Gato callejero |BL|

By Ross_N

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"Asher Bullock es como un gato callejero... puedes darle comida, amor y un lugar donde dormir pero al final... More

Gato Callejero
Prefacio.
1. Hogar prohibido.
2. La nueva parada.
3. No lo intentes.
4. Hay cosas más difíciles
5. La nueva pareja de campus
6. Planes especiales y familia
7. Un poco de felicidad.
8. Quemándo recuerdos.
9. Más intimidad.
11. La felicidad y Asher Bullock
12. A pesar de todo.
13. Ven por mí.
14. Mamá tenía razón.
Epílogo
Fragmento explícito del epílogo

10. La triste verdad y el único remedio

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By Ross_N

—Entonces, así es como son las citas de verdad...

Asher está sentado frente a mí en el parque, sobre la manta que tendí sobre el pasto, con un emparedado en la mano y mirando alrededor. Luce fascinado y feliz. Pensé que la idea de una cita en el parque no le gustaría, porque siempre lo he visto como un chico de interiores pero al parecer di justo en el clavo. El hecho de que él no hubiese ido nunca a una cita antes me hace esto un poco más fácil y placentero. Al menos puedo quedarme con esta primera vez de Asher.

—Del uno al diez ¿Qué te está pareciendo? —interrogo.

—¿De verdad tengo que escoger? Esto ya es otro nivel —me dice, luego toma su vaso de jugo y se sienta cruzando las piernas, colocando sus codos sobre sus rodillas—. Creí que esto solo pasaba en películas donde el protagonista es perfecto y de ensueño, y a chicas, por supuesto. Tal vez no he visto suficientes películas gays.

—Sí has visto suficientes, tu lista de Netflix está llena de ellas —alzo las cejas.

—Sí pero siento que no es suficiente —bromea—. De cualquier forma... dime, ¿Qué más haremos hoy? —ladea su cabeza y sus ojos brillan cuando me pregunta aquello y sé perfectamente por qué lo hace en ese tono.

Después de ocurrido la noche que salimos al club en el departamento, hemos estado haciendo eso... mucho. En resumen, cada noche desde hace algunas semanas. Nunca lo decimos directamente pero siempre que Asher termina de darse una ducha, vuelve a la habitación y se sube a mi regazo y es cuando la diversión comienza. No hemos avanzado desde ahí, por supuesto, y eso me está matando lentamente pero sé que es mejor que no hacer nada.

—Hoy, después de divertirnos, volveremos a casa, te darás una ducha y decidirás que hacer —me encojo de hombros—. Por ahora, solo tienes que acercarte más —le tiendo una mano y lo hace levantarse de su lugar para moverlo hacia el puesto entre mis piernas y mis brazos—. Así no parecemos dos amigos estúpidos que por casualidad de la vida vinieron a un picnic, es mejor dejar claro que somos pareja.

—Este sitio está lleno de niños —él mira alrededor buscando su excusa pero solo hay unos cuantos volando una cometa muy lejos de nosotros, las risas de los demás vienen de un parque está cerca pero no tanto como para que nos vean—. Bueno, no aquí pero los hay, siento su presencia.

—Te gustan los niños, te vi jugando con ese bebé en el bus el otro día...

—¡Pero si me estaba mirando! Tienes que jugar con un bebé que te mira, está en la biblia.

Me echó a reír mientras lo abrazo con fuerza. Él más adorable no puede ser.

Dejo caer mi barbilla sobre su hombro y alzo una mano para acariciar su pelo con suavidad. Él se acurruca entre mis brazos, por lo menos está cómodo, se ha acostumbrado a estar conmigo de esta manera incluso si es afuera.

—Sé que la pasaste mal con, ya sabes, Caleb queriendo hijos y todo eso... —comienzo, con cuidado, sin querer arruinarlo pero como ya es un tema normal él no se tensa—. Pero ya sabes, no es como que sea imposible, eres gay, no estéril... y él es un idiota. Probablemente él no debería tener permitido reproducirse.

Asher suelta una carcajada.

—Probablemente —asiente—. La cosa es que... no sé si estaría bien querer ser padre.

—Tenemos ventiún años —digo—. No hay que pensar en eso ahora.

