Medio kilómetro de distancia

By iwillsaveyoutonight

1.4M 109K 52.4K

¿Qué pasa cuando un ángel pierde la memoria, se topa con un demonio y cae? ¿Quién cambia a quién? Una mentir... More

Sinópsis
Relación tóxica
Epígrafe
Para ti
Prefacio
Capítulo 1
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capitulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
9. El comienzo
10. ¡Por un demonio...
12. Nutella con fresa.
13. Diabólica tentación
14. Las rosas son rojas.
15. El juego de Victorious
16. ¿Por qué lanzas tus misiles?
17. Círculo vicioso | Parte I
18. Círculo vicioso | Parte II
19. Yo fui tuyo y tú mía
20. Sucesos inesperados.
21. Maritza Engel.
22. Perfume barato
23. Se cierra un capítulo
24. El primer día sin Katherine
25. Lluvia de espuma | Parte I
26. Lluvia de espuma | Parte II
27. El baúl de los sueños
28. Tres sobres de azúcar
29. Calle de ensueño
30. Solo quédate con él si...
31. Te sigo amando, Maritza.
32. La nostalgia es un perra
33. Elévame hasta tocar el cielo, Luca
34. ¿Y qué es lo que quieres, Luca?
35. Buena mierda
36. Triángulo amoroso
Cien mentiras
¿Dónde mierda está el sol?
37. Sal en la herida
38. ¿De dónde te conozco?
39. Chanaje
40. Y vuelve el perro arrepentimiento
41. Un cigarillo y dos corazones rotos.
42. Whisky y malas decisiones

11. ... lo que faltaba!

31.3K 2.3K 1.6K
By iwillsaveyoutonight

Lo más horrible de la menstruación no son los cambios de humor repentino, es ese asqueroso olor putrefacto que viene consigo y diría que también los cólicos pero yo soy una de esas chicas especiales con el "don" de no tenerlos. 

Mi menstruación me vino tres días antes y no me percate de comprar toallas, así que aqui voy con pasos de tortuga a la farmacia a comprar toallas sanitarias, por el momento solo tengo rollo puesto —me sacó de apuros— pero el miedo de que se mueva y me manche es muy constante, tanto que hasta llevo un suéter amarrado a mi cintura. 

Se supone que es sábado, mi día de descanso y tendría la posibilidad de levantarme tarde. Pero Andrés tuvo que venir a cagarme la vida.

Ahora veo porque al periodo también se le dice por el nombre de un hombre. 

Con mi cara de mala leche ingreso a la farmacia y para mi maldita mala suerte esta el chico guapo atendiendo, digo es normal que a las mujeres les baje la regla pero que incomodidad, recuerdo que una vez fui al oxxo a comprar y un señor hizo una mueca de asco. 

Camino decidía y le pido un paquete de toallas por suerte el chico no dice ninguna palabra ni hace muecas, y que bueno porque ahorita no ando de humor.  

***

Son las 4 de la tarde y apenas ahorita estoy terminando de lavar las sábanas, antes me daba tanto asco que las tiraba pero ahora que yo tengo que comprar mis propias cosas no me puedo dar ese lujo de tirarlas. 

Heissen vino de visita y está en la sala hablando con mis padre, para ellos Heiss es como el hijo que nunca tuvieron. 

Entro a la casa y mi madre va detrás de mi padre subiendo las escaleras. Y eso me hace suponer que mi amigo se quedo en la sala solo. 

En efecto, lo miro sentado en el sofá y digo —  No me digas, les empezaste a contar tus chistes malos y huyeron de ti.

Se gira a mirarme y contraataca — No, les mostré una foto tuya acabándote de despertar y salieron huyendo.

Ladeo y miro a mis padres bajar las escaleras,  y a papá darle una nalgada a mamá. 

— Eres malo, como la carne de puerco —le dice ella.

Heissen y yo nos quedamos confundidos. Mis padres entran a la sala con una película en sus manos y se sientan con nosotros, ponen la película y la miramos mientras comemos palomitas. Me encanta esto, la paz que fluye aqui, entre nosotros. Se que ninguna familia es perfecta, pero sin lugar a duda en este punto de mi vida, siento que tengo la mejor sin duda alguna.

Terminando la película, le comento a mis padres lo de la fiesta de esta noche, aunque no le especifico que es de carreras ilegales porque de seguro le da el patatus aqui mismo. 

