Un suspiro y mil disparos | t...

By BeautifulDerangement

55.4K 4.5K 746

Hay miradas que hablan. Y desde el momento en que los ojos de Mickaellie se encontraron con los de Yuu Shiroy... More

Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17 [POV Aoi]
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30 [POV Aoi]
Epílogo

Capítulo 7

1.9K 154 17
By BeautifulDerangement

Odio los hospitales. Odio las paredes sobrias, los sonidos y el olor que los caracterizan. Si de mí dependiera, entraría a un hospital sólo en caso de extrema emergencia, pero a Reita no se le ocurrió mejor idea que traerme aquí.
Cuando mi ataque está aparentemente controlado, el doctor me regaña por mi borrachera y me envía a casa, indicándome una semana de reposo. Por fin puedo pasar una semana encerrada y con una buena excusa, sin embargo mi madre está demasiado enfadada y pendiente de mí y le pide a Reita que no me deje sola en ningún momento, por lo que mi semana de descanso se vuelve algo completamente irritante.

Luego de una semana a pura televisión, música, Lay's, y agua para desintoxicarme de la bebida, retomo mis actividades. Y retomar actividades significa ir al instituto y al consultorio de Yuu Shiroyama. Hace una semana que no lo veo, pero me intento convencer de que es lo mejor. Ese hombre me altera de maneras inimaginables.

¿Qué se supone que voy a hacer cuando lo vuelva a ver?


[ . . . ]


—Vamos, dormilona, a clases.

—Umm, no —murmuro medio dormida—. ¿Puedo quedarme hoy? Es viernes, será solo un día más.

—Nada de eso.

Hace dos semanas atrás, Reita decidió venir a despertarme con una taza de café y buena energía. Demasiada buena energía, diría yo.
Venía por las mañanas temprano a verme, y luego se iba al instituto. Cuando volvía, me dejaba los apuntes de la clase y pasaba a buscarlos después. Luego de mi semana de reposo a él se le ocurrió venir todos los días a buscarme para ir al instituto juntos.

Puedo acostumbrarme a esto si hay café de por medio.

—Vamos, Mickaellie, la vida es corta y el tiempo es dinero.

—No sé qué quieres decir, pero pagaría millones por seguir durmiendo.

Deja la taza en la pequeña mesa de luz soltando una de sus risas características y me pide que me levante de una vez. Cuando sale de mi cuarto, aprovecho para arreglarme de pies a cabeza.
Una vez alistada y con la taza de café vacía, bajo a la sala. Mamá aún duerme y me parece bien, ya que estuvo pendiente de mí toda la semana anterior y se le ha cambiado el sueño. Espero que se tome el día completo para descansar.
El rubio me entrega mi mochila y nos dirigimos a la puerta.

Siento que tengo que darle las gracias por cuidar de mí. Porque, si él no me hubiera encontrado en esa calle, ¿qué sería de mí ahora?

—Espera...

Me paro frente a él y me mira intrigado, esperando a que diga algo, pero no sé qué decirle. ¿Un simple gracias estaría bien? Sé que no hemos tocado el tema de la fiesta desde lo que pasó, y la verdad es un terreno en donde no quiero meterme otra vez, pero tengo la necesidad de volver a repetir algo de aquello.
Me acerco a sus labios y veo la sorpresa en su rostro, pero no puedo detenerme. Lo beso suavemente, es apenas un roce que él se encarga de profundizar. Intento recordar cada pequeño detalle y sensación de la noche de la fiesta, pero no hay nada de ello aquí, por lo que me detengo.

—Lo siento, sólo quería darte las gracias por cuidar de mí —explico con la voz chillona.

—Tienes una manera muy... extravagante de dar las gracias.

Me mira y siento que el aire se está volviendo un poco incómodo, o tal vez soy yo y mi confusión. Hace una semana atrás lo había besado y puedo jurar que me gustó, pero ahora... No lo sé.

Reita me deja un beso rápido y me suelta.

—Deberíamos irnos, señorita Takarai.

Que me llame señorita Takarai me mosquea. La única persona que me llama así es Yuu y no quiero que nadie más me lo diga si no es necesario. Cierro la puerta más fuerte de lo que debería, y comenzamos a andar sin soltar ni una palabra.
Encontramos a Uruha y Ruki unos minutos después -con los cuales Reita ya se ha vuelto un gran amigo-, y nos vamos todos juntos. Hablamos, pero no cruzo palabras con mi rubio amigo. Odio sentirme así de incómoda con alguien como él.
Cuando llegamos y nos sentamos en nuestros respectivos lugares, me doy cuenta que hay mucha gente que aún está hablando y recordando la increíble fiesta de Ruki, lo que me hace sentir más incómoda de lo que ya estaba. Y, para colmo, una voz estridente me taladra los oídos. Es el tipo de voz que me sale cuando estoy nerviosa, pero a esta chica le sale natural.

