Un suspiro y mil disparos | t...

By BeautifulDerangement

55.4K 4.5K 746

Hay miradas que hablan. Y desde el momento en que los ojos de Mickaellie se encontraron con los de Yuu Shiroy... More

Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17 [POV Aoi]
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30 [POV Aoi]
Epílogo

Capítulo 11

1.9K 149 20
By BeautifulDerangement

Hace una hora que estoy mirando el techo porque me da terror mirar lo que el médico, que es amigo de mi madre, está haciendo en mi mano. No siento nada porque me ha puesto anestesia, pero creo que fue un corte grave.
Repaso con la mirada a mi madre y a Yuu, que me miran preocupados.

—Ha tenido suerte, señorita Takarai —dice el médico, echándome algo en la herida—. Un poco más abajo y la historia sería otra.

—¡Ni lo digas, Ben, que me da algo! —dice mi madre, frunciendo el cejo hacia el hombre—. Y tú, chiquilla, ¿qué hacías ahí afuera?

El médico me pone vendas y se levanta de su improvisado quirófano. Creo que me ha cosido la mano o algo así.

—Fue un corte profundo, pero pequeño —informa, tomando su maletín—. Joanne, asegúrate que tome las medicinas y cambie las vendas. En dos o tres días se le desinflamará.

—No entiendo por qué ni siquiera tiene la intención de contarme qué le pasa o qué estaba haciendo afuera tan tarde —vocifera Joanne.

—Señora, cálmese —susurra Yuu—. Si se altera, ella no hablará. Está asustada.

—Es que...

—Déjeme hablar con ella —pide él—. Salga y tome un poco de aire.

Mi madre me da una última mirada y se va junto al médico, dejándome a solas con el hombre más extraño y sobreprotector que he conocido. El pelinegro cierra la puerta y se acerca para sentarse a mi lado. Me toma la mano herida, acaricia las vendas y no me mira.

—Fue mi culpa. Lo siento.

—¿Cuál de todas las cosas que han pasado hasta ahora fue tu culpa?

—Todas —susurra y cierra los ojos—. Cuando entré y te vi en el balcón... Y la sangre... Creí que te estabas alejando de mí de la peor manera posible. ¿Por qué lo hiciste?

—¿Hacer qué?

Él por fin me mira.

—Cortarte.

—Porque he tropezado con la mesa cuando salí al balcón. Se me cayó el jarrón y mi móvil, y quise tomarlo de vuelta. El resto ya lo sabes.

—Entonces...

—Soy cobarde para esas cosas —susurro—. No podría hacerme ese tipo de daño aunque quisiera... Además, odio la sangre.

—¿Estás completamente segura de que fue un accidente?

Asiento con un movimiento de cabeza y él vuelve a mirar mi mano. Está despeinado, se lo ve cansado y un poco más delgado. El corazón me late a mil por segundo cada vez que lo contemplo, es bello incluso con esa cara de cansancio.

—Estuve una semana completa luchando conmigo mismo para no llamarte. Me siento tan... Raro cuando se trata de ti —dice, y frunce el cejo—. Sé que es loco, pero no puedo ni pensar en que alguien más quiera tenerte, quererte o cuidarte.

—¿Por qué no? —pregunto, esperanzada de que me dé una respuesta.

—Porque solo yo quiero hacerlo. ¿Y sabes qué es lo peor? Que no puedo. Eres... Eres joven, eres mi paciente, mi... Alumna. ¿Qué harías tú con una persona como yo? Complicaría tu vida, y tú la mía.

—¿No has sentido que, mientras más imposible es, más quieres? —pregunto—. Como si el saber que está mal nos hiciera desearlo más...

—Lo entiendo, Mickaellie. Lucho contra esa sensación cada vez que estoy cerca de ti.

Me incorporo y levanto su rostro. He encontrado la nueva cosa que más odio en el mundo: Esa expresión tan triste y cansada en él. Y necesito hacer algo para cambiarla.

—Señor Shiroyama, ¿me haría usted el favor de besarme hasta dejarme sin aire? —susurro, sin querer perder la conexión de nuestros ojos.

—No debería... Es decir, quiero, pero no puedo.

—Querer, poder y deber son cosas diferentes.

—Lo sé —dice en mi oído, siendo consciente de que ha puesto sus manos en mi cintura.

