cubierto de un suave y oscuro pelaje con una larga cola, bigotes y levantando una mano -ahora pata-, sintió dos orejas peludas encima de su cabeza.
Harry soltó una maldición, pero solo una serie de sonidos silbantes salió de su boca. Malfoy volvió a reírse antes de comenzar a caminar hacia su posición; el más pequeño instintivamente retrocedió unos pasos.
—Muy bien, ¿qué es lo que debería hacer contigo? —dijo Malfoy con una sonrisa. Los ojos de Harry engrandecieron aterrados y procedió a salir lo más rápido que pudo de la habitación con el rubio pisándole los talones.
~En la actualidad...~
Harry sacudió su cabeza para despejar sus pensamientos de donde todo empezó. Necesitaba concentrarse. Tenía que encontrar a Hermione; ella sabría cómo regresarlo a su verdadera forma. Pero primero, tenía que hacer que Malfoy deje de perseguirle. Sin juegos de palabras*.
Continuó corriendo por el pasillo sin poder ver su final.
«¿¡Por qué este pasillo es tan largo!?» pensó frenético al escuchar a Malfoy cada vez más cerca, «¡Nunca había parecido tan grande!»
—¡Puedes correr Potter, pero no ocultarte! —Malfoy le llama desde algún lugar detrás de él.
Finalmente vio las escaleras más delante de sí y corrió más rápido.
«¡Mierda»! Fue su pensamiento al mirar las escaleras, «¡Son enormes!» Al no tener otra elección -a menos que quiera someterse a una tortura en manos de Malfoy- comenzó a subir las escaleras, o eso intentó.
Sus piernas eran demasiado pequeñas para saltar por todos los escalones. Apenas había subido dos y ya estaba cansado. Miró hacia atrás y notó a Malfoy avanzar hacia él.
—No podrías ir muy lejos, Potter.
«¡Maldita sea!» Harry exclamó y cerró sus ojos mientras Malfoy lo alcanzaba. «Maldición. No quiero estar aquí. Quién sabe lo que Malfoy me hará. Quiero estar en un lugar seguro. Cualquier lugar menos este. ¡Donde sea!»
Y de repente... ya no estaba.
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No hubo ninguna advertencia para Harry cuando apareció suspendido en el aire y cayó directo al agua tibia.
Intentó desesperado orientarse en el agua, pero con su pequeño cuerpo resbaladizo y su piel mojada y pequeñas patas, no pudo hacer mucho. Sin contar que estaba cansado por correr; tomó toda su energía mantener su cabeza fuera del agua. Entonces maulló, con la esperanza de que alguien lo escuchara y rescatara.
Una repentina ola de agua cayó sobre él y sumergió su cabeza en el vital líquido; trató de ponerse de pie, pero no pudo.
«¿Voy a morir?» se preguntó, «¿ahogado en un lugar desconocido, atrapado en el cuerpo de un gato?»
Sus piernas se estaban cansando y su cabeza se sentía pesada; lento, comenzó a hundirse. Pero entonces algo caliente y grande se deslizó debajo de él y comenzó a alzarlo. Harry tomó una profunda bocanada de aire cuando su cabeza salió a la superficie y antes de aferrarse a la mano -porque eso era lo que era- debajo de él.
A su cuerpo un fuerte estremecimiento lo recorrió y soltó quejidos que salieron en forma de maullidos al ser alejado del agua: «¡Estoy salvado! ¡No voy a morir!» pensó conforme más se iba alejando del líquido. Estaba muy agradecido con quien lo haya rescatado. Nunca había estado tan asustado del agua en su vida.
Harry sacudió su cabeza para sacar el agua de sus orejas y de su pelaje mientras era sacado de lo que ahora veía como un cuarto de baño.
«¿Cómo llegué aquí?» se dijo mientras veía a la enorme bañera con desagrado.
Entonces estuvo envuelto en algo cálido y áspero que reconoció como una toalla después de unos momentos. Emitió un suave ronroneó mientras era secado y dejaba de temblar.