—Takarai, ¿podemos salir afuera un rato?

La rubia está parada frente a mí con su clásica cara de pocos amigos. Realmente me causa un horrible rechazo, y hasta diría que me da miedo.
Miro a Uruha y él me devuelve una mirada de advertencia, aún así veo que hace un imperceptible movimiento con la cabeza, animándome a que vaya. Está claro que mis "amigos" no van a salvarme de la muerte segura...

La sigo hasta la puerta y ella sale al pasillo. Yo prefiero quedarme apoyada en la puerta, esperando a que hable. Mientras más distancia entre nosotras, mejor.

—¿Lo ves?

—¿A quién? —pregunto fingiendo no saber a qué o quién se refiere.

Habría que ser idiota para salir y no darse cuenta de la presencia del pálido hombre de cabello oscuro al final del pasillo. Es que tiene un magnetismo que... Dios, dame autocontrol. Está impresionante con una camisa negra y los jeans apretados. Cualquier cosa que se pusiera o hiciera me podría poner cardíaca.

—A Yuu. ¿Es que eres ciega, Takarai?

—Si, ya lo vi, ¿y ahora qué? —espeto con la voz chillona—. ¿Esperas que me quede viendo al profesor o ya me puedo ir adentro?

—¿De dónde lo conoces? —pregunta—. Es bastante obvio que ustedes son cercanos... Los vi en el centro comercial hace unas semanas.

—No sé a dónde quieres llegar con esto, pero no te incumbe.

—Está bien —chasquea la lengua—. Digamos que eres su familiar, no lo sé ni me importa, pero... ¿Cómo decirlo? Él es... Pienso que es atractivo, tú sabes, es esa clase de hombre que...

—Al grano, Kigari.

Estoy intentando con todas mis fuerzas mantener esta fachada de indiferencia. ¿Por qué llegaría a una conclusión tan estúpida?

—Ayúdame a acercarme. Tal vez, cuando me gradúe, pueda salir con él. Puedes hablarle de lo simpática y buena chica que soy, yo haré el resto.

Está loca, ¿quién en su sano juicio mantendría una relación con un profesor? Eso podría manchar toda su reputación académica. La de ambos.
¿Por qué he pensado en eso ahora y no antes, mientras yo intentaba besarlo? Soy una idiota, debí tenerlo en cuenta.
Cuando estoy por hablar, ella entrecierra los ojos y me hace callar.

—Buen día, señoritas. ¿Podrían entrar al aula, por favor?

—Buen día, profesor. Mickaellie y yo ya estábamos por entrar.

La rubia se cuelga de mi brazo y sonríe con tanta falsedad que me sorprende que él no se de cuenta. No me da tiempo a saludarlo ni mirarlo, simplemente me arrastra hacia adentro. Dios santo y todas las vírgenes, ¿qué estoy haciendo? Tengo que sacarme a esta loca de encima.

—No me interesa ser tu Cupido —respondo con torpeza por lo bajo—. Ya suéltame.

—Cállate, ya te lo he dicho, vas a ayudarme —sisea—. Ni una palabra a alguien de esto.

Boquiabierta, la veo soltarme y luego me ignora, volviendo a su grupo de amigas. Me limito a respirar profundamente y volver a mi lugar. El profesor, ajeno a la situación, saluda a todos con una sonrisa tensa y deja su maletín de cuero negro en el escritorio, sacando de allí un libro. Es la primera vez que nos vemos después de tanto, y ni siquiera se ha dignado a mirarme.

—¿Qué pasó? —pregunta Uruha por lo bajo.

—Que le saldrá ácido sulfúrico por la boca de tan venenosa que es —respondo arrugando la nariz y riendo por lo bajo—. Nada importante.

—¿Recuerdan en qué parte nos hemos quedado la semana pasada? —pregunta Shiroyama en voz alta.

Todos sacan unos libros y yo entro en pánico. ¿Por qué Reita no me ha dicho nada de esto? ¿Qué están leyendo? Lo peor es que ni siquiera tengo el valor de picar su espalda con mi bolígrafo y regañarle. Shiroyama mira a todos comprobando que tengan sus libros y aprovecho a esconderme tras Uruha para no llamar la atención. Logro salir ilesa de su escrutinio visual, por lo que él comienza a leer en voz alta.
La historia, según entiendo, cuenta acerca de una joven que fue obligada a casarse con un hombre rico, y un chico pobre estaba enamorado de ella. El típico cliché del amor imposible.

