Llevábamos la media hora del viaje en silencio, ninguno de los dos hablaba, la verdad es que no había palabras para describir el momento, ni para describir lo que sentía. No estábamos juntos, no nos habíamos acostado, ni siquiera besado, pero entonces, ¿por qué sentía que lo había engañado? Louis encendió la radio haciendo que yo quitase todos esos pensamientos de mi mente.
"Y bueno, desde hace una semana aproximadamente, los chicos de One Direction tienen nueva estilista!" Bien, genial, hablaban de mí! Nótese la ironía. "Y menuda chica! La hija del conocido empresario John Ryan y de la también famosa diseñadora de moda Anne Stevenson, ____ Ryan, está supuestamente saliendo con uno de los cantantes de la dicha banda, con Louis Tomlinson" Si antes pensaba que la cosa no podía ir a peor, estába confundida. Esto era mil veces más incómodo que lo anterior y Louis opinaba lo mismo ya que soltó un bufido con una risa amarga, pero decidí ignorarlo. "Bueno, yo enserio espéro que no estén juntos, porque una chica/diosa como ella, bueno nadie quiere que un cuerpo como la de ella se la esté tirando otro tio ¿no?" Dejé escapar todo el aire que tenía en los pulmones ¿enserio que acababa de decir eso el de la radio?
- Asqueroso hijo de puta!- Gritó Louis mientras que de un golpe apagaba la radio. Algo en mi interior se removió al oírlo decir eso, algo como esperanza y alegría. Vale, esa era mi oportunidad de comenzar una civilizada charla.
- ¿Cómo se encuentra tu familia?- Por mi voz se notaba que estaba algo asustada por la respuesta o por el simple hecho de hablarle. Él me miró por un segundo antes de centrarse en la carretera.
- Están todos bien, gracias por darte cuenta de quien era Lea.
- De nada, supongo.
- Ya. Bueno, hemos llegado.- Dijo bajando del coche lo más rápido que podía. Antes de bajar tomé una gran bocanada de aire, la iba a necesitar, seguro. Al entrar en el edificio unos cuantos se quedaban mirando a Louis un tanto cohibidos, pero ignorándolos, por fin conseguimos llegar al estudio donde yo trabajaba. Estudio no era la palabra exacta, tampoco oficina, porque en realidad aquello era un gran armario, con una sala bastante grande llena de perchas y espejos. Al llegar todos estában ahí, así que empezaron los abrazos, besos (esos de parte de Harry y Amelia)... Escapé a mi pequeño perchero lo más rápido posible para dejar mi bolso y chamarra, y para poder coger mi carpeta con todo el trabajo. Al volver todos lo chicos ya estaban casi desnudos y empezaban a probarse cosas distintas. Yo me dirigí a donde Zayn estába, ya que hoy empezaba con él.
- ¿Que tal el fin de semana guapo?- Pregunté mientras sacába unos pantalones negros ajustados de la percha y se las entregaba.
- Umm... ya sabes, echándote de menos.- Contestó con una sonrisa preciosa.
- Awww... como me quieres.- Dije haciendo como que me sonrojaba, a lo que los dos empezamos a reírnos.
- ____, ¿Porqué te han castigado antes?- preguntó inocentemente Niall. Todos se quedaron mirándome con el ceño fruncido y algo preocupados.
- A no, por nada, no os preocupéis.- me apresuré a decir.
- Estoy seguro de que tu amiguito tiene algo que ver con todo eso.- Dijo Louis por lo bajo, pero lo bastante alto como para que todos lo escuchásemos. Le lancé una mirada asesina pero él ni se inmutó.
- ¿____ tiene novio?- Gritó Liam.
- No! Claro que no! Es solo un compañero de clase, nada más.
- Pues no parecía un simple compañero cuando te abrazaba y te besaba.- Siguió jodiendo Louis.
- Me a dado un simple beso en la mejilla, ¿es que eso significa ya que estamos juntos?- Dije un tanto alto empezando a cabrearme.
- Déjalo.- Dijo Zayn tranquilo mientras ponía una mano en mi hombro.
Toda la tarde pasó con bastante tensión entre Louis y yo, pero las tonterías de los chicos hacían que casi ni se notase. Ya eran las 20:15 cuando mi móvil empezó a sonar.
- ¿Diga?- Contesté mientras empezaba a recoger todas mis cosas e intentaba escuchar algo por encima de los gritos de los chicos.
