Odio Profundo |BL| ©

By Mila_Darkness

5.7M 562K 731K

Dominik Evans es un joven introvertido, preso entre las paredes de su propio hogar. Maltratado por la persona... More

• Introducción
• Epígrafe
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Laguna Inestable

Capítulo 5

103K 12.1K 12.7K
By Mila_Darkness

Cualquier chico normal diría que ir al instituto es aburrido. 

Lo entiendo perfectamente, puede ser agotador pasar las mañanas encerrado en aulas frías, durmiéndote al escuchar la clase de matemática. Muchos deben convivir con la presión de sus padres, quienes los obligan a sacarse notas casi inalcanzables, haciendo que ellos odien aprender. Pero no es mi caso, aquí siempre me he sentido seguro y a salvo. Este es el único lugar donde Patrick no está acechándome, ni esperando que cometa el más mínimo error para saltarme encima. Soy relativamente libre, puedo caminar tranquilo. Por suerte la mayoría de alumnos solo me ignoran, cada uno metido en sus propios pensamientos y problemas. Apenas les hablo lo estrictamente necesario, evitando cualquier charla casual o amistosa. 

Nunca sabes con qué intención buscan hablarte, qué es lo que quieren quitarte. 

Aunque no todo es positivo, hay una chica risueña que siempre intenta conversar conmigo. Su familia proviene de Francia, la madre tiene gran influencia en el mundo de la moda, mas no sé bien en qué área se especializa. Adrienne Jones es una de las mujeres más conocidas de Bittersweet, nuestra ciudad. Su hija adolescente ha salido en algunos programas locales, acompañándola. Debo admitir que la chica, cuyo nombre no recuerdo, parece incluso agradable. Y yo no soy precisamente cortés con ella, sé que está mal evitarla como si fuese una peste. El problema es que me desconcierta su interés hacia mí, también el cómo insiste en conocerme. Supongo que lo económico no tiene demasiada relevancia aquí, los Jones son una familia adinerada. 

¿Mejor estatus social quizás? ¿Algún arreglo de conveniencia? ¿Un matrimonio arreglado? 

Quién sabe, pero tampoco deseo averiguarlo.

Tengo problemas más importantes ahora mismo: Aaron Miller, por ejemplo. Me mantuvo despierto toda la noche, tuve que cuidarme la espalda. No pude descansar nada sabiendo que ese monstruo estaba a pocos metros de distancia, mirándome fijamente. Nunca había sentido tanto miedo y tanta ira al mismo tiempo. Él asesinó a mi gatito, quizás no en el acto, pero murió por su culpa. Mientras estaba despierto, con la habitación en completa oscuridad, planeé mil formas de vengarme y hacerle pagar dolorosamente el crimen que cometió. Terminé llegando a una conclusión deprimente:

No puedo hacer nada.

Miller posee todo el control sobre nuestra situación, además de ser inteligente y físicamente fuerte, tiene un gran respaldo: mi padre parece adorarlo, Rebeca lo consiente cada maldito segundo. Yo estoy solo, nadie querría ayudarme. Así de fácil perdí esta batalla, porque si intento lastimarlo aunque sea un poco, él podría decírselos. Mi piel se eriza al pensar en la posible reacción de Patrick, los golpes que recibiría, cómo me dejaría. Tal vez esté siendo cobarde, pero no vale la pena arriesgarse.

Solo espero que el karma se haga cargo, Miller merece lo peor.

—¡Buenos días, Dominik Evans! —Una voz enérgica interrumpe mis pensamientos, enseguida la reconozco: es esa chica extraña otra vez—. Pareces cansado, ¿quieres un poco de café?

—No, gracias —le respondo, observando la taza vacía que compré hace algunos minutos—. Si tomo más café, moriré.

Normalmente me levantaría del asiento, tomaría mi bandeja y saldría enseguida, alejándome de la chica. Pero hoy estoy sin ánimos, evitarla suena demasiado agotador. Ella quizás sea la persona que mejor me ha tratado en muchísimo tiempo, sea por el motivo que sea, no debería ser maleducado. 

