"Amarte es mi necesidad, mi privilegio"
—¿Dónde estamos?
Estábamos a unos cuántos kilómetros de Berlín, en un lugar que no tenía ni idea de cómo se llamaba; pero no necesitaba saber su nombre, con verlo ya estaba encantada.
Bajamos del carro y de inmediato Nik estaba al lado mío ofreciéndome su mano y regalándome una vez más el honor de contemplar su sonrisa.
Me sentía perdida en sus ojos cada vez que me veía; en su presencia cada vez que se acercaba a mí; en su piel,cada vez que me tocaba; y cuándo sonreía me sentía tan débil y a su merced, que mi mundo se hacía chiquitito y estaba a sus pies.
Él era mi dueño, el dueño de cada parte de mí.
Siempre dije que era erróneo permitir a un hombre creerse dueño de una mujer, pero ¿A quién engañaba? En este punto, en el que me sentía enamorada hasta los huesos sabía que mi mundo entero realmente giraba a su alrededor.
No es que no pudiera vivir sin él, claro que podría, de eso estaba segura. Se trataba más bien de que no quería, me negaba a hacerlo, me negaba a imaginarme mis días sin él, sin sus abrazos, sin sus besos y caricias. Era tan adicta a todo su ser, que dolía, dolía saber que en el fondo no era feliz, que en el fondo seguía sintiéndose culpable de todos sus errores, que tenía que vivir con sus sombras que no dejaban de perseguirlo. Sabía bien, que aunque quisiera,mi amor no podría contra todo su rencor hacia sí mismo y con el remordimiento que lo consumía a sabiendas de que cualquiera de nosotros–sus seres queridos– estábamos en peligro a causa de una persona que sólo se empeñaba en hacerle daño.
Cómo si el daño qué él mismo se hacía con sus pensamientos no fuese suficiente.
Sin embargo,me dejaba amarlo,me dejaba estar con él y tratar de hacerlo reír.
Yo sabía que hoy era un día diferente, que sus besos serían más intensos y qué sus muestras de cariño serían más apasionadas y delicadas, pues sabía a ciencia cierta que se había quitado ese gran peso de encima que había tenido todos estos días por el miedo a que Willi no despertara nunca más.
Pero parece que la vida le quería dar una luz de esperanza y yo estaba segura de que Niklas hoy también lo veía de esa manera.
«Quizás no todo será tan malo.
Quizás superemos esto» repetía en mi cabeza.
Tenía que intentarlo todo.
—Tampoco conocía este lugar, debo confesarlo. Pero Gabriel me habló mucho de él y pensé que podríamos pasar una linda tarde aquí— respondió mientras me envolvía entre sus brazos y me acercaba hasta su pecho.
Respiraba tranquilo, relajado.
—Es precioso— respondí. Y realmente lo era.
El sol brillaba en todo su esplendor y cada rayo que alcanzaba nuestra piel nos daba cierta sensación de libertad. El pradal se extendía a lo largo del horizonte. Unos cuantos árboles gigantes cubrían la hierba verde que hacía juego con el hermoso azul del cielo que ese día nos iluminaba con su color.
No había nadie más, sólo éramos nosotros dos.
¿Porqué no podía ser así todo el tiempo?.
Mi chico volvió al carro abriendo la parte trasera y seguidamente sacó un canasto cubierto con una manta hermosa color coral, ligeramente más brillante que el terra-cotta y terroso que el anaranjado.
Lo miré divertida y él sonrió de nuevo.
—Esto, bueno... pensé que quizás...podríamos hacer un picnic— dijo entre titubeos, estaba un poco nervioso y me enternecía verlo así.
Mordí ligeramente mi labio inferior para luego esbozar una sonrisa, asentí con ligereza y caminé hacia él para plantarle un beso casto en los labios.
— Es una grandiosa idea— aseguré.— ¿Cómo?...¿Cuándo has preparado todo esto? Estuvimos todo el tiempo en el hospital.
Soltó una risilla y sus ojos brillaron con ternura.
—Gabriel y Charlotte— respondió.
