Enamorada por primera vez (CA...

By jiimmy7

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¿Lauren conseguirá olvidarse de su primer amor tras diez años? Un manuscrito; varias ciudades. Un libro; dema... More

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Epílogo

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By jiimmy7


-Dime, una vez más, porque tenemos que hacer esto un sábado-gruñí por lo bajo y de muy mal humor.

Durante unos segundos me quedé mirando aquel montón de papeles que había encima de la mesa de la sala de reuniones, un caos que había creado intencionadamente para joderla, pero que poco a poco iban siendo ordenados; ordenados por alguien que no era yo. Camila fue cogiéndolos mientras los agrupaba en dos montones con una paciencia abrumadora. Poco después, me dio uno de ellos a mí:

-Porque te conozco-me dijo, para después sentarse a mi lado en su silla-. Porque sé que seguirás alargando las entrevistas hasta el fin de los días, o mejor, hasta que nosotras te solucionemos el problema... como siempre hacemos.

Tenía razón, y ambas lo sabíamos.

Y más, cuando después del nacimiento de Michelle, hacia una semana, había pisado la oficina de la editorial contadas veces. Tan solo había hecho acto de presencia cuando Alfredo Flores había llamado, desde España, para aceptar nuestro contrato. Las demás días había estado desaparecida, con la excusa de estar pasando un tiempo en familia, pero lo que ella no sabía era que eso era verdad hasta cierto punto. Porque también había estado con Sarah casi todo aquel tiempo. ¿Quién me iba a decir a mí que me haría tan amiga de mi ex?

Yo le había estado ayudando con sus problemas, y bueno, ella también con los míos.

Y entonces, aquello me recordó porque seguía tan indignada y enfadada con Camila; hacia media hora me había dado cuenta de que mi socia me había engañado, que me había engañado y ni siquiera ella misma sabía dado cuenta de lo que había hecho. Y odiaba que me engañaran, porque me hacía ver estúpida.

-¡Pues lo podríamos haber hecho el lunes!

-Lauren...-yo simplemente, miré aquellos currículums pensando en que de ahí tenía que sacar a alguien decente para ser mi secretario, pero no me apetecía en absoluto ser sociable en aquellos momentos-, ¿qué te pasa? Me imaginaba que estarías de morros un rato, pero solo era un almuer...

Y la miré esperando a que acabase la frase, porque durante unos segundos esta quedó totalmente colgada en el aire: sus ojos estaban ligeramente abiertos, al igual que su boca, pero un segundo más tarde se la tapó con su mano derecha.

Estaba sorprendida.

Y por fin se había dado cuenta; yay, menos mal que yo soy la despistada de la pareja. Ah, no, perdón, no es mi pareja porque NO HE PODIDO PEDIRLE QUE FUERA MI NOVIA EN LA CITA QUE HABÍA ORGANIZADO. O mejor dicho, me había ayudado organizar Sarah. ¿Y por qué no había podido pedírselo? Pues porque me había traído a la editorial, engañada, en vez de seguir con el plan que habíamos planeado mi ex y yo, el de ir a un buen restaurante para almorzar y después... bueno, después había esperado poder celebrarlo:

En el ático tenía una botella de champan para la ocasión, botella que iba a tener que esperar. Al igual que las fresas y la nata.

Eso último había sido idea mía; era lo más romántico que se me había ocurrido.

-Lauren...

-Qué.

-Lern-lentamente entrecerré los ojos cuando suavemente giró mi silla para quedar totalmente encarada a ella; con sus rodillas acariciando mis piernas-. ¿Qué íbamos a hacer hoy?

-Nada.

-Me dijiste que íbamos solo a almorzar a un restaurante cualquiera...-entonces sus ojos viajaron por mi cuerpo, en una escaneada rápida-. Y vas muy arreglada.

Oh, se había dado cuenta de aquello también. Qué lista que es.

-Y eso era lo que íbamos a hacer-contesté secamente, a pesar de que sus caricias en mis piernas me estaban matando, o derritiendo, dependiendo como se mirase-. Yo no te engañé con eso. Yo no te he ido a buscar a tu casa, antes de tiempo, para desmontar tus planes y llevarte a hacer unas jodidas entrevistas un sábado.

