ღ Beso Travieso ღ [MikaYuu]

By NathXim

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¿Sabías que resolver un simple test puede terminar con resultados sexuales? Una simple pregunta... fue el det... More

2. [Pídelo]
3. [Indirecto]
4. [Golpe]
5. [San Valentin]
6. [Noche]
7. [Más que un beso]
8. [Ex Chao]
2.1 [Desastre]

1. [Contacto]

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By NathXim

"¿Te preocupas por el sabor o aroma que tenga boca?"

¡¿A quién habría de importarle eso?!

Palabras exaltadas y llenas de una aparente indignación resonaron dentro de la recámara color crema, que si bien no era muy grande, daba espacio suficiente para que ambos amigos realizaran la tarea juntos.

Mikaela Hyakuya, presidente del consejo estudiantil de la academia Seraph Imperial, haciendo equipo con su supuesto "hermano" y amigo de la infancia Yūichirō Ichinose.
Sin embargo, el azabache a quien llamaba "amigo" yacía placenteramente recostado sobre la cama, más sumido en la revista para chicas, que en la dichosa tarea por la cual se habían reunido en primer lugar.

—Yuu-chan, baja la voz —regañó con voz tranquila, acomodándose los lentes para continuar leyendo los textos escritos en el libro.

No era de extrañarse que aquello estuviese pasando. Mikaela se lo esperaba desde un principio, pero continuaba haciendo equipo con él, pues sabía que sin su ayuda probablemente el moreno no llegaría a pasar el año y lo último que deseaba era que terminasen separándolos cuando pudo haber hecho algo para evitarlo.
Si, lo consentía demasiado.

—Ne~ Mika, ¿te preocupas por el mal aliento? —inquirió el menor, ignorando por completo lo que se le había dicho con anterioridad.

Como era común, Yuu había encontrado una forma de distraerse y dejar que Mika trabajase solo en lo que a ambos les correspondía.

—Eso es algo normal —siendo casi cortante, el rubio contestó, no dejando que su vista se apartase de la letra cursiva escrita en las páginas blancas del libro entre sus manos.

Yūichirō analizó sus palabras por unos instantes.
¿Algo normal? Era cierto que muchas personas lo señalaban como un ser extraño, pero jamás se había llegado a considerar "anormal" solo porque el aliento de su boca no le importase en lo más mínimo.

—¿Me consideras una persona normal? —preguntó a su amigo luego de pensarlo un poco, acercándose a él para poder ver lo que hacía.

—No, Yuu-chan. —contestó entre suspiros que quedaron dispersados en la fría brisa colada desde la ventana— Tú eres todo, menos normal.

El nombrado frunció el entrecejo,  incapaz de identificar si existía algún rastro de sarcasmo en la respuesta recibida.
A Mika le encantaba reírse de él, pero ahora parecía tan ensimismado en el condenado libro de química, que a duras penas le prestaba atención.

—¿Eso es bueno o malo?

—Depende de quien lo vea.

Y volvió a callar. El mayor no le miraba, a duras penas y escuchaba sus habladurías sin sentido, por lo que contestaba lo primero que le llegaba a la mente.

¿Debería hacer algo para que mínimamente le viese?
Hasta cierto punto, se sentía ofendido con la falta de interés de parte del rubio hacía sí.
Era extraño, pues Mika siempre se estaba fijando en toda cosa que dijese el azabache, ya fuese algo estúpido u no.

Cruzó sus brazos, mostrando un puchero por sentirse ignorado. Puchero que fue ignorado por completo.

—Jump. —bufó el menor para intentar llamar su atención. Pero como era de obviar, no lo consiguió.

Ahora estaba dispuesto a aplicarle la misma ley del hielo hasta que le rogase por atención. Lo obligaría a comprarle chocolates para compensar su gran falta.

Entonces regresó su mirada a la revista, leyendo la siguiente pregunta con aburrimiento.

"¿Tus labios son suaves?"

Dispuesto a aclarar la duda y asi mismo contestar la pregunta, llevó sus pulgares al labio inferior, acariciándolo para apreciar la textura de aquel.

No lo sabía...

Intento ignorar la pregunta, continuando con la siguiente.

"¿Eres capaz de robar un beso?"

Por un momento lo pensó, repitiendo la pregunta como si le fuese imposible entender su significado.

Nunca había robado un beso, pero ello se debía a que nunca se había visto en la necesidad de hacerlo.
Las chicas le pedían un beso, y él simplemente se los daba. Nadie nunca le había atraído tanto como para pedir uno por su cuenta, u para intentar robarlo.

Se puso nervioso. El hecho de pensar en profanar labios ajenos le había causado un sonrojo inevitable.

—M-mika... —llamó por atención, viéndose en la necesidad de distraerse de sus propias preocupaciones.

—¿Mmm?

—¿A-alguna vez... has robado un beso? —inquirió, centrándose en la persona con quien compartía la habitación.

Ahora avergonzaría a Mika y llegaría a sentirse mucho mejor. Compartirían la vergüenza.

—No. —respondió girando la hoja del libro.