Lo ayudé a bajar las cosas del auto y extendimos la manta debajo de un árbol que nos acariciaba con su sombra. Nik sacó algunas cosas de la canasta y yo sólo disfrutaba de verlo tan tranquilo.
—¡Maldición!— exclamó.
—¿Qué sucede?— pregunté.
—Odio las peras y al parecer fue lo que más metieron esos dos aquí. Realmente tengo hambre—contestó.
No pude evitar soltar una leve carcajada. Pensé que se trataba de algo peor.
—Déjame ver.—dije y rodé la canasta hacia mi lado para revisar qué más había.—Mira— señalé.— Aquí hay Sándwiches,uvas y algunas manzanas, no te vas a morir de hambre,Niklas. Deberías revisar mejor antes de molestarte tan rápido— dije divertida y le di un pequeño beso en la mejilla.
—¿Porqué?— preguntó encogiéndose los hombros— Si me molesto y luego me darás besos tan tiernos cómo este, entonces lo haré más seguido— sonrió satisfecho.
—Idiota— respondí poniendo los ojos en blanco.
—Ey, ¿Dónde quedaron los "Mi amor" "Mi vida" "Cielito lindo" "Hombre sexy" "Dios griego" y todo eso que siempre sueles decirme?.—bromeó.
Solté una carcajada.
— En tus sueños— respondí.
Se acercó a mí con rapidez, haciéndome quedar acostada sobre la manta, quedando él encima mío. Comenzó a besar mis labios para luego seguir con mi cuello, debilitándome de inmediato.
—Te amo tanto, mi amor— dijo en mi oído— No sabes cuánto te amo. No te imaginas lo feliz que me hace estar a tu lado.
— Estás encima mío y eres muy pesado, Nik— bromeé. Rió con fuerza y bajó de mí, acomodándose a mi lado y halándome hacia su pecho.
Estábamos los dos acostados mirando el cielo. El aire puro me hacía tan bien y su compañía hacía ese momento aún más perfecto. Había descubierto tantos sentimientos y sensaciones con Niklas que nunca pensé que podría llegar a sentir.
—Ahora te molesta que esté encima tuyo pero cuando jadeas mi nombre, si te sientes en el cielo.— comentó y luego rió.
—Cállate— ordené. No pude evitar sonrojarme.
—¿Cómo sería hacer el amor en medio de la nada? Estando solos tú y yo, y siendo esta fina hierba y el cielo azul nuestros únicos testigos— dijo con ternura.
—No lo sé, nunca lo he hecho.— reí.
—Quisiera hacerlo contigo en estos momentos. ¡Qué va! Quisiera hacerte el amor todo el tiempo, siempre que estoy a tu lado. Pero tranquila, ahora no lo haremos, quiero disfrutar de tu compañía y de la tranquilidad que siento en este momento— respondió.
—Te amo, Nik— musité acurrucándome mucho más a su lado.
—Te amo muchísimo más, Salomé— respondió.
Nos quedamos un buen rato acostados observando el paisaje que nos rodeaba y hablando un poco sobre la vida, la música y de cualquier cosa que se nos ocurría.
Él y yo podíamos pasar horas hablando hasta de la tontería más grande pero nunca nos cansábamos. Yo jamás me cansaría de escuchar su voz y el sonido espléndido de su risa.
Odiaba rotundamente que me hicieran cosquillas y Nik lo sabía, cosa que hacía que lo hiciera a propósito.
Sus manos se habían apoderado de la sensibilidad de mis costados y habían aprovechado mi debilidad para las cosquillas.
—¡Nik,para!— exclamé enojada pero sonó todo lo contrario a causa de mis repetitivas carcajadas.
Él reía sin parar y justo cuando pensaba que dejaría de hacerlo porqué sus labios se unían con los míos, aprovechaba mi distracción y volvía a repetirlo.
—Amo tus carcajadas y lo sabes, Pumba — dijo entre risas.
Mi teléfono vibró en señal de que había recibido un mensaje.