Camz me miró con el rostro lleno de disculpas.

-¿A qué restaurante íbamos a ir?

-¿Qué más da?

Había pedido favores para que me hicieran una reserva en un "restaurante cualquiera", pero que más daba cuando ya no íbamos a ir.

-Lauren, yo lo sie...

Pero, no la dejé acabar. Me levanté en dirección a la puerta, con aquel montón de papeles entre mis manos. Habíamos venido a trabajar, ¿no? Pues eso íbamos a hacer:

-Voy hacer que el primero pase ya-y sin esperar respuesta abrí la puerta-. Gigi Hadid.

Segundos más tarde, una mujer rubia con cuerpo de modelo pasó por mi lado, con cierto descaro y coqueteo en su mirada, para entrar en la sala de reuniones. Notaba perfectamente los ojos de Camila perforándome el cráneo detrás de mí:

-Por favor, tome asiento-la escuché decir forzadamente.

Ah, mira, quizás iba a ser divertido y todo hacer las entrevistas un sábado.

Me senté evitando mirar a Camila a toda costa y me focalicé en el primer currículum que había en mis manos, con un primer vistazo a aquel documento, decidí empezar yo, porque mi socia, aquí presente, estaba más pendiente de asesinarme con la mirada que de trabajar:

-Sra. Hag...

-Por favor, señorita-y soltó una carcajada algo plástica-. Aún no estoy casada.

Y juro que escuché los dientes de Camz rechinar por la fricción que estaban haciendo sus mandíbulas al apretarse entre ellas. Internamente me tuve que contener y no soltar una carcajada:

-Yo tampoco lo estoy.

Al instante de soltar aquel comentario, por debajo de la mesa sentí como alguien me pisaba con bastante agresividad, clavándose el tacón en mi pie, pero cuando me giré para mirar a Camila esta tenía los documentos apretados entre sus manos y la mirada fija en la mujer a la que estábamos entrevistando.

Quizás ella también había recordado que mi prototipo de mujeres siempre habían sido rubias. Aunque obviamente, con la evidente excepción: ella.

-Auch...-susurré muy bajito, intentando controlar el dolor que sentía.

-Bueno, Sra. Hadid-y sí, Camila había enfatizado bastante en el "Sra."-, háblenos sobre su formación y experiencia.

Un minuto después desconecté de la entrevista, porque básicamente había perdido toda la diversión en aquella entrevista. Por segunda vez, me releí aquel informe de su vida laboral, y tampoco era que tuviera una gran formación, pero visto lo visto había trabajado para algunos de los grandes magnates de esta ciudad.

-Alguna pregunta que quieras hacerle, Jauregui.

Y mi vista regresó de la candidata al puesto a Camila; eran dos bellezas totalmente diferentes. Una me volvía loca, en todos los sentidos posibles, me embriagaba con su olor, y me hacía adicta de sus caricias y sus labios. Y la otra, bueno, me daba bastante igual a estas alturas, quizás en otro momento de mi vida no me hubiera importado darle mi número de teléfono... Ahora ni me lo planteaba.

-No-contesté, segundos más tarde-. Ha sido un placer. Ya le llamaremos.

Y vi decepción en los ojos de Gigi Hadid, quizás porque pensaba que había estado correspondiendo sus miradas seductoras, que para nada había sido así, pero tampoco me importaba mucho. Aunque me alegró ver como Camila se inflaba como un globo cuando me escuchó decir aquellas palabras, como si el ego le hubiera subido de repente.

Sin embargo, en el momento en el que la puerta se cerró me llevé un guantazo en el brazo.

Y dolió.

-¡Oye!

-Te lo mereces. Por chula. Por sobrada. Por ligona. Por ser tan jodidamente guapa que solo necesitas mirarlas para tenerlas a tus pies-¿y qué culpa tenía yo en eso?-. Tengo tantas ganas de matarte ahora mismo...-mi boca se abrió, pero rápidamente me calló-. Haz pasar al siguiente.

Durante un segundo, solo miré a Camila.

