Después de todo, la muerte solo es un síntoma de la vida.~M. Benedetti.
Es a veces un paraíso perdido, pero otras, es un infierno de mierda.~ Mario Benedetti.
Niklas Heine:
Han pasado casi tres semanas, tres semanas en las que he tenido que soportar ver a mi hermano en este estado; tres semanas en las que he visto a mamá llorar y a papá mover cielo y tierra para darle la mejor atención médica posible a Willi; tres semanas sumergido en una incertidumbre inmensa, lleno de miedo por dentro pero más que todo, lleno de odio y rencor, con unas ganas aún más grandes de matar a Lukas con mis propias manos. Pero hay alguien que ha sabido darme la paz que en medio de toda esta mierda creía imposible sentir, mi bella Salomé.
Ayer fue la mejor noche de toda mi vida de porquería, ayer me sentí agradecido con el cielo por permitirme vivir y experimentar todas las sensaciones que su cercanía me produce. Su cuerpo, su hermoso y delicado cuerpo, la suavidad de su piel y la armonía de nuestros cuerpos unidos, me daban una luz de esperanza demostrándome lo bonita que podía llegar a ser mi vida. Estoy perdidamente enamorado de ese ángel, enamorado hasta los huesos.
Un amor que no tiene comparación y un amor que está lleno de obstáculos y barreras pero después de ayer, mi corazón me decía que podíamos lograrlo, que podíamos luchar por ser felices.
Tengo veinte años pero siento que en mi vida he vivido más de lo que a mi edad correspondía, he perdido tanto y con ella he ganado mucho más.
—Gracias por quererlo de esa manera— dije abrazando a Melo, apegándome más a ella.
En estas tres semanas era notable lo destruída que estaba, había bajado bastante de peso y en su hermoso rostro se pintaban unas ojeras oscuras producto del poco descanso que se daba. Sus ojos hinchados de tanto llorar. La quería tanto y me alegraba el hecho de saber que mi hermano había sido premiado con alguien como ella. Era un tesoro.
—¿Nik?— preguntó entre sollozos— ¿Crees que va a salir de esta?.
Tragué saliva.
—Sí, Mel— respondí— Willi es más fuerte de lo que pensamos.
Estábamos sentados en unas bancas afuera de la habitación de mi hermano. Salomé había ido con mamá a la cafetería y mi padre se encontraba atendiendo los negocios de los institutos. Por más que quisiera, no podía descuidar tanto el trabajo; pero llamaba cada hora por lo menos dos veces para saber si había novedades y aunque le dije que en el caso de que las hubiera le llamaría, él insistía en llamar.
Claudia, la enfermera que casi siempre estaba a cargo de mi hermano, pasó a nuestro lado regalándonos una sonrisa, siempre nos miraba esperanzada y con amabilidad. Le regresé la sonrisa mientras Mel continuaba apoyando su cabeza en mi hombro. La enfermera entró a la habitación de Willi y unos minutos después comenzó a pitar una máquina y la alarma de emergencias. De inmediato notamos como un doctor y varios enfermeros corrían en dirección a la puerta de la habitación de mi hermano, nos pusimos de pie sin pensarlo dos veces y quise seguirlos a todos pero antes de poder entrar uno de ellos cerró la puerta en mi cara. Otro enfermero que nunca había visto, se acercó a nosotros y nos pidió que mantuviéramos la calma, aludiendo al hecho de que no nos ayudaría para nada ponernos nerviosos.
~•~
Salomé Méndez:
Creo que nunca había despertado sintiéndome tan feliz. Me sentía otra persona, más nueva, más plena. Era como si todos los sueños que había tenido se habían cumplido en una sola noche. Jamás me había sentido tan feliz y creo que nunca lo haré, estaba segura de que yo tampoco amaría a nadie como lo amo a él.
¿En qué momento pasó?.
¿En qué momento me enamoré perdidamente de él?
¿En qué momento pasó a convertirse en la razón de mi existir?
¿Esto era normal ó yo ya me había vuelto loca?
Si no era normal, me importaba una lechuga...porqué se sentía bien, perfectamente bien.
