Cambiando tus Reglas TR#3 ✔️|...

By vhaldai

15.5M 1.4M 1M

PUBLICADA POR PLANETA CHILE. Murphy Reedus es una lectora fanática de los romances juveniles que cursa su pri... More

Cambiando tus Reglas
Tengo una cita
Cuestión de familia
Así comienza todo
Tutorial para arruinarlo todo - Parte 1
Tutorial para arruinarlo todo - Parte 2
Tutorial para arruinarlo todo - Parte 3
La ley de Murphy
El despertar del lobo
Debe ser un malentendido
Destruyendo a Jax
Reducción de personal
Momento de lucidez
Nada pasó
Conociendo a Los Reedus - Parte 1
Conociendo a Los Reedus - Parte 2
Conociendo a Los Reedus - Parte 3
Cuando se cierra una ventana...
Nada es lo que parece
En tierra hostil - Parte 1
En tierra hostil - Parte 2
Un escolta y un qué pasaría
No cruzar la línea
Confesiones y encuentros cercanos - Parte 1
Confesiones y encuentro cercanos - Parte 2
Confesiones y encuentros cercanos - Parte 3
Soy tu Watson y tú mi Sherlock
Solo es Jax
Tu nuevo mejor amigo
El corazón de Spencer
Señor Wilson
Me gustas - Parte 1
Me gustas - Parte 2
Una cabina para dos
Cuentos de niñas
No mires
¿Qué es esto?
Tú eres mi favorita
No tocar
Estoy contigo - Parte 1
Estoy contigo - Parte 2
Yeso, araña y libros
Entre ambos
Feria del Libro - Parte 1
Feria del libro - Parte 2
Tres adolescentes poco convencionales
Esto no lo provocan los relámpagos
No lo hagas
Relatividad - Parte 1
Relatividad - Parte 2
Libérate
Muchas 'eres' y 'emes' antes de Navidad
Capítulo 42: "La siguiente página".
Capítulo 43: "Mad Sounds".
Capítulo 44: "Las cosas nuevas que sé de ti - Parte 1".
Capítulo 44: "Las cosas nuevas que sé de ti - Parte 2".
Capítulo 45: "La casa amarilla".
Capítulo 46: "Personaje secundario".
Capítulo 47: "¿Idiota o gentil?"
Capítulo 48: "Terror en las profundidades".
Capítulo 49: "Un día más".
Capítulo 50: "Cada parte".
Capítulo 51: "Catarsis".
Epílogo
Díselo a la luna
ESPECIAL 10M - Parte uno
ESPECIAL 10M - Parte dos
NOTICIA NOTICIOSA

Capítulo 41: "El corazón roto".

198K 21.3K 19.9K
By vhaldai

#SábadoDeCTR

#CapítuloEditadoYCompleto

Papá y Finn meten a un inconsciente Jax en la casa. Lo recuestan sobre el sofá y la abuela —compadeciéndose del unineuronal— le coloca encima una manta de polar. Todos los presentes nos quedamos mirando al castaño frunciendo el ceño, esperando que se siente y nos dé alguna explicación. Parece que esa muestra de humildad que escupió anteriormente fue dentro de su inconsciencia, porque luce como un cadáver.

—Pobre Johan —mama suspira, mirándolo durante otro rato más con la cabeza ladeada—. Esto es culpa de Murph —acusa y me señala con su bastón—. Si no hubieses despechado...

—Abu... Mama, ¿qué te hace pensar que lo es? —Por alguna razón la mala de la historia soy yo. Claro, el chiquillo bonito llega borracho y dispuesto a cometer suicidio, pero no, la culpa es mía porque se rompió la espalda. Bah.

—Solo míralo... Es la viva imagen de un hombre al que le rompieron el corazón —le sigue Finn.

Aprieto mis puños de tal forma que el frío por estar afuera se anula por completo.

—Yo lo veo igual —comenta Chloe, frunciendo el ceño—. La misma cara de bobo.

—Al fin alguien de mi parte —cacareo alzando las manos al cielo—, y que es razonable.

