Between love and hate [Kellic]

By JacqueDeOz

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❝Sólo era cuestión de tiempo para que pasara de odiarlo, a necesitarlo las 24 horas del día❞ ✘Enero, 2017✘ ... More

✿i n t r o d u c c i ó n✿
✿u n o✿
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✿t r e s✿
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pausa o probablemente cancelación

✿s e i s✿

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By JacqueDeOz

Dedicado a: sempitern-o y Awxona
(Ustedes acertaron en sus teorías, ¡Felicidades!)

-

V i c t o r

Y ahí estaba yo, siendo miserable, aguantado un discurso por parte de mi honorable director. Ahora resulta que está mal golpear a tus compañeros. Oh, vaya, esa no me la esperaba. El director tiene cara de rata y está lleno de canas.

Me trajeron aquí por haber golpeado a Oliver, cuando en realidad, quien debería estar en mi lugar, es él. En primer lugar, yo estaba defendiendo a Kellin. Me pregunto qué rayos tendrá en la cabeza ese idiota como para golpear a alguien tan tierno como lo es él.

—Fuentes —me miró, serio, con esa cara de perro enojado que tiene siempre—, lo que acabas de hacer estuvo pésimo.

Las pendejadas que hace uno cuando se enamora son increíbles.

—Yo estaba haciendo lo correcto —aseguré y él me miró confuso, así que opté por explicarle mi versión de la pelea—: como usted ya sabe, soy irremediablemente gay, y Oliver ha golpeado al chico que me gusta. Estaba defendiéndolo, mi honorable señor.

Él negó con la cabeza, y comenzó a escribir mi reporte en la computadora. Hace rato me dijo que quería hablar con mis padres, pero yo le dije la verdad, que mi padre es piloto y mi madre azafata (estas semanas estuvieron en casa porque estaban de vacaciones), y que nadie podría venir por mí. Entonces optó por reportarme.

—Toma —me extendió el reporte y yo lo guardé en mi mochila—. Escucha, Fuentes, eres un buen alumno, deportista... no tanto, pero tienes buenos dotes artísticos y llevas bien las materias, no me gustaría que te hagas un total problemático.

—Perdóneme, no volverá a pasar. ¿Gusta ir conmigo a tomar un café?

—Victor —dijo a regañadientes.

Subí mis pies en su escritorio y él me dedicó una hermosa mirada fulminante, comencé a reírme en su cara. Sé que esto está mal, pero, ¿Qué más da? No puede expulsarme, y si me suspende, puedo pagarles a los maestros para que eso no afecte mi calificación.

—Escucha, hablaré con los padres de Oliver y...

—Es huérfano —lo interrumpí. Yo no miento, Oliver perdió a sus padres cuando tenía doce años y desde ese entonces vive con su tía, creo—. Debe hablar con su tía.

El director me miró con una ceja alzada y después anotó eso en su computadora, para ser más específicos, en el perfil de Oliver. A veces me pregunto por qué no tiene una secretaria que haga eso por él.

—Y también hablaré con la madre de Quinn. Aunque él no hizo nada, es necesario hablarlo con ella. Espero y entienda que al involucrarse con ese chico debe tener sumo cuidado porque... ¿Cómo decirlo? Es un caso especial —suspiró y tronó los dedos de sus manos—. No quiero que lo involucre en cosas malas, ¿de acuerdo?

No entiendo a qué se refiere con "caso especial", sin embargo, no me atrevo a preguntarle. Por lo que entiendo de lo que me dice, no quiere que me acerque mucho a él. Y, está loco. Yo debo proteger a Kellin, necesito cuidarlo, necesito saber que está bien.

—No lo involucré en nada malo, en cambio, estoy defendiéndolo —aseguré—. Y quiero que sepa algo, yo haría cualquier cosa por Kellin, aun así eso implique terminar con golpes y la nariz sangrando.

