Casado con mi secretaria © (B...

By R1Aguirre

18.6M 851K 127K

Este libro se encuentra en físico gracias a Nova Casa Editorial y puedes encontrar los puntos de venta en un... More

Importante
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 14
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 20
Parte 21
Parte 22
Parte 23
Parte 24
Parte 25
Parte 46
Parte 47
Parte 48
Parte 49
Parte 50
Parte 51
Parte 52
Parte 53
Parte 54
Parte 55
Parte 56
Parte 57
Parte 58
Parte 59
Parte 60
Parte 61
Parte 62
Parte 63
Parte 64
Parte 71
Parte 72
Parte 73
Parte 74
Parte 75
Parte 76
Parte 77
Parte 78
Parte 79
♥IMPORTANTE♥

Parte 19

274K 18.9K 2.6K
By R1Aguirre


Siento que ni siquiera puedo trabajar tranquilo, no hay minuto que la rubia no se pase por mi cabeza, no lo puedo creer... siento que la extraño.

¿Yo extrañando a alguien?

¿Qué me está pasando?

Conduzco hasta el lugar donde tengo una reunión. Siento un vacío en mí que no logro descifrar qué es, Alex siempre va conmigo a todas las reuniones, no tenerla en esta es extraño. Le hubiese dicho que viniera, pero está enferma, la llamaré para saber cómo sigue.

Al terminar la reunión ya la he llamado nueve veces y no contesta. Esto es extraño, ella siempre contesta mis llamadas ¿Será que le pasó algo grave? Tal vez debería ir a verla. No sé porqué siento la necesidad de querer verla.

Al salir del lugar que se llevó a cabo la reunión, observo que al frente hay una tienda, y un mono de felpa sobresale. Sé que Alex le gustan estas cosas, cruzo la calle y llego hasta la tienda a comprar el jodido mono.

Y tiene chocolates.

Definitivamente, Alex será feliz.

Conduzco hasta su apartamento, la llamo otra vez y no contesta, me estoy preocupando, aumento la velocidad para llegar más rápido. Al llegar, golpeo la puerta y es su amiga quién sale a abrir. Ella esboza una sonrisa al ver el mono de felpa que traigo en manos.

Siento vergüenza. Jodido mono.

—Alex está dormida —dice, de inmediato. No tuve necesidad de preguntar —pasa.

No dudo en tomar lugar dentro del apartamento. Hay un tipo en la sala que de inmediato voltea hacia mí y me revisa de pies a cabeza mientras sigo a Natalie a lo que creo que es la habitación de Alex, hago caso omiso al tipo de cabello largo y vuelvo mi mirada a una puerta frente a nosotros que tiene una imagen de un gato con cabellera al estilo Slash tocando la guitarra eléctrica. No puedo evitar sonreír. Tan Alex desde la puerta.

—¿Ella está bien? —le pregunto a la chica. Ella de inmediato voltea hacia mí abriendo la puerta de la habitación.

—Sí que yo sepa, en ella dormir cuatro a cinco horas al día es normal —yo ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que dormí en el día.

Ella se remueve en su cama debajo de sus sábanas, de inmediato cruzo el umbral y Natalie cierra la puerta retirándose. Alex talla sus ojos y me mira con su entrecejo fruncido, su cabello rubio despeinado resplandece con la poca claridad que entra por la ventana. De inmediato, al enfocarme agranda sus ojos y me mira con sorpresa.

—Alex ¿Estás bien? —pregunto, ella se sienta sobre el colchón de su cama y aclara su garganta mientras me observa acercarme a ella.

—Hey —dice, con una sonrisa—¿Puedo saber por qué no avisaste antes de venir? —me siento en el borde de su cama y observo esos lindos ojos verdes adormilados.

—Te llamé diez veces y no contestaste, por eso vine, me preocupé —hago una pausa — te traje algo —le extiendo el mono de felpa y ella lo mira enarcando una ceja. De inmediato sus labios se arquean, sé que le ha gustado.

—¿Un mono de felpa? ¿Es en serio? —recuesta su espalda en el cabezal de su cama con una amplia sonrisa.

Me gusta verla así.