Jax se comienza a retorcer bajo la manta de polar. Todos volvemos a clavar nuestros ojos, expectantes a sus movimientos.

—¿Y dices que no es un despechado? El pobre reconoce la voz de la persona que lo abandonó.

Quiero golpear a Naomi por su comentario, pero sé, perfectamente, que si le doy un leve golpe en el hombro ella me lo regresará multiplicado al infinito. Soy demasiado joven para morir en manos de la futura mujer de mi hermano mayor. O que termine con el brazo enyesado, así como para que Denny tenga una nueva compañera.

—¿Dónde esssstoy? —pregunta Jax agarrando su cabeza. Me pregunto para qué se la agarra, allí no tiene nada importante, ¿ o sí?

—Estás con Los Reedus, Jax —le informa papá con la voz alzada, pausada y modulando cada palabra—. Te caíste de la ventana.

—Casi mueres —agrega Amira.

La abuela golpea con su mano el pecho de Chloe y la mira ceñuda.

—Ve hacerle un té al pobre muchacho —le ordena.

—¿Yo? —La cabeza de la cuarta hija de los Reedus retrocede varios centímetros ante su incredulidad—. Que vaya Murphy, es su culpa.

Tss... —siseo— ¿dónde quedó el apoyo?

—Se esfumó junto con tus... —Naomi forma unas garras con sus manos y las coloca sobre mis inexistentes pechos. Finn y Chloe se echan a reír, yo me cruzo de brazos con las cejas planas.

Esto se llama «Destruyendo a Murphy Reedus», el pasatiempo favorito de mis queridos hermanos. Creí que después de varios años me acostumbraría al maltrato familiar que padezco a diario, pero no. Sigue siendo como una patada en el estómago.

—Niños, basta —calla papá—. Tercera, cariño, juntaremos dinero para tus implantes luego, ahora concentrémonos en Jax.

Oh. No dijo "tu novio". Papá debe ser el único que se percató que entre Jax y yo las cosas no andan bien. Acepto su suspicacia, pero su comentario sobre los implantes está totalmente de más.

Omito refutarle que no quiero ni tengo pensado en usar implantes, solo me limito a voltear para examinar una vez más al Casanova de cuarta que tengo como compañero. La interrogante sobre en qué necesitaba mi ayuda se aloja en una parte aislada de mi cerebro, mientras tanto, me planteo algunas formas dolorosas en hacer despierte de una buena vez.

—¿Por qué no me dejan a solas con él?

Mi sugerencia a acatan algunos. Los apuro sacudiendo la mano, a regañadientes los espectadores se marchan volviendo a sus cosas. Papá es el único que tarda en subir las escaleras, antes me da una pequeña mirada que me pide precaución. Plasmo un intento de sonrisa para responderle que no pretendo hacer nada malo. Ya estando solo Jax y yo en la habitación, me siento en el sillón frente al sofá, declinando la idea de lanzarle un balde con agua para que reviva.

—Jax, despierta —le llamo al punto de la impaciencia.

Tenorio frunce el ceño, lanza a los cuatro vientos una maldición quejosa y luego pone sus manos tras su espalda para estirarse.

—¿Mm... Murph? —Me mira pestañeando pesadamente.

—Sí, genio, soy "Mmmmurph". —Creo que debo pedirte una gran disculpa por el apodo que te coloque, Jax. No eres un unineuronal, porque no tienes cerebro. ¿Qué pasaba por tu cabeza al colgarte de mi ventana?

Todavía desorientado, hace un esfuerzo por sentarse. Medita unos segundos su respuesta. Guarda silencio, uno muy confuso, entonces parece recordar a lo que venía y agranda sus azules ojos que chocan de lleno contra los míos. Su entusiasmado obliga a mi espalda estrellarse contra el respaldo.

—Situaciones desesperadas requieren medias desesperadas... —Arruga el ceño cerrando los ojos—. No. Escucha: estoy en problemas, te necesito.

Blanqueo mis ojos mirando al cielo, pidiendo clemencia y paciencia al que está allá arriba. Al bajar la barbilla y dar con el rostro suplicante de Jax, mi estómago se me revuelve. Un remolino en el estómago hace que quiera vomitar.