"¿Qué pasaría si Niklas se enterase de tu insistencia por verme? ¿Qué pasaría si supiera que estás en contacto con Bastian? ...No te preocupes mi querida Salomé, éste ahora será nuestro secreto. Estaré algo ocupado en estos días, así que mañana no podré, pero créeme cuándo te digo que muero por escuchar lo que tienes para decirme. Disfruta de tu tarde romántica con Niklas,
Con amor... Tú Lukas. "
Me quedé en seco al leer esto.
«¿Cómo era posible que supiera que estaba con Nik? »
Miré a todas partes pero definitivamente no había nadie cerca. No me gustaba para nada el tono que había utilizado en su mensaje.
«¿En qué me había metido?»
—¿Pasa algo?.m— preguntó Nik, quien había empezado a devorar su Sándwich.
—No, por supuesto que no— mentí.— ¿Está bueno?— dije tratando de cambiar la conversación.
Nik asintió.
—¿Quién era?— preguntó.
—¿Qué cosa?
—¿Quién te envió un mensaje?, amor. ¿Era tu padre? ¿Debo llevarte a tu casa?.
—Eh...no, tranquilo. Lilly no encontraba un pantalón y me preguntó si lo había visto, es todo.
—Está bien— sonrió— ¿Qué harás mañana?.
—¿Mañana?– «Se suponía que tratar de hablar con Lukas y hacerlo razonar»— No he planeado nada, ¿Porqué?.
Sonrió satisfecho.
—Me gustaría ir por la tarde a unas canchas a las afueras de la ciudad, ya sabes... a jugar un poco de fútbol con Tobi— dijo sonriente.
—¿Con Tobi?— pregunté confundida.
—Bueno, esto... la vez pasada le dije que lo haríamos. Quizás si tú vienes con nosotros tu padre no ponga peros.
Me incliné hacia él y besé sus carnosos labios, para luego morder con ligereza uno de ellos.
— Tú sólo dime la hora— respondí— Por papá no te preocupes, estoy segura de que no habrá peros.
(...)
Después de hablar un poco más y disfrutar del ambiente, decidimos volver a la ciudad.
Nik decidió llevarme a casa para pasar luego unas cuántas horas nuevamente al hospital.
Cuándo estaba apunto de bajarme de su coche, me detuvo.
—¿Están tus padres en casa?.
—El auto de papá está ahí— dije señalándolo— Así que supongo que sí.
—¿Crees que podría entrar? Me lo he pensado mejor y quisiera preguntarle yo mismo acerca de mañana, además de que creo que ya es hora de que aclaremos las cosas.
—¿Estás seguro de eso?.
Asintió sin pensarlo dos veces. Sonreí para que se diera cuenta de qué estaba de acuerdo.
¿No podría ser tan malo cierto?.
Bajó del auto y se dirigió hacia mí. Busqué con rapidez las llaves en mi bolso para abrir la puerta y al hacerlo escuché a papá riendo a carcajadas junto a otra risa que provenía de un hombre. Me extrañó un poco la situación.
Nik tomó mi mano con mucha más fuerza y nos dispusimos a entrar a la sala.
Mamá estaba sentada en un sofá con cara de pocos amigos, mientras Lilly y Tobi regalaban toda su atención a lo que sea que estuvieran viendo en la televisión. Seguí la mirada de mamá y me encontré a papá quién al verme se levantó de su asiento y me sonrió. Luego miró a Nik y su expresión cambió de inmediato.
—¡Salomé, hija! Qué bueno que has llegado— exclamó dirigiéndose a mí y abrazándome de tal manera que Nik tuvo que soltarme la mano.
El chico que hasta ahora había estado dándonos la espalda, se puso de pie y giró hacia nosotros.
No puede ser.
¿Qué se supone que estaba haciendo él aquí otra vez?.
Nate caminó hacia nosotros y le extendió su mano a Nik, quien sólo había permanecido ahí parado con una mirada escéptica en dirección a él.
—Hola de nuevo, Niklas— respondió Nate en un tono de superioridad que muy poco me gustaba.
Nik ni se inmutó para responderle el saludo, recibiendo así una mirada de desaprobación por parte de papá, en cambio se dirigió a mamá. Ella se levantó y besó su mejilla. Tobi corrió hacia él emocionado.