— ¿Entonces? si me dejas ir, prometo llegar temprano. Aparte no tomare mucho, Heissen y Bambi me cuidaran —suplico.

Mi padre mi mira serio — no quiero fallas flaquito

Sí, mi ese es mi padre llamando "flaquito". Según mis padres me lo dice desde que era pequeña y es porque mi padre pensaba —cuando mami estaba embarazada en la espera de mí— que iba a ser niño pero la vida les dio una hermosa "ella", pero él jamás le cambio el genero a mi apodo, de hecho en todo este tiempo me a tratado como hombre pero mi madre siempre balancea la situación. Y todo se simplifica a que mi segundo nombre es unisex pero mas inclinado al genero masculino. 

Heissen interviene 

— Le prometo que cuidare de ella. ¿Cuando le he quedado mal? —papá arquea una ceja. — Si, bueno mejor omitamos eso.

Si la verdad es que Heissen no es una persona de mucha confianza, fue él quien me incitó en mi primera borrachera. 

Miro a mi madre con cara de "por favorcito hermosa mujer que me dio la vida" y parece surgir efecto porque asiente con su cabeza y toma la mano de mi padre

— Vamos Elliot, no haces así y dejar ir a la nena. 

Se a ganado un pastel el día de las madres, definitivamente.

Mi padre me mira a mi, después a Heissen y por último a mi madre — De acuerdo Nathalia, pero tu hija —dice mirándome — tiene que llegar temprano, nada de quedarse en casa de sus amigas, llegas a la casa primero.

— Ay, te amo papito lindo —corro de felicidad hacia él y le doy un beso en su mejilla. 

Mi padre se para y le da un golpe en la cabeza a mi amigo — Tú... —lo mira divertido y después se gira hacia mí y me dice — mejor tu cuida de él. 

Mamá se levanta y se sienta entre Heissen y yo — Cariño, también queríamos decir que saldremos 3 días de viaje, acompañaremos a Sebastian a un junta importante en San Petersburgo. Hable con el padre de Bambi, puedes quedarte en su casa o Bambi podría quedarse a dormir aqui, el asunto es que estarás con ella.

Rodeo los ojos

— Ya casi cumplo 20. Ya debería irme a vivir sola. 

— Pero mientras no lo hagas... mi techo, mis reglas. —replica mi padre

Asiento y, salgo con Heissen al pequeño jardín que tenemos nos sentamos en un mecedora que tenemos allí, pero como solo hay una, Heissen se sienta sobre mi.

Mi chico juega con la palma de mi mano mientras dice — Me comentó Bambi sobre tu decisión de Los Angeles, ¿estas segura?

— Muy segura. —no puedo verle pero se que esta serio, agregó — Espero me apoyes...

Heiss se sienta de lado y gira su cabeza así a mi — Puequito... sea lo que sea que descubras allá, quiero que sepas que te amo y por siempre seras mi mejor amiga.

Algo ceñuda, articulo

— ¿Qué es lo que tratas de decirme? —me muevo incómoda en mi asiento, rápidamente la cara de Heiss pasa de estar serio a una cara divertida 

— Hablo de que si vas allá y te dicen que fuimos novios... fue porque fingimos serlo durante unas dos semanas hasta que decidí decir la verdad: que me gustan los penes. —masculla, orgulloso.

Voy a contestarle cuando vemos al señor Haldon llegar y sin decir más, Heiss y yo nos adentramos a la casa si sin siquiera volver a verlo.

***

Bambi llego a mi casa hace media hora y sinceramente luce divina.

Me mira de pies a cabeza y dice — ¡Bang! luces como toda una reina —le doy un codazo y esta ríe. Paso por un lado suyo y me pongo frente al espejo.

— Heissen ya viene por nosotras —informa. — Nathan estará ahí.

Con solo escuchar su nombre una corriente eléctrica pasa por mi columna vertebral, cierro los ojos y su hermosa mirada llena de arrogancia y prepotencia me pone a mil. Abro los ojos y suspiro. 

— Que bien —me limito a decir. Bambi me mira divertida — No, a todo lo que estás pensando.

— Oh, vamos. No fue para tanto, además por lo que vi es un papasito rico y si lo dejas ir, seras una pendeja. Deja de pensar en tu cuento de amor y vive, disfruta de ese cuerpo que tienes y sácale provecho.  

Y dale con lo mismo, sonrió y le digo que si con la cabeza. 

