Perfecta Destrucción

Por jamieyixing

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Él es peor que el peligro. Su mundo es peor que el infierno. No descansara hasta obtener lo que busca. "No sa... Más

Prólogo
Capítulo dos
Capítulo tres

Capítulo uno

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Por jamieyixing

El sonido de la música era ensordecedor y apenas podía escuchar mis propios pensamientos, me pregunte si había sido buena idea venir.

Tome mi teléfono de mi bolsillo trasero, faltaban diez minutos para las once y media de la noche, Avery no tardaba en regresar a casa. Heche un vistazo detrás de mí, apenas y se podía divisar el cabello anaranjado de Nora entre la multitud, no sabía cuánto tiempo más estaría bailando.

No tenía mucho tiempo, así que al final decidí marcharme. Guarde mi teléfono de nuevo, le enviaría un mensaje de disculpa a Nora una vez que este en un taxi de regreso a casa.

Intente moverme entre la gente, con una bebida casi llena en la mano izquierda. Una de las amigas de Nora me pidió "cuidarle" su trago cuando vio que por veinte minutos apenas y me movía con la música del club. Y ahora estaba intentando pasar entre la gente sin tirármela encima o a alguien más.

Cuando estaba ya casi fuera de la tanta gente que estaba acumulada en el centro del club, sentí vibrar mi teléfono en mi pantalón. Y solo podía pensar que era Skylar avisando que su abuela ya había llegado a casa.

Intente sacarlo con la mano libre que tenía, pero entonces paso lo que había estado evitando, alguien me empujo por detrás, perdí el equilibrio y la bebida cayo. Esperaba que terminara en el piso o inclusive encima mío en lugar de otra persona, pero esta noche parecía ir empeorando. Un hombre alto, hombros anchos, vestido con pantalones oscuros y una camisa blanca con las mangas enrolladas hasta sus antebrazos, estaba a unos pasos de mí. Aquella camisa blanca ahora tenía una gran mancha en el pecho.

Aunque la luz del lugar era poca, se podía apreciar que aquel hombre no estaba nada feliz. Aun con muy poca iluminación, se podía apreciar la expresión de enojo.

—Yo no... —intente disculparme, pero una voz detrás de él me interrumpió.

—Cariño, pue- —una chica pelinegra, con una voz bastante aguda intento tomarlo del brazo cuando vio la mancha en su camisa— ¡Dios mío! Déjame ayudarte a limpiarlo

Con sus manos intento limpiarlo, aunque no hizo nada. Aquel hombre no dijo nada, simplemente empujo las manos de la chica, haciéndola tambalear en los grandes tacones que tenia puestos. Un hombre de traje se acercó a él y le entrego una toalla.

Yo seguía parada, sin poder decir o hacer algo. El hombre no quitaba su vista de mí. Y la chica se dio cuenta.

Su rostro paso de la sorpresa al enojo al verme con el vaso casi vacío que tenía en mi mano.

—Maldita perra ¿tienes una idea de lo que vale eso? —se acercó a mí de forma amenazante—. Lo dudo, pareces una pordiosera.

—No fue mi intención, lo siento, ni si quiera vi que iba pasando cuando me empujaron. —Solo quería irme, pero sabía que esa chica no me dejaría ir tan fácil—. Puedo pagar el servicio de tintorería, puedo darles esto y el resto se los doy después.

Saque los veinte dólares que había estado guardando para el taxi de regreso. Tenía una leve esperanza que dijeran que no.

Aquella chica se rio en mi cara al ver mis cuatro billetes de cinco dólares.

—En verdad no tienes ni una idea, tus miserables veinte dólares no cubren ni el cincuenta por ciento del costo de la tintorería para una prenda como esa.

Esta vez la chica se acercó de forma amenazante, pero antes de que pudiera hacer o decir algo más, un brazo me rodeo los hombros. Frente al rostro de la chica y mío, colocaron un par de billetes de cien dólares.

—Con esto basta y sobra, ¿no es así?

Era uno de los amigos de Nora, no recordaba su nombre. Me guiño el ojo, antes de colocarle el billete en uno de los tirantes del vestido.

—Una disculpa de nuevo por parte de mi amiga y mía, bro —volvió a hablar el amigo de Nora, esta vez dirigiéndose al hombre que aún seguía mirándome con una expresión bastante dura—, está un poco mareada, pero con esto es suficiente ¿no?

Sin si quiera esperar que respondiera cuando me jalo hacia las escolares que llevaban a las mesas reservadas del lugar.

Di un vistazo rápido hacia atrás, aquel hombre seguía de pie, con la misma mirada fija en nosotros. Lo último que vi fue como otro hombre de traje le susurro algo en el oído.