—¡Niklas!— exclamó— ¿Has venido para echar un partidito?— preguntó con emoción. ¿Desde cuándo se habían hecho tan amigos? Las pocas veces que se le había permitido a Niklas permanecer un poco más de cinco minutos en esta casa, parecía que habían hecho bastante efecto en su relación con mi hermanito.
—Ya quisiera, campeón— respondió mi novio—Elena.— dijo mirando a mamá— Señor Méndez.— se dirigió a papá. Sabía que para él todo esto era una situación muy nueva, tener que lidiar con un suegro cómo mi padre,sabía muy bien que era difícil, pero Nik no se achicaba con ninguna situación,ni siquiera con el hecho bastante obvio de qué papá sentía cierta simpatía hacia Nate. Lo cierto es que eso no siempre fue así, pero Nate supo como ganárselo, a eso tengo que darle mérito,además de que papá no era conocedor de la falta tan grave que había tenido Nate para con nuestra relación, si no estaba segura de que ni siquiera habría puesto un pie en esta casa— Es precisamente por eso que estoy aquí— continuó— Me gustaría pedirles permiso para ir con Tobi mañana a unas canchas de fútbol a las afueras de la ciudad, son bastante amplías y muy bien cuidadas, además entrenan muchos equipos y me gustaría que Tobi conociera el lugar— concluyó.
Mi chico era perfecto.
—¡Si voy!— respondió Tobi emocionado.
—Pues no se va a poder— interrumpió Papá— ya tenemos planes para mañana— agregó.
—¿Los tenemos?— se entrometió Lilly en la conversación. Su mirada me decía que había estado esperando el momento para sacar la rabia que le producía tener que verle la cara a Nate.
—Sí, Nate nos ha invitado a un restaurante mañana— respondió— También iremos a un museo. Te invitaría Nik, pero se trata sólo de Familia— prosiguió acentuando la última palabra.
—Pues no iré— respondió Lilly.
—No voy a discutirlo—exclamó papá.
—Yo tampoco. ¡Ya lo decidí!— contraatacó mi hermana.
—Elizabeth, por favor— intervino mamá.
— No lo entiendo— comentó Nik. Todos volteamos hacia él.
Nate permanecía callado, cómo un espectador más.
—¿Qué cosa?— respondió papá con arrogancia.— Sé que le hará mucho bien a Salomé estar alejada de tanto drama que todo este tiempo le has proporcionado— agregó— Tu padre en el hospital, tu amiga muerta, tu hermano golpeado hasta más no poder. ¿En qué andas metido? Mi hija necesita tranquilidad, esa que tú no le logras dar— Papá había decidido así no más en sacar todo lo que tenía en su cabeza.
Yo sabía que a Niklas le dolían cada una de esas palabras, yo sabía que en ese preciso instante en su interior había una guerra entre todos sus sentimientos, una que muy fácilmente podía ser ganada por la depresión que poco a poco lo consumía por dentro.
—Papá, ¡basta!— le dije.
— ¡No!— respondió— Siempre he dejado que mi hija sea libre de tomar sus propias decisiones, hasta lo permití contigo yendo en contra de todo lo que pienso. ¡Pero ya no!.ñ— dijo levantando la voz— Mira, a lo mejor no seas un mal chico, algo bueno debes de tener cómo para que ella esté tan boba por ti; pero no eres bueno para ella ¡Y deben de entenderlo de una buena vez!
—Roberto.—intervino mamá.— Yo no creo que...
—Basta Elena, basta de alcahuetearle a esta niña que ande con un chico mayor que ella que a parte anda muy seguramente metido en problemas— respondió.— Nate ha venido desde muy lejos para recuperar aquello que ésta relación tan absurda de estos dos,destruyó.
—¡Es suficiente!— exclamó Niklas— Con todo respeto señor Méndez...¿Sabe que es lo que no entiendo?. No entiendo cómo un padre tan protector como usted quiera ver a su hija con semejante imbécil.
—¡Cierra la boca!.— dijo Nate.