—¿Cómo acabaste aquí? —Una aterciopelada voz masculina le preguntó con suavidad que le envió un hormigueo por toda su espina dorsal. Harry trató de explicarle, pero nada más el sonido de maullidos salió.
»Me has sorprendido. Lo cual no es usual—continuó aquella voz—; tuviste suerte de que estuviera cerca, pequeño.
Harry tembló al pensar en lo que habría ocurrido si no hubiera llegado a tiempo. La toalla fue retirada antes que fuera acomodado en una cama y el hombre desapareciera de su línea de visión. Él lo buscó y lo encontró por un armario, cambiándose.
Harry apartó la vista ruborizado -sí es que un gato podía hacerlo- para darle privacidad. Pero luego pensó que a los gatos probablemente no les importaba si estabas semidesnudo o no. Por ello, volvió a mirar-estudiar a su salvador. El hombre era alto, aproximadamente de unos 5"10' de altura, pero lo parecía aún más desde el punto de vista de Harry. Poseía una cabellera negra y un poco más larga de lo usual; de cuerpo musculoso sin exagerar; así como una piel pálida que le daba la apariencia de no haber visto el sol por un tiempo. El pequeño minino aún no había visto su rostro.
Una vez terminó de observarlo, dirigió su atención al resto de la habitación. Esta era agradable y acogedora, pareciendo sacada de una revista muggle. Poseía un armario en la esquina y un escritorio contra la pared del fondo, ambos de color caoba. Las paredes estaban decoradas pero no tan espléndidamente; con unas cuantas pinturas aquí y allá de aspecto costoso. Una gran ventana estaba al lado del armario, pero en este momento estaba cerrada y cubierta con cortinas de color verde oscuro. Del otro lado del armario estaba una serie de puertas dobles de cristal que daban hacia un balcón, también cubierto del mismo estilo de cortinas. La cama estaba en medio de la habitación y por lo que podía ver, era bastante grande, con cortinas verde olivo y sábanas de seda negra, la madera también era de color caoba. Al otro lado de la cama estaba un mullido y negro sofá que iba a juego con el resto del mobiliario, acomodado frente a una enorme chimenea que actualmente estaba prendida, aunque parecía a punto de extinguirse. En comparación con la habitación, ¡él era muy pequeño!
Después de mirar a su alrededor decidió explorar más allá y comenzó a caminar sobre el colchón. Sus patas se hundían con cada uno de sus movimientos y se aferró con sus garras para no perder el equilibrio. Después de un tiempo se acostumbró a la sensación blanda debajo de sus pies y se abrió paso con facilidad. Al llegar al final de la cama, miró por el borde y tragó saliva. ¡Estaba muy alto!
«Vamos Harry. Juegas Quidditch. ¿Qué significa esta pequeña altura?» pensó para sí; «Sólo salta. Los gatos caen de pie, ¿cierto» bajó su mirada una vez más mientras intentaba convencerse que iba a estar bien. «No hay nada que temer. ¡Por supuesto que lo hay! ¡Soy demasiado pequeño! ¡Ese es exactamente el problema!» Su mente le grito de regreso. Antes de que pudiera tomar una decisión, fue recogido de repente por el cuello de su pelaje y colocado en el regazo del hombre.
—Con cuidado, gatito. No quisieras caerte y romperte el cuello, ¿o sí? —La voz profunda le comentó—, no después de haberte salvado de ahogarte.
Harry maulló de acuerdo. Y el sonido rápido se transformó en un ronroneo cuando el hombre empezó a rascarle detrás de sus orejas con sus largos y talentos dedos. Harry arqueó su espalda contra aquella mano y su ronronear se volvió más fuerte. Cerró sus ojos y ladeó la cabeza en placer cuando esos dedos rascaros bajo su barbilla.
«¡Oh! ¡Esto se siente bien!» pensó al restregar su cabeza contra el dorso del humano para señalar que vuelva a hacer ese movimiento; el hombre se rió ante el accionar del pequeño gatito y obligado, cumplió.
Harry abrió los ojos ligeramente para poder mirar el rostro de su salvador para que sus ojos engrandecieran por la sorpresa que lo embargó.
Estaba cara a cara con su mayor enemigo.