—Tienes razón —él me mira—. Por cierto ¿Cuándo es tu cumpleaños?

—Doce de noviembre.

Él frunce el ceño de repente y se aleja de mí.

—No juegues —me dice.

—¿Por qué jugaría con eso? —pregunto, confundido.

—Es mi cumpleaños también ese día —él sonríe—. ¡Qué coincidencia!

—Ya tenemos una fecha especial para celebrar juntos —acaricio su mejilla—. Ya sabemos que hacer ese día —me inclino hacia adelante y beso sus labios.

Uno de sus mechones de pelo interrumpe nuestro beso y aunque lo empujo hacia atrás no se queda en su sitio. Ruedo los ojos pero sonrío. Su cabello crece rápido y es hermoso cuando lo tiene largo pero a veces se mete en el camino de nuestros labios. Recuerdo entonces que había guardado el broche de pelo que me dijo que solía usar antes de que Caleb se lo quitara y trato de pensar donde lo puso.

—Creo que está en mi billetera —digo levantándome, metiendo mi mano en mi bolsillo trasero para sacarla de allí—. Déjame ver... —busco entre los compartimientos y encuentro el broche transparente dentro de esta—. Bien, no lo dañé, tenemos suerte —digo antes de sacarlo y tomar el mechón de pelo que cae sobre su frente y sostenerlo con el broche—. Ahí está, te ves genial... —tomo su barbilla y lo acerca a mis labios de nuevo—. Y puedo ver tus ojos y tu hermoso lunar —acaricio el lunar debajo de su ojo izquierdo, ese que lo hace lucir muy sexy.

—Harías lo que sea para besarme sin interrupciones ¿no? —Asher levanta las cejas.

—Ya me conoces muy bien —asiento volviéndolo a besar.

Luego del picnic volvemos a casa y vemos una película. Luego, Asher dice que tomará un baño y reconozco la señal como un "cuando termine, haremos lo que has estado esperando", así que intento lavar los platos y ordenar las películas lo más rápido que pueda. Asher tiene una caja repleta de películas y la desordenamos toda intento encontrar una buena. Me siento en el piso e intento ordenarla poniendo las películas una por una dentro como él las tenía antes. Las ordena por actor principal, así que no es difícil ya que soy un gran fan del cine y he visto la mayoría pero me topo con una que no tiene nombre, la caratula es negra y no hay descripción así que la abro y miro el CD. Solo tiene una fecha escrita en marcador rojo.

04/12/11

—¿Será un video familiar? —pregunto en voz baja y lo saco de la caratula.

Lo coloco en el DVD y lo de replay.

Inmediatamente salta en la pantalla la cara sonrojada de Asher. Frunzo el ceño y me alarmo un poco, porque luce como si hubiese sido maltratado. Sus mejillas están hinchadas, igual que sus labios, tiene un corte en este y está llorando, su respiración pesada es todo lo que se escucha en el video.

—¿Qué mierda...?

La cámara de pronto baja hacia sus manos, están atadas sobre su pecho con lo que parece una sábana. Luego, se enfocan sus piernas. Está desnudo y sus piernas están abiertas y... Dios, no puedo ver esto porque no sé a dónde se dirige pero no puedo despegar mis ojos de la pantalla.

—Oh, Ash... eres un niño tan bonito... —el que sostiene la cámara dice aquello y sé que esa no es la voz de Caleb, es la voz de alguien adulto, un hombre adulto y tal vez mucho mayor que Asher en ese momento—. Esto era lo que querías... ¿Verdad? —cierro mis ojos cuando él empieza a empujar y Asher empieza a llorar y a gritar, cubro mis oídos con mis manos pero no puedo parar de escuchar aquello así que tomo el control remoto y apago la televisión lo más rápido que puedo.

—No puede ser, no puede ser... —susurro sacudiendo la cabeza.

Eso no era un simple juego, eso era una violación.

—¿¡Por qué estabas viendo eso!? —el grito desgarrador que Asher suelta detrás de mí me hace ponerme de pie de golpe—. ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué tenías que verlo!? ¿¡Por qué tú de todas las personas!?