—Tiene chocolates en su interior —ríe levemente —Si no te sientes bien puedo llamar a mi doctor que venga a verte —ella niega con su cabeza, con sus ojos clavados en el feo mono.

—Sólo necesitaba dormir, gracias —eso espero, la miro fijamente a los ojos y recuerdo que tengo que volver al trabajo. Me pongo de pie bajo su atenta mirada y vuelvo mi vista a ella.

—Tengo muchas cosas que hacer, sólo quería saber si estabas bien —observo mi reloj —cualquier cosa me llamas ¿sí? —ella asiente, llevo mi mano a su mejilla y presiono mis labios en la otra.

Salgo de su apartamento a paso rápido y siempre cuando camino hacia el elevador mis labios esbozan una sonrisa.

No sé qué es lo que me está pasando con esta mujer.

~~~~~~~~~~~

Hago mi rutina de todas las mañanas antes de ir a trabajar. Cuando ya estoy listo conduzco hasta la empresa. Llego antes incluso que David, le va a dar un paro cardíaco verme aquí antes que él ya que siempre viene a terminar trabajo muy temprano por estar de holgazán comiendo palomitas de maiz, tengo que terminar algo de trabajo que ayer no pude por estar pensando en alguien.

Más de una hora después miro mi reloj, ya se supone que Alex estuviese aquí, tengo una reunión en unos minutos. Me tenso pensar que alguien llega tarde, aunque sea Alex con esos sus bonitos ojos verdes. Dos socios se acercan a mí mientras espero que la reunión inicie, ambos me felicitan por mi matrimonio, no me queda de otra más que sonreír y agradecer.

Las puertas del ascensor se abren y volteo de inmediato. Por fin, Alex se aparece y esboza una amplia sonrisa, una sonrisa que no borra el hecho de que ha llegado tarde. Camino hacia ella, la verdad estoy tenso.

—Llegas tarde —menciono sin ningún tipo de expresión, ella rasca la parte de atrás de su cabeza buscando una escusa, rodeo su cintura con mis brazos y presiono mis labios contra los suyos, dejaré pasar esto sólo por los dos socios que están aquí... y porque la extrañaba... —Vamos, tenemos una reunión con estos señores, actúa más como mi esposa que como mi secretaria ¿De acuerdo? —hablo en su oído, ella asiente con una sonrisa.

El día de hoy transcurre bastante rápido, tanto trabajo me cansa. Estos días son los que sólo deseo ir a casa y dormir. No encuentro las horas de terminar todo e ir a enterrarme en mis preciosas sábanas, demasiadas cosas por hacer a veces me estresa, aunque me gusta lo que hago.

Salgo de la empresa cuando una imagen llama mi atención. Alex está ahí en su feo auto y pelea con él, esbozo una sonrisa. De inmediato, mis pies se encaminan en su dirección. Golpeo la ventanilla de su auto cuando está sosteniendo su frente, se estremece y baja la ventanilla. Sonríe-

—Tienes un bentley y prefieres esta cosa —hablo, viendo específicamente el espacio donde falta el volante.

—Está bien, es algo normal —bien normal, quiero burlarme pero ni para eso tengo ánimos por el momento.

—Vamos te llevo —no espero su respuesta, sólo me encamino a mi auto sin percatarme si me sigue o no. Espero lo haga porque estoy estresado y no quiero tener que ir por ella a jalones.

Sólo a ella se le ocurre tener un bentley del año y sacar ese jodido auto a la calle. Abro la puerta del copiloto y la espero, por suerte ha decidido venirse conmigo, no tengo que ir a reñir nada.

—Iremos a mi casa para que te lleves el bently, mandaré a arreglar ese tu auto —hablo, cuando ya está bastante cerca de mí. Ella me observa con su entrecejo fruncido y vuelve su mirada al feo auto.

—No es necesario, yo buscaré quién...

—No te preocupes —interrumpo —y por el momento usa el otro auto, todos saben que eres mi esposa y no quiero que te miren en... eso... —digo de forma despectiva, ella rueda sus ojos y entra del lado del copiloto.