El director suspiró, ya no tenía pinta de querer seguir con esto y eso me alegra. Me permite retirarme, dice que vaya a mis clases, sin embargo, al salir de su oficina, dejó todas mis cosas en mi casillero correspondiente y me marcho de éste lugar.

No volví en todo el día.

Tony me dijo que no pudo hablarle a Kellin, ya que en todo el día estuvo con un chico de cabello negro (Jack, supongo ), y que aparte de él, tampoco se separó de su grupo de amigos.

Dice que se veían extraños, que todos estaban cuidándolo, y que él se la pasó mordiéndose las uñas, haciendo movimientos raros y se veía extremadamente alterado... y eso me preocupa. Dice que Justin estuvo ahí, y que tampoco se separó de él.

Me preocupa.

K e l l i n

Por primera vez en mucho tiempo, quiero ver a Vic. No sé a donde se fue ayer, ¿Qué tal si lo expulsaron? Ojalá no. Creo que lo que hizo por mí es genial, claro, pero ahora tengo muchísimo miedo. No quiero que Oliver me moleste.

Siento un pequeño escalofrío recorrer mi cuerpo. Hoy Jack no vino porque, por fin, le ha dado la varicela. Se quedó en casa a descansar. Yo, por mi parte, tengo que venir. Mi pare se preocupa demasiado por mi educación.

Camino por los pasillos con mucho miedo. Tengo miedo. Siento más de una mirada fija en mí. Espero encontrarme con Justin. Él siempre me ha defendido cuando puede, y ahora que al parecer, todo el instituto sabe que Oliver me molesta, mi amigo no se va a molestar en darle un buen golpe.

—¡Kellin! —gritó Gabe detrás de mí y se acercó a mí corriendo—. ¿Estás bien?

—Yo...

No pude terminar porque Gabe me abrazó. No entendí por qué lo hacía, hasta que vi a Oliver pasando muy cerca de nosotros y fulminándome con la mirada. Entonces correspondí al abrazo. Al parecer Sykes no nos vio o simplemente decidió ignorarnos. Es raro... pero funcionó.

—¿Ya se fue? —me susurró Gabe.

—Ya —nos separamos del abrazo y Gabe revolvió mi cabello—. Gracias, te debo una.

—No te preocupes. Para eso están los amigos, ¿no es así?

Sonreí y asentí. Gabe me acompañó hasta mi casillero. Justin ya estaba ahí, sacando cosas del suyo. Después de que yo terminara de sacar las cosas que me correspondían para la clase de deportes, me fui con mi amigo al gimnasio.

Gabe se encontró con Nick y se fueron a sus correspondientes clases.

Odio deportes. Prefiero las artes. Puede que me guste la natación, o el voleibol, pero aun así, no me gusta hacer ejercicio en frente de los demás. Aparte, hoy no pienso hacer nada, en verdad tengo intención de sentarme a hablar con Fuentes.

Quiero preguntarle por qué me defendió. ¿Qué hice yo para que de la nada me esté tratando de esta manera? Porque en verdad es extraño. Yo siempre fui invisible para Vic, siempre me ignoró, y no me explico por qué justo ahora quiere ser mi amigo.

Porque es obvio que quiere ser mi amigo. Yo no defendería a todos así por que sí. Lo hace por una razón y yo quiero descubrir cuál es. De cierta manera... es lindo, ¿no creen?

Llegamos al gimnasio. Aquí huele horrible. Hay varios chicos sentados en las gradas, otros están entrenando, y otros coqueteando con las porristas... ew, porristas. Danielle. Por alguna razón ella no me cae para nada bien. Es nefasta, pelirroja, capitana del equipo de porristas y... nefasta.

—Kellin —Vic tocó mi espalda y yo me di la vuelta.

Quedamos frente a frente. Justin siguió caminando sin mí. Al parecer se dio cuenta de que me quedé hablando con Vic o simplemente está tan perdido que no se percató que me quedé con el moreno.

