Medio kilómetro de distancia

By iwillsaveyoutonight

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¿Qué pasa cuando un ángel pierde la memoria, se topa con un demonio y cae? ¿Quién cambia a quién? Una mentir... More

Sinópsis
Relación tóxica
Epígrafe
Para ti
Prefacio
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capitulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
9. El comienzo
10. ¡Por un demonio...
11. ... lo que faltaba!
12. Nutella con fresa.
13. Diabólica tentación
14. Las rosas son rojas.
15. El juego de Victorious
16. ¿Por qué lanzas tus misiles?
17. Círculo vicioso | Parte I
18. Círculo vicioso | Parte II
19. Yo fui tuyo y tú mía
20. Sucesos inesperados.
21. Maritza Engel.
22. Perfume barato
23. Se cierra un capítulo
24. El primer día sin Katherine
25. Lluvia de espuma | Parte I
26. Lluvia de espuma | Parte II
27. El baúl de los sueños
28. Tres sobres de azúcar
29. Calle de ensueño
30. Solo quédate con él si...
31. Te sigo amando, Maritza.
32. La nostalgia es un perra
33. Elévame hasta tocar el cielo, Luca
34. ¿Y qué es lo que quieres, Luca?
35. Buena mierda
36. Triángulo amoroso
Cien mentiras
¿Dónde mierda está el sol?
37. Sal en la herida
38. ¿De dónde te conozco?
39. Chanaje
40. Y vuelve el perro arrepentimiento
41. Un cigarillo y dos corazones rotos.
42. Whisky y malas decisiones

Capítulo 1

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By iwillsaveyoutonight


—Hazlo, sí. Muévelo más.

—¿Así? —pregunta Heissen, con la voz ronca.

—Joder, sí —suspiro, aliviada—. Ahora más a tu derecha, sí muévete —el idiota se va hacia la izquierda—. Mierda que a tu dere... ¡Oh, Dios!

—Esto no está bien, si tu madre nos descubre nos va a matar —repite Heissen, por tercera vez, volteando para todos lados.

Ruedo mis ojos.

—¿Podrías callarte y seguir haciendo esto? Es delicioso —siendo sinceros, más que delicioso, es placentero—. ¡Oh, vamos!, sí, sí, abajo; más abajo —pido—. Eres un experto, deberías de dedicarte a esto.

—¿A rascar la espalda? —arquea una ceja—. No, gracias, mi sueño en la vida no es calmar la picazón de la espalda de la gente y menos de las que tienen espalda peluda.

—No tengo espalda peluda —chillo, enojada. Maldito, no sé por qué dice eso.

—¿Has visto tu espalda?

—No.

—Entonces, ¿cómo sabes que no estás peluda?

Joder, buena pregunta.

—Pues, porque lo sé, dah.

—Sí, claro, peluda —dice, dejando la cuchara grande con forma de mano que utiliza mi mami para batir el espagueti—que, como se habrán dado cuenta, no sé cómo se llama—en el fregadero.

—Si no fueras mi mejor amigo gay —me quedo pensando por un segundo qué podría decirle que le duela o algo... ¡Bingo! —, te pondría una gran cinta negra en tu trasero para que así no tengas por dónde te den.

—No hay problema. Recuerda que soy activo, me gusta más penetrar —contraataca, con una sonrisa llena de victoria.

¡Me lleva el demonio!

—Hoy en la noche habrá una gran fiesta iremos, ¿cierto?

—Sí, vamos. Me la pasé toda la semana trabajando como mula, me merezco un fin de semana de diversión —respondo, animada.

Salimos finalmente de la cocina, donde anteriormente estábamos, y subimos las escaleras hacia mi habitación.

—Me encanta tu habitación, es mi lugar favorito en el mundo. Es como mi Narnia personal, es decir, me encanta ese toque que le dimos, las lucecitas; que hayamos rayado toda la pared con nuestros sellos personales. Es increíble, amo este lugar, para mí esto es mi casa.

—Tranquilo, es sólo un cuarto —Heissen corre hacia mi cama y se tira de panza sobre ésta.

Se queda callado uno segundos, pero yo no le tomo mucha importancia. Finalmente suspira y dice:

—¿Crees que soy guapo? Es decir, sé que soy guapo, pero quiero que seas sincera y me digas si soy guapo —me quedo patidifusa, ¿de qué coño me habla? —Sí, sí, sí, debes de creer que estoy loco, pero hay un chico y es jodidamente atractivo, pero conoces mi regla —Oh, es eso—. No salgo con nadie que sea más atractivo que yo...

—... porque me podría ser infiel —decimos al unísono.