Me retocó los labios y escucho el claxon del auto de Heiss. 

Bambi aplaude como loca y grita — Sábado color de rosa. 

***

Llegamos al lugar y Bambi rápidamente se va a saludar a unos tipos y me deja sola. Por suerte tengo a Heiss a mi lado, si no sería una bolsa de taquis a lado de una bolsa de Sabritas.

Okay, mala metáfora. 

El lugar es casi como al que fui la vez pasada, donde conocí a Sam y donde atropelle al pobre de Luca y la razón por la cual conocí a Nathan.

Diablos. Necesito dejar de pensar en el.

Mi gay favorito saludo a muchos chicos y nos presenta, algunos chicos me miran con cara de pervertidos y otros son muy amables, se limitan a mirar de la misma manera. 

El tal organizador de la fiesta llamado Patrick nos da unas cerveza a Heiss y a mi, yo gustosa la tomo y me la bebe como agua, la verdad es que me encanta la cerveza pero no la bebo frecuentemente. 

La música se retumba por todo el lugar, las carreras comenzaron hace tiempo pero dicen que la carrera más importante siempre es la última y por lo que escuche, Luca y Sam participan en ella. 

Me di un momento para "admirar" mi alrededor. Las chicas iban vestidas casi con pura ropa interior —cosa que no me sorprende, la vez pasada estaban igual—, frotan su trasero contra los miembros de los chicos de la forma más asquerosa que he visto, ese es otro nivel de reggeton. Por lo que veo, Bambi y yo somos las mas decentes vestidas pero tampoco estamos tan fuera de lugar. Chicos riendo, jugando y parloteando de esquina a esquina. Los carros, este lugar está infestado de carros de lujo y obviamente tampoco me sorprende puesto que para eso se vino aqui, para presumir tu bello auto. Vi dos carreras y no necesito ser una experta para saber que estuvieron del asco. La gente fuma, bebe e incluso lo están teniendo sexo sin pudor alguno. 

Mi vista sigue viajando y me encuentro con la mirada de Nathan.

Todo en mi deja de latir. No puedo respirar normalmente.

¡Deblyn! Nathan me está mirando.

En ningún momento le bajó la mirada, se la mantengo firme, pero mis piernas flaquean. Solo esta allí recargado en su auto con sus brazos cruzados en su pecho y su vista puesta en mi.

¿Cuánto tiempo habrá estado en esa misma posición mirándome?

Pero si ¿Me estará viendo a mi?, disimuladamente giro mi cabeza detrás de mí y no miro a nadie —que piense pueda dirigir su mirada a dicha persona—, me giro nuevamente a su dirección y una sonrisa arrogante se forma en su cara. 

— Cuidadito con él, es territorio prohibido para ti. —susurran detrás de mí, creo percibir un acento.

Encaró al emisor y resulta ser una chica pelirroja con los ojos verdosos y con vestimenta que encaja totalmente en el lugar —con decir que se que su ropa interior combina con sus cabello—, sus maquillaje era el más cargado que había visto en mucho tiempo, su mirada era intimidante me recordó a la de Hannah  —una chica que me hacia bullying en la high school cuando recién me mude a NY—, por eso mismo no me doble un poco y alce mi barbilla, ella rápidamente transformó su cara a una más fría y tenso su mandíbula. 

Ajá perra, hace mucho que no dejo que nadie pase por encima de mi.

Sonríe burlesca y dice — Venga ya, que tenes agallas. 

Uy, acento español. 

Me tiembla el culo porque no se donde me estoy metiendo pero desde lo de Hannah prometí jamas dejarme y se que estando en este lugar en la primera señal de debilidad es tu gran desventaja. La chica se ve que tiene actitud y eso me lleva atar cabos, no se comportaría de dicha forma si fuera alguien cualquiera y mucho menos me hubiese dicho respecto a Nathan. 

— Eso dicen —respondo simple. Me giro y busco a Bambi con la mirada, evitando a toda consta a la tipa esa, pero para mi mala suerte la tipa es insistente y se posiciona delante de mí, mirándome como si fuese su presa. 

No soy una persona pasiva pero tampoco soy agresiva, soy un término medio. Al menos que se metan con un amigo, familiar, un animalito o quieran pasarse conmigo, entonces si saco la loba que llevo dentro pero en cosas mínimas trato de comportarme. 