Él corre hacia la habitación de nuevo y trato de seguirlo pero cierra la puerta en mi cara con seguro justo antes de que pueda entrar.

—¡Asher, lo siento, no fue mi intención! —grito—. Por favor, déjame entrar. Quiero hablar contigo.

—¡No, no quiero hablar de eso, no quiero hablar nunca de eso, no quiero, no quiero, no quiero, no quiero...! —con cada "no quiero" escucho golpes dentro de la habitación y me preocupo porque deja de responderme luego de unos segundos.

—¡Asher, abre la puerta! —pido con desesperación—. ¡Abre la puerta ahora mismo, déjame entrar!

Él no responde y empiezo a imaginarme cosas. Yo no me ando con rodeos así que me alejo de la puerta lo suficiente como para lograr mi cometido y luego le doy una patada. Esta se abre de golpe y azota contra la pared. Por supuesto que eché a perder el seguro pero no es como que me importe una mierda. Entro rápidamente y me encontró con Asher acurrucado en la cama, llorando, en ropa interior y envuelto en sus sábanas blancas como un niño que intenta protegerse de su agresor. Es una imagen que no quiero volver a ver en mi vida.

—Asher... —lo tomo por los brazos y lo levanto, él sigue llorando e intenta alejarse de mí pero lo aprieto contra mi pecho y lo rodeo con mis piernas—. Shh... —varias veces intenta zafarse y escapar pero no se lo permito, lo mantengo cerca, acurrucándolo, intentando que no escape de mí—. Tranquilo, estoy aquí... —es otro ataque de pánico, no puedo dejarlo solo en un momento así—. Shhh...

Lo dejo llorar tanto como quiera sobre mi pecho, luego de un rato se queda tranquilo, sin moverse, pero como tengo miedo de que escape no digo nada, simplemente le acaricio el pelo e intento que se sienta apoyado.

—Ya no me quieres ¿Verdad? —pregunta de repente—. Sabes que soy asqueroso... ¿Por qué me querrías?

—¿De qué hablas?

—Tú lo viste...

—¿Quién era ese hombre?

Él desvía la mirada.

—Asher, dímelo —volteo su cara con mis manos levemente—. Solo dime eso.

—Amigo... amigo de mi padre —susurra él—. Él es la razón de que Caleb se enojase conmigo para siempre, es la razón que Caleb no me ame... es la verdadera razón.

—¿De qué hablas?

—¡Él le envió ese video a Caleb, por eso Caleb me odia! ¡Lo engañé!

—¡Eso no es cierto, él te obligó!

—¡Aun así es engaño! —me grita de vuelta y sus lágrimas brotan aun más de sus ojos cuando su voz se quiebre y repite—: aun así es engaño.

—Malditamente no lo es —me levanto y dejo a Asher en la cama con cuidado—. Ese maldito imbécil ¡No me digas que ese maldito imbécil te hizo sentirte mal acerca de ser violado! ¡Jodidamente eso no fue tu culpa y jodidamente no dejaré de amarte por eso!

Asher levanta su mirada llorosa hacia mí y se incorpora, arrastrándose por la cama para mirarme. Incluso en un momento así él se ve adorable cuando pregunta—: ¿Me amas?

—¿Todavía lo dudas? —me arrodilla frente a él y tomo su barbilla—. No importa cómo te sientas sobre mí, bebé, no pienso dejarte solo. Si me toma años hacer que me ames de vuelta, entonces años estaré aquí esperando... tú mereces eso y más, no te atrevas nunca a pensar lo contrario.

Él acaricia mi barbilla con su pequeña mano y me mira con anhelo.

—¿Por qué alguien como tú...? —empieza a preguntar pero lo detengo, poniendo mis dedos sobre su boca.

—Ni siquiera termines esa frase, solo bésame —tiro de su brazo y lo beso con brusquedad.

Asher rodea mi cuello con sus brazos y me besa de vuelta, nos besamos para curar nuestras heridas, para no pensar en el dolor. Sé que algún día tendremos que enfrentar esto de una manera seria y aun hay problemas que él tiene que superar y mi compañía no será suficiente pero estoy dispuesto a esperar. Como le dije, si hacen falta años, años me voy a quedar.