—No me mires así —ordeno en voz baja—, poniendo todas las expresiones de perrito abandonado no aceptaré ayudarte. Al menos no ahora.

—¿Por qué no? —cuestiona acercándose más.

Me callo, por fin sin tener que decir.

—No lo entiendes, Jax... —musito bajando la cabeza—. Ni siquiera yo lo entiendo.

Me resta encogerme de hombros. ¿Cómo decirle que todo se volvió en mi contra y terminé queriendo algo más de él? Con lo cabeza dura que es Jax seguramente no lo entenderá, ser explicita y decirle que el presagio sobre cómo terminaríamos se está volviendo realidad desde mi hemisferio es lo más sensato. Pero no quiero decirle nada, no después de lo que vi en su departamento. Así que, tal vez, lo mejor es dejar mi lado directo de lado e ir por lo sutil.

No. Él no lo captará.

Respiro hondo y me animo a confrontarlo.

—¿Alguna vez quisiste a la persona equivocada? Dime, Jax, ¿alguna vez te fijaste en alguien aún sabiendo que nunca te correspondería? Porque eso es...

—Efectos colaterales —interrumpe.

El resto de las palabras mueren en mi boca. Ese pequeño impulso que lleva por nombre atrevimiento se desinfla junto con la tensión de mis hombros.

—Efectos colaterales —repito.

—Precisamente de eso se trata todo esto. —Se remueve en el sofá y pasa su mano por detrás del cuello, mostrándose incómodo. Dudo mucho que esta sea una declaración y que venga a decir lo mucho que me añora. Já, creo que eso se aleja mucho a la realidad. No, Jax está preparándose para una confesión—. Que soy un mujeriego no es ninguna novedad, ¿verdad? —Le regalo una sonrisa ladina, no espera a que responda y prosigue—. Tampoco lo era en el colegio, tuve a muchas... pretendientes. Sé que debes estar pensando: el crecer sin una madre influyó en mi búsqueda exhaustiva por el sexo opuesto, que el reto que me impuse cuando encontrara a alguien que no cediera ante mí fue por ego... y quizás lo es, no lo sé. Sin embargo, no toda la influencia fue a causa del desapego con mamá. Alguien más lo causó. Mi juego por las chicas con diferente color de cabello comenzó cuando me rompieron el corazón., no por aburrimiento.

»Pasó muy rápido. Fue cuestión de segundos. La conocí una tarde de verano, jugaba en la solitaria calle frente a la casa de mis tíos. Vivía a dos casas, con sus padres y hermanos. Mi pelota dio a parar justo en sus pies y ella me la regresó tirando la pelota al depósito de autos. Prometió que me la regresaría, cruzó la reja y la seguí. Consiguió la pelota sin problemas con una sonrisa. Me flechó, rápido e indoloramente. Y continuó haciéndolo durante los siguientes años... y los siguientes... y los siguientes.

»Sabía de mis locuras, mis pretendientes y, sobre todo, sabía que me traía loco. Loco de remate. Nunca se permitió quererme más allá de una simple amistad. Una de años. Estaba completamente enamorada de un hijo de puta con dinero que la trataba como quería; era mayor, mucho más mayor. Ella le era devota y yo le era devota a ella. Maldición... si hubiese tenido un poco de criterio, ambos... entonces todo sería más simple.

»Conociéndome bien supuso un plan para sacarle celos a su jodido novio. Yo, obviamente, sería el sujeto de pruebas. Unos meses antes de terminar el colegio, me invitó a salir y yo como un tonto acepté. Cenamos, vimos películas, reímos, cantamos y luego, nos fuimos a un hotel. Ya supondrás lo que pasó».

Jax está sobrio, completamente sobrio. Creo que nunca había sido tan serio relatando algo.

—Tuvieron relaciones —contesto en voz baja para que nadie más me escuché.

—Y fuimos descubiertos por el mismo novio. Vaya paliza la que me llevé...

—Ya puedo imaginarte con moratones y el labio partido.