Conduzco a mi casa, no mediamos palabras, la verdad es que estoy estresado, quiero tranquilidad, escuchar clásicos en inglés y tomar una relajante ducha para ir a dormir.

Sí, dormir a estas horas.

—Oye, ¿tienes un florero que me vendas? —Alex interrumpe mis pensamientos, frunzo mi entrecejo sin dejar de ver al frente.

—¿Un florero? —enarco una ceja, la miro por unos segundos y vuelvo mi vista a la carretera.

—Es el cumpleaños de Natalie y no he comprado ni un puto regalo —deja salir un sonoro suspiro, me hace reír.

—Tengo un collar que le había comprado a mi madre para su cumpleaños, pero el día de nuestra cena vi que llevaba puesto uno igual así que ya no tengo que hacer con él, puedes quedártelo y se lo das a tu amiga.

—Estoy cien por ciento segura que no puedo pagarlo —puedo notar que me mira fijamente, pero no correspondo su mirada porque el tráfico está bastante pesado.

—Bueno, yo dije que te lo puedes quedar, no que me lo tienes que pagar...

—Ah, no... —niega con su cabeza ¡Qué mujer más terca! —yo no puedo...

—Harías feliz a tu amiga, créelo. Dile que es un regalo de ambos y listo —ella ríe de manera sarcástica. Yo no estoy bromeando.

Al final, la convencí para que se quedara con el collar. Lo iba a ir a devolver porque no tenía que hacer con él.

Sale de mi casa, y yo voy tras ella. Lo único que pienso en estos momentos es dormir. Ella gira sobre sus talones y me mira de esa forma de siempre cuando quiere preguntarme algo.

—Oye, ¿Quieres... venir a la fiesta... conmigo? —ella arruga su entrecejo, la miro fijamente con las manos en mis bolsillos, estaba pensando en dormir pero no me siento capaz de rechazar una oferta de salir con Alex; de hecho, no me siento capaz de rechazar nada que provenga de Alex.

¿Qué me está pasando?

—Está bien —contesto, esbozando una sonrisa—¿Paso por ti? —ella sonríe, me gusta verla feliz y asiente con su cabeza. Dormir tendrá que esperar para mí.

—¿Te veo a las ocho? —habla, observo mi reloj. Aún faltan varias horas, puedo descansar mientras tanto, asiento.

Ella sube a su auto y a pocos minutos ya la pierdo de vista. Saldré con ella y no es nada que ver con trabajo, yo nunca había hecho estas cosas por una mujer sin esperar algo luego, con Alex sé que nada puede pasar y aún así muero de ganas por salir con ella.

Tomo una ducha y luego me dispongo a descansar, pongo mi alarma exactamente una hora antes de las ocho. Me recuesto en mi cama pero ya no puedo dormir, pienso en Alex; en sus ojos, su sonrisa... en sus labios.

Mierda.

Suena la alarma y yo no he cerrado un ojo. Me pongo de pie y me arreglo perfectamente, para estas ocasiones me gusta usar trajes negros; de hecho, para la mayoría de ocasiones.

Conduzco al apartamento de Alex, ya me sé de memoria los pasillos de este lugar, los minutos que se toma el ascensor, los pasos que hay desde el ascensor hasta su apartamento, sí, a mí no se me escapa nada.

Golpeo la puerta y acomodando mi corbata miro en un lado del pasillo y hay un gato viéndome fijamente, frunzo mi entrecejo cuando escucho la puerta abrirse y llevo mi mirada a la preciosa rubia frente a mí, de inmediato sonríe y mis ojos revisan como ese vestido azul bebé se adhiere a su cintura como una segunda piel, la falda es suelta y corta, dándole un toque divertido a ese vestido. Me gusta cómo se ve, dá un tierno beso en mi mejilla, y se dispone a caminar hacia el ascensor con mi mano sosteniendo la suya.

Llegamos al lugar, todos voltean a vernos, es una casa pequeña no muy lujosa pero está bien arreglada. Alex se dispone a buscar a su amiga y cuando la encuentra se funden en un abrazo, al menos no gritan y me dejan sordo. El tipo cabello largo del otro día está con ella y simplemente me hace un saludo con su cabeza y yo le respondo de la misma manera, lleva una camisa a cuadros suelta que da vista a su camiseta interior con las letras en gótico que se leen "Metallica", las magas de su camisa están recogidas hasta su codo y en su antebrazo tiene un tatuaje de un rostro.