Luego de una intensa sesión de besos para calmarnos, ambos nos sentamos en la cama y nos miramos el uno al otro. Con calma, Ásher se acomoda contra mi pecho, porque al parecer así se siente más cómodo, pero abraza sus piernas, seguramente porque aun se siente cohibido. Y no lo culpo.

—Puedes decirme, no lo sé ¿El nombre de ese tipo y donde vive? —pregunto, como quien no quiere la cosa.

—Lo menos que quiero es recordar eso —susurra él.

—Lo siento, pero es que...

—¿Así es como se sienten las chicas? —él suelta una leve carcajada—. ¿Cuándo sus novios quieren defenderlas?

—Supongo —me encojo de hombros—. No necesitas ser una chica para sentirlo.

—Ah, creí que sí, eso era lo que decían —él baja la cabeza—. Es un lindo sentimiento.

—¿Te parece?

—La gente dice que es malo ser dependiente —dice él—. Pero me gusta el sentir que puedo contar contigo y que si alguien se atreve a hacerme daño, tú estarás allí para golpearlos por mí. Como un héroe... un príncipe —murmura, mirándose los dedos—. Es estúpido ¿No? Que haya soñado con eso cuando era niño... pero era así, tenía sueños de chica.

—No son sueños de chica, son solo sueños —le digo, acariciando su pelo.

—Es la primera vez que escucho eso.

—Solo... —dejo caer mi frente con la parte trasera de su cabeza—, solo dime que ese hombre está muy lejos y que ya no sabe nada de ti.

—Está en la cárcel —dice él—. Lo arrestaron por fraude.

—Que bueno —suspiro—. Aunque creo que merece una sentencia mucho peor.

—Yo igual —lo siento apretar sus puños—. Lo odio. Lo odio con todo mi ser.

—Entiendo por qué —susurro—. ¿Por qué él...?

—Siempre quiso hacerlo, ese es el por qué... siempre intentaba quedarse a solas conmigo, intentaba llevarme a su casa, me compraba regalos caros sin razón alguna, se aparecía en mi instituto y me ofrecía un aventón... era asquerosos —él se estremece—. Y cuando le confesé mis sentimientos a Caleb, de alguna manera él lo supo... y no lo soportó. Dijo que no se rendiría ante un mocoso y tomaría lo que por derecho le pertenecía. Él... hizo eso, lo grabó y se lo envió a Caleb... y Caleb perdió todo el respeto que tenía por mí.

—Es una mierda —mascullo, apretando mi mandíbula, tratando de controlar mis instintos asesinos—. Si hubiese sido yo lo hubiese matado, hubiese llamado a la policía y me hubiese entregado yo mismo por asesinato luego de estrangularlo con mis propias manos.

—Ja... —suelta Asher—. Eso demuestra por qué tú vales un millón de dólares.

—Estoy diciendo que pude haber matado a alguien, Asher...

—Si se trata de esa persona, nada en el mundo me hubiese hecho más feliz —susurra con la mirada perdida—. No sabes cuantas veces deseé verlo muerto, matarlo yo mismo... ugh... no quiero ni pensar en ello. Debí quemar ese video, es solo que... por alguna razón me gusta torturarme.

—Está bien, no pensemos más en eso —acaricio su pelo y él cierra los ojos—. Vamos a dormir.

—Yo no quería dormir hoy —masculla él y se escurre entre las sábanas alejándose de mí—. Me preparé y todo —dice, tal vez pensando que no lo escuché.

—Espera, espera ¿Para qué te preparaste? —interrogo confundido, esperando que sea lo que pienso.

Asher se incorpora de nuevo y apunta hacia la mesa de noche donde se encuentra una botella de lubricante.

—Mi trasero está resbaloso —se queja entonces, acomodando su ropa interior mientras hace una mueca—. Tal vez deba darme otra ducha.

—Yo también necesito una ducha —digo, levantándome de la cama—. ¿Vamos juntos? —estoy mitad bromeando, mitad esperando que él lo acepte, aunque dudo que lo haga.