Vic me miró con delicadeza, es como si estuviera examinando cada parte de mi rostro. Es raro. Cuando estoy cerca de él no tengo miedo de que algo malo vaya a pasarme, ¿saben algo? Suelo tener miedo de muchísimas cosas.

—Oh, Vic... justo quería hablar contigo. Mh, ¿nos sentamos? —señalé las gradas.

Él sonrió. No pareciera que estuviera fingiendo su sonrisa y eso es de lo más lindo del mundo. Me recuerda a ese Vic sincero con los demás. A veces me pregunto, ¿Por qué dejó de lado esa personalidad?

—¿En verdad quieres hablar conmigo? —estaba sonriendo como baboso, yo me reí y asentí—. Oh, genial... ven, vamos por aquí.

Él empezó a caminar y yo sólo lo seguí. No dije nada, pero al parecer, el chico que estaba siguiendo si tenía ganas de hablar. Jamás me imaginé en una situación así con Vic, ni siquiera en mis más locos sueños. Es como aquella vez que me salvó del asaltante en la noche, nunca me imaginé afuera de la escuela con él.

Ahora me doy cuenta que lo único que hizo fue guiarme a la parte trasera de las gradas, en donde muchos se esconden para venir a fumar, besarse, o simplemente, hablar, como lo haremos Vic, y yo, en estos momentos.

—¿Cómo sigue tu ojo? —dijo para romper el silencio que había entre nosotros.

—Bien, creo. Ya no duele como ayer.

Aquí está algo oscuro, la poca luz que hay es la que se cola por los espacios que hay entre las gradas y alguno que otro agujero. Pero puedo ver perfecto a Vic.

Oh, por Dios, puedo ver en la oscuridad.

—Oliver es un idiota —se sentó recargando la espalda en una pared. Sacó su teléfono y encendió la linterna—. Ven. Quiero asegurarme de qué esté bien.

Suspiré y me acerqué a él. Qué raro es Vic. Me senté a su lado, y él iluminó mi cara con la linterna. Pasó su mano con mucha delicadeza por mi ojo, el toque de su piel era extraño, como una especie de chispa, electricidad. Y me gusta esa sensación por más raro que suene.

—En unos cinco días volverás a tener tu bello rostro, sin ningún rasguño —me sonrió y apagó la linterna—. Y dime, ¿de qué querías hablarme?

Quería ser directo. Hacerle la pregunta, esperar a que me respondiera y después, sólo irme. Pero no puedo, y tampoco quiero... quería. Jamás he estado así con él, tan cerca, en un lugar tan privado. Y no está siendo un idiota.

—Eh... —rasqué mi cabeza—, lo olvidé.

Vic se rió.

—Excusas. Me amas y quieres pasar tiempo conmigo, aquí, solos —hizo un movimiento raro con las cejas y no pude evitar reírme—. Estás enamorado de mí, ¿no es así, Kellin?

—En tus mejores sueños lo estoy, Vic.

Miré de reojo a Vic, él está jugando con sus dedos, está nervioso. ¿Por qué están así? No tiene motivos. Claro, a menos de que yo le guste... si en verdad está nervioso por eso, y en lo que estoy pensando, me voy a dar un tiro.

—Uhm, Vic... hay algo que debo decirte.

—¿Si? —se sentó al frente de mí—. ¿Qué pasa, Kells?

Kells suena lindo de su parte. Prefiero que me diga de esa manera, a por los otros apodos que me ha puesto últimamente. Me gusta estar con Vic cuando no se comporta como un idiota, me gusta estar con Vic cuando está siendo él mismo.

—Kellin —sacudió mi brazo y empezó a reírse—. ¿En qué piensas?

—En el chocolate caliente, ¿alguna vez lo has probado? Cuando tenía trece años mi abuela y yo hicimos. Recuerdo que su casa tenía un olor hermoso, y... —Vic me miró extraño. En verdad no quería hacer tan obvio que quería quedarme con él o que estaba disfrutando este momento—. ¿Por qué me defendiste de Oliver?