—Entiendo, todo es malo en exceso. —Me sonríe, el cabello rubio cae por los costados de su rostro. Aquellos mechones coloridos, parecidos al vómito de un gnomo, consiguen llamar mi atención: le dan una apariencia inusual—. ¿Puedo sentarme aquí? No quiero molestarte, pero los demás asientos están ocupados y te ves realmente amigable, como siempre —dice sarcásticamente, sonrío entretenido. 

Por lo menos parece divertida. 

—No es necesario mentir —contesto corriendo la bandeja, en su mayor parte vacía, hacia mi lado—. Siéntate. 

Sus ojos celestes brillan intensamente, complacidos. Me regala una sonrisa emocionada, tomando el asiento más cercano a mí y acomodándose en él. Creo que todo en ella es poco común, no sabría si es algo malo o bueno, pero hasta su ropa es extraña. Trae puesta una remera holgada y gris, larga hasta los muslos, que oculta cualquier curva de su cuerpo. Contiene varias letras llenándola, únicamente de color violeta, todas forman la misma palabra: 'fuck you''. Su jean también es violeta claro, está roto por donde van las rodillas. Pero lo que completa su vestimenta inusual son esas converse arcoíris, tirando a colores pasteles. 

Tiene estilo, eso puedo concedérselo. 

Observo con curiosidad el sonrojo que cubre su rostro blanquecino, dándome un mal presentimiento... ¿Y si esta chica siempre estuvo enamorada de mí? ¿Esa es la razón de su insistencia? ¿Por eso desde el año anterior intenta hablarme?  

—Me atrapaste, sí estaba mintiendo. —Suelta una risita, cruzándose de piernas—. Tengo que ser honesta: a veces das un jodido miedo cuando te sientas solo, aislado de cualquier ser viviente —habla divertida—. Es como si en tu mente imaginaras formas de matarnos a todos, no me extrañaría que algún día vinieras armado e iniciaras un tiroteo.

—Descubriste mi más oscuro fetiche: matar a todos estos imbéciles —respondo rodeando los ojos, sonriendo. Ella se ríe bastante fuerte, asustándome. 

—Mira, soy alguien pacifista —comenta bebiendo un trago de su café, sin dejar de reírse, lo que ocasiona que se atragante. Tose varias veces y continúa—: Pero te apoyo, a ciertos idiotas les vendría bien un buen balazo. 

—¿Estás pensando en alguien específicamente? —pregunto curioso, notando cierto resentimiento oculto entre su broma. 

—Puede ser —suspira hundiéndose de hombros—. Hay personas que solo quieren molestar a los demás, acosándolos constantemente. Chicos haciendo bromas crueles, chicas denigrando a otras chicas por la forma de sus cuerpos, o cómo se visten. —Entrecierra los ojos—. Son tan desagradables, siempre criticando y juzgando, los detesto. 

—Hablas como si eso te ocurriese a ti —contesto deductivo, mirando las reacciones en su rostro. 

—Nos ocurre a todos —responde apartando la vista—. ¿O nunca se burlaron de ti?

—Sí se han reído de mí, pero jamás otros adolescentes. —Tomo el celular del bolsillo y lo prendo, mirando la hora. Todavía faltan diez minutos para que termine el receso.

—¿Cómo? —pregunta confundida. 

—Bueno, tú misma lo dijiste, parezco alguien capaz de iniciar un tiroteo —me burlo, ella parece alegrarse un poco más—. Creen que usar ropa negra es sinónimo de ser una persona conflictiva, y no es verdad. 

—Pero hay otros chicos emos que reciben muchas burlas —habla pensativa.

—No soy emo —respondo ofendido—. Solo me gusta la ropa negra, además suelo combinarla con otros colores oscuros. —Frunzo el ceño, indignado—. ¡Y no me pinto los ojos! ¡Ni tengo esos peinados raros!

—Está bien, está bien —dice riéndose—. No eres emo, ya entendí. —Levanta la cabeza, observándome—. Aunque tu cabello...

—Mi cabello es perfectamente normal —digo en tono retador. 

—¿Y si te digo E-boy? —pregunta burlona—. Porque definitivamente eres uno. 

—¿Y si te invito a retirarte? —le sonrío con falsedad. 