No sé por qué se preocupa por eso. Heissen es realmente sexy, es lo que cualquier chica heterosexual diría que es un desperdicio gay, el tipo chico musculoso, hace gym—ser gay no aplica hacer cosas de chicas como mucha gente idiota piensa—, ojos verdosos, cabello castaño claro y con esos sexys hoyuelos que se le marcan al sonreír. Pero lo que lo hace verdaderamente atractivo, es su seguridad, su ego y su forma tan divertida de ser. Oh, y su mirada, su hermosa mirada que te hace sentir segura y bella. Lastimosamente tira para el otro bando.

—Si te soy honesta, no creo que sea más guapo que tú, eres jodidamente sexy ¡Bang, eres Heissen Agustín! —le ánimo, mientras chasqueo mis dedos y muevo mis caderas.

—Es por eso que eres mi mejor amiga —Heissen me manda un beso.

— Y tú el mío —digo, mientras voy hacia él y me tiro a su lado.

***

Mi madre no ha llegado, pero le he mandado un mensaje diciéndole que iría de fiesta y, como era de esperarse, no me lo negó. Mi madre es una persona que me conoce de pe a pa, tenemos una gran conexión, por eso mismo no me niega los permisos, sabe que me enseñó valores y que jamás le defraudaría, así que, me deja ir de fiestas y tomar, claro, todo con moderación.

Después de enviar dicho mensaje a mi mami, y de terminar de elevar como cinco metros más el ego de Heissen, decidimos comer un poco y ver películas hasta que dieron las seis de la tarde y Heiss tuvo que ir a cambiarse. Antes de irse dijo que pasaría por mí a las nueve y que le avisara a Bambi—la cual se llama Karen y extrañamente le llamamos así—para que viniera a mi casa.

Hice lo que Heissen indicó y la llamé; en cuanto Bambi contestó, me comunicó que vendría cuarto para las nueve. Es una ventaja que viva a final de mi cuadra, ya que así me da tiempo a terminar de retocar mi maquillaje.

El reloj de mi pared marca las 20:18 y estoy aquí, frente al espejo, haciendo un sin fin de poses como si éste fuese cámara. Miro mi vestido y me encanta, me encanta mi estilo. Y no me importa qué poco modesta me escuche, ¡ya que!... He leído mucho en mi vida, verdaderamente me encanta leer, pero no entiendo cómo es que muchas de las novelas que leo siempre la protagonista es la típica chica de «no me importa mi aspecto, me pongo una camisa ancha y unos pantalones, no me pinto, soy única y diferente», realmente es frustrante leer eso una y otra vez. O, cuando quieren salir del cliché y ponen a la típica chica mala «uso chaquetas negras, pantalón negro y botines estilo militar».

Quiero decir, también hay chicas «normales», como yo, que no nos gusta mucho llamar la atención, pero tampoco pasar desapercibidas, que nos gusta vestir y maquillarnos lindo para nosotras mismas, no para nadie más, y que tampoco somos típicas chicas malas, pero sabemos defendernos sin tener que ser groseras o vulgares. Dios, que irritante.

—Pero, qué hermosa chica.

—Hola, Bambi —no sé cuánto tiempo pasó, pero debió de ser mucho para que Bambi ya esté aquí.

Me volteo, la miro y no puede ser, se ve espectacular, la envidio, pero envidia de la buena. Lleva puesto un vestido dorado que deja ver su espalda y con un gran escote, es un vestido precioso que si tuviera su cuerpo también me lo pondría.

—Luces hermosa —gritamos emocionadas, al mismo tiempo, pero dejo que ella continué—. Mírate, ese vestido y esas curvas, esos tacones. Oh, my fucking God —me sonrojo y muerdo el labio, como siempre lo hago cuando estoy nerviosa—. Luces bellísima, me haces sentir afortunada de ser tu amiga.

—O sea que, si me vistiera mal, no sería tu amiga, bueno no importa. —hago una seña con la mano para restarle importancia—. Tú luces como toda una modelo de Victoria's Secret —las dos nos quedamos calladas, pensando, como si supiéramos que, en otra vida, o en otra dimensión, tal vez y lo fuese.

—Nah —agrega Bambi, frunciendo su nariz, y empezamos a reír—. Heissen me mandó un mensaje en el que decía que ya está abajo.

Le digo que cheque si me delineado está bien y me responde que no, que me he manchado el párpado y con su dedo ensalivado me lo limpia, luego dice que ahora sí estoy perfecta y que es hora de irnos. Bajamos y ahí está nuestro guapo amigo. Lleva puesto un pantalón negro con camisa blanca y unos botines negros muy al estilo Harry Styles, luce guapísimo. De seguro estará ese chico del cual me contó.

—Luces como toda una diosa —Heissen le dice a Bambi y le da un beso en la mejilla—. Y tú no te quedas atrás, luces hermosa —me encanta eso de Heissen, siempre tiene lindos cumplidos que decirnos—. Pero no se vayan a agachar no quiero verles hasta su religión ahorita.