Después de que Nik se fuera tan temprano de mi habitación y después de desayunar con mi familia. Tomé una ducha fresca y ayudé a Tobi con sus quehaceres escolares. Hace mucho tiempo no lo hacía y de alguna manera sentía que estaba compartiendo muy poco tiempo con mi hermano menor. Dado que Lilly y yo íbamos a la misma clase de baile, estaba con más frecuencia con ella que con él.
—El tal Nik...¿Es tu novio?— preguntó curioso.
Sonreí para luego asentir.
—A papá no le gusta ni un poquito—continuó.
—Lo sé, Tobi. ¿Qué hay de ti?— pregunté queriendo saber.
—No hemos hablado mucho, pero por lo pronto se ve divertido. Además estás feliz y eso me hace feliz a mi también.
—Gracias, pulgoso—dije abrazándolo.
Lo cierto es que con todo lo que había pasado las últimas semanas, Nik y yo ni siquiera nos habíamos preocupado por el hecho de presentarlo formalmente ante mi familia. Me refiero, todos sabían que era mi novio pero aún no había venido a cenar ni nada de eso. Me había preguntado una vez por ello, pero le dije que nos preocuparíamos por eso cuando todo este caos pasara. Y es que era así, habían cosas más importantes y serias que esa.
Nik había venido a buscarme antes de pasar al hospital. Era temprano, pero le había dicho que en la tarde no podría ir porqué tenía cosas que estudiar. Había mentido, y no se sentía bien pero era necesario.
¿Lista para hoy? —Bastian.
Algo así–S.
¿Estás segura de esto?—B.
Al menos lo intentaré. No puedo perder nada—S.
No lo conoces, con él nunca se sabe—B.
Bastian, ¡ya basta!. No te entrometas más, sólo quiero hablar—S.
Eres tan testaruda. Yo sólo te advierto, no quiero cargos de conciencia después—B.
Nos vemos a las 4pm,se puntual—S.
No sé en qué estaba pensando cuando le escribí el primer mensaje a Bastian después de todo lo qué pasó con Lukas y Nik. Lo cierto es que tenía la pequeña esperanza de que no hubiera tenido nada que ver con esto, pero era más que obvio. Me explicó que sólo lo hizo porqué necesitaba el dinero y porque -según él- a Lukas no se le podía decir tan fácil que no. Realmente yo no le tenía miedo, aunque debería ¿no?. Después de todo no podía ignorar lo que le había hecho a Melissa. Sólo de pensar en ello se erizaba mi piel.
—Eres un sol,Salomé— escuché decir a Saskia mientras se sentaba en frente de mí con su café en la mano.
Sonrió sinceramente, a pesar de que estaba destrozada por dentro,me estaba sonriendo a mí.
—No sé qué haría Nik en estos momentos sin ti— prosiguió— Sé que es un chico muy difícil, pero en toda esa armadura se esconde un Niklas lleno de miedos e inseguridades. No sé que tanto sepas, pero la vida lo ha golpeado bastantes veces.
—Lo sé, Saskia— respondí— Sé todo lo qué pasó con Leticia, con su mamá y con Julia. Y también sé que no merece tener tanto odio consigo mismo.
—Pero tú le ayudas a sanar esas heridas que él mismo se hace— dijo sonriente— Eres como su salvación.
Su salvación.
Las palabras se repetían una y otra vez en mi cabeza.
Nik me había dicho lo mismo alguna vez. Yo era su salvación y ¿qué era él para mí?. Mi vida siempre había sido perfecta, con los
problemas normales de una adolescente: la escuela,los amigos, que ropa ponerme y cosas así, cosas que ante todo lo que habían vivido Nik y Willi, parecían insignificantes. De hecho lo eran. Nik no me había salvado de caer en un pozo profundo lleno de rencores y errores del pasado, pero me había mostrado lo cruel que podía llegar a ser la vida, lo afortunada que me tenía que sentir con la vida que me había tocado y me había demostrado que aunque el mundo se empeñara en hundirte,si permanecías firme y valiente podías salir adelante; a paso lento como lo estaba haciendo él. Él sin duda, me había abierto los ojos además de que me había demostrado el verdadero amor, lo amo por qué sí, porqué quiero amarlo y ser feliz.
Tienen que venir de inmediato. Es Willi—Nik.
Mi cel vibró notificándome un SMS de mi novio.
¿Qué pudo haber pasado?.
