Casado con mi secretaria © (B...

By R1Aguirre

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Importante
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 14
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
Parte 20
Parte 21
Parte 22
Parte 23
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Parte 46
Parte 47
Parte 48
Parte 49
Parte 50
Parte 51
Parte 52
Parte 54
Parte 55
Parte 56
Parte 57
Parte 58
Parte 59
Parte 60
Parte 61
Parte 62
Parte 63
Parte 64
Parte 71
Parte 72
Parte 73
Parte 74
Parte 75
Parte 76
Parte 77
Parte 78
Parte 79
♥IMPORTANTE♥

Parte 53

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By R1Aguirre

Mis ojos se cristaliza de inmediato. Alex llora en mi cuello hasta que luego de unos minutos intenta calmarse, limpia las lágrimas de sus ojos y respira profundo.

Deseara soltarme a llorar yo también pero no lo haré.

—Dámela, la quemaré —me dice, busco en su cara algo que me diga que está bromeando.

—No —digo de inmediato —si no la guardas tú, lo haré yo. Algún dia la querrás volver a leer —ella niega con su cabeza.

—Ya me hizo llorar suficiente. Qué vergüenza— sonrío y vuelvo la mirada a la carta.

—Joder, voy a tener que contratar a tu padre para redactar artículos. Creo que él no sabe que ese talento lo sacaste de él —y sí que don Alex debió ser escritor —ella intenta reír pero no la sale, más bien se forma en su rostro una sonrisa desganada mientras toma la carta nuevamente.

—Deshazte de ella —dice, entregándome la carta otra vez. No entiendo el por qué, pero en parte le doy la razón; siente rencor y sé que esto no se lo dejará pasar tan fácil.

Tomo su bello rostro y con mi dedo pulgar limpio las lágrimas que están corriendo por sus mejillas.

—Vamos a la habitación ¿Te parece? No quiero que te resfríes aquí afuera —digo, ella me mira y asiente.

De su mano la llevo hasta la habitación, tengo que ayudarle, está tan desconcentrada que ni siquiera recuerda donde están las escaleras de su casa, la pondría en mi hombro y la subiría de esta forma pero este no es un buen momento para bromear.

Antes de entrar a la habitación me pide que la espere y sigue su camino sobre el pasillo dirigiéndose al cuarto de sus padres, me veo tentado a seguirla pero estoy seguro que lo que quiere es cerciorarse que su padre tiene las cartas bajo el colchón como dijo y no quiero entrometerme. Entro a la habitación y me siento en la orilla de la cama leo la carta nuevamente y ahora que he logrado controlar mis emociones muero de risas imaginándome a Alex mordiendo a su conejo pancho, o golpeando a su compañero por insultar su dibujo de la pantera rosa, esta mujer desde pequeña era única, nunca me voy a aburrir con ella. Ojalá nuestros hijos sean igual para divertirme bastante.

Escucho sus pasos por el pasillo y borro todo rastro de risas de mi rostro, no es momento para que me mire en risas, en otra ocasión me burlaré.

—Como que te gusta esa carta —dice con mofa, entrando por la puerta —dile a tu padre que te elabore una.

—El dia que mi padre me haga una de estas te juro que me dará un infarto —mi padre nunca haría así algo para mí, tal vez para Henry sí pero no para mí. Sonríe y se sienta a la par mía.

—¿Qué crees que debo hacer? —me mira a los ojos, con una expresión triste, ¿Alex pidiéndome un consejo? Bueno, igual aunque se lo dé nunca me hace caso.

—La verdad que yo fracaso como psicólogo, la última vez que David me hizo esa pregunta terminó en la cárcel por delitos de agresión —ella ríe, pero vuelve a ser otra de esas risas que pretenden ser risas pero sólo terminan siendo un gesto desganado.

—Escucha —llevo mi mano a su rostro y lo acaricio mientras me acomodo mejor para quedar frente a frente —sé que he estado todo este tiempo insistiendo en que hagas las paces con él, pero creo que necesitas tiempo, él tiene razón, cuando tu corazón esté listo para perdonar hazlo, pero si te aconsejo que hagas un esfuerzo por ahora para llevarte bien con él, ya verás que con el tiempo y dejando atrás malos recuerdos ambos se van a sentir mejor.

No sé de donde pudo salir eso de mí.

—¿Fracasaste como psicólogo decías? —su pregunta me hace reír y llevo mis codos a mis rodillas.

—Me sale lo cursi a veces —sonríe, quiero que se sienta mejor —excepto con David, a ese maldito lo agarro a golpes si lo miro llorando —ahora sí ríe con ganas, al menos David sirve para algo.

Ese día le cuesta conciliar el sueño, y la entiendo, sé que es por esa plática con su padre porque la boa Alex desde que pone la cabeza en esa almohada se queda dormida.

—Oliver, cuéntame un cuento —abro mis ojos, ya me estaba quedando dormido, es que su pecho es el mejor lugar del mundo.

