Andrea: ¡SAMUEL!
El cuerpo de Samuel se quedó inmóvil con los ojos abiertos más de lo normal, ambos miraron su hombro derecho el cual empezó a extender el color rojizo de su sangre por toda su camisa, de pronto se desplomó en el suelo, Andrea acudió rápidamente y sus lágrimas salían por primera vez por causa del, se arrodillo junto a él tocando la herida, una bala había impactado en su hombro derecho, miro alrededor esperando que algo se le ocurriera
Andrea: ¡SOCORRO!-gritó continuamente mientras lloraba angustiada sin saber qué hacer, no obtenía respuesta, ¿Quién acudiría a su llamado? Samuel permanecía inmóvil en el suelo en estado de shock, la joven intentó taponar la herida con lo que tenía a mano, su vestido turqués se empezaba a volver rojo.
De pronto aparecieron los trabajadores del rancho que cogieron a Samuel y como pudieron lo llevaron a su cuarto, detrás de ellos corría una Andrea angustiada por la situación, entraron en el cuarto de Samuel y lo tumbaron en la cama.
Emilio: vuelvan abajo y revisen la zona palmo a palmo en busca de algo yo voy a llamar al doctor del pueblo-cogió el teléfono y marcó-señorita, quítele la camisa-Andrea se subió a la cama, todo su cuerpo temblaba, sobre todo sus manos, era incapaz de cortar la camisa con la tijera.
Andrea: cálmate, cálmate-se repetía a sí misma, respiró hondo y consiguió neutralizar el temblor, comenzó cortar la camisa de Samuel con delicadeza, este permanecía inconsciente desde que se desplomó en el suelo.
Emilio: en nada viene el doctor señorita, debemos limpiarle la herida.
Andrea: está bien, ve por lo necesario-ella se quedó sola con Samuel, sus lágrimas descendían sin parar por sus mejillas-por favor, que no te pase nada...-El mismo hombre que llamó al doctor volvió a entrar con agua caliente y toallas, ambos le limpiaron la herida a Samuel hasta que llegó el médico.
Dr. Andrés: por favor, sálganse de la habitación-tanto Andrea como el peón salieron de la habitación.
Emilio: el patrón se pondrá bien, es un hombre fuerte-
Andrea: muchas gracias...-esperó el nombre del peón.
Emilio: Emilio, capataz del rancho-
Andrea: gracias Emilio, voy a llamar a mi padre, permiso-cogió el teléfono y marcó, a estas horas todos estarían durmiendo.
Soledad: ¿Diga?-contestó al teléfono con voz dormida.
Andrea: nana, soy yo Andrea.
Soledad: hola mi niña ¿ocurre algo?-se extrañó por la llamada de Andrea.
Andrea: si nana... Dispararon a Samuel cuando me iba de su casa-Soledad dio un bote sobre sí misma.
Soledad: ¿Cómo dices Andrea?-alzó la voz, Ignacio se había despertado con el sonido del teléfono pero salió de su cuarto al escuchar la voz de Soledad-Dime que ambos están bien-al escuchar eso Ignacio se acercó a Soledad preocupado y la miró-Esta aquí tu padre, ¿prefieres hablar con él?
Andrea: si, por favor.
Ignacio: cariño, ¿Qué ocurre?-notó el llanto de su hija-¿Andrea? Háblame.
Andrea: estábamos despidiéndonos cuando escuchamos unos ruidos extraños, los dos miramos a nuestro alrededor pero no vimos nada, entonces me acerqué a una sombra y me dijo algo como "estén alerta, corres peligro" y cuando me gire hacia Samuel escuchamos un disparo que le dio en el hombro-soltó un pequeño llanto.
Ignacio: ya cariño, tranquila, en seguida voy para allá, ¿llamasteis al médico?-su hija afirmó-está bien, ahora mismo salgo de la casa-ambos colgaron.
•
Al poco tiempo su padre llegó y observó la terrible escena de su hija sentada al lado de la puerta del cuarto de Samuel con el vestido ensangrentado mientras sollozaba en silencio
Ignacio: hija-su hija lo miró con los ojos completamente rojos y se levantó a abrazarlo mientras volvió a romper en llanto-tranquila, mi vida, todo estará bien.
Andrea: me siento tan mal, papá-dijo sin separarse de su padre.
Pasaron los minutos y luego paso la hora, el tiempo nunca se le hizo tan eterno, pero por fin, el médico salió de la habitación.
Andrea: ¿Cómo esta doctor?