No soy una cobarde pero se que el 73% de las chicas de aqui la defendería a ella, el otro 20% estaría grabando y el último 7% estarían haciendo apuestas de en qué round me noquea.  

Quiero irme pero la española no me lo deja fácil, me pregunto si huele el miedo. 

— ¿Lo conoces o simplemente admiras su belleza? —pregunta. Se cruza de brazos y mueve su pie derecho ansiosa por mi respuesta.

Carraspeo y mirando fijamente miento — En mi vida lo he visto.

Toma un mechón de mi cabello y le da vueltas, posteriormente lo pone detrás de mis hombros y se acerca a mi oido — Odio las mentiras. 

Da unos pasos detrás de mí y hace que voltee mi cabeza a la dirección donde se encontraba Nathan pero él está muy ocupado hablando con otros chicos que parecen perros admirando a Nathan como si este fuese Goku o algo parecido y por ende no presta atención a lo que está loca está haciendo. 

Pasa su brazo por mi hombro y me atrae a su cuerpo — Ese chaval.. jamás le sonríe a ninguna gilipollas que él no conozca o no le importe conocer y a ti querida claramente te sonrío.

— De acuerdo, le conozco de vista nada más. —tomo su dedo pulgar y la obligó a quitar su brazo de mi. Me posiciono delante de ella y le digo — Tus advertencias esta de mas —mi voz sale firme, tal como lo quería. 

Me giro y camino sin destino pero camino firme. La española no para y me sigue, alcanzándome pone una mano sobre mi estómago deteniendo mi paso 

— ¿Vosotros de donde se conocéis? —pregunta. 

¿Donde a quedado tu sinceridad? cobarde

Dormida, quiero vivir ahora. —le contesto a mrs conciencia.

— No tengo que contestar esa pregunta. —levanto mi tono, exasperada. 

La chica llena de enojo me empuja hacia atrás y dice mientras me pica con su dedo índice mi hombro — Alejate de él, es mío, y no permito que nadie me quite lo mio. Aunque a él le gustes, vosotros no podéis estar juntos. —gruñe.

Su inglés americano mal hablando me da un poco de risa porque cuando intenta hacerlo fluido se desespera y pone su cosecha española en las palabras.

Dios, me esta amenazando y lo que pienso. Definitivamente algo anda mal en mi. 

Da un toque más fuerte en mi hombro y yo por inercia doy un paso hacia atrás cuando un pecho es impactado en mi espalda. La chica lo mira indiferente y eso hace que yo gire a verlo, es Sam.

— Chao, querida. Estás advertida. —besó su palma y me la mostró para después irse.

Rodeo los ojos y suspiro. Sam me mira interrogante y digo adivinando su pensamiento

— Me advirtió sobre Nathan.

Sam asiente y me pasa una cerveza — Ignora a Vanessa, fantasea con Nathan desde que el cometió la tontería de enredarse con ella. —le da un trago garde a la suya, yo uno pequeño  — No te hará nada si sabe que eres amiga nuestra. 

Sonrió divertida — ¿Entonces estoy a salvo contigo? eres como mi héroe —suelta una carcajada y asiente.

Caminos a quien sabe a donde pero yo lo sigo — Nathan... ¿es muy mujeriego? —pregunta curiosa. 

— Es muy especial con las chicas... no se enrolla con cualquiera ni las bota como un patán — dijo, rascando su cabeza — Es una clase rara de hombre, con el tiempo lo entenderás. 

Sam se detiene en seco — Solo, no te enamores de él  —advierte. — No saldrá nada bien. 

Sus palabras me apagan por completo y aunque en el fondo se que si eso llegase a pasar seria mi infierno, una parte de mi piensa que también podría ser mi paraíso. 

Que idiota eres Katherine. 

Sam me lleva a otro grupo de chicos donde Luca está incluido y me olvido por completo dela bruja llamada Vanessa y Nathan. Solo estoy disfrutando mi momento con los chicos, se ve que son lindos chicos aunque uno se me pego mucho pero Luca lo empujo un poco y dijo que no se me acercara que no soy como las otras e indudablemente mis estomago siento un cosquilleo hermoso. Que bonito que te digan que "no eres como las demás" y no sea en el mal sentido. Bambi y Heissen se unen a nosotros; Heissen pone su brazo alrededor de mi hombro, mientras bebe y habla con Jeremy —uno de los chicos del grupo—, y Bambi se menea mucho mejor que la misma Shakira junto con otros dos del grupo: Carlos y Connor —a Connor es al único que ya conocíamos— Sam les aplaude y yo no puedo evitar reírme, imaginando a Bambi en un concurso de "Bailando por un sueño" o algo así.