—No es tan corto —escupo. En realidad, no lo es; me llega unos centímetros arriba de la rodilla y los suficientes debajo de mis nalgas, es un lindo vestido negro con escote corazón, no es tan reservado, pero tampoco tan descarado, es ideal.

—Como digas. Hora de irnos, nenas.

***

Fraternidad: Blue Fixing.

Es una fraternidad de donde Heissen forma parte. A mí realmente esas cosas se me hacen estúpidas, pero a Heiss le gustan, así que, ni modo. Yo nunca había venido a una fiesta organizada por una fraternidad, sólo Bambi y dice que se pone genial, pues; hoy voy a averiguarlo.

Según Heissen, el líder o la cabecilla de la fraternidad, tiene un papi millonario que le paga todo y, por ende, da fiestas increíbles y esas cosas. La verdadera razón por la cual no venía a estas fiestas es que creo hay pura gente inmadura y que se cree la gran cosa tomando y fumando marihuana, hacen mucho alboroto y a mí eso no me gusta; mi estilo es más ir a casa de un buen amigo a tomar, oír buena música y nada más, tranquilidad pura.

Entramos a una gran casa con una música tan ruidosa que hacen que los vidrios retumben de lo fuerte que está, hay varios chicos con sudaderas rojas con rayas blancas en la puerta y mirando a Heissen, le sonríen y lo saludan como si lo conocieran de toda la vida cuando apenas hace cuatro meses ingresó a la fraternidad.

Todos saben que Heissen es gay, de hecho, él no tiene problema con decirlo, ha aceptado quién es desde que tengo uso de razón y por eso estoy orgullosa de él. Hubo un tiempo donde lo criticaban y decían estupideces, pero Heiss, con ese gran cerebro que tiene, supo cómo irlos callando poco a poco y ganándose el respeto de la mayoría.

Ya adentro, un chico rubio, alto y fornido, se nos acerca, o más bien se le acerca a Heissen, y comenta:

—Hasta que llegas, debiste ser de los primeros —sólo mira a Heis, haciendo como si nosotras no estuviéramos. Miro a Bambi y ésta rueda los ojos y mira su móvil; aquí hay gato encerrado. El chico se llevó a Heis y ni tiempo le dio al pobre de decir algo.

Bambi me comenta que se quiere poner muy ebria esta noche y creo que tiene que ver con aquel chico, pero ahora no quiero preguntar. Nos aproximados a lo que, suponemos, es la barra y nos dan unas bebidas color azul que, según Bambi, saben deliciosas y se llaman blue hawaiian.

Diez blue hawaiian después...

Estamos ebrias, pero aún sabemos lo que hacemos. No hemos visto a Heis desde que se fue con aquel tipo rubio, pero poco me importa, sé que puede cuidarse y cualquier cosa me llamaría. Y, qué extraño, tras pensar eso, recibo una llamada de Heiss diciendo que me está esperando afuera y que vaya con Bambi. Eso hago.

—¿Qué pasa, vaquero? —pregunta Bambi—. Te informo que estábamos muy gusto adentro.

—¿Para qué querías que saliéramos?

—Sí, ya dilo —continúa Bambi y Heissen nos mira divertido.

—Quería que vieras al chico que te comenté, está por allá —indica con su dedo índice y efectivamente, ahí hay un chico de espaldas y creo que está fumando. Me pregunto si dicho chico será gay, si no, qué complicado es esto —. Y no, no sé si sea gay, por eso las mandé llamar. ¿Quién de las dos me lo averigua?

Bambi y yo nos quedamos patidifusas ante su pregunta, pero, antes de articular palabra, un chico pelirrojo, que en lo personal se me hace muy guapo, se acerca y dice:

—Heissen, ¿Qué tal todo? Apenas y te veo —nos mira a Bambi y a mí, interrogante, creo que es porque jamás nos había visto por aquí—. ¿Y ustedes son...?

—Oh, son amigas mías, no te preocupes —indica mi chico favorito—. Ella son Katherine y Bambi —agrega, señalándonos con su dedo índice.

—Un gusto, Connor —dice el chico pelirrojo, con nombre de Connor, regalándonos una amplia sonrisa—. Gran fiesta esa, ¿no? —asentimos los tres con la cabeza—. Y eso que apenas empieza lo bueno, vamos Heissen y trae a tus amigas —se voltea y avanza como si nada.

—¿A dónde vamos? —es lo primero que digo desde que el chico llegó. Bambi está con el ceño fruncido, supongo que igual de confundida que yo; Heissen nos mira divertido y el tal Connor voltea y me dice:

—A la verdadera fiesta.

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