—No —me para y señala mi pecho—, de aquí. Sufrí un "efecto colateral" y no solo eso, meses después me llevé una noticia...

Trago saliva esperando a que confirme la sospecha que he almacenado durante todo este tiempo. La pausa que hace es tortuosa, martirizante y casi dolorosa. Mojo mis labios con la lengua sintiendo que todo mi cuerpo se seca. Jax apoya los brazos sobre sus rodillas y detiene su mirada en un mechón de mi cabello.

—Tienes una hija —digo sin más, supliendo a la necesidad de confirmar lo que él no parece corajudo de decir—. Sharick.

—Ese es el problema, Murphy, no sé si ella es mía.

Lanzo un jadeo contrariado.

—Jax, por favor... Esa niña tiene tus ojos.

—Es que no has visto los ojos de ella.

Una pequeña sonrisa se asoma entre sus comisuras. Es una sonrisa llena de nostalgia. Una que nunca le vi.

«A Jax le rompieron el corazón y sigue enamorado de quien lo hizo. Y eso no es todo: posiblemente tiene una hija», me repito una y otra vez en el silencio que se aloja entre ambos. La amargura que dejan sus palabras se va reproduciendo lentamente en cada zona de mi cuerpo. Es un balde de agua fría que punza, duele y... decepciona.

Decepciona saber que alguien más ocupa su corazón durante todo este tiempo.

Prepara tus maletas, Murph, nos vamos otra vez a la friendzone.

Ya me comienzo a acostumbrar a ese frío sitio. Por Dios.

—Sigo creyendo que no soy la persona indicada para ayudarte. Mucho menos después de que me cuentas algo así...

Contengo la respiración.

Necesito decírselo.

—Pero si ni siquiera te he dicho para qué te necesito.

—Bueno, escúpelo de una buena vez —habla mi orgullo, o lo que queda de él.

Los ojos Jax brillan a contra luz, eleva su mirada y me pierdo entre los divagues sobre lo tonta que soy y la remota posibilidad que tengo de ganarme el premio a La mujer más estúpidamente caritativa; porque vamos, querer ayudar a la persona con la que tienes sentimientos encontrados y acaba de romperte el corazón indirectamente merece un honorífico mundial. Creo yo que lo merezco con creces.

—No estoy borracho.

Miro hacia los lados frunciendo el ceño esperando que su aclaración sea para alguien más. Vuelvo a mi «yo».

—Bien... supongamos que no lo estás y tu dificultad para hablar con anterioridad fue a causa de tu anomalía cerebral.

Oh, estamos intentando ser graciosas. Esto es más grave de lo que pensé.

—Hablo en serio —replica en tono monótono. Su seriedad palpable me está intimidando—. No estaba borracho. Unas locas de remate me estaban acosando, sus amigas me anestesiaron... sedaron, ¡qué sé yo! ¡Están dementes! —exclama. Lo hago callar recordando que ya todo en casa están acostados para la celebración Navideña—. Quieren obligarme a ser un padre para la hija de... —se detiene. Comprendo, no quiere mencionar su nombre— ella.

—¿Y por qué no quieres? Si tuviste sexo sin condón entonces atente a las consecuencias. Hay algo llamado ADN —explico—, te haces una prueba y puedes saber si aquella pequeña es tu hija o no.

Entrelaza sus dedos tornándose una vez más serio. Un golpe frío penetra en mi espalda baja.

—Su mamá no ha firmado los papeles autorizando la prueba, y hasta que no lo haga yo tampoco los firmaré, ni pretendo ser alguien para la niña.

¿Ella no quiere? Eso suena como el típico caso de las mujeres embarazadas que retienen a los hombres con aquella excusa de «hazte cargo». No me gusta que tomen a los niños como carga, no es algo digno nada nadie. Sentirse como un peso es horrible, yo lo sé. Pero ha ocurrido que algunas personas abusan de sus estados para beneficios monetarios. ¿Y si "ella" en realidad quiere hacerle creer a Jax que es el padre porque el novio millonariamente rico y mayor la dejó? Existe una posibilidad de que ocurra, pero... ¿hacerlo ahora? ¿Qué más hay oculto aquí? Por otro lado, si realmente Jax es el padre de Sharick, entonces tiene que hacerse cargo, no creo que sea tan hipócrita para cometer lo que a él le hicieron de niño.