- ____! Soy yo, soy Max.- ¿Por qué nada más oír su voz y su nombre mi corazón dió un pequeño vuelco? Vale, céntrate en eso, fue un PEQUEÑO vuelco, nada más.
- Hey! ¿Que tal? ¿Ya has encontrado alguna fiesta?- Intenté sonar natural y creo que lo conseguí y todo.
- Claro, ¿acaso no confías en mí?
- ¿Tengo que contestar a eso o te imaginas la respuesta tu solito?- Dije riendo mientras que oía como el también reía por la otra línea, haciendo que mi sonrisa se ensanchase. Alcé la vista por el repentino silencio y me encontré a 5 pares de ojos mirándome, y un par de ellos fueron los que hicieron que mi corazón doliese.
- ¿Donde estás? Me paso a buscarte.
- Estoy en el número 2369 de Oxford street. ¿Cuanto tantarás?
- Nada, en 5 estoy ahí.
- Bien bale, hasta ahora.
- Adiós bebe.- Se despidió. Por un momento miré abajo y me fijé que tenía la misma ropa que por la mañana. Pues claro, ¿es que eres tonta? Si no te has cambiado, lo más normal es que sigas igual! Gritó mi estúpida conciencia.
- Mierda!- Dije en alto.
- ¿Algo vá mal?- Preguntó Amelia que estaba cerca de mí.
- No nada, es que he quedado con unos amigos para ir a una reunión/cena/fiesta y me he dado cuanta que no me he cambiado, bueno que no he ido a casa...
- _____, ¿te as dado cuenta en donde estás? Sabes que puedes coger todo lo que quieras de aquí!
- Si ya bueno, pero es que no quiero... ya sabes, no estoy segura...
- Deja de decir tonterías anda, y deja que me divierta un poco vistiendo por fin a una chica. Además con ese cuerpo y esa cara todo te quedara genial, anda... hazlo por mi...!- Rogó mientras que yo reía y asentía. Se metió en el enorme almacé o armario con una gritito mientras que todos reíamos. Aprobeché para avisarle a mi padre que no iría para cenar y que no me esperase despierto, que el trabajo se alagó un poco. Mentir de vez en cuando no está mal ¿no? Tan pronto como acabé de hacer eso, Amelia apareció por la puerta con un montón de ropa y al no tener tiempo, empecé a desnudarme sin importarme en absoluto la mirada de los chicos, y como sus ojos recorrían cada centímetro de mi cuerpo con miradas un tanto pervertidas.
Después de decenas de diferentes conjuntos, me decidí por una que me pareció perfecta. No era nada exagerado por lo que era muy apropiado. Consistía en un vestido color menta, pegado por la parte de arriba, que era sin mangas, y con un poco de vuelo por la parte de abajo, la cual llegaba a dos manos más arriba que la rodilla. Amelia me puso unos zapatos de tacón alto, negros y con una pequeña cinta al rededor del tobillo. Me puse unos cuantos accesorios color dorado y por último una chaqueta negra por el frío que empezaba a hacer en Londres. Me dí media vuelta para poder despedirme de todos lo que se encontraban el la sala.
- Bueno, pues ya estoy...- Miré al reloj 20:27.- Y ya voy tarde! ¿Nos vemos mañana?
- Claro cariño! Ah, y si tienes tiempo, ¿puedes pensar un poco en la ropa de Louis para la entrevista del sábado?
- Si claro, lo haré.- Dije algo avergonzada mientras que me despedía de ella y de otras personas que estaban en la sala.
- Nosotros bajamos contigo ___.- Dijo Harry abrazándome por los hombros y saliendo de la sala.
- Genial!- El camino hacia abajo, aunque fuesen solo 3 minutos, me las pasé riendo con todas las tonterías de los chicos. Nada más cruzar la puerta de la entrada, el frío aire me golpeó en la cara. Mala idea la de no ponerme medias. Miré hacia delante y me encontré con Max recostado en su moto negra fumándose un cigarro. Nada más verme, sonrió mientras que echaba el humo por la boca y la nariz y se ponía de pie ajustándose su chaqueta de cuero. Mis piernas temblaron un poco, no estaba segura de si era por él o por el frío.
- Amm... bueno chicos, yo ya me voy, ¿cuando nos vemos?- Los cinco se quedaron mirando a Max por un tiempo y luego a mí.- ¿Algún problema?- Pregunté algo molesta.