Suspiro, enfadada con mis pensamientos. ¿Está mal encontrar un pequeño parecido entre él y yo a causa de esa estúpida novela? Nosotros podríamos ser un cliché también.

Un par de capítulos más y la clase finaliza. Shiroyama nos pide que le entreguemos un informe de seis capítulos la próxima semana, y me quedo boquiabierta al saber que ya todos están por la mitad de sus informes y yo apenas me estoy enterando.

En serio, voy a matar a Reita por no decírmelo.

Guardo mis cosas lentamente, pensando en las miles de palabrotas que quiero soltarle al rubio y las trescientas noventa y nueve maneras que ya se me ocurrieron de matarle. Me cabrea que él ni siquiera voltee a disculparse, me ignora colosalmente y habla con Ruki y Uruha.

—Chicos, ¿cómo que había un...?

—En serio, ¿no se da cuenta que esa novela es una mierda? —murmura Ruki guardando sus cosas.

—Chicos, pueden...

—Puedo adivinar el final, estoy seguro que ella muere —interrumpe Uruha sin siquiera mirarme.

—Oigan...

—Es una suerte que ya hayamos terminado nuestro informe, ¿eh? —dice Reita, animado.

Me rindo. No terminaré un maldito informe de seis capítulos de esa mierda en una semana, es imposible. Además, estoy ofendida de una manera impresionante con estos tres idiotas que no hacen más que ignorarme. El único que no me ignora es ese hombre alto de cabello oscuro frente a la clase.
Cuando el salón está casi vacío, oigo su voz fuerte y clara:

—Señorita Takarai, quiero hablar con usted un momento.

Afirmo con un movimiento de cabeza y sigo guardando mis cosas. Es entonces cuando Uruha y Ruki me notan, voltean y sonríen. ¿Qué les pasa? Hace apenas un minuto ni me registraban y ahora están hechos una sonrisa andante.
Necesito paciencia para no explotar. Primero, por su actitud; y segundo, porque Yuu está controlando todos mis movimientos, con ese tipo de mirada que no puedo interpretar a la perfección. No sé si quiere matarme, o si quiere ponerme contra la pared y besarme. Cualquiera de esas dos opciones me va como anillo al dedo en estos momentos.

Reita, que ya ha dejado de ignorarme, me informa que me esperará en el patio con Uruha y Ruki. A pesar de mis ganas de mandarlo a paseo, muevo la cabeza y los veo desaparecer tras la puerta, la cual el profesor se encarga de cerrar.
Cuando todos salen, cruzamos las miradas. Percibo el corto circuito intenso, aquellas chispas invisibles que saltan; incluso en la distancia que nos encontramos, puedo percibir una gran atracción, como si alguna fuerza sobrenatural me empujase hacia él.

—Qué bueno volver a verla, señorita Takarai —dice caminando hacia mi banco—. ¿Se ha recuperado ya?

—Eh... Sí, gracias.

Se detiene justo frente a mi mesa, me levanta la cabeza y se acerca. Oh por Dios...

—¿Y eso? —refunfuña mirando mi cuello.

Mira muy atentamente, como si allí hubiera un insecto exótico o una especie en extinción. Creo que voy a sufrir otro mini infarto, pero esta vez es porque creo que verdaderamente tengo un insecto caminando.

—Esa marca roja que tienes ahí. ¿Quién te ha hecho eso?

—Ah, ¿eso? —respondo con esa aguda voz que me sale cuando estoy nerviosa, restándole importancia al asunto—. Es de ayer. Estaba en la ducha, resbalé y me golpeé. Es sólo un raspón, nada de otro mundo.

—¿Un raspón? Por Dios, eso no es un raspón —gruñe incrédulo—. ¿Te ha marcado?

Maldigo mentalmente a Reita por haberme besado allí la noche de la fiesta. No tenía idea de que tenía una marca, y tampoco sabía que quedaban marcas por eso. ¿Tanto se nota?
Estoy por responder, pero la voz del causante de esta discordia sobresalta a ambos desde afuera.

—¿Mickaellie?

—Aún no he terminado con la señorita Takarai, Suzuki. Espérala en el patio.

Quiero gritarle que no se vaya, que me ayude a explicar cómo fue que sucedió lo de la marca, pero sé que pedirle que explique algo de esto a Shiroyama le parecerá extraño.
Me suelta y me da la espalda. Se nota por su posición que está cabreado. Sin duda tengo un don especial para hacerle enfadar.