Un rostro que estoy seguro no es el de Natalie.

La castaña habla con Alex sobre el collar, pero no le estoy prestando atención. Sabía que le iba a gustar, doy una repasada al lugar y puedo ver como varias personas se nos quedan viendo, a ambos.

—Debo ir a saludar a otras personas, por favor, pónganse cómodos —habla Natalie, ambos asentimos y Alex toma mi mano para ir a buscar algún lugar.

—¿Quieres algo de tomar? —pregunta ella, una vez que hemos alcanzados una mesa.

—En todo caso yo iría por la bebida de ambos, Alex. No te preocupes —hablo, tomando su mano y haciendo que tome lugar en el sillón que rodea la pequeña mesa.

—No es...—no la dejo terminar porque sé lo terca que es. Me abro paso entre la multitud y llego hasta las bebidas, para mi sorpresa hay champagne. Tomo una botella y dos copas, al menos voy a divertirme de esta forma.

Regreso hasta donde está ella y está con su vista puesta en la pista de baile. Sus ojos me enfocan y esboza una sonrisa. Toma la copa que le extiendo y al abrir la botella observo el líquido espumoso caer al suelo, luego le sirvo un poco tomando lugar a la par suya mientras vierto un poco del líquido en mi copa. En ese preciso instante, Alex toma mi barbilla y presiona sus labios sobre los míos capturando el inferior entre los suyos, no puedo medir cuanto me gustan sus besos. Profundizo el beso, y ubico la botella de champagne sobre la mesa frente a nosotros para tomar su cintura a apegarla más a mí.

Definitivamente, valió la pena venir hasta este lugar.

—Lo siento —dice, separándose de mis labios —me molesta que esas tipas te miren de esa forma cuando saben que estás casado conmigo —se encoge de hombros y lleva la copa de champagne a su boca viendo el líquido en su interior, me hace reír mientras también saboreo el champagne viéndola atentamente.

—Me gusta más esta forma de molestarte que aquella otra donde me gritas y cierras mi laptop de golpe —pongo mi mirada de desaprobación sobre ella y sólo ríe. Me encanta cuando ríe. Antes que me embobe con esos ojos, esa forma de hablar y como juega con su cabello comienzo a hablarle acerca de las personas que conozco de este lugar.

Sé mucho sobre lenguaje corporal, me sirve a la hora de establecer negocios para cerciorarme que no me están dando falsas promesas, pero Alex me confunde, actúa de una manera coqueta que puedo jurar que si fuese otra mujer ya estuviese encima de ella, literalmente. Pero al mismo tiempo, sé que no es su intención porque de su boca no salen palabras con doble intención, su forma de mirarme no es de esas que quiere algo más que una conversación. Esa forma de jugar con el borde de la copa mientras me escucha es jodidamente sexy, la forma que despeja su cabello de sus hombros y esa forma de sonreír de una manera dulce, voy a admitir que me atrae. Y lo peor de todo es la forma tan natural en que hace todo eso ¿Cómo no va a traer a miles de hombres a sus pies?

Maldita sea, sólo pensar eso se revuelve algo en mi interior, y no es nada bueno.

—¿Bailas? —pregunta, haciéndome volver a la realidad, me había perdido en esos ojos verdes.

—No, yo no bailo, Alexandra —contesto, llevando mi vista hacia otro lugar.

—¿Cómo que no bailas? —toma mi antebrazo—Bailaste conmigo en Italia.

—Sí, pero no esta terrible música —hablo, ella se pone de pie de inmediato tirando suavemente de mi antebrazo.

—Yo quiero bailar —niego con mi cabeza, pero tira de mí más fuerte que termino poniéndome de pie—¿Para qué ir a una fiesta si no vas a bailar? —¿ya qué? No tengo de otra, si algo he aprendido de ella es que siempre se sale con la suya.