- ¿Ese es tu amigo?- Preguntó protector Liam.
- Si, ¿por qué?- Dije cruzándome de brazos y apartándome del agarre de Harry.
- No sé, no parece muy seguro, no tiene buena pinta...- Empezó a hablar Niall mientras que los demás lo apoyaban.
- No me lo creo.- Dije incrédula.- ¿Enserio que vosotros estáis juzgando a alguien antes de conocerlo?- Dije enfatizando el vosotros, ya que bueno, siempre había habido gente hablando mal de ellos sin conocerlos.- Sí, tiene tatuajes, sí, fuma, y que yo sepa exactamente por eso es bastante parecido a vosotros, ¿no?- Ninguno dijo nada.- Sois unos hipócritas!- Dije dándome la vuelta y yendo hacia Max, quien me recibió con una cálido abrazo.
- Hola pequeña!- Dijo cerca de mi oreja.
- Oye! Que no soy tan pequeña!- Me quejé divertida, o al menos fingiendo estarlo.
- ¿Dices eso cuando llegas a tener una altura normal cuando te subes a unos tacones enormes?- Dijo riendo.
- Que sepas que casi te paso con estos tacones!- Dije quedándome a centímetros de su cara para probar que estaba en lo cierto. Él era increíblemente alto, por lo que su boca quedaba a la altura de mi nariz con los taconazos que llevaba.
- Sigue soñando pequeña.- Dijo besando mi nariz.- Ven sube.- dijo girándose y subiendo a la moto. Me constó un poco subirme con los tacones, pero él fué muy paciente conmigo y solo sonrió cuando por fin conseguí subir.- ¿Preparada?
- No, espera! ¿A donde me agarro?- Dije entrando en pánico. Ya había montado en moto antes, pero lo hice con Scott, por lo que lo agarré de la cintura, pero no sabía si a Max le importaría que yo hiciese eso.
- Envuelve tus brazos alrededor de mi cintura.- Dijo un tanto divertido. Lo hice y me acerque a su oído.
- No conduzcas muy deprisa, que lo que llevo vale más que tu preciada moto.
- Ya claro!- Rió.
- Solo el colgante ya vale más de 3.500€.- Nada más decirlo abrió los ojos de forma exagerada.
- ¿Pero que coño? No me digas eso hasta que lleguemos, que me metes presión!- No pude evitar soltar una sonora carcajada.
- No es mi culpa, me lo han dado en el trabajo!- Me defendí.
- ¿Me puedes repetir cual es tu trabajo? Es que me empieza a gustar.- los dos reímos mientras que arrancaba la moto. Mientras nos incorporábamos en el trafico, no pude evitar mirar a la entrada del edificio, donde todavía seguían los 5 chicos plantados mirándome. Quité la mirada enseguida, seguía estando un poco molesta.
Después de unos cuantos minutos, que para mí fuero como horas, llegamos a una casa que estaba repleta de gente y en la que se escuchaba la musica desde una gran distancia. Cuando paró la moto, no podía ni moverme, tenía las piernas heladas.
- Dios, estás helada pequeña!- Exclamó Max volviendosé a mí mientras que yo solo castañeaba a duras penas.
- Ya bueno, supongo que no debí dejar que la jefa me pusiese un vestido.- Dije intentado bromear un poco.
- No claro que no!- Dijo un tanto enfadado.
- ¿Por qué te enfadas conmigo?
- No, no me enfado contigo.- Él ya había bajado de la moto, y me agarró la cara entre sus manos, acercándola a la suya.- Es solo que me molesta que no te traten bien.
- Me tratan bien.- Dije ignorando todo lo que sentía en esos momentos mi estómago.
- No, tu te mereces ser tratada como una princesa.- Dijo con una sonrisa mientras que pasaba sus manos por mis piernas. Nada más hacer eso, la piel empezó a quemar. Pasamos como unos 5 minutos más así, yo sentada en la moto y él acariciando mis piernas mientras nos mirábamos el uno al otro.- ¿Ya estás caliente?- Yo no pude evitar atragantarme con mi propia saliva cuando dijo eso, entendiendo el doble sentido de la frase. Él solo se echó a reír.
- Ya estoy bien, gracias.- Dije cuando por fin recuperé el aliento y bajaba de la moto.
- Genial!- Dijo mientras me cogía la mano y me llevaba dentro de la casa.