Vic asintió. Por la expresión que hizo, pude deducir que ya estaba esperando a que yo le hiciera una pregunta como ésta.

—Nadie, sea quien sea, tiene derecho a dañarte, Kellin —me miró y acarició mi mejilla con delicadeza—. Y no me importa con quien tenga que meterme, pero algo te aseguro, y eso es que, nadie nunca jamás volverá a ponerte un dedo encima si es para lastimarte.

Ahora todo tiene sentido. Bueno, al menos eso creo. Y sí, esto era lo que estaba pensando. Y sí, a una parte de mí le agrada esto más de lo que debería, pero otra tiene miedo y sigue confundida. Pero no quiero crearme falsas ilusiones... sólo necesito que me lo diga.

Sólo necesito que me diga que siente algo por mí para dejar de darle tantos líos a todo este asunto.

—Vic —en cuanto lo llamé me miró a los ojos directamente—, ¿Acaso tú sientes algo por mí?

Vic rió y se pasó una mano por el cabello.

—Kellin, ¿Cuándo te caíste del cielo, te pegaste muy duro en la cabeza? —me dijo como si fuera un poeta—. Creo que estoy siendo demasiado obvio, deberías haberte dado cuenta desde antes, lindo.

Sentí como la sangre se subía rápidamente a mis mejillas y una sonrisa enorme se formaba en mi rostro. Esto me ponía feliz por alguna extraña razón y es lindo. Este es el Vic que admiraba tanto en primer año, está de vuelta y es por mí.

El Vic del que me enamoré hace años está de vuelta, al menos, eso creo.

Si con esto logro que Vic deje de ser un idiota, ese que tanto odio, sería la persona más feliz en el mundo entero. Sólo quiero que vuelva a sonreír cuando en verdad tenga necesidad de hacerlo y no finja, quiero que vuelva a expresar sus emociones... quiero que todo sea como antes, a excepción de la parte en la que me ignoraba.

—Oye, Kells —Vic me sacudió de manera leve, de nuevo, y comenzó a reírse—. ¿En qué tanto piensas?

—¿Qué? —me froté la sien—. Ah, en nada importante.

—¿Seguro?

—Sí, seguro —asentí y revisé la hora en mi teléfono. Entonces me di cuenta de que son momentos como este en el que el tiempo se pone en mi contra y avanza más rápido de lo que debería—. Quedan tres minutos para que...

—A la mierda las clases —se puso de pie, me tendió la mano y yo la tomé. La última vez que lo hice (y también la primera) estábamos corriendo y por lo tanto no me di cuenta de la sensación tan peculiar que me producía hacerlo—. Vámonos de aquí.

—Pero...

—Ya, nada de "peros". Si nunca te arriesgas, o haces cosas divertidas, ¿de dónde vas a sacar las anécdotas emocionantes para nuestros futuros hijos?

—Nunca vamos a tener hijos —lo miré mal.

—Lo que digas, Queen.

Aun lo estaba tomando de la mano. Entonces él empezó a correr, arrastrándome con él. ¿Qué obsesión tiene con correr? No me costó mucho acostumbrarme a sus zancadas (aparte de que son lentas). El timbre comenzó a sonar, todos comenzaron a abandonar sus aulas, y los pasillos se empezaron a llenar con rapidez.

Estábamos chocando con medio mundo. Le tiramos los libros a un nerd de tercero, hicimos que una pareja que estaba besándose cayera al piso, y que otra se besara por accidente. Era un desastre. Vic estaba riéndose como idiota y yo también.

—¡Cuidado! —le grité a Vic. Teníamos al grupo de porristas al frente y no tenían pinta de querer quitarse de nuestro camino—. ¡Vic, cuidado!