Dr. Andrés: he quitado la bala, detenido la hemorragia y cosido la herida, ahora solo queda esperar a cómo reacciona, puede que durante la noche tenga subidas de fiebre con unos paños en agua fría le bajara, le deje unos analgésicos en caso de dolor que tome una y vendré a hacer las curas.
Andrea: ¿Puedo entrar a verlo?
Dr. Andrés: sí, alguien debe quedarse con él durante la noche-al médico no le dio tiempo de decir nada más, Andrea ya estaba dentro.
Ignacio: gracias Andrés, por todo.
Dr. Andrés: es mi trabajo don Ignacio-se estrecharon la mano-deben dar parte de lo ocurrido.
Ignacio: lo sé, de camino aquí ya llamé al comisario.
Dr. Andrés: está bien, volveré para revisarlo, si hay alguna complicación, llámenme.
•
Andrea se acercó a la cama, lo vio allí acostado, con sus mejillas coloradas, los labios secos y también agrietados además de aquella venda cubriendo parte del hombro y del torso, su mano se deslizó por su figura llegando a una de sus manos, agarro la mano, le veía mejor semblante y ella estaba más tranquila. Su padre entró.
Ignacio: ¿Ya estas más tranquila?-Andrea asintió con tristeza.
Andrea: quiero que se despierte ya, me angustia verle así...
Ignacio: tranquila, pronto mejorará, mañana despertará y dentro de poco estará como siempre-tranquilizó a su hija con una caricia en el hombro-Supongo que a ti no habrá poder un humano que te separe de esa cama ¿no?-Andrea afirmó mientras asomó una triste sonrisa-me quedaré en una de las habitaciones de al lado, cualquier cosa me vienes a buscar-su padre se iba pero de pronto se dio la vuelta-oye hija-Andrea giró la cara-¿Quién les disparó?-Andrea se quedó pensativa.
Andrea: no se papa... Sé que escuche un par de ruidos, pesamos que eran de animales, luego lo de esa sombra y cuando escuche el disparo y vi a Samuel con el disparo en el hombro, no me centré en nada más.
Ignacio: pues alguien tuvo que ser, corazón
Andrea: pero... Samuel no tiene enemigos ¿no? No al menos que lo quieran matar-su hija lo miró preocupada.
Ignacio: no te preocupes Andrea, de eso me encargo yo, ya llamé al comisario y pondré una denuncia para que investiguen, tu, cuida a Samuel.
Durante casi toda la noche Andrea estuvo al pendiente de todo lo que Samuel necesitaba, de sus subidas de fiebre y de sus dolores, siguió las indicaciones del doctor al pie de la letra, cansada y exhausta después de aquella fatídica noche vio a Samuel dormir tranquilamente, acarició su cara.
Andrea: No sé qué haría si algo te llegase a pasar-agarra su mano y suspiró con una sonrisa-Te estás haciendo querer demasiado, Samuel Gallardo...-bostezó y se recostó al lado izquierdo de Samuel, allí se quedó dormida hasta el día siguiente.
•
A la mañana siguiente se despertó con mucho calor y sintiéndose rodeada por algo o mejor dicho, por alguien, abrió los ojos lentamente, vio esa cara rosada, con una quejosa sonrisa y esos hermosos ojos observándola, era él, se había despertado y la tenía rodeada por sus fuertes brazos.
Samuel: buenos días-delicado intento incorporarse.
Andrea: eh, eh, no-lo recostó-no hagas esfuerzos-vio su vestido ensangrentado.
Samuel: ¿Tu estas bien?-comenzó a tocarla alterado para asegurarse.
Andrea: sí, sí, a mí no me paso nada, a ti te dispararon en el hombro-se miró el hombro.
Samuel: pero tú vestido está completamente manchado de sangre...
Andrea: si... Estabas sangrando mucho...-Samuel puso cara de dolor-¿Te duele?-afirmó-¿Quieres un analgésico? El doctor dijo que te diese uno si te dolía-se iba levantar pero Samuel la agarró del brazo.
Samuel: creo que un beso me calmaría más rápido que un analgésico-Andrea sonrió y se acercó a él, sus labios volvieron impactar de nuevo, sintiendo un profundo anhelo, como si hubiese años que no lo hacían-Creí que nunca volvería a besarte.
Andrea: no digas eso, ni lo pienses-dijo posando su frente contra la de él-tendrás muchas ocasiones de besarme-él la miró con los ojos brillosos.
Samuel: ¿Qué quieres decir?-ella sonrió tímida.
Andrea: voy decirle a mi padre que ya te has despertado-ambos se sonrieron una vez más.
Andrea