Suspiro, largo y pesadamente.

—¿Y dónde intervengo yo en todo esto?

—Quiero que la convenzas y hagas que firme esos papeles.

—¿Cuando?

—Yo te diré cuando.    

Preguntar si lo que me pide es una broma está lejos de formarse en mi cabeza, su rostro completo indica que está hablando con verdad y transparencia. Es curioso tener que ver este extraño lado de Jax; ese que se sincera en ocasiones, del que no sé qué esperar. Me impresiona que se muestre tan abierto ante cosas tan serias. Aprecio su confianza, de verdad lo hago. Sin embargo, su petición duele. Duele mucho. He de estar completamente embobada, cual polilla en ampolleta, para aceptar lo que me pide. Llámenlo estupidez, llámenlo curiosidad, pero mi cabeza se mueve asertivamente en respuesta.

—Haré lo que pueda —pronuncio en un hilo de voz. —El rostro de Jax se ilumina al escucharme—. Pero será con una condición.

Parece desconcertado.

—Claro, la que quieras.

Subo las escaleras. El camino silencioso que me resta hasta llegar es la mejor forma para meditar sobre lo ocurrido, procesar la información nueva, buscar la mejor manera de sobrellevarlo y cumplir lo que he dicho. Mis pasos lentos son ecos que causan pesadumbre sobre mis hombros. Mi cabeza está hecha un desastre, mis pensamientos pesan más que la misma Denny. Soy una maraña de contradicciones, maldiciones y quejas. La bipolaridad está latente en lo más recóndito de mi ser.

Preguntas como «¿qué pasará ahora?» o «¿podré seguir con esto?» se almacenan bajo candado y se instalan allí, en una zona de mi cerebro fría y orgullosa.

Entro a mi habitación siendo golpeada por la brisa fría que se cuela por la ventana. Ah, claro, la dejé abierta cuando Jax cayó desde ella. Paso a paso me acerco a las rejas frías y me aferro a ellas anestesiando mis palmas. Comienzo a reír. A reír fuerte y desde el interior.

Jax cayó desde mi ventana como un intento fallido de Romeo. Estaba gritándole a la ventana de Tony por equivocación. ¿Qué rayos? ¡Eso es gracioso!

Río más ganas, más alto, hasta que mi voz se va apagando y se transforma en nada.

Me arrastro hasta mi cama. Entro en las sábanas y me cubro hasta la mollera. El calor que hay dentro es reconfortante; tan cálido y anexo al mundo real. Este es mi pequeño mundo, mi cuento de fantasía donde la protagonista si consigue cambiar al chico malo y viven felices por siempre.

Cierro mis ojos perdiéndome en la inmensidad de cosas por las que podría soñar. Vuelvo a abrirlos al indagar otra vez en lo que ocurrió abajo.

No sé qué es lo que me aterra y confunde más: si la confesión de Jax, la historia de su primer amor, que posiblemente es padre, su petición casi imposible de cumplir, el que haya aceptado mi condición con aquellas palabras.

«Solo si estás dispuesta a terminar con el corazón roto.»

..............
¿Qué condición le pidió Muroh a Jax? :o

Continue Reading

You'll Also Like

374 76 5
> . Evelin tiene su futuro condenado por el pasado de sus padres . No tiene elección, en su sangre corre el poder . Es su propósito dirigir la más gr...
29.2K 4.9K 51
❝ ¿Sabes, unnie? De pequeña creía que si alguien me hablaba mientras dormía, como contándome algo como una historia, soñaría con eso. ❞ Donde Lisa le...
10.8K 480 3
Tú que eres lector. ¿Que pasaría si tienes en frente al personaje que más odias? ese que repudias y no soportarías que existiera. Eso será una realid...
24.1K 2.2K 8
¿Quieres saber que pasó con Christian y Mackenzie luego de comenzar a ser novios? ¡Felicidades! Aquí encontrarás varios capítulos extras para saber q...