Abused 🚬 Ken Kaneki

By KimberNara

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«I hate you...but I love you...» Tn es una joven ghoul que ha sufrido de múltiples abusos a lo largo de su vi... More

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By KimberNara

En un callejón se producía una pelea entre ghouls, de un lado Matasaka Kamishiro contra Kaneki, y del otro Naki con los Traje Blanco contra Tsukiyama, Banjou y su banda.
Matasaka había golpeado al albino hasta hacerlo escupir una gran cantidad de sangre.

Alguien llegó al callejón, era una chica que vestía un short negro junto a un enorme suéter oscuro con una calavera en él, llevaba además un par de botas con tacón y el cabello suelto.

– ¡Oi! –gritó, llamando la atención de todos.

– Skully-chii –sonrió Naki.

– Skully –dijo Masataka.– Son ellos el grupo de quien hablaban, ¿Verdad?

– Así es.

– ¿Debo matarlos?

– El jefe dijo que no.

– Entiendo –asintió.– Que socio tan extraño –susurró.

– Toma a la mujer y lárguense.

– De acuerdo.

Masataka tomó a aquella mujer y luego se fue junto a Naki y los Traje Blanco. Tn suspiró y se acercó a Kaneki, arrodillándose frente a él.

– Oye... ¿Estás bien?

El albino no respondía, estaba arrodillado en el suelo y con la cabeza gacha.

– Ken...

– Mierda... –murmuró.– Mierda... ¡Joder!

– Ken.

Tn acercó su mano a él, pero antes de tocarlo el chico levantó una mano golpeando la de ella. La fémina no dijo nada, simplemente alejó su mano y volteó la mirada. Cuando Kaneki logró calmarse, la miró.

– ...Lo siento.

– No importa –lo miró.– ¿Estás bien? Vi que Sachi te golpeó fuerte.

– Estoy bien, tranquila. ¿Cómo es que viste eso?

– Me mandaron a vigilarlos para ver que hicieran las cosas bien, pero...cuando vi como te golpeó decidí intervenir.

– Entiendo. Creo que estamos a mano.

– No –Kaneki levantó una ceja, confuso. Ella rió.– Aún te debo una.

– ...Ya veo –rió.

– Levántate, vamos.

Tn se levantó, ayudando a Kaneki a ponerse de pie. Ambos se miraron, sus rostros estaban muy cerca el uno del otro.

– ¿De verdad estás bien?

– Claro que sí. ¿Desde cuándo te preocupas por los demás? –bromeó.

– Cállate. Deberías agradecerme por preocuparme por ti, un medio humano.

– No te pedí que lo hicieras.

– ...Tch –frunció el ceño.– Cállate Ken.

Kaneki soltó una pequeña risa, mientras ella lo miraba con el ceño fruncido y un leve sonrojo en sus mejillas.

– Ejem –carraspeó su garganta Tsukiyama.– No quiero interrumpirlos, pero...Kaneki-kun, debemos irnos.

– Ah sí –lo miró.– Ya voy.

– Antes de que te vayas...

Kaneki la miró, Tn se acercó al oído del albino para susurrarle.

– Te diré dónde puedes encontrar a Madam A.

– ¿Qué?

– ¡Shh! Es solo para "saldar mi deuda"...y no digas a nadie que yo te dije esto –susurró. Él asintió.

Tras darle la información al albino, la fémina se fue. Kaneki miró a su grupo e hizo una seña para decirles que era hora de volver a casa.

Tn llegó y se sentó en el barandal, mirando a Eto y Naki.

– ¿Tatara sigue con esa chica?

– Sí.

– Tch. Que fastidio.

La pelinegra se recostó en el barandal, haciendo un pequeño equilibrio para no caer.

– ¿Eso no es peligroso? –preguntó Naki.

– Ella siempre hace eso, es una suicida –dijo Eto. Tn rió.

– Si caigo no importa.

Tatara salió fuera, acercándose a ellos tres, habló con Naki y luego Eto preguntó si ya había encontrado a Kanou.

– Hemos reducido la búsqueda –dijo.– Ahora solo es cuestión de que busquemos hasta encontrarlo. Las palomas no se darán el lujo de esperar. Kanou será el que tome el "Árbol Aogiri".

– Kanou... –susurró Tn. Tatara la miró.

– Es tu turno –dijo. Ella lo miró.– Busca a Kanou, Tn.

– ...De acuerdo –bajó del barandal.– Dime hasta dónde has reducido la búsqueda y lo encontraré.

– ¿De verdad vas a dejarle ese trabajo a ésta traidora? –dijo una voz masculina.

Todos miraron a aquel que había llegado, era Crawler.

– ¿De qué hablas, Crawler? –preguntó Tatara.

– Esa mocosa, así como la ves, no es más que una maldita traidora.

– ¿Traidora? –preguntó Eto.

– Sí. ¿Por qué creen que ha estado tanto fuera de la guarida? Porque está viéndose con ese idiota de Un-Ojo. Traicionó a Aogiri por él, y de seguro ya le dijo cómo encontrar a Kanou.

– ¡Cierra la boca, Crawler! –gritó molesta.

– ¿Eso es cierto, Skully? –preguntó Tatara.

Todas las miradas estaban posadas en la joven de cabellos oscuros, ella no sabía qué responder.

– C-Claro que no –tartamudeó.

– ¿Ah, no? Explica esto entonces –le entregó unas fotografías a Tatara.