Mi corazón se aceleró y mi semblante tuvo que haber cambiado de inmediato porqué la cara de Saskia no reflejaba más que preocupación.
—¿Qué pasa? ¿Está todo bien?.
No sé porqué sentía una punzada en mi corazón y mis palabras simplemente no salían de mi boca.
—¿Salomé?—intentó hacerme reaccionar.
—Nik...Nik dice que debemos ir de inmediato.
Saskia se levantó de la silla como por instinto y corrió hacia la salida de la cafetería. La seguí llena de pavor.
¿Qué pudo haber salido mal?.
~•~
Niklas Heine:
¿Cómo podía ser tan cruel la vida conmigo?
¿Estaba pagando cuentas de mi vida pasada?
¿Era todo resultado del dichoso Karma?.
Melanie permanecía inmóvil a mi lado, aún sin poder articular palabra alguna, aún sin poder creer lo que nos acababa de decir el médico. Estábamos en un trance que no sé podía describir. Mis manos sudaban y mi respiración se dificultaba, tenía un nudo gigante en mi garganta y de repente unas ganas increíbles de vomitar. Mi cuñada empezó a llorar e intentaba tapar su cara con sus manos y yo seguía aún ahí, parado como estatua.
—Lo mejor es que entren— dijo el Dr. Birne con su voz profunda y madura, interrumpiendo mi trance y haciéndome reaccionar.
Melanie tomó mi mano con fuerza y yo era incapaz de dar un sólo paso.
¿Cómo era esto posible?
¿Dónde rayos estaba Salomé? ¿Porqué se tardaba tanto? La estaba necesitando más que nunca.
Un enfermero de apellido que no logre leer, salió de la habitación y abrió más la puerta para darnos paso para seguir.
Melanie soltó mi mano y corrió hacia mi hermano mientras lloraba a cántaros. Miré hacia el pasillo nuevamente en busca de Salomé pero no vi rastro de ella por ningún lado.
—¡Esto no puede ser posible!—dijo Melo entre sollozos.
Yo estaba estupefacto, viendo a mi hermano como no imaginé verlo en este momento. Estaba medio sentado, sonriente, cómo si nada hubiera pasado. Tenía aún sus ojos hinchados por los golpes y un sin fin de moretones. No podía moverse casi pero no fue impedimento para corresponderle el abrazo a su chica.
Una mano se posó en la mía y sabía que por fin estaba aquí. Giré hacia ella para besarla y seguidamente solté un profundo suspiro.
—Dicen que hierba mala nunca muere— bromeó mi hermano casi inentendible. Le costaba bastante hablar pero era obvio que no iba a quedarse callado.
—¡Hijo mío! ¡Esto es un milagro!—gritó mamá con lágrimas en los ojos y se acercó a mí hermano para abrazarlo.
Era más que un milagro. Al escuchar todo el caos que se había formado cuando los enfermeros entraron, pensé en lo peor. Jamás pensé que saldrían diciéndome que mi hermano había despertado y estaba más que consciente. Hasta el mismo Dr. Birne aceptó el hecho de que daban el caso por perdido.
Pero este tipo de cosas no me pasan a mí. La vida no podía ser tan buena conmigo y devolverme a mi hermano de esta manera ¿ó sí?. Si me había regalado el amor de Salomé, también era posible que me regalara a mi hermano de vuelta ¿no? ¿Será que ya se había cansado de darme tantos golpes y de ser tan cruel conmigo?.
El nudo que se había formado en mi garganta desapareció cuando de mis ojos comenzaron a salir lágrimas. Salomé me miró llena de ternura e hizo un movimiento con la cabeza en dirección a mi hermano indicándome que debía ir hacia él.
Willi me sonrió y de inmediato lo envolví entre mis brazos. Ese pequeño Willi que siempre veía lo mejor de mí aunque estuviera en la peor situación de todas, lo extrañaba más de lo que pensé y hasta ahora me daba realmente cuenta de eso. El único que me quedaba de mi vida pasada,mi hermano y mi motor, por fin estaba aquí otra vez.
—¿Qué pasa Simio? ¿Ahora andamos tan sentimentales?— volvió a bromear.
—No te doy un puñetazo porque podría partirte un hueso chango, ahora estás más delicado que una niñita— bromeé también.