—Bien, me callo. —Rodea los ojos—. En fin, volviendo al tema: pienso que no se burlan de ti porque eres un Evans. Créeme, los emos sí son bastante juzgados aquí. —Resisto mis ganas de gritarle nuevamente que no soy un jodido emo.

—Mi apellido tiene peso, lo sé —contesto algo irritado, no estoy acostumbrado a tener conversaciones tan largas—. Pero el tuyo igual, eres la heredera de la familia Jones. —Mierda, recién me doy cuenta que ni siquiera le pregunté su nombre—. ¿Cómo te llamas?

—Dime Kara, no me gusta mi nombre completo —responde entretenida—. Y mira, quizás el apellido Jones podrá otorgarme alguna seguridad, pero soy otaku: nada me salva del bullying. 

—Es que a las personas les desagrada el olor a muerto —le digo divertido, ganándome un fuerte codazo.

Ella empezó llamándome emo.

—Yo sí me baño —espeta arrugando su nariz, luciendo cómica. 

—No tengo forma de saberlo —contesto molestándola, ella niega con la cabeza. 

—Tú pediste esto... —Se inclina hacia mí, tomándome de la camisa—. ¡Ahora huéleme, emo triste! —levanta el brazo, acercándome hacia su axila mientras ríe. 

Una extraña sensación de familiaridad me recorre, no puedo evitar reírme ante las payasadas de esta chica con nombre, apariencia y actitud inusual. 

En poco tiempo he descubierto cosas interesantes sobre Kara: suele bromear seguido para cubrir inseguridades, es su mecanismo de defensa. Intenté evitar analizarla, pero el instinto fue más fuerte que yo. En verdad parece una buena persona, enérgica y risueña, aunque bastante sarcástica. Obviamente las apariencias pueden engañar, aun así conocerla fue más agradable de lo que creía. Ahora mismo estamos yendo hacia nuestros salones, como somos del mismo año están ubicados relativamente cerca. 

Me detengo bruscamente, sintiendo cómo mi cuerpo comienza a paralizarse. La chica también detiene su caminar, observándome curiosa. Desearía poder hablar, mas las palabras se me quedan atrapadas en la garganta. La poca paz mental que había logrado conseguir, es destruida en cuestión de segundos. 

¿Qué demonios hace Miller aquí? 

Aquel demonio está apoyado contra los casilleros, luciendo despreocupado. Abro la boca, completamente indignado, al ver que tiene puesta mi maldita camisa azul. Es una de las pocas que me quedan grandes, y son muy cómodas. ¿Cómo pudo atreverse a quitármela? ¿Revisó mi jodido armario? 

—¿Estás bien? —pregunta la rubia con preocupación, luego mira hacia el frente y ahoga un grito—. ¿Conoces a ese chico?

—Por desgracia —susurro apretando los puños. 

—Será mejor que te mantengas alejado de él —habla inquieta, mirándolo—. Aaron Miller llegó hoy a Delta, se ha vuelto la noticia más reciente del instituto. —Se pone tensa, bajando considerablemente la voz—. Escuché varios rumores: algunos lo conocían desde antes, iba al instituto Beta, todos están de acuerdo en que es un chico problemático. 

Mi corazón late aceleradamente, desearía que me dé un puto infarto ahora mismo si se trata de lo que estoy pensando. Espero equivocarme, tal vez tenga suerte y sea tan solo un malentendido cruel. 

—¿A qué te refieres al decir que llegó hoy? —pregunto mientras le imploro al destino un poquito de piedad.

—Hoy ingresó como un nuevo estudiante, estamos en la misma clase —explica como si fuese una obviedad, el estómago se me revuelve.

Sí, estoy jodido. 

Quiero tirarme del puente más cercano. 

—Solo falta que Rebeca resulte ser una nueva profesora y listo, sería el ser más desgraciado del universo —murmuro para mí mismo, Kara alza las cejas. 

—¿Quién es Rebeca? —cuestiona.

—Su madre —suspiro, pasándome las manos por el cabello. 

—Sí que el mundo es pequeño —dice abriendo su boca, impresionada—. ¿Cómo conoces a su mamá? 