El mayor tomó aquellas fotos y las observó, luego volvió la vista a la pelinegra.

– Explícate, Tn.

– Y-Yo...Nos hemos visto, lo admito ¡Pero no he traicionado a Aogiri! Jamás lo haría, solo hemos hablado de libros... ¡Crawler está mintiendo!

Tatara permanecía serio. Tn lo miró, luego miró a Eto, ella no dijo nada. Naki estaba con los ojos cristalizados, no quería creer que ella había traicionado a Aogiri.
La pelinegra sollozó y corrió, saliendo de la guarida.

Se detuvo frente a una casa: la de Kaneki y su grupo. Llamó a la puerta y Banjou le abrió.

– ¡Ah! Skully ¿Qu-Qué haces aquí?

– No vengo por ti. Quiero ver a Ken.

– C-Claro. Pasa.

Tn entró a aquella casa. Banjou cerró la puerta y la guió hasta la habitación en la que se encontraba Kaneki entrenando con Tsukiyama.

– Kaneki –lo llamó.

El albino golpeó a Tsukiyama (como era el entrenamiento) y se detuvo, miró a Banjou, sorprendiéndose al ver a aquella joven tras él.

– ¿Tn-chan?

– Ken... –susurró y corrió hacía él, abrazándolo.

– ¿Qué sucede? –miró a los demás.– ¿Podrían darnos un minuto?

– Claro Kaneki-kun –sonrió Tsukiyama, mientras se llevaba a Banjou del lugar, dejando al albino solo con aquella fémina.

– ¿Qué pasó?

Tn contó al contrario lo ocurrido minutos antes en Aogiri, y tras el relato lo abrazó.

– Comprendo. Crawler está molestándote de nuevo –dijo abrazándola.

– Sí... –lo miró.– No sabía qué hacer, por eso vine contigo. Lo siento.

– Está bien, no importa –le sonrió.

– Ah. Estás sudado.

– Lo siento.

Ambos rieron.

– No importa –volvió a abrazarlo.

– Creí que a las chicas no les gustaba el sudor –bromeó.

– No, pero te ves varonil –rió. Kaneki rió, sonrojándose.

– De todos modos me secaré.

Kaneki tomó una toalla y secó el sudor de su rostro y cuello, luego miró a la fémina frente a él.

– ¿Quieres un café?

– Claro –sonrió.

– Entonces subamos.

– Ah. No creo que me quieran allá, Banjou y su grupito aún me aborrecen.

– No te preocupes por eso –tomó su mano.– Vamos.

Ambos subieron al living. Hinami abrazó a Tn al verla y luego preparó café para todos.

– Banjou, ¿Cómo te fue? –preguntó Kaneki bebiendo café.

– Eh...bien.

Banjou miró a Tn, quien estaba sentada al lado de Kaneki.

– No te preocupes por ella, habla.

– De acuerdo.

Banjou contó sobre su encuentro con Gil al albino, él oía atento.

– ¿Qué es lo que vamos a hacer desde ahora?

– Revisaremos la información que tenemos de Madam. El centro de investigación personal de Kanou está en los suburbios...ese tipo debe estar ahí...

– ...Esa mujer...no habrá mentido... ¿Cierto?

– Las presionamos bastante, no hay forma en que sea capaz de mentirnos.

– ¿Ya han hablado con Madam?

– Sí –la miró.– Gracias –le susurró. Tn sonrió.

– No es nada.

Hinami rió, captando la atención de todos.

– ¿Qué sucede? –preguntó Banjou.

– Parecen una pareja –sonrió.

Tn y Kaneki se sonrojaron.

– Hinami, no digas esas tonterías –dijo Tn.

– Lo siento.

– ¿Tsukiyama ya se fue?

– Sí –terminó su café.– Ve a hacer lo que te encargué, Banjou-san.

– Claro –terminó su café y se fue.

Hinami sonrió y se fue también, con la excusa de que tenía que terminar un libro, dejando a Kaneki a solas con Tn.

– Debería seguir entrenando.

– Entiendo –terminó su café.– Entonces me iré.

– Puedes quedarte.

– No quiero molestarte.

– No lo haces.

Ambos se miraron.

– ...Si puedo verte entrenar me quedo, quiero ver cuando te agotes.

– De acuerdo, pero no te permito fumar aquí dentro –dijo al ver como ella sacaba un cigarrillo de su bolsillo.

– Pero...Tch, de acuerdo –accedió guardando el cigarrillo. Kaneki rió.

– Esperaba que lo hubieses dejado.

– Aún no, pero me he reducido de una caja al día a solo tres por día.

– Es buen avance en pocos días.

Tn rió.

– ¿Irás por Kanou?

– Sí. ¿Tú volverás a Aogiri?

– No lo sé. Temo ver a Eto o a Tatara después de lo que el maldito de Crawler dijo.

– Entiendo...Déjame buscar a Kanou y te avisaré de su paradero.

– ¿Qué?

– Así dejan sospechar de ti.

– ¿De verdad harás eso por mí?

Kaneki sonrió y asintió. Tn sonrió.

– Gracias.

– Pero a cambio...deberás dejar de fumar.

– Debí suponer que pedirías algo a cambio –rió.– De acuerdo, si tu plan funciona dejaré de fumar, al menos por dos semanas.

– Un mes.

– Pero... –suspiró rendida.– De acuerdo.

– Es un trato.

– Eres un manipulador –bufó. Él rió.

– Es por tu bien.

– Si tú lo dices... –rió.

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