Dejamos de correr. Nos quedamos al frente del sequito de zorras de Danielle. Ella nos miraba tan mal, frunciendo el seño y con los ojos entrecerrados... si sigue así le van a salir arrugas a la bruja ésta. Cuando se enoja, sus pecas se notan más de lo normal.

—Oh, Vic... —Danielle, que iba al frente de ellas, se acercó al moreno y lo abrazó por el cuello. Juro que ella lleva la falda más corta que las demás—, ¿Cómo estás, mi amor?

Vic me miró e hizo una mueca. Tenía que ayudarlo.

—No toques a mi hombre, Danielle —jalé a Vic hacia mí y la pelirroja lo soltó—. ¿Acaso no te han dicho que te alejes de las cosas que no son tuyas?

—¿Esa frase no es de una canción de Melanie Martinez? —dijo Hayley mientras me miraba.

Ah, les presento a Hayley, la pelos tiesos, Williams. Ella es la menos hueca de las porristas, de hecho, lleva uno de los mejores promedios en el instituto. Dicen que es muy ruda, pero que también es amante de la gimnasia y es por eso que decidió hacerse porrista.

—¡Cállate tú! —le gritó Danielle enfurecida. Su cara no tenía precio, quiero tomarle una foto ahora mismo pero no puedo, ¿Qué tal si a mi cámara le entra un virus? Qué horror—. ¿Ustedes están... saliendo?

Hizo una mueca de asco al vernos. Miré de reojo a Vic, supe que quería reírse, al igual que yo. Entonces fui yo quien le tomó la mano y Danielle abrió la boca en forma de "o", como si no se estuviera creyendo lo que veía.

Pero quien también se quedó perplejo fue Vic, y en lugar de apartar mi mano, la apretó con muchísima más fuerza, como si no quisiera soltarla nunca, o como si quisiera rompérmela.

—¿Tienes algún problema con eso, Dani? —le dijo Vic mientras se reía y me jalaba para comenzar a caminar—. Ahora, si me disculpas, debo ir a pasar tiempo con mi chico. Si, chico, me gustan los hombres. No soportaría a una mujer, y menos si es como tú.

—P-pero... —hizo un puchero.

Juro que odio a Danielle.

—Déjalo, Danielle —Hayley la tomó del brazo—. Deja que el muchacho sea feliz en sus homosexualidades.

—Supéralo, cariño —le dije—. Y, ahora, si me disculpas, me tengo que ir porque a mi hombre ya le dolió la cabeza de tanto escucharte.

V i c t o r

Sé que Kellin me llamó "su hombre" para hacer enojar a Danielle, sin embargo, para mí resultó algo excitante desde cierto punto. Como sea, lo bueno de esto es que ya nos deshicimos de ella y su grupo de porristas. Es demasiado nefasto aguantarlas.

Llegamos al estacionamiento trasero, aun sostenía la mano de Kellin. Era hermoso tomarla, sentía una especie de cosquilleo en el estomago y mi corazón se aceleraba al hacerlo. Tomar su mano era como tener a mi alcance todas mis cosas favoritas en el mundo.

Esto se parece a mis sueños. Él está aquí, conmigo, sin buscar que me aleje. Está sonriendo, tomando mi mano y no parece que le desagrade (¿Estará fingiendo?) (¿Y si está jugando conmigo?) (Bueno, no me molestaría que el juegue conmigo).

Amo la manera en la que sus mejillas se tornan de color rojo cuando ríe o se pone nervioso. Amo la extraña combinación del color de sus ojos, una especie de gris con azul y un toque de verde. Amo su piel pálida, tan frágil y blanca que parece de porcelana. Amo su cabello negro y la forma en la que esos mechones le cubren la cara. Amo su dulce voz, lo tierno que es, la manera en la que se preocupa por todo, su bondad y su sinceridad.

Amo a Kellin Quinn y quiero que todo el mundo lo sepa.

—Vic... —una voz interrumpió mis pensamientos—, Vic, ¿si me escuchas? Ah, joder, si que eres idiota. ¿¡Vic, me escuchas!?