Me aprieta contra su cuerpo, y tengo ganas de llorar. Qué sensación tan maravillosa y abrumadora. Nunca antes habría imaginado que alguien se sentiría atraído por mí y quisiera tocarme de esta manera.
Sus labios atacan mi piel y, feliz, muevo la cabeza para darle más acceso a mi cuello. Todo mi cuerpo está atento a sus acciones, deseoso de obtener más. Siento sus besos de aquí para allá, pero no es suficiente y ambos lo sabemos, por lo que nos enredamos en una batalla donde nuestras lenguas se acarician salvajemente.
No me importa estar rompiendo todas las barreras existentes entre nosotros. Siento que estoy flotando, como si me hubieran inyectado alguna clase de droga alucinógena.
Encantada por el tacto de sus manos bajando hacia mis caderas, me aventuro a subirme a su cuerpo y empujarlo a la cama. Desde aquí puedo apreciar el brillo de sus ojos y el color tan incitante de sus labios hinchados. No puedo creer que este hombre esté en mi cama, con la respiración irregular, mirándome como si fuese la mujer más tentadora que ha visto.

—Ten cuidado con tu mano—murmura, con esa voz que logra robarme un suspiro.

No vuelvo a oír su voz. Lo estoy besando con tantas ganas que siento que voy a explotar. Su cabello lacio se enreda en mi mano sana mientras las suyas me exploran bajo la camiseta. Me retuerzo bajo su tacto, extasiada, tan consciente de mi cuerpo que no puedo pensar con claridad. Hago un movimiento de caderas que me dispara al borde de lo que tanto deseo, e intento reprimir el sonido que me sale desde lo más profundo de la garganta. Pero no puedo, y eso logra que Yuu suspire.
¿Cómo es que he vivido toda mi vida sin esto? Qué mágico es el sonido de sus suspiros y la calidez de sus manos deslizándose por mi piel.

—Tómame —le ruego entre besos.

Se tensa. Lo hace tan automáticamente que el corazón me late fuerte. Él me besa por última vez y me aleja. ¿Qué hice mal ahora?

—No.

—¿No, qué?

—No voy a tomarte, Mickaellie —murmura—. Tu madre podría entrar por esa puerta en cualquier momento, y...

—¿Es que no has cerrado la puerta?

—Tuve que romper la cerradura para entrar. Lo siento.

Me hago a un lado y me siento en la cama, mirando hacia el ventanal, claramente frustrada.
Me acomodo la ropa y hago como que le quito algunas pelusas inexistentes para no tener que mirarle. Me siento un poquito avergonzada.

—Esto no debería haber pasado. Lo siento.

—No te preocupes, lo comprendo —respondo, fabricando una sonrisa—. Me pasé de la raya, a veces no tengo control de lo que hago y...

—Está bien —dice él, y se encoge de hombros—. ¿Podemos dejar de actuar como unos tontos y olvidar esto? No quiero que las cosas se pongan más raras de lo que ya son.

Le digo que sí y nos miramos por un largo tiempo. Hay tantas cosas que decir, pero pareciera como si las palabras sobraran.

—Yuu... Cuéntame sobre ti —susurro mientras miro el cielo oscuro y apoyo la cabeza en su hombro.

—¿Qué quieres saber? —responde, y su voz se oye un poco distante.

—¿Cómo llegaste a ser psicólogo?

—Una larga historia. Siguiente pregunta.

—Eh... ¿Por qué no tienes pareja?

—No estoy hecho para esas cosas.

—¿Pero la has tenido?

—Una vez cuando tenía veinte años —resopla—, pero terminó muy mal.

—¿Qué fue lo que pasó? —pregunto bajando la voz.

—No quiero hablar de eso ahora. Tengo que irme.

Le pongo la mano en el brazo y niego con la cabeza. No quiero que se vaya, ¿por qué no puede quedarse a dormir abrazado a mí?

—Quédate. Acuéstate a mi lado y deja que te mire hasta que me duerma, por favor.

—Tu madre se preocuparía si no me ve salir de aquí, y creo que va a horrorizarse si me encuentra en tu cama.

—Está bien, sólo quédate un poco más —suplico, tomo su mano y la aprieto—. Es que... Quiero pedirte disculpas por el escándalo que hice aquel día por lo de Kigari, sé que no me correspondía decirte esas cosas.

—Debo ser yo quien pida disculpas. Esa chica está loca. Le dije que si vuelve a hacer algo como eso, la denunciaré con las autoridades del instituto.

