Maratón 5/14
-Boo!
Pat pegó un saltó y dejó caer una pesada caja que tenía en sus manos.
-____, me asustaste –me dijo mientras sacaba su mano del pecho y se agachaba para recoger el desastre que había quedado en el piso. La cajita de madera se había roto y habían escapado varias fotografías y cartas gastadas de ella....
Me reí mientras me acercaba para ayudarla. Las fotos eran antiquísimas, en blanco y negro la mayoría. Algunas tenían paisajes que te dejaban sin aire, apuntaban al sol que se deformaba por la sombra de la copa de los árboles –araucarias en su mayoría-, había un lago… y luego habían unas cinco fotos tomadas de lo que parecía serla Metrópolide la ciudad, con suelo de adoquín y damas dando paseos con abultados vestidos. Las cartas estaban escritas a tinta, pero eran muy pocas las que aún podían leerse.
-Las vas a leer? –le pregunté desinteresada a Pat, la cuál me respondió con una leve negación de su cabeza.
-No… llévatelas tú si quieres – así que las tomé, las doblé lo más cuidadosamente que pude y las guardé en mi bolsillo trasero. Luego me dirigiría a la habitación que iba a ocupar para guardarlas en un lugar donde no se desintegraran.
-Mira –la voz de Pat sonaba maravillada, así que me voltee ante tan extraño timbre de voz y me quedé sin respiración.
Lo que tenía en sus manos era realmente hermoso.
Cuando recogió la caja se encontró con una Polaroid bajo ésta. Estaba intacta, el golpe no le había causado ningún daño. Me causaba gracias sus dimensiones, era el triple de grande que una cámara digital, y sus ángulos eran perfectamente rectos. En la parte delantera sobresalía un tanto, porque por ahí salía el papel con la imagen impresa. El flash estaba sobrepuesto, con una antena y luego una especie de cono.
Se necesitaba de ambas manos para sostenerla, su color mostraba que en el pasado había sido café, como asemejando a la madera…
Pat la subió hasta sus ojos y sin previo aviso me fotografió. La luz del flash me dejó un poco encandilada porque había estado muy cerca y era mucho más fuerte que cualquier otro. Mientras trataba de recuperar la vista, escuche unas risitas de la chica que estaba en frente mío.
Se reía de la foto que tenía en sus manos mientras volvía a agitarla para que la imagen se viera mejor
-De qué te ríes
-Mírate, pareces un sapo –miré la fotografía que descansaba en su mano, y extrañamente sí, parecía un sapo. Tenía un tinte verdoso, y ni mi ángulo ni expresión habían sido lo más favorecedores. Tenía los ojos muy abiertos y la boca entreabierta como si estuviera a punto de hablar.
A decir verdad, era una buena foto… para reírse de sí mismo. Así que me uní a las risas de Pat y no paramos en un largo rato. No sabía por qué, pero no podía parar de reír. Sus carcajadas eran tan contagiosas que tuve que agarrar mi estómago para que no me doliera tanto.
No sé cuánto estuvimos así, pero sin darnos cuenta, terminamos en el piso sin poder parar. Me quedaba sin aire, pero aún así no quería detenerme, se sentía genial volver a reír así, hace mucho no lo hacía, y hoy ya llevaba dos.
De repente sentí una risa más grave y a duras penas abrí mis ojos y traté de tomar algo de aire; Liam y Louis estaban en el marco de la puerta soltando pequeñas risas, supongo que el espectáculo que estábamos montando llegó hasta allá y les causó gracia vernos así. Pero pude ver en sus ojos que era algo más, estaban brillando.
-Nunca te había escuchado reír así
-Es que mírame! Soy un sapo! –y volví a reír, pero esta vez con ellos también.
-Pequeño saltamontes –la sonrisa de Louis era ancha, y no pude evitar devolvérsela, hace mucho no lo escuchaba decir aquello, mi corazón se regocijó por dentro. No podía aguantar más; extrañaba a morir reírme de sus payasadas, de sus ocurrencias y de sus zanahorias. Ahora que Pat me había hecho reír así me di cuenta de cuánto necesitaba a Louis.