Sacudí mi cabeza y me giré hacia Kellin.

—¿¡Qué dijiste!?

Kellin se golpeó la frente y rodó los ojos.

—Te estoy diciendo que, por favor, me sueltes la mano... —un leve sonrojo se formó en sus mejillas—, ya se acabó la broma con Danielle.

Claro, Kellin, arruina el momento romántico.

—¿Y si no quiero, qué? —dije en un tono de broma—. ¿Me vas a golpear en la entrepierna?

—¡Oh, no lo había pensado! —comenzó a reírse sarcásticamente y luego se puso serio—. Sí. Si no me sueltas la mano, te dejo sin la oportunidad de engendrar niños con tu horrorosa cara.

Yo no iba a soltarle la mano, sin embargo, cuando puso esa cara (y con esa cara me refiero a una en la que estaba serio, su nariz estaba temblando, y tenía los ojos entrecerrados), no me quedó de otra más que zafarlo de mi agarre.

Subimos a mi auto.

—Puedes poner la música que quieras —le dije a Kellin mientras mantenía mi vista en el camino—. Hay un cable USB para que lo conectes a tu teléfono, después al...

—Sé como funcionan esos cables, Vic, no soy idiota.

Reí y él sólo suspiró. Se puso a buscar entre su música, y no pasó un minuto para que me preguntara acerca de la canción, o en este caso, banda que quería poner.

—Vic, ¿Te gusta A day to renember?

Justo en ese momento el semáforo se puso en rojo, así que pude voltear a verlo sin la preocupación de chocar.

—¿Bromeas? —puedo jurar que en estos momentos éste chico me parece más que perfecto. Por lo normal, suelo emocionarme muchísimo cuando encuentro a alguien que tiene gustos musicales iguales a los míos—. ¡Es mi banda favorita desde que soy un mocoso!

—¡La mía también! —al parecer, Kellin también estaba demasiado emocionado. ¿Lo ven? Somos el uno para el otro—. ¿Cuál es tu álbum favorito? ¡Ah, yo amo Old Record!

¿Tienen idea de lo lindo que es que la persona de la que estás enamorada, comparta gustos contigo? Por Satán, Kellin Quinn es más que perfecto.

Homesick —sonreí y en eso, el semáforo se puso en verde de nuevo. Comencé a conducir y Kellin puso If it means a lot to you—. Amo esa canción como no tengas idea.

—Es mi favorita, por eso la puse.

Nos quedamos en silencio, y me quedé con ganas de decirle, como el loco enamorado que soy, que esa canción era para él y que si por mí fuera, podría dedicársela un millón de veces. Le dedicaría todas las canciones amorosas y llenas de mierda cursi del mundo, si pudiera.

—Ya sé a donde te voy a llevar, Kells. Ah, ¿te molesta si te llamo Kells? ¿Quieres otro apodo?

—No, no quiero otro apodo. Kells está bien.

—Bien —sonreí y detuve el auto—. Llegamos.

Kellin bajó del auto, yo hice lo mismo, activé la alarma de éste, y me guardé las llaves en el bolsillo trasero del pantalón. Lo miré y tenía una expresión tipo: "lo veo y no lo creo".

—¡Jamás había venido al boliche! —y dio saltos como un niño pequeño—. ¡Vic, esto...! —se volteó hacia mí y sonrió—. Ay, gracias.

Por mi parte, yo me quedé sorprendido. ¿En serio jamás había venido a jugar bolos? ¿En qué clase de mundo vive? ¿Qué no sale de su casa? Ay. Como sea, para eso estoy yo. Voy a hacer que los momentos a mi lado sean inigualables.

—¿En serio nunca habías venido a uno? —me puse al frente de él y negó con la cabeza—. Oh... ¿Por qué?

Kellin hizo una mueca, se quitó la mochila y sacó su cámara. Debe gustarle mucho la fotografía. La noche en la que casi lo asaltan, tenía una en sus manos.