De rato nos adelantamos a una carrera nueva donde el estelar será Luca. Camino junto a él y le pregunto que si está nervioso y me dice que por primera vez si, le pregunto la razón pero se limita a encogerse de hombros. 

Tomo su mano y le digo — No te preocupes, todo estara bien. —me sonríe tenue. Se acerca un poco a mi y puedo sentir su respiración en mi mejilla

— Te voy a dedicar mi victoria. —susurra, erizandome la piel. Ladeo y él me regala una sonrisa suficiente. 

Camina hacia su auto y se sube dirigiendose a la pista de partida. Todos vamos a dicha dirección, me pongo de lado de Bambi y tomó su mano. Ella me mira y me jala de la cabeza haciendo que la ponga en su hombro, posteriormente besa mi frente. 

Sabe que mi accidente fue ocasionado por un coche y estar aqui no me causa ninguna molestia pero me incomoda un poco. Aparte de que nunca se sabe lo que pueda pasar. Conozco a Luca desde hace poco pero no quiero que le pase nada, o sea a ninguno, pero menos a él. 

Cinco autos están en la punto de partida, listos para salir disparados. Un chica con una diminuta falda sale haciendo su conteo y cuando llega a "1" simplemente se voltea dándole la espalada a los conductores y se baja la falda mostrando su tanga, sin más, todos los autos salen disparados. Y desde donde estoy no si quien vaya a la delantera pero todos gritan cosas como locos. 

***

Luca ganó. 

Y no solo ganó, sino que me dedicó su victoria tal como lo había dicho. 

Ahora mismo estamos bailando "Bad" de David Guetta, con vasos rojos en nuestras manos y saltando de un lugar a otros festejando su triunfo, menos Sam, porque es el siguiente en correr. 

No he visto a Nathan pero no voy a mentir... lo he buscado con la mirada, pero nada. Tal vez se haya marchado con la tal Vanessa. No he querido preguntarle a Sam o Luca donde está, no quiero que piensen que me importa. 

Decido que no me importa y por un momento me olvido de todo y el alcohol empieza hacer efecto en mi. 

Bailo, y solo dejo que la música fluya en mi. Ahora suena una música más sensual pero igual movida. Muevo mis caderas al sonoro de la música y mis manos empiezan a tener vida propia pues empieza a subir por mi cuerpo, paso mis manos por detrás de mi cuello y levantó mi cabello de una manera sexy, me sigo moviendo al ritmo de la música y cierro mis ojos inspirandome más, dejando entrar las vibraciones de la música en mi.

Me encanta bailar, y cuando estoy tomada, más. 

Giro sobre mi misma y ya no soy consciente de mis movimientos —aunque estoy segura de que "perreando" no estoy, ni estando de lo más borracha lo haría—, me sigo moviendo y siento unas manos en mis espalda baja que después ascienden a mi cintura atrapando posteriormente siento la cabeza de alguien enterrarse en mi cuello aspirando mi olor. Aun tengo los ojos cerrados, ni siquiera se quien es pero poco me importa. 

Un sonido hace que abra los ojos y en ese mismo instante esas manos se separan de mi. Me volteo para buscar de donde viene el sonido pero lo primero que veo es a Luca Andrews y ahora se que con él era con quien bailaba y no me molesta saberlo. Desvío mi mirada de Luca hacia el causante del emisor del sonido anterior y mi respiración se corta. 

Todo se corta en mi, siento que la música dejó de sonar —no existe sonido alguno para mi—, mi pulso aumento, los latidos de mi corazón se disparan, mi cara se torna roja, el calor aumenta y todo esto tiene nombre y apellido del culpable: Nathan Daniels.

Está metido en un auto deportivo rojo, mirándome fijamente, sus cejas están fruncidas, sus ojos se volvieron negros y su mandíbula está perfectamente tensa. 

Me hace una seña con su mano para que me acerque a él y yo como si estuviese idiotizada lo hago. 

Se ve tan sexy, Dios, solo con solo verlo me pone cardiaca. 

Juro por Heissen que nunca me había puesto así por un hombre pero ese chico rompe todos mis sentidos. 