Me muerdo el labio y voy maquinando sus palabras a mil por segundo. Yo también estoy loca por él, tal vez Kigari y yo nos parecemos más de lo que quiero admitir.

—¿También me denunciarás a mí?

—No —levanta una ceja—. Claro que no... Pero, ¿te das una idea de lo mal que esto va a terminar si continuamos comportándonos así? Si alguien se entera y nos delata, no sólo estaremos en problemas, sino que pueden expulsarte y será difícil recargar la culpa en mí. Los directivos de asuntos legales hacen lo imposible para que no quede ni una mancha dentro del prestigio institucional, y eso implica acusar al lado que ellos creen más débil, es decir, los alumnos. ¿Comprendes ahora? Supongo que no quieres pasar por ello y que te señalen injustamente.

—Estoy segura que no quiero pasar por ello —respondo pensativa—. Necesito graduarme para ir a Saint Southland el próximo año.

—Y yo necesito que tú te gradúes sin problemas. Por el bien de nuestras carreras y reputaciones, tendremos que alejarnos ahora antes de que empeore.

La idea de alejarnos por completo me ahoga. Ya he probado los besos y caricias de este hombre, ¿cómo se supone que voy a renunciar a eso durante lo que resta de mi vida? Estoy segura que no podría pasar ni un mes sin mirarlo ni tocarlo.

—Respecto a las consultas, Mickaellie...

—No —digo exaltada—. Ni lo pienses.

—Sí —contradice—, tendrás que hacerlo. Tengo un amigo, un buen colega, que podrá ayudarte. Voy a consultar por un lugar en su agenda.

Y así es como se deshace de mí. Sé que lo hace por mi bien, sin embargo no puedo dejar de pensar que esto no es sólo por nuestras carreras. Sé que podríamos mantenerlo en secreto sin ningún problema.
Aquí hay algo más de lo que no me estoy enterando.

—¿Y después de graduarme, qué?

Le doy una mirada directa, porque no quiero perderme detalle. Cualquier gesto, cualquier pequeña mueca me daría la razón a lo que estoy pensando.

—Después de graduarte serás una chica como cualquier otra, en la universidad, rodeada de chicos de tu edad. Irás a fiestas y quizás te enamores de alguien decente —responde impasible, con la mirada clavada en la ventana—. No soy parte de tu futuro, Mickaellie.

—Entonces tu problema va más allá de nuestras carreras y reputaciones que, según tú, quieres proteger —deduzco con obviedad—. ¿Qué está pasando? Hace un momento dijiste que querías ser el único, y ahora me dices que no serás parte de mi futuro. ¿Cuál es el problema?

—Yo soy el problema. Tenías razón cuando hablamos por teléfono y dijiste que soy el único peligro que existe.

—Yuu...

—Tienes que alejarte de mi, por tu propio bien. Por favor.

Se levanta y me da la espalda.

—¿Y así es como arreglas tú las cosas? ¿A medias? ¿Sin explicaciones?

—Es... Complicado de explicar, no podrías comprenderme.

—¿Que no podré comprender? ¿Tan idiota crees que soy? —gruño ofendida—. Puedes decírmelo sin problema.

—Mickaellie, no me conoces. Si yo te dijera aunque sea una pequeña parte de lo que me pasa...

Le doy la vuelta y tomo su mano. Sus ojos piden ayuda por un instante antes de volver a ser impenetrables. No sé qué está pasando con él y por qué siempre habla a medias, pero quiero ayudarlo en lo que pueda.

—Habla conmigo.

—Qué más quisiera yo —dice con amargura.

La sonrisa triste se le desliza por los labios y me suelta la mano. Lo último que sé es que ha cruzado la puerta y me veo consumida en una sensación de pesar que no se la desearía ni a mi peor enemigo.

Continue Reading

You'll Also Like

10.6K 608 14
Sasuke Uchiha desde que término la guerra ninja emprendió un viaje para expiar sus pecados y que al volver no tenga remordimientos con su pasado, pe...
4.2K 409 6
One-shots basados en la pareja Sasusaku especial echo este Halloween del 2021 pero apenas pude publicar ♥️
510K 81.6K 34
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...
2.2K 279 17
- Papi, ¿Porque mamá se fue y no ha vuelto? - - No lo se, seguro tenía que ser así princesa - - Si pero la extraño - - Yo también hija, la extraño de...