Logramos calmarnos luego de un rato y Liam me ayudó a ponerme de pie mientras Lou ayudaba a Pat. Cuando ésta se levantó, don zanahorio la atrajo fuerte hacia él y le depositó un tierno beso en sus labios que hizo que la chica volviera a reír –pero no a tal extremo como el de hace un momento
-Tienes la risa más hermosa que he oído en mi vida
-Y espero que tú causes muchas más –luego de decir eso, se abrazaron fuerte. Cuando se separaron, Louis me regaló una mirada de cómplices y yo le devolví una sonrisa.
-Quién diría que tú reemplazarías mi amor por las zanahorias –solté una leve risita al igual que Liam y salimos del lugar, yo llevaba la cámara y durante el trayecto reímos de unas cosas sin importancia.
Cuando llegamos a la chimenea, me encontré con la sorpresa de que el sofá ya no estaba ni la mesita para los pies. El tocadiscos estaba a un costado, y los chicos habían traído una mesa donde descansaban las botellas, unas gaseosas que habían traído Niall, y frituras que entre todos escondieron en sus bolsos.
Debo reconocerlo, fue bastante impresionante lo que hicieron con la sala. De pronto escuc...hé como Pat salía corriendo por la dirección en que habíamos llegado y llegaba unos minutos después cargada con unas gastadas guirnaldas que de seguro encontró en la habitación de las cosas abandonadas.
El papel estaba bastante gastado, pero estaba todo tan viejo que hacía perfecta combinación con el ambiente y entre ellos, mezclando tonalidades de grises, blancos y marrón claro.
Todos estaban enfrascados en una tarea, pero yo solo me quedé ahí parada en la puerta enfocando con la cámara, sin ser capaz de sacar ninguna foto. Los apuntaba a todos y me quedaba un rato con la cámara en sus rostros para luego moverla y seguir. Me quedé un rato particular observando algunas escenas deliciosas, de las que tuve que usar toda mi fuerza para no presionar el botón y dejar la imagen para la caridad.
Niall observaba con cara de bobo cómo Andy colgaba algunas guirnaldas cerca de la chimenea, estaba tan absorto que no se dio cuenta cuando Harry le lanzó un cojín porque necesitaban más cinta por allá. Su rostro fue realmente gracioso, y yo tenía la capacidad para haberlo captado con tan solo un click, pero no lo hice; O cuando Zayn y Lizzie escogían sin pelea alguna los vinilos que iban a colocar, estaban en un rincón de la habitación, totalmente inmersos en su mundo, también me resistí a apretar el botón cuando Zayn le entregó un vinilo a Lizzie y sus manos se juntaron sin querer, por lo que ambos se regalaron una sonrisa que de seguro los derritió; varias veces tuve ganas de sacarle una foto a Sol que saltaba por toda la casa y cómo Liam la seguía con cuidado para que no se lastimara, me parecían adorable; El único momento en que baje la cámara de mi rostro, fue cundo seguí recorriendo el lugar con ella y me encontré con los ojos verdes de Harry fijos en mí. Algo dentro volvió a arder, por lo que bajé la cámara automáticamente sin siquiera pensarlo y lo observé al igual que él, con mil preguntas en nuestros ojos, con tantas cosas que decirnos, pero estábamos lejos, y no me refiero a una distancia espacial… sino una distancia mucho más grande, una distancia que mi alma entera había puesto sobre él.
Harry no aguantó más y corrió su vista para seguir moviendo cosas y colocando vasos. Yo miré para todas partes, sin ser capaz de seguir jugando con la cámara, me dolía… no podía recordar cómo se sentía tocar sus labios, desordenar su cabello y recorrer su piel desnuda, por más que intentara no podía recordarlo… lo único que se venía a mi mente era ese momento, ese jodido momento en que el universo se rompió y dejó de jugar a mi favor, ese momento en que todo lo que tenía se vino abajo.