¿Cómo podíamos pasar de lo más alto a lo más bajo en menos de un día? Negué con la cabeza lentamente, con el segundo documento en mis manos:

-Austin Mojón.

-Es Mahone.

Y cuando aquel chulo se presentó delante de mí tuve ganas de decirle que podía darse la vuelta e irse por donde había venido. Mi ceja se levantó y creo que Camila vio mis intenciones porque rápidamente invitó a aquel hombre a adentrarse en la sala y tomar asiento:

-Sr. Mahone, por favor, háblenos de su formación y experiencia laboral.

Y en el momento en el que me senté pude ver, y confirmar, lo chulo que era aquel hombre. Su postura estaba adelantada y totalmente encarada hacia Camila, como si yo no estuviera en aquella sala. Mis dientes se apretaron entre sí cuando vi como el muy gilipollas alargaba su mano intentando tener algo de contacto con Camz, con MI Camz, por encima de la mesa, que ella esquivo sutilmente.

-...y estuve trabajando para MDC. SA, pero me echaron porque tenían envidia de mi ingenio, lo juro, preciosa. Soy un genio y allí...

-Para usted es Sra. Cabello.

-Yo tampoco estoy casada, Jauregui-y su susurro solo lo pude escuchar yo.

Hija de...

Mis ojos en un rápido movimiento, para no demostrar el cabreo que estaba hirviendo dentro de mí, se centraron en el documento de aquel chulo de pacotilla. Buscando algo, buscando algún error que pudiera fundamentar que lo echara de allí lo más deprisa posible:

-Gracias por venir-dije, mostrando mi sonrisa más falsa, cuando por fin había conseguido mi objetivo-. Pero, no nos interesa. Que tenga un buen día, Mojón.

-¿Qué?

Y Camila me miró entrecerrando los ojos:

-Lauren...

-Cierre la puerta al salir.

Y unos segundos más tarde la puerta se cerró de forma brusca, por no decir, que había dado un portazo.

-¡¿Qué ha sido eso?! ¡Aún no habíamos acabado la entrevista!

-¡Me niego a tener a ese zoquete de secretario! ¡Ni siquiera ha escrito bien "universidad" en su currículum!

-Eso no es verdad-me contestó rodando los ojos, aún molesta conmigo-. Revisé personalmente todos los candidatos, algo que deberías haber hecho tú, y no había ningún error.

-Mira-y antes de enseñarle el documento del candidato anterior, cogí un bolígrafo y escribí una "b" encima de la "v"-, ¿ves? Listo. No lo quiero trabajando para mí.

E inesperadamente, Camila se rio en voz alta.

-Eres idiota-sin embargo se había reído. Había soltado una dulce carcajada que hizo que algo en mi cuerpo se prendiera, instintivamente mis manos se movieron para tocarla; me sentía atraída como un imán-. Sigo enfadada contigo por lo de antes.

-Y yo sigo enfadada porque arruinaras mi cita-y volví a ver ese dolor por la culpa en sus ojos, leí ese lo siento una vez más, pero comprendí en esos momentos que no, que era mentira, que ya no estaba enfadada con ella; decepcionada porque mis planes no salieran bien, si, eso sí-. Tú te has reído de mi broma, así que eso ya me exculpa de todo.

-¿Y yo que tengo que hacer para que me perdones?

Ser tú. Mirarme. Tocarme. Quererme. Y juro que le perdonaría casi todo en la vida.

-Quizás... mmh... un beso.

Y entonces, justo después de mostrarme una pequeña sonrisa, picoteó mis labios con los suyos.

-Un beso. Hecho.

-Camz...

-Me has pedido solo un beso-pero, antes de que pudiera escaparse de mí, me levanté y la abracé a mi cuerpo para pegarla todo lo posible a mí-. ¿Y ahora qué, Jauregui?

-Bésame bien.

-¿O sino qué?

-No tendrás tu sorpresa.