Nos quedamos toda la mañana a su lado, hablamos de cosas buenas, de recuerdos inolvidables. Papá vino a penas se enteró que Willi había despertado, Gabriel y Charlotte también estaban ahí .
Miré a mi alrededor y una luz de esperanza se reflejó en mi corazón. Estaban las personas más importantes para mí ahí conmigo. Quizás la vida si se había dado cuenta de lo puta que había sido conmigo.
Los ojos de Melanie recobraron el brillo que hace semanas había desaparecido y aunque al chango le quedaban unos buenos días de recuperación, los médicos nos dieron luz verde a que todo podía mejorar.
~•~
Salomé Méndez
—Nik, no puedo...Tengo que..—No sabía que inventarle— que preparar una exposición, sí— Mentí, esperando que me creyera.
—Vamos, venga—dijo acercándose a mí y acariciando mi mejilla— Te prometo ayudarte después con eso ¿sí?— insistió— Te necesito, Salomé. Quiero darte una sorpresa, por favor—dijo poniendo cara de niño regañado. ¿Cómo se supone que me iba a negar?.
Suspiré dándome por vencida.
—Nik, no me gustan las sorpresas.
—Lo sé, pequeña. Pero te prometo que esta si te gustará— dijo sonriendo con malicia.
¿Qué estaba tramando?
—¿Qué tengo que hacer para convencerte?— preguntó a la vez que me acariciaba mi mejilla con la yema de sus dedos para después llevarlas hacia mis labios y dibujarlos con sus manos—¿Esto?— preguntó dándome un beso suave pero provocativo. Posó su mano en mis caderas y me atrajo más hacia él—¿O quizás esto?— preguntó de nuevo antes de que sus labios se adueñaran de mi cuello, él sabía perfectamente que ese era mi punto débil. Solté un pequeño gemido. Y estaba segura de que había dibujado una sonrisa.
—¿Qué quieres hacer?— pregunté.
—Contigo quiero hacer de todo, pequeña. Desde besarte bajo la luz de la luna en medio de una cena romántica, hasta quitarte descaradamente la ropa y hacerte gemir en mi cama— respondió. Solté una pequeña carcajada y al mismo tiempo me sonrojé.
¿Cómo iba a lograr zafarme de Nik e ir a mi encuentro con Bastian?. Era imposible en estos momentos y no se me ocurría nada.
—Está bien—dije dándome por vencida.— pero primero debo avisarle a mamá.
Asintió satisfecho y se bajó del carro para despedirse nuevamente de Saskia y de Mark, quienes aún se encontraban en la entrada del hospital.
—¿A qué se debe tu llamada?.
—Bastian, tengo un problema de último momento y no podré ir—dije sin más. No pretendía tener cualquier otro tipo de conversación en este momento con él.
—¿Bromeas cierto?. ¿Sabes lo que me tocó convencerlo?—respondió enojado.
—Lo sé, lo sé. Pero, por favor— rogué— ¿Podríamos vernos mañana?.
—Haré el intento, Salomé. Pero no puedo prometerte nada—respondió.
—Gracias. Y...¿Bastian?.
—¿Qué?.
—Por favor no me llames, sólo envíame un mensaje— pedí.
—Hecho.
Colgué rápidamente al notar que Nik estaba por entrar de nuevo al auto. Me despedí con una sonrisa de sus padres, quienes aún nos observaban a lo lejos.
Melanie estaba con Willi aún en su habitación. Mel estaba feliz y eso me hacía sentirme feliz a mi también. No sé cómo reaccionaría si le pasara algo parecido a Nik.
—¿Estás lista mi amor?.
Lo miré detenidamente. Era tan frágil y tan duro, tan perfecto e imperfecto. Sin duda cualquier cosa que hiciera por él valdría más que la pena.
—Sí— respondí acariciando su mano— Besó mi frente, suspiró y después sonrió con la misma sonrisa que, sin importar cuántas veces la viese, siempre me robaba el corazón. Cada vez que sonreía volvía a ser la primera vez.
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¡Sorpresa! ❤️❤️❤️❤️❤️
Estamos llegando a la etapa final... ¡Ojo! No significa que la novela terminará,sino más bien que se van a empezar a resolver muchas cosas :)
~May