—¡No tú cierra la boca!— grité— Papá escúchame bien...
—¡Vayan a su habitación!.— le ordenó a mis hermanos. Lilly quiso chistar pero mamá posó su mano en su hombro y le dijo que era lo mejor— Tú también, Salomé— agregó— Y tú Niklas, es mejor que te vayas de esta casa.
—¡Estás loco si crees que me iré a la habitación! Si ya estamos aquí para decir verdades entonces hagámoslo. No puedo creer en tu descaro, Nathaniel— dije mirándolo— No puedo creer que vengas a la casa y hagas delante de mis padres cómo si nada hubiese pasado. Está bien que te haya perdonado, pero eso no te da derecho de venir a mi casa y hacer delante de mi papá cómo si yo fuera la culpable de que termináramos.
—Salomé,mi vida...—trató de decir y de acercarse a mí, retrocedí un paso y vi cómo Nik se acercaba a él.
—No vuelvas a llamarla así— advirtió— La vez pasada no hice nada,quería respetar la decisión de Salomé, pero das un paso más en su dirección y juro que no respondo.
—Pero ¿Qué diablos se han creído? Aquí nadie peleará nada. ¡Salomé vete a tu habitación!.— dijo de nuevo papá.
—Dios mío, Roberto. Deja de ser tan intransigente y escucha a la niña— comentó mamá.
— ¡Papá si Nate y yo terminamos fue por su culpa!
—Seguramente fue eso lo que te metió en la cabeza este chico— dijo mirando con desprecio a mi novio.
No podía permitir esto. Nunca nadie me había respetado tanto cómo Niklas lo había hecho hasta ahora y no permitiría que papá juzgara todo sin saber la verdad.
No le había dicho lo de Nate, porqué no quería escandalizar las cosas, además de que sabía que también lo utilizaría como excusa para ni siquiera, poder confiar en Nik, aludiendo que "él también me pondría los cuernos".
—Señor Méndez, si usted opina que Salomé no debería estar conmigo, respeto su opinión, pero no permitiré que se empeñe en que ella pase tiempo con ese hij...con ese... con ese de ahí— articuló Nik con odio.
—¿Porqué me debería de importar lo que me permitirías tú?— preguntó papá.
—¡Porqué contrario a lo que hizo Nate, él sí me ha respetado!— chillé— ¡Porqué Nate me puso los cuernos más de una vez papá! ¡Por eso!.
La expresión de papá cambió al instante. Su mirada iba de mí a Nate y luego de regreso hacia mí.
—Roberto déjame y te explico...Salomé, amor— dijo Nate, dando nuevamente un paso en mi dirección.
De repente vi cómo mi novio se tensó y en cuestión de segundos estaba Nate tirado en el piso de la sala de mi casa, sangrando por la nariz a causa del puñetazo–bastante fuerte– que le había proporcionado mi novio.
—Te lo advertí, imbécil— escuché decir a Nik, quien intentaba incorporarse de nuevo y estabilizar el ritmo de su respiración.
Todo pasó demasiado rápido.
Parece que siempre iba a ver algo que no permitiría que nuestros días estuviesen libres de drama.
¿Qué mierda se estaba creyendo el destino?
~•~
He estado bastante ocupada por el estudio y eso también me había cortado mucho la inspiración,pero me tomé un tiempecito para publicarles esto y espero que lo disfruten tanto cómo yo.
¿Qué es lo que más les ha gustado de esta historia?
Quiero contarles que ganamos el segundo lugar en los #PremiosHasper2017 en la categoría de Romance y que se los agradezco de corazón.
El desenlace está cerca,la recta final llega. Prepárense para un final inesperado y les tengo sorpresa: He decidido hacer una segunda parte sobre nuestro querido Nik y su agitada vida.
¿Quién está feliz por eso?
Capítulo dedicado a DianaGolay yariit NANCYSMG12 WGA_2017 (Por los premios) Azzaroa Tonatiuh410 MPSouthwell thebabypes Por ser mis lectores más fieles. Si se me olvida alguien (lo sientooo!)
¡Gracias a todos por leer y por sus votos!