Las sirenas de la ambulancia sonando a todo volumen, personas acercándose a ver el accidente, tomando fotografías o videos.
Solo gente hipócrita.
Yuuri estuvo consciente cuando lo subieron a la ambulancia, también cuando lo llevaron al quirófano.
Después, no volvió a saber qué pasó.
Viktor se sentía culpable. Él sentía que el accidente había ocurrido por él, por reclamarle a Yuuri cuando no debía.
Jamás pensó que un auto se atravesaría en el camino del taxi donde iba Yuuri.
La familia de Yuuri no tardó en llegar, agitados, asustados. Al ver a Viktor en la sala de espera, con la mirada perdida y las manos incrustadas dolorosamente en sus piernas, comprendieron que debían esperar.
Hiroko lloraba, Toshiya la consolaba con palabras llenas de esperanza y -muy en el fondo- con miedo. Mari mantenía la mirada gacha, con lágrimas en los ojos.
Nadie decía más.
Horas después el doctor llegó, preguntando por la familia de Katsuki Yuuri. Se acercaron con prisa y la primera en hablar fue Hiroko.
Viktor sabía que no merecía hablar.
—¿Cómo está mi hijo? ¡Por favor, digame que está bien!— No alcanzó a decir nada más, pues el llanto y la desesperación pudieron más que ella. Abrazó a su esposo, recibiendo en seguida caricias reconfortantes.
El doctor, quien se había mantenido en total silencio, con la mirada llena de pena, habló.
—Les diré la verdad. El paciente se encuentra muy débil. Su cuerpo está demasiado delgado y falta de nutrientes. Los golpes que recibió fueron graves.— el llanto de Hiroko aumentó y con él se agregó el de Mari y unas cuantas lágrimas de Toshiya, quien debía mantenerse fuerte para su familia.
Viktor seguía sin hablar.
—Sin embargo— continuó el doctor— pudimos salvarle la vida.
Muy en el fondo, Viktor presentía que era mentira. Una cruel mentira.
—¿Cuando podremos verlo?— preguntó Toshiya, más tranquilo.
Viktor no escuchó nada más. Su mente viajaba en esos momentos. Él no merecía nada de Yuuri.
Él había provocado todo eso.
—No fue tu culpa.— dijo el padre de Yuuri, poniendo la mano en su hombro.—Fue un accidente.
Yo tuve la culpa.
—Gracias, señor.— susurró, para después tomar asiento nuevamente en la sala de espera.
Era egoísta, y por esa razón no se apartaría de Yuuri. Lo amaba y, aun si lo lastimaba, quería estar a su lado.
Lo necesitaba.
[Bueno, solo nos queda un capítulo más 💔
Espero que les haya gustado. ¡Hasta luego!]