Al segundo vi una chispa encenderse en sus ojos: era curiosidad. Lentamente, me mordí los labios esperando a que me diera una respuesta. Pero, juro que si no me daba un buen beso en aquellos momentos, se lo iba a robar. Por suerte, no hizo falta llegar a la violencia para conseguir lo que más deseaba en aquellos instantes. Camila me besó, primero lento, casi con miedo, pero en el momento en el que su lengua recorrió el borde de mi labio inferior, pidiendo permiso, yo suspiré mientras entreabría mis labios. Joder. Que bien besaba. Ni siquiera sentía el borde de la mesa clavarse en mi muslo; mi cerebro se había licuado en aquel beso y lo único que podía sentir era la boca de Camila poseyendo la mía, sus manos arañándome el cuello y su muslo golpear en mi entrepierna.

-Joder...-gruñí, después de que me mordiera el labio inferior-. Cómo no dejes de hacer eso...

-¿Qué?

Al abrir los ojos, un súbito sentimiento de felicidad me recorrió por todo el cuerpo. Durante unos segundos me quedé prendida por la belleza de aquella mujer:

Dios, quiero hacerla mía.

-Vamos a mi casa.

Yo le tiré de la mano para que saliéramos de aquella sala de reuniones.

-No podemos, tenemos las entrevistas.

-No me jodas, Camz...-aquello lo dije en alto, pero mi socia no podía hablar más en serio; y entonces una pequeña lucecita se encendió en mi cabeza por la idea que se me había ocurrido-. Si te propongo un buen plan, ¿darías por finalizadas las entrevistas?

Camila se mordió el labio, y luego miró nuestras manos enlazadas; vio mi pulgar acariciar su dorso de la mano.

-Te escucho.

-Zara está trabajando muy bien como mi ayudante; podría seguir en ese puesto y así podré seguir guiando sus prácticas por la editorial.

-Habría que hacerle un contrato...

-Pues se hace.

-Lauren...

-No, escúchame es una buena idea. Yo tendría alguien de confianza llevándome los papeles; y aunque sé que ella tiene clases, esas horas en las que no estuviera en la oficina, podría apañármelas por mi sola. O podría robaros vuestros secretarios un rato-aquello último fue más bien un pensamiento en voz alta, pero que hizo que aquella mujer que tenía delante se riera incrédula por mis palabras.

-Lo hablaremos el lunes, pero el trato va a ser más grande: te tendrás que hacer cargo de más becarios. No solo puedes tener a Zara debajo de tus alas.

Chasqueé la lengua contra el paladar.

-Vale, dos.

-Cinco.

Rápidamente, entrecerré los ojos una vez más.

-Tres y es mi última palabra.

-Perfecto-aceptó con una preciosa sonrisa en los labios-. A decir verdad, dos becarios ya era buena idea, pero con tres personas trabajando para ti como secretarios mientras los guías con las prácticas, es una idea genial. Normani y Dinah seguro que aceptaran la idea.

Y me la había vuelto a colar...

Dios, ¡pero me daba igual!

-¿Podemos irnos de una vez, ya?

-Qué impaciente que eres, Jauregui.

Mis labios, rápidamente fueron a caer en los suyos, pero no fue un beso. Fue un roce, fue una tentación. Luego los hice viajar por su mejilla hasta llegar a su oído, acariciándolo todo a mi paso.

-Te recuerdo que te debo una sorpresa-le susurré con picardía-. Y te prometo que va a ser una sorpresa apasionada, deseada, orgásmica y que va a durar muchas horas...-le mordí entonces el lóbulo, y acabé diciendo:-, ¿es un problema que esté impaciente?

-Ya estás tardando en sacarme de aquí.

Genial, porque no podía esperar más a pedirle que fuera mi novia.

No podía esperar a tener una buena vida con Camila, enamorada por segunda vez.

NA

Bueno, y este es el final. 

Sé que dije que habría una segunda parte, y en mi cabeza está, pero no sé cuando la subiré, o si lo haré en todo caso. Dije que este fic era muy personal, y lo es, porque los personajes tienen personalidades reales y ahora mismo mi relación con ella es casi inexistente. Como comprendereis, es más complicado de lo habitual. Pero, bueno, no más dramas. 

Espero de verdad que os haya gustado, de todo corazón. 

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