Para mi sorpresa, Asher sonríe a medias y sacude la cabeza antes de tomar mi mano y arrastrarme hacia el baño. Él se encarga de quitarme la ropa. Al parecer su buen humor está de vuelta y a pesar de que hemos pasado por un momento crítico no quiero protestar. No solo porque me gusta sino porque no quiero que vuelva a ponerse triste.

—Métete en la ducha —me ordena una vez que estoy completamente desnudo.

Me meto en la ducha como él ordena y espero, luego de unos minutos él entra también con la botella de lubricante en su mano. La pone en el piso y se acerca hacia mí.

—Antes, el sexo era como lidiaba con mis problemas —dice él poniéndose de puntillas para rodear mi cuello con sus brazos—. Ahora tú estás aquí pero eso no significa que no pueda hacer lo mismo contigo ¿No?

—Supongo que no —estoy embelesado, por lo bien que luce y lo sexy que se siente este momento, aquí y ahora con él en la misma ducha—. ¿Qué prosigue? —pregunto, manteniendo mis manos sobre su cintura.

Asher sonríe y toma mis manos, bajándolas hacia su trasero. Siento como una ráfaga de deseo corre a través de mi cuerpo y dejo caer mi barbilla sobre el hombro de Asher mientras él posiciona mis manos con cuidado sobre sus glúteos.

—Es muy fácil —me dice—. Solo estíralo hasta que yo te diga —susurra en mi oído.

Estirar... estirar ¡De acuerdo, estamos haciendo esto!

—¿Seguro que está bien? —interrogo—. Digo... acabamos de...

—Lo sé —espeta él—. Pero me haces feliz, Miles... es hora de que lo acepte, lo mucho que te deseo. Es hora de que me dé completamente por vencido, justo ahora nada podría llenarme y satisfacerme como tú y por primera vez quiero sentir que merezco eso.

—Definitivamente lo mereces.

Me dejo llevar entonces por las ganas que tenía de tocarlo de esta manera. Sigo sus instrucciones y me deleito con las sensaciones que recorren su cuerpo; puedo claramente cada una de ellas plasmada en las expresiones de su rostro. Él tiene una piel muy receptiva, es sensible y siempre que una sensación es muy fuerte su piel se llena de un color rosado adorable.

Siempre que venía a mí y se subía a mi regazo era en la noche, cuando las luces estaban apagadas y yo no podía ver su rostro bien. Pero ahora puedo verlo en todo su esplendor y estoy agradecido por todo lo que pasó para ambos estuviésemos aquí en este momento. Incluso cuando lo beso mantengo mis ojos abiertos porque no quiero perderme de nada de lo que está ocurriendo frente a mis ojos.

—Deberíamos movernos a la habitación —le susurro en el oído una vez que él está empujando su erección contra la mía—. No, Asher, no pienso que nuestra primera vez debería ser en la ducha.

—No importa donde sea, será genial —él se cuelga de mi cuello aprovechando mi cercanía y enreda sus piernas alrededor de mi cintura—. Pero si eso te hace sentir mejor, llévame a la cama.

—¿Cómo un príncipe? —pregunto solo para molestarlo un poco mientras intento salir de la ducha, apagándola y trayendo la botella de lubricante conmigo solo por si acaso.

—Vas a joder con eso de ahora en adelante ¿No? —él rueda los ojos, pero no intenta escapar cuando lo pongo sobre las sábanas de la cama—. Con ese equipamiento, eres el jodido rey —él apunta con su pequeña mano hacia mi entrepierna.

—No sabes lo mucho que me alegra oírte halagar mi polla de nuevo.

Apoyo mis manos a sus costados y desciendo sobre él, su boca se encuentra solo a milímetros de la mía.

—Dime algo, Miles —susurra él antes de que lo bese.

—¿Qué?

—¿Eres virgen? —pregunta con un tono burlón.

—No —sacudo la cabeza—. Nunca he hecho esto con un chico pero definitivamente no soy virgen.

—Entiendo —él asiente, su voz rasposa y divertida me hace querer acabar con la charla y atacarlo—. ¿Y con las chicas qué tal, eh?

—¿En serio quieres hablar de esto ahora? Me estoy suavizando.

—Solo dime —Asher pasa sus manos a través de mi pelo—. ¿Siempre la posición del misionero?