Entre más me acerco al auto más cabreado se que esta, pero ¿por qué?

Llegó a la puerta y él baja por completo el vidrio transparente del carro.

— Sube al auto —gruñe. — ¡Ahora! —su voz salió tan gélida que me congelo en el lugar. 

Me quedo callada y anonada en mi sitio. 

¡Vaya!, este chico si que tiene muchas facetas.  

— ¿Que estas sorda? —pregunta, furioso. — ¡Súbete, ahora! 

Salgo de mi pequeño trance y todas mis alarmas se encienden. 

Siento la bilis correr por mi garganta del puro coraje. 

— ¿Por qué mierda me gritas? —vociferó. — ¿Estas loco o que te pasas?

— Solo subete —dice con voz seca y firme. — Anda, hazlo.

Me cruzo de brazos y replico cabreada 

— Estas muy idiota, me dejaste por otra chica en los bolos, me invitaste a una fiesta para darle celos a la misma chica, me llamas y me gritas, después me ignoras y te veo ayer y me tratas como si no me conocieras y ahora me gritas y exiges que entre a tu auto ¿estás jodidamente loco?

— Solo subete Katherine —ignora mi pregunta y vuelve a repetir.

Me quedo callada unos segundos, no quiero perder el control y dejar que alcohol me domine. Lo observo en silencio y parece hacer un esfuerzo sobrenatural para también contenerse, saca de una cajetilla un cigarro y se los lleva los labios anteriormente humedecidos por sus propia lengua — donde me pude percatar, tiene un piercing—, da una calada y en segundos exhala el humo. 

Voltea su perfecto rostro hacia a mi y su mandíbula está perfectamente tensa. Sus ojos siguen oscurecidos, son los ojos más intimidantes que he visto, lo juro. 

— No me hagas bajar e ir por ti Katherine Alexis —amenaza. 

Trago duro, los celos absurdos y sin fundamento salen a flote — Ve y dile a Maritza que se suba, total ella es a la que te gusta, solo me utilizas para darle celos. 

Se queda callado, ahora gira su rostro hacia al frente y yo ya no puedo controlarme, el alcohol se apoderó de mí, todos los recuerdos deprimente sobre los chicos idiotas impactan a mi cara y explotó contra él  

— Estoy harta. Harta de que chicos como tú solo por ser guapos piensen que pueden pasar por encima de chicas como yo, estoy harta de que me crean unos malditos dioses. ¿Por qué te burlaste así de mi? ¡Yo que te hice! en verdad creí que querías invitarme y disculparte de buena fé. 

Puedo notar como su respiración incrementa y como su enojo aumenta conforme alzo mi voz, pero tengo que hacerlo por dos razones, la primera: porque hay musica.  Y la segunda—pero más importante—: porque las discusiones son mejores cuando levantas la voz.

— ¿Como pudiste llevarme solo para darle celos? Estoy segura que hasta ella se dió cuenta del motivo por cual estaba ahí. —espeto con furia — Que patética me vi. 

Me doy media vuelta; suspiro tratando de liberar mis demonios. 

— Deberías estar halagada — exclamó de pronto Nathan, golpeando el volante con fuerza.

Giro en mi sitio y lo veo más enojado que antes. Me quedé patidifusa. 

Halagada ¿Es en serio? 

— ¿Por qué? ¿Por haberme tenido el privilegio de ir contigo?—grito con sarcasmo.

— No —balbuceó. No pudiéndome callar todo lo que tengo dentro, replico  — Halagada ¿por haberme utilizado? ¿por haber ido a mi casa a pedirme perdón y yo creerte? Para así poderme llevar a esa fiesta, ¿¡Y todo para darle celos a ella!?

Mi respiración es agitada y rápida. La de Nathan también, una de sus manos estaba en el volante, puedo ver como sus nudillos estaban poniéndose en blanco debido a la fuerza que estaba haciendo mientras la otra estaba posicionada en su muslo con un cigarrillo entre sus dedos y también puedo percibir una cerveza puesta en su entrepierna.

— Si ya no tienes nada más estúpido que decir, creo que deberia ir con Hei...

— Sube al auto —ordena, interrumpiendo. 

Estoy tan irritada por su tampoco sensatez, que le digo — No, y andante a la mierda a "halagar" a otra chica. —doy una carcajada seca, me cruzo de brazos y negando con la cabeza, añado — No puedo creer que digas que deberia sentirme halagada ¿halagada por qué? —gruño.