—Mis padres están divorciados desde que soy chico. Mi madre tiene un trabajo muy ocupado y mi padre, pues... —se hincó en el piso y comenzó a tomar fotos del lugar—, él convive conmigo, por lo normal, los fines de semana. Pero es divertido quedarme con él, ¿sabes?

Por un momento me sorprendí por el hecho de que Kellin comenzara a contarme sus cosas con tanta confianza, pero luego me di cuenta de que estaba perdido tomando fotos, y estaba hablando sin darse cuenta de lo que decía. Estaba metido en su propia burbuja.

—He viajado a muchas partes, pero nunca he ido a un boliche. Es raro, ¿no crees? —continuó hablando mientras fotografiaba todo lo que tuviera al frente—. Oye, Vic... ¡sonríe!

Kellin se volteó hacia mí y me tomó una fotografía. Ni siquiera me dio momento de posar, ¡que maldito! Oh, juro que... vaya, lo diva se contagia demasiado rápido.

—¡Saliste con cara de retrasado! —comenzó a reírse—. ¡Mira, mira, mira!

—Borra eso, por Satán —intenté quitarle la cámara y él la guardó haciendo un puchero. No pude evitar reírme—. Anda, entremos.

—Mh, una duda antes de entrar. ¿Tenemos que ponernos zapatos de otras personas? —hizo una mueca.

Vaya, Kellin Quinn es mas diva de lo que pensé.

—Obviamente, Queen —me acerqué a él y le besé la mejilla, fue como besar a un bombón de dulce. A veces me dan ganas de apretarle las mejillas—. ¿No lo harás? ¿La asociación de divas no de lo permite?

Me dio un golpe leve en el hombro y me miró mal.

—Eres un idiota descerebrado, ¿si sabías eso? Ni siquiera sé cómo es que logras pasar las materias... ¡oh, cierto! Le pagas a otros para que te hagan los exámenes, proyectos y tareas —sacudió su cabello como la diva que es—. Y no existe una asociación de divas, aunque, si la hubiera, créeme que yo sería el presidente de ésta, y mi primer mandato sería obligarte a tomar un curso de vestimenta.

Auch.

¿Saben lo que significa esto? Que si inicio una relación con la diva descarada de Kellin Quinn, me va a destruir emocionalmente, pero también me hará la persona más feliz del mundo.

Y no me importa.

—Discúlpeme, hermosa señorita, ¿está usted en sus días?

—¡Victor!

—Podemos ir a la farmacia por toallas, o pastillas para el cólico —acomodé los audífonos en mi cuello y Kellin rodó los ojos—. ¿Qué?

—Quítate esos audífonos —me miró mal, de nuevo, por milésima vez en el día.

—¿Qué tienen de malo?

—Mucho —suspiró—. No me gustan. Quítatelos.

—Uy —me quité los audífonos y los guardé en mi mochila—. ¿Contento?

Kellin sonrió y el estomago se me revolvió. No sé si fueron las típicas mariposas de las que hablan o la hamburguesa en mal estado que desayuné.

—Cuando estemos juntos, no los tengas puestos, por favor —dijo y se acercó a la puerta del boliche—. Me traen malos recuerdos.

—¿Malos recuerdos?

—¡Oh, mira! ¡Tienen hot-dogs!

Después de eso se metió corriendo al lugar y no respondió mi pregunta.

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¿Creen que Kellin quiera entablar una relación amistosa —por el momento— con Vic?

Xdxd, si me tardo en actualizar perdón, estoy viendo mis cosas para entrar a prepa

Como sea, voy a intentar actualizar mínimo una vez por semana v:

So, comenten, plsss

Pregunta bien importante: ¿Hayley Williams o Jenna Mcdougall?

Ayer me caí y traigo vendada la mano, me duele ;u; </3

Gud-bai, masochists♡.


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