—Bueno, la mayoría de las veces...

Él me da una mirada, indicando que no me cree.

—De acuerdo, cada maldita vez con la única novia con la que me acosté ¿Contento?

—Para nada, eso es muy triste —él hace una mueca y se da la vuelta, colocándose boca abajo, levantando su trasero y golpeando con este mi erección que ha vuelto a cobrar vida ahora sí—. Estoy a punto de mostrarte algo de buen sexo.

Sonrío cuando él arquea su espalda y lleva mis manos a sus muslos para que lo sostenga cerca de mi miembro. Tomo una gran bocanada de aire y llevo mi mano hasta su abdomen, la deslizo hacia arriba levantando su cuerpo poco a poco hasta que este está totalmente pegado del mío y susurro en su oído—: Yo también.

Él no responde con palabras, solo con una carcajada desganada que me indica que no está cien por ciento convencido de aquello. Pero se lo afirmo cuando separo sus rodillas y sostengo su trasero con ambas manos. Aplicando todo lo que él me enseñó, me aseguro de hacerlo de la manera correcta y me deslizo dentro de él con delicadeza y lentitud. Puedo oír el suspiro saliendo de sus labios y puedo ver sus manos apretando la sábana pero eso no es suficiente para mí, necesito verlo todo. Sin embargo, es muy tarde para volver atrás.

Pienso rápido y encuentro una solución; tomo el cuerpo de Asher entre mis brazos y con cuidado lo mueve sin salir de su interior hasta quedar frente a la puerta de la habitación, de la cual cuelga un gran espejo donde puedo ver el rostro de mi chico en todo su esplendor. Levanto su cabeza deslizando mi mano hacia arriba por su cuello e intento mantenerlo mirando hacia adelante.

Comienzo a moverme, prestando atención a su expresión.

Esbozo una sonrisa cuando me doy cuenta de que lo más placentero en este mundo es mirar como Asher se estremece mientras entro y salgo de su interior. Creo que podría volverme adicto a ello. Empiezo a hacerlo más rápido, pero no tanto como desearía pues estoy consciente de que podría lastimarlo. Y recuerdo que me dijo que no tuviera miedo ni fuera egoísta y que lo tocara también, así que me aseguro de que su cuerpo esté pegado al mío mientras bajo una mano hasta su miembro y otra hasta uno de sus pezones y ahí es cuando él se pierde completamente.

Su voz rasposa repite mi nombre y me dice lo bien que se siente y lo mucho que quiere que continúe, pero su cuerpo se inclina hacia adelante involuntariamente no soportándolo. Salgo de él un segundo creyendo que se abajó pero entonces se coloca sobre su espalda y sujeta mi nunca para mantenerme cerca.

—De nuevo... más fuerte, más rápido —me ordena intentando que vuelva a mi lugar dentro de él.

—¿Estás seguro? —pregunto acariciando su pelo—. Podría...

—Lastímame —dice—. Haz lo que quieras conmigo, muérdeme, ahórcame, hazme daño... pero no pares —las manos que aprietan mis hombros están temblando y su expresión luce desesperada.

Es cuando entiendo por qué necesita el sexo... se siente bien, te nubla la mente y te desconecta. Por eso sin importar lo que pase él quiere que dure lo más que se pueda.

—¿Qué tal si te amo? —aprieto sus caderas y lo bajo sobre mi miembro provocando que suelte un quejido—. ¿Qué tal si te cuido y me preocupo por ti? Eso es lo que quiero, por supuesto que quiero hacerte el amor como un desquiciado... pero no pienso lastimarte... —espeto, antes de morder con fuerza su hombro.

—¿Estás seguro? —él sube una mano y aprieta la sábana sobre su cabeza.

—Es solo una manera de mostrar mi deseo por ti.

—Me gusta tu manera de mostrar tu deseo por mí.

Me muevo despacio de repente y cuando me mira con intensidad, deseando por más, lo sorprendo con una embestida tras otra y tras otra hasta que sus uñas se clavan en la piel de mi espalda y mis brazos.

Estoy seguro de que se encuentra tan satisfecho como yo.

Y estoy seguro de que mis caderas dolerán mañana.

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