— Halagada... halagada porque te considero mucho más hermosa que ella. —farfulló.

Espera ¿él dijo que?

Mira cara se descompone por completo, mi respiración incrementa y los latidos de mi pecho son audibles hasta en Rusia, queriendo saber a que se refiere exactamente como eso, pregunto — ¿Como dices? —le digo en un susurro.

Nathan sale exasperado del auto, le da una calada a su cigarro y con la coraje al mil cierra la puerta de un fuerte portazo e ignorando mi pregunta, coloca sus codos en techo de auto, mirando hacia el horizonte; expulsa el humo que estaba reteniendo y posteriormente le da un trago a su cerveza. 

Hasta el momento no me había percatado de que hay uno que otro curioso observando nuestra discusión pero poco me importa y creo que a Nathan le importa menos.  

Me quedo idiota mirándolo, callada y sumida totalmente en mis pensamientos al igual que él. 

¿Como se supone que debo de reaccionar? ¿Qué debo decir?

Pasan los minutos más largos de mi vida, tanto que Nathan se ha acabo su cigarrillo y la cerveza que estaba bebiendo. Me mira y aun puedo ver la enojo en sus ojos pero su respiración es normal, con la voz templada dice 

— No importa, no importa lo que haya dicho. Te considero la mas hermosa... por así decirlo. —alza sus cejas. — pero la quiero a ella. —afirma. — Y contra eso no puedo ir. 

Camina, pasa por mi lado y me deja sola, allí parada. Me volteo para verlo pero él ya está varios pasos alejado de mi, solo puedo ver sus figura de espaldas caminar y llegando a su destino, a una cerca pequeña donde toma asiento. 

— Al menos no le soy indiferente. —susurro para mi.

 ¿Qué demonios estás diciendo? El alcohol no te deje pensar con claridad.

Desde mi lugar lo observo, está sumido en sus pensamientos, alejado de todos. Se que no lo conozco, pero la atracción que siento por Nathan va más allá de mi. Me estoy cuestionando todo.

¿Podría arriesgarme? es decir, se que a Maritza la quiere, me lo acaba de confesar. Pero una vez mi padre me contó que mi madre no siempre estuvo enamorada de él, que tuvo que robarle el corazón y hacer lo posible para conquistarla. Que cuando uno de verdad quiere algo, debe luchar para conseguirlo. Y aunque yo no amo a Nathan, si quiero algo con él, tampoco espero un final feliz de novela, simplemente quiero... tenerle.

Sigo parada en mi misma posición, debatiéndome en si voy hacia él y me atrevo a robarle el corazón o dar dos pasos atrás y seguir con mi vida monótona.

En mi vida he visto películas y leído muchos libros, donde el protagonista siempre tiene que conquistar a la chica, pero ¿Que las chicas no puede hacer eso? ¿Que no puedo arriesgarme un poco? Tal vez algo bueno salga de esto. 

O tal vez simplemente ese mirando muy alto y él mirando muy bajo. 

El alcohol ya te esta traicionando. 

No lo hagas, ni lo pienses, saldrás lastimada. Siempre lo haces.

Deberías ir con él y robarle los suspiros. Total ¿que es lo peor que podría pasar? ni siquiera le amas, no hay manera de salir perjudicada. —susurra en mi oído, el pequeño diablillo que está en mi hombro izquierdo.

Deberías irte, vuelve con Heissen, deja a Nathan ser feliz con Maritza. Ya abra un hombre en algún lugar del mundo que solo tenga ojos para ti. —asegura, susurrando en mi oído el pequeño ángel, que está en mi hombro derecho.

 A veces no tienes más remedio que dar un salto de fe y confiar en que vas a caer de pie. —me animo.

 — Hola —digo al llegar al lado de Nathan.

Ni siquiera se cuando mis pies comenzaron a caminar a esta dirección. 

Nathan Daniels es como un imán para mi.

— Lamento haberte utilizado —dice. — y lamento haberte gritado.

Me siento a lado de él y me quedo callada. Ambos lo hacemos. 

— No soy un patán, usualmente no utilizó a las chicas como... no las utilizo. —suspira y prosigue. — Solo duermo con ellas pero las trato como se merecen. 

— Cuando dices tratarlas como se merecen, consta de, una noche de sexo extremo y después tirarlas ¿no? —bromeo para liberar tensión. 