—¿N-no? —se maldecía internamente por tartamudear, pero el sonrojo amenazaba con no separarse de sus mofletes. Era más que obvio que para Mika con una simple y sencilla petición lo obtuviese de inmediato—. E-emm... ¿Has dado un beso francés? —el contrario tan solo giró su cabeza en señal de negación.

Ahora si, sus nervios fueron dejados de lado por completo. ¿Cómo podía ser? Mika era tan apasionado con todo aquello que hacía... sin duda estaba mintiendo.

Con una mueca llena de confusión, pensó en su siguiente pregunta.
Aunque ya presentía la respuesta afirmativa, esa inquietud no se le iría a menos que la realizara.

—¿Mika, ya has besado a alguien?

Se hizo el silencio. Un sepulcral silencio que pudo durar segundos, segundos en los que una hoja del libro fue volteada, segundos en los que el tiempo pareció detenerse de forma tortuosa.
Tragó grueso, incapaz de mantener la calma al esperar una respuesta.

Respuesta que llegó de inmediato con un gran aire de indiferencia.

—No.

—…

¿Estaría soñando? Puede que nuevamente esté soñando con Mika, es decir... eso es normal.

Lo que no es normal, era que el chico más hermoso de la academia no hubiese besado nunca a nadie.

Sus labios eran puros.

No sabía si debía sentirse orgulloso por tener más experiencia que él; u como un "fácil" que se besa con cualquiera.

—Me estás mintiendo ¿no es así? —tomó en forma abrupta y para nada delicada las mejillas de Mikaela entre sus manos, logrando que finalmente le viese a la cara.

Pero no supo en que momento sus ojos se despegaron de los orbes zafiros del chico y se dirigieron a sus labios. Por mera curiosidad deseaba ver el movimiento que estos hacían al producir palabras.

—Sabes que sería incapaz de mentirte.

Demonios. Su corazón había comenzado a latir con prisa al notar el suave vaivén de la boca ajena al hablar, esos labios rosa parecían seducirlo con descaro y sin más mínima piedad.
Quería tocarlos...

—¿Yuu-chan?

Quería besarlos...

—¿Qué estás..?

Quería el primer beso de Mika.

—¡Yuu-chan! —gritó un rubio desesperado, causando que la persona ajena a él cayese de la cama.

Yuu, no había sido capaz de darse cuenta que la cercanía entre sus rostros comenzaba a ser eliminada por él mismo, y pese a los llamados constantes del rubio, casi había sido capaz de llevarse lo que deseaba.
Eso en lo que pensaba a medida que acortaban distancia. Pero claro, Mika se desesperó y no tuvo más remedio que asustarlo con un grito que lo trajese de vuelta a la realidad.

—¿Qué pensabas hacer? —regresando su vista al libro entre sus manos, volvió a su posición normal, ignorando lo que momentos antes estaba a punto de ocurrir.

—B-besarte. —confesó sin vergüenza entre quejidos por el dolor de haber terminado en el suelo.

—Je...

—Puedo ayudarte, —como si se tratase de un grave problema, se acomodó justo al lado del contrario, palmeando su hombro para ganar un poco de atención— Yo podría ser a quien le des tú primer beso, te enseñaría a besar y no pasarías vergüenza al intentar hacerlo por tu cuenta con otra persona. —explicaba entusiasmado, incapaz de ocultar la sonrisa en su semblante.

—¿Qué te hace pensar que necesito ayuda? —arqueó una ceja. En ningún momento expresó que existiese en él tal vergüenza.

—Es obvio, Mika~ —ahora si, el orgullo de Yūichirō se elevó por las nubes— Vamos, no te preocupes y déjame ayudarte.

—No sé en qué rayos estés pensando, pero darle mi primer beso a un chico no sería para nada gratificante. —aún con un dolor en el pecho alcanzó articular tales palabras.

—Pero yo soy yo, no hay problema. —aseguró con total calma, ganándose el desconcierto del mayor hacia él.

En el mundo, habían muchas clases de personas:
Las calladas.
Tímidas.
Aventadas.
Inocentes.
Salvajes.
Pasionales.
Normales.
Extrovertidas.
Idiotas.
Y miles y miles más, quienes con solo una palabra de las usadas anteriormente se les puede describir de forma fácil.

Ahora, centrándonos bien. Yuu era todo ello en uno solo.
Mezclando miles y miles de personalidades, entrelanzándolos en un solo concepto, salía Yuu-chan.

Quien aparentemente ahora adoptaba su personalidad inocente e idiota.
No era posible que continuase con eso.

Mika negó con la cabeza, dando por hecho que ignoraría al azabache o no llegaría a terminar la tarea.

Un silencio entre ellos volvió a formarse. La cara del de orbes esmeralda se deformó en una profunda frustración dignándose a ponerse de pié. Le causaba molestia, malestar, un nudo en su estómago y garganta.

Él solo deseaba un beso, un simple y sencillo toque de labios saciaría su ego y curiosidad.

E iba a conseguirlo, sea como sea, el primer beso de Mika le pertenecería.

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