—Estoy un noventa y nueve coma nueve por ciento seguro de que te lo ha hecho él.

—No le debo explicaciones de nada, señor Shiroyama. ¿Cuál es el problema? Él dijo que pararía porque no quería que pensara que se estaba aprovechando —digo en defensa de Reita—. No fue con mala intención. ¿Por qué le molesta, profesor?

—No me llames así, ya te he dicho que fuera de la clase soy sólo Yuu.

—¿Eres sólo Yuu? —espeto, y me levanto—. ¿Y eso qué significa? Que seas mi psicólogo no te da derecho a controlarlo todo en mi vida.

—¡Él va a hacerte daño, no sabe cómo tratarte!

Nos enfrentamos con la mirada. ¡Estoy alucinando! ¿Que Reita no sabe tratarme? Me ha cuidado y se ha preocupado por mí cuando más lo necesitaba, ¿por qué alguien así me haría daño? Es una estupidez.

—¿Y te molesta que me haga daño? ¿Cuál es tu maldito problema con eso?

—No lo sé, ¡no lo sé, Mickaellie! —brama—. ¡Ni siquiera sé por qué me importa, pero lo hace!

Paso a su lado a toda velocidad hacia la puerta. Quiero irme y encontrarle un sentido a todo esto. No entiendo cuál es el problema, si hace una semana atrás me había rechazado cuando quise besarle... Estoy libre para hacer lo que sea.

—¡No hemos terminado de hablar! —gruñe tras de mí.

—¡Pues para mí, sí! ¡Esta conversación ha terminado!

Siento sus manos sujetándome los brazos y se me cae la mochila. Me voltea y me arrincona con facilidad, y no puedo mirar a algún lugar sin ser invadida por su cuerpo. Estoy enfadada porque él no se da cuenta de lo que me provoca, estoy furiosa porque no sabe lo que quiere conmigo. Además, su actitud no hace más que seguir irritándome. ¿Quién se cree que es para inmovilizarme de esta manera?

Y, para dejarle claro que yo también tengo carácter, le grito:

—¡Deja que me marche de una puta vez!

—No, Mickaellie. No voy a dejarte marchar.

La seriedad de su rostro me mata. Me consume la voluntad. Rompe todas las barreras que quiero crear entre nosotros.

—¡Yuu, basta!

—No sé por qué me siento así, odio saber que vas a sufrir... Incluso sabiendo que sufrirías más conmigo en tu vida.

—Cállate —gruño y me revuelvo para zafarme de su agarre—. Nadie me hará daño, fue solo un beso. ¿Puedes dejar de ser tan malditamente dramático y soltarme?

—Tú no mereces que alguien te bese de esa manera tan descuidada, porque... No importa, No soy nadie para reclamarte, apenas nos conocemos.

Su voz baja varios tonos, sus manos se aflojan sobre mí. Mis ojos bajan a sus labios y me siento hambrienta de ellos.

—¿Y crees que decir que apenas nos conocemos hará que disminuyan mis ganas de besarte en este momento?

La intensidad en sus ojos y la tensión entre nosotros es insoportable. Acorta la distancia y siento nuevamente la calidez de su respiración sobre mis labios. Entonces, la voz de Reita llamándome a lo lejos me baja de golpe a la tierra. Me separo de Yuu rápidamente y levanto mi mochila del suelo.

—¿Mickaellie?

—¿Qué? —digo con la voz aguda.

—Tienes dos semanas para entregar tu informe.

Me da un libro. La estúpida novela. Se ha dado cuenta de que no lo leí, me ha dado una semana adicional. ¿Es por esto que Reita no me lo dijo?

—Está bien —afirmo lentamente.

Luego, salgo corriendo del salón antes de sucumbir a mis intensas ganas de acercarme y plantarle un beso.

Él... Simplemente me gusta.

Me gusta mucho.

Continue Reading

You'll Also Like

34.7K 2.5K 25
no es de mi propiedad. autora: Selene-moonlight 25/25 partes
2.3K 144 7
Historia aceptar la propuesta de su novia pero se entera que el ya estaba con alguien ella sale corriendo de alli, llega a su casa toma sus cosas y...
26.8K 1.5K 17
kakashi se vuelve un desertor al ir tras itachi luego de dejar inconsciente a su equipo para irse junto a itachi en una misión muy peligrosa de infil...
4.3K 451 51
|Terminada.| ❝Querida, Eli... Voy a escribirte una carta cada semana solo para que sepas cuanto te extraño... Porque lo hago. Lo sabes, y aún así no...