Miro hacia el frente y la gente sigue como si nada, bailando, bebiendo y tocandose descaradamente por doquier. Uno que otro voltea para acá pero Nathan se percata de eso y les lanza una mirada asesina y estos inmediatamente giran su cabeza para observar otro lugar. 

Nathan sonríe y niega con su cabeza. — No hago tal cosa. Les doy lo que todas quieren, sinceridad. Ella saben a lo que van conmigo, no obligo nada a nadie. Y como saben ese término, no hay necesidad de ser patán —aclara. — Y por eso me equivoque contigo, me faltó sinceridad. 

— Amo la sinceridad —le digo. — lo directo y claro. Así que tus disculpas son aceptadas. Porque creo en lo que dices.

Y si, con el paso del tiempo me he dado cuenta cuando una persona miente y se que Nathan en este preciso instante no lo está haciendo.

— Eso es bueno, porque me gusta ser sincero y directo —articula. — Eres realmente hermosa y si no supiera que no eres como las chicas de ahí —señala con su índice unas chicas bailando muy provocativamente — te follaría tan duro que no podrías sentarte en dos días. —finaliza. 

¡Deblyn! esa si es sinceridad. 

Nathan ladea y me mira — ¿Quieres que sea completamente sincero contigo?

Asiento con la cabeza, no puedo pronunciar palabra alguna. Sus hermosos ojos color miel me miran fijamente, pero con una mirada llena de lujuria. — Me estas ayudando a olvidarla y quiero que sigas haciéndolo.

Saldrás perjudicada.

Me paró repentinamente — ¿Cómo quieres que yo haga eso? ¿Cómo si quiera puedo hacer eso?

— Porque ninguna chica se me había parecido más linda que ella, ni quería ser totalmente sincero por miedo a que saliera corriendo, pero ahora no es solo con ella, si no contigo también. Eres mi excepción de muchas, la omisión de una.

— ¿Otra vez me quieres utilizar? —alzo una ceja y me cruzo de brazos. Nathan se para de su lugar y su altura me intimida un poco, solo miro su ancho pecho por lo que tengo que retroceder unos pasos.

Niega con la cabeza y me regala una de sus hermosas sonrisas. — Te estoy diciendo lo que esta pasandome. 

Dios, quiero todo contigo, pero todo mi ser dice que voy a terminar hecha pedazos.

Pero es que con esos ojazos, ese cuerpo de infarto y esa personalidad tan arrogante y autoritaria, me vuelve una desquiciada. 

¿Que le digo? 

¿Valdrá la pena ir encontrar de mis creencias y exponerme al peligro sólo por ver a un chico?

La sonido de un mensaje de mi celular, hace que salga de mis pensamientos y del silencio incómodo que se volvió, es de Heisssen

Heissen:

¡Por favor! no seas una santurrona y atrévete. Tal vez él sea el que te desflore, pero no lo sabrás si piensas muchas las cosas, perra mojigata de quinta. No esperes al indicado, disfruta del equivocado, total si las cosas salen mas, prometo estar ahí y recoger cada pedazo.

Sonrío. Me giro y busco a Heissen con la mirada, hasta que lo encuentro mirándome a mi, le muestro mi celular en forma de que leí el mensaje y me volteo a Nathan que me mira interrogante.

Nunca me he caracterizado como una persona atrevida pero Nathan siempre saca cosas nuevas de mi.

En acto como respuesta sexy —olvidándome de quién soy y lo que soy—

Tomo su camisa con mi mano, arrugandolo en un puño y de un movimiento hago el afán para acercarlo a mí pero obviamente es más fuerte así que mi intento es patético y fallido. Nathan sonríe con suficiencia y me jala de mi muñeca hacia él.

Sin dudarlo mucho sus labios, sus sexy y suaves labios... se unen a los míos.

Así es, Katherine Alexis Geisler está besando a Nathan Daniels. 

¡Lo estoy besando!

Continue Reading

You'll Also Like

975K 85.9K 43
Emma Brown es una chica que desde niña supo que todos los hombres eran iguales. Cuando creció se permitió salir con ellos pero dejando los sentimient...
1.6M 117K 84
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
7.2M 114K 27
Molly Johnson es una mesera y necesita juntar mucho dinero para salvar a su hermana. Axel Cavelli es un exitoso empresario y necesita una novia por t...