—Es la pareja de mi padre —respondo deseando que fuese mentira—. Una mujer desagradable e interesada. 

—¡Entonces Aaron Miller es tu hermanastro! —grita atónita, asustando a los pobres estudiantes que pasan cerca de nosotros—. Tienes muy mala suerte.

—Primero que nada, esa cosa no es mi hermanastro —gruño resentido—. Y segundo... Sí, tengo la peor suerte del jodido mundo.

—Puedo notarlo —murmura desconcertada—. En serio, ten mucho cuidado con él. Durante las dos horas de clases que vamos compartiendo, insultó al profesor y se burló de Austin por ser disléxico. Incluso llegó a meterse en una pelea durante el receso anterior, no entiendo cómo nadie lo llevó a la dirección. —Su mirada se vuelve asesina repentinamente—. Está fuera de control, necesita que alguien lo ponga en su lugar.

—Tienes razón —contesto intrigado, notando cómo aprieta los puños. 

—Yo voy a hacerlo —gruñe alejándose de mí, caminando a gran velocidad. 

Tardo unos segundos en reaccionar, impresionado. Enseguida comienzo a perseguirla por el pasillo, intentando llegar antes de que Miller note nuestra presencia. Logro agarrar su remera, obligándola a detenerse. 

—¿Estás loca? —pregunto incrédulo—. Te aseguro que a ese monstruo le daría igual golpear a una mujer.

—¡Pues que lo haga! —grita, sus ojos están hechos fuego—. ¡Pero no permitiré que acose a mi chica! —Reanuda el paso. 

 ¿Su chica?

Levanto la vista, sorprendiéndome cuando veo al rubio demasiado cerca de una chica pelirroja. Desde aquí puedo notar que ella se encuentra totalmente incómoda, intentando huir. El enojo hierve mis venas, haciéndome actuar por impulso. Corro hasta alcanzar a Kara, yendo directamente hacia Miller.

No dejaré que este imbécil acose a nadie. 

Él se percata de mi presencia al instante, apartándose de la chica quien aprovecha su distracción para huir. Kara le grita pero termina siendo ignorada, así que decide correr detrás suyo, probablemente queriendo comprobar si está bien. 

—¿Te gusta mi camisa? —pregunta cínico, acortando la distancia entre nosotros—. Gracias por dármela, es lindo tener un hermanito con quien compartir cosas. ¿No te parece? —Lame su labio inferior, denotando soberbia. 

—Nunca serás mi hermano —escupo furioso—. ¿Te divertiste revolviendo mi armario? Lo único que falta es que me robes la ropa interior.

—No tengo interés en tus boxers tan pequeños —Apoya su mano sobre un casillero, observándome fijamente—. Lo mío no entra allí.

Por favor, qué imbécil. 

—Interesante insinuación de tenerla grande, Miller —digo burlón, apagando su sonrisa engreída—. Lástima que ninguna chica esté interesada en usarlo, la pelirroja huyó bastante rápido de ti. 

De un segundo a otro termino contra los casilleros, siendo tomado del cuello violentamente. Ejerce tanta presión sobre mí que el aire empieza a faltarme, intento empujarlo pero es más fuerte que yo. Su mirada contiene odio puro, una promesa de muerte. 

—Deberías aprender a callarte, Evans... —susurra amenazador, apretándome con brusquedad. Poco a poco dejo de sentir el cuerpo, cayendo entre vacíos oscuros. 

Continue Reading

You'll Also Like

30.8K 2.7K 14
Es una obra protegida con documentos legales. Queda prohibida su copia o reproducción total o parcial. Cuando Samuel Da Silva y William Delz fueron a...
261K 33.4K 53
A sus dieciséis años, parecía que Mar ya tenía bastante de qué preocuparse con la escuela, su trabajo de medio tiempo, sus amigos y la relación con s...
133K 8.6K 41
Rex Gold es un brujo y es el cantante más famoso de Rivershire. Un día decidió salir de las sombras para mostrarle su increíble voz al público y disf...
28.8K 3.9K 31
La historia de un amor estudiantil soñado, que eriza la piel de cualquiera; Luzu después de un tiempo se da cuenta que el chico con aires "cute" como...