*Flash back*
Estaba en el centro comercial, sola. Ninguna de las chicas me quiso acompañar, y qué sacaba con preguntarles a los chicos si eran tan buenos compañeros de compra como mi papá ‘sí, te queda bonito’.
Llevaba unas cuantas compras cuando el hambre se hizo presente, pero no quería comer nada muy pesado, se supone que en unas horas comería con Harry y quería dejar algo de espacio para las delicias que su madre preparaba.
Así que decidí ir a una heladería, esa que está en el patio central donde está esa pileta tan hermosa con decorados grecorromanos bastante clásicos. Tenía tres chorros de aguas que iban sincronizados; siempre que venía con alguien le pedía que nos detuviéramos en ese lugar por un momento, siempre pensé que el sonido del agua era un respiro entre tanta tienda y compradores compulsivos.
Ésa ocasión no fue la excepción, así que me dirigí sola con un cono de helado en mi mano ‘mmm… gracias a quien inventó el café-nueces’. Esa vez no me senté, me quedé de pie mientras miraba mi hermoso helado procurando que no cayera. Estaba en eso cuando algo del otro lado de la pileta me llamó la atención.
Había una pareja sentada, una chica rubia… tal vez castaña clara, de cabello abultado, con una pequeña cintura rodeada por unos brazos fuertes. El dueño del brazo llevaba un chaleco parecido al gris de Harry. Esperen… el cabello es exactamente igual al de Harry. Rodee un tanto la pileta para observarlo mejor, y me encontré con que el chico llevaba los mismo pantalones Burdeos de Styles.
Mi intención era seguir avanzando, pero me quedé congelada cuando el chico se le acercó melosamente a ella y depositó un feroz beso en la chica, como si quisiera comérsela o algo por el estilo. Ella no dudó y rodeo el cuerpo de él con sus delgados brazos y lo atrajo aún más a su delgado cuerpo.
Todo se detuvo. Mi corazón se detuvo y mi respiración también, mis músculos se entumecieron al ver el perfil del chico, con sus ojos cerrados, con su cabello apartado hacia en lado derecho… era Harry, mi Harry.
El helado se escapó de mis manos y calló en la pileta
-He, señorita, cuidado con eso –miré a un costado y un guardia se acercaba a mí
-Qué, disculpe señor –no entendía cómo fui capaz de hablar si nada tenía sentido en ese preciso momento, nada encajaba, todas las personas que estaban ahí se habían vuelto irreales, la pileta dejó de existir, mis oídos se taparon y dejé de respirar.
Voltee nuevamente mi rostro y me encontré con sus ojos abiertos, tal vez avergonzados, tal vez no. Pero ya sabía que estaba ahí y que lo había visto. Mi vista se dirigió a la chica que sonreía irónicamente y con aires de victoria. No lo niego, me dieron unas ganas enormes de atravesar el agua y jalarle sus estúpidos cabellos, de arrancarla del lado de Harry, pero me quedé inmóvil cuando vi que sus manos aún seguían juntas, inseparables… como alguna vez lo fuimos Harry y yo.
-Señorita, me oyó, no puede…
-Perdón –miré al guardia con tal mirada que cerró su boca y no me dijo más nada. Las lágrimas se formaban poco a poco en el interior y amenazaban con salir en un caudal sin precedentes. Pero como pude las retuve, solté las bolsas y salí como pude; corría a ratos pero luego el aire dolía, agitaba mis pulmones, estuve a punto de caer un par de veces, era demasiado… algo oprimía mi pecho, mi razón se había esfumado, sólo sentía los lentos latidos de corazón y nada más. En mi cabeza no había otra cosa que la mirada fría y sorprendida del que fue el amor de mi vida.
No aguanté más, en la micro las lágrimas estallaron, no me importaba la gente que me observaba con lástima, no me importaba llegar a casa, lo único que quería era desaparecer para siempre.
*Fin Flash Back*