—¿Un cuento? ¿Ahora? —bostezo —asiente con su cabeza, ¡Mierda! ¿De dónde me saco un cuento que no tenga que ver con matemáticas?

Busco en mi mente algún cuento mientras me acomodo en otra posición intentando no quedarme dormido, paso mi brazo por debajo de su cabeza y con el otro rodeo su cintura, ella se acomoda mejor quedando de espaldas a mí, puedo sentir el aroma de su cabello y me encanta.

—Erase una vez tres cerditos —ella ríe interrumpiéndome.

—¿Los tres cerditos? ¿Es enserio?

—Por supuesto —río igualmente —déjame continuar, el hijo de puta lobo se quería comer al pobre cerdito y sopló y sopló la primera casa pero como el cerdo era un holgazán como David la casa de paja cayó y se fue a esconder en la segunda casa que no recuerdo de que putas era.

Suelta una risota, sí, esa es de la Alex que yo conozco.

—De madera ...creo —balbucea entre risas.

—Ah si... y la casa de madera también fue derribada y la única que quedó fue la que con tanto esmero el mayor de los cerditos construyó con ladrillo.

—¿Y qué pasó con el hijo de puta lobo? —ríe nuevamente.

—¡Muchacha! Lavaré tu boca con jabón —me hago el ofendido recordando a mi madre y su típicas frases.

—Osea... ¿Tú puedes decirla y yo no?

—Las mujeres de sociedad no hablan así —vuelve a reír y eso me hace feliz.

—Lo bueno es que no soy ni quiero ser una mujer de sociedad.

—Shhh, Alex... déjame terminar.

—Bien —añade, tapando su boca ocultando una carcajada.

—El lobo entró por la chimenea y cayó de culo en una olla de agua hirviendo —más risas de Alex ya hasta a mí me está contagiando esas carcajadas.

Continúo mi versión de la historia y luego de un rato escucho su respiración más tranquila, la observo y noto que se ha quedado dormida, acaricio su cabello y beso su cabeza, me acomodo en su cuello y mi celular suena, maldigo, tanto que me costó que Alex se durmiera, no me sé otro cuento, la observo nuevamente, por suerte sigue dormida. Tomo el celular rápido para evitar que siga sonando y contesto, levantándome sigilosamente, por suerte solo se remueve un poco para acomodarse mejor.

—¿Hola? —susurro, mientras salgo por la puerta.

¿Es cierto, Oliver? —una voz de mujer al otro lado.

—¿Qué cosa? ¿Quién habla? —frunzo el ceño ¿Quién diablos me va a reclamar algo a estas alturas? Cierro la puerta a mis espaldas.

¿David se casó?

¡Ah!

—¿Brittany? —pregunto, con voz de desesperación —¿De dónde rayos obtuviste mi número?

Bueno, creo que esa es una pregunta tonta porque es obvio que del celular de Henry.

Sólo contéstame quién es la tipa —la escucho sollozar.

—¿Y eso a ti te tiene que importar por...? —hago énfasis en esa última letra y juro que la escucho sorber por la nariz.

Sólo quería saber si era verdad.

—Sí, es verdad, y déjalo en paz, tú misma decidiste casarte por dinero y te importó una mierda que David sufriera por tu maldita culpa.

Sabes que las cosas no fueron así...

—David se emborrachaba noche tras noche cuando tú le dijiste que te ibas a casar, cada que te llamaba lo humillabas como el más último —estoy cabreado y que lo sepa —besabas a Henry en su cara cuando te lo encontrabas ¿Y ahora te importa que se haya casado?

Dime ¿Quién no comete errores? —su voz está quebrada, puedo escuchar que está llorando, maldita mentirosa, río sarcásticamente.

—No es un error dormir con dos hombres al mismo tiempo y decidirte por el que tenga más dinero, ¿Pero adivina qué? Ahora David gana la misma cantidad de dinero que Henry y lo estoy asesorando para que comience a hacer sus primeras inversiones. El por fin es feliz con quién está, así que deja de joderle la vida. —Brittany comienza a llorar y esto me está hartando.

—Y no me vuelvas a llamar por esas idioteces —continúo —tú tienes tu esposo y si no eres feliz métete en la cabeza que eso es lo que buscaste. Ahora deja a David vivir tranquilo, ya suficiente mal le has hecho.

Oliver...

Cuelgo la llamada, no me voy a quedar escuchando más idioteces de esta tipa, siento mi sangre hervir cada que me habla. Recuesto mi espalda sobre la pared e intento calmarme, sólo espero que David no caiga otra vez con esta estúpida, marco su número pero me detengo, mejor lo hablo en persona ya que Natalie puede estar cerca y no se sentirá bien al saber esto.

Regreso a la habitación y Alex continúa dormida, acaricio su cabello y beso su frente, ya una vez relajado evitando pensar en la tipeja esa, me quedo dormido casi en instantes.

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