—Ese tipo de gente es muy pesada, pero con un par de billetes se calman. —el amigo de Nora volvió a hablar.

Aún seguía con su brazo rodeándome en un agarre bastante fuerte y me hizo sentarme a su lado una vez que llegamos a la mesa. Solo había un par de personas, una pareja que no les molestaba mostrar su "afecto" y un chico justo al otro lado de la mesa, que tenía toda su atención puesta en su teléfono.

—Toma, para que se pase el mal rato —me extendió un vaso, mientras se sentaba, demasiado cerca para mi gusto.

—Muchas gracias por lo de antes...

—Trevor —sonrió, acercándose un poco mas aun con la bebida en la mano que me ofrecía. La tome y el olor a alcohol golpeo mi nariz.

—Trevor, claro, pero no bebo —deje el vaso sobre la mesa, este miro el vaso y después a mí, antes de soltar una especie de carcajada.

— ¿Sabes? No eres mi tipo de chica, pero puedo hacer una excepción por ti —susurro en mi oído, mientras sentía como su mano comenzaba a moverse por mi brazo de forma lenta— tu piel es suave, tu rostro es bonito. Además, hueles muy bien.

—Tengo que irme —intente levantarme, sin embargo, me sostuvo. Su agarre era fuerte y doloroso.

—Di doscientos dólares para salvar tu culo allá abajo, de alguna forma tienes que pagarme ¿no crees? —puso el vaso de nuevo frente a mi en un movimiento rápido, tirando un poco del contenido sobre mi blusa.

Así que lo tome el vaso.

Trevor me miraba expectante y comencé a mirar a todos lodos, esperando que alguien de los pocos que se habían quedado se diera cuenta de la situación. Pero la pareja había desaparecido, y aquel chico de la esquina seguía en su teléfono.

No tenia otra alternativa mas que beber, esperar que dejara ir mi brazo y salir de aquí. Estaba segura de que no solo había bebido alcohol, justo frente a él estaba una pequeña bolsa con polvo blanco. Alguien con alcohol y drogas en el cuerpo podía llegar a ser bastante hostil y agresivo, y no estaba en posición de averiguar si Trevor era alguien que se pusiera de este modo.

Termine por tomar un sorbo de la bebida, que prácticamente solo era alcohol. Cuando vio que comencé a tomarle, Trevor solamente sonrió asintiendo y me soltó el brazo.

—Con uno es suficiente para pasarla bien.

El tono de su voz y la mirada lasciva que medio antes de que tomara de su vaso encendió las alarmas de mi cabeza.

Apenas y era visible el fondo de la bebida con la poca luz del lugar, pero estaba segura que veía algo en el fondo. Un horrible escalofrió recorrió mi cuerpo.

Sin pensarlo me levante, dejando el vaso sobre la mesa. Tenía que irme, aunque había tomado solo un sorbo tenía miedo. Trevor también se levantó rápido.

—Ey, ¿a dónde crees que vas? —quiso tomarme del brazo de nuevo, pero esta vez lo empuje provocando que tropezará y tirara un par de vasos y copas sobre la mesa sobre él— ¡Maldita perra!

No lo pensé dos veces y comencé a correr hacia las escaleras. Necesitaba salir de aquí, sabía que todo esto era una mala idea.

—Vuelve aquí zorra —aunque la voz de Trevor apenas y se escuchaba, no estaba segura de lo que podría ser capaz y tampoco quería descubrirlo.

Justo cuando termine de bajar las escaleras, me tope a la misma chica pelinegra.

—Mira quien está aquí ¿en verdad crees que con el dinero de tu novio es suficiente? Claro que no, estúpida.

—Lo siento de nuevo, pero justo ahora... —me sentí mareada de pronto, teniendo que apoyarme en la pared para poder estar de pie.

—¿Ahora estas fingiendo que estas borracha? —se cruzó de brazos y yo negué con la cabeza—. Eres realmente patética.

Mi mente estaba girando que incluso parecía que hasta hablar se me volvió complicado. Mis piernas flaqueaban y en lo único que podía pensar era que tenía que regresar a casa y que Trevor no me alcanzara.

No sé qué me había dado, la cabeza me daba vueltas y mis ojos se sentían pesados. Quise alcanzar a la chica para pedirle que me ayudara, pero esta se quitó haciendo que cayera al suelo. Intente ponerme de pie, pero mis brazos tampoco los sentía.

El miedo me comenzó a consumir cuando escuche la voz de Trevor. Quise arrastrarme con la poca fuerza que sentía, pero todo comenzó a cerrarse para mí. Quería llorar, quería gritar por ayuda, pero mi cuerpo ya no respondía.

Todo se volvió negro en segundos y ya no supe nada más.




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