—Que cosas me haces hacer, Carlin —exclamo, mientras la miro fijamente con desaprobación. Comienza a moverse y la verdad que lo hace de una manera tan sensual que despierta algo extraño en mí, la tomo por la cintura mientras sigo sus pasos, por suerte, había aprendido a bailar en la universidad, me sirvieron de mucho todas esas fiestas a las que fui, que no me guste es algo muy diferente.

Comienza a sonar una balada, siento que mis oídos descansan. Este es el tipo de música que me gusta, de inmediato apego su cuerpo al mío rodeando su cintura y ella por instinto lleva sus manos a mi cuello. Su rostro muy cerca al mío, tanto que puedo oler su labial de cereza. Me dan ganas de devorar esos labios, me acerco lentamente a su rostro, pero sin rozar mis labios con los suyos, no quiero abusar de la situación, lo que sea que sucede entre ella y yo sólo durará unos cuantos meses. Nuestras narices se rozan, su aroma me embriaga, cierro mis ojos. Me gusta esta cercanía.

Más de lo que debería.

Abro mis ojos y ahí están los suyos viéndome de una manera tierna. No puedo evitarlo, de inmediato mis labios reclaman besar los suyos y cuando voy a unirlos una música estruendosa comienza a sonar haciéndonos estremecer. Maldita música.

—¿Quieres algo de comer? —habla cerca de mi oído, simplemente asiento y toma mi mano para ir a la mesa de bocadillos.

Ahí estuvimos por alguna hora, hasta que dijo que quería irse. Luego de despedirnos de su amiga, quién ya usaba el collar, la llevo a su apartamento. La acompaño hasta la puerta, busca la llave en su pequeño bolso.

—Gracias por acompañarme —habla, abriendo la puerta.

—Gracias a ti por invitarme, en serio me divertí —sonrío —mañana debo ir a Francia, tengo una reunión importante —de inmediato veo una expresión en su rostro que estoy seguro no es de alegría.

—¿Cuánto tiempo no te voy a ver? —interroga, sonrío.

—¿Qué? Tú vienes conmigo —contesto, no me imagino sin ella en una reunión tan aburrida —Te dije que dónde fuese yo, tú vendrías conmigo ¿Lo recuerdas?

Suelta una pequeña risa, parece ser de alivio. Sí quiere ir conmigo, no sé porqué eso me ha causado alegría.

—Suena bien —habla —Significa que tendré que usar otro jodido vestido de gala? —me hace sonreír.

—No necesariamente de gala, es algo más casual —ella suspira aliviada —Te enviaré la hora por un mensaje de texto ¿Sí? Pero tienes que llegar a la empresa a tu horario normal, ni un minuto más, ni un minuto menos. Soy tu jefe y aún puedo despedirte —rueda sus ojos —no querrás ser una ama de casa.

No puedo evitar reír, ella sonríe ampliamente y llevo mi mano a su cuello para presionar mis labios contra su frente.

—Luego iremos a California, acostúmbrate a ese ritmo de vida —no sé que me gusta tanto de esos ojos —te veo mañana, muñeca —dicho esto me encamino hasta el ascensor, al girar en su dirección ahí está esa lindura observándome, le guiño un ojo y ella sonríe. Las puertas de metal se cierran y por un momento me quedo pensando.

Creo que Alex me gusta y la cosa más jodida es que no sé qué hacer para que deje de hacerlo.

Trabajo y sentimientos no se mezclan. Tengo que meterme eso bien en la cabeza.


Continue Reading

You'll Also Like

552K 36.8K 44
¿Conoces el cuento de la "Cenicienta"? Si ,la chica a la que le queda la zapatilla y vive su hermoso final de cuento de hadas ,bueno , esta n...
115K 16.1K 41
Llevar una vida modelo, idónea y envidiable ante la sociedad era la parte fácil de la tarea. Tener un esposo y una familia prácticamente perfecta, un...
2.4K 228 33
Valentina siempre quiso saber, quién fue su padre y por qué su madre nunca lo mencionó. Después de descubrir un cuaderno en el que su madre relata s...
34.1M 2.6M 91
Alexandra Carlin, es una chica recién graduada de la universidad, sin éxito en el campo laboral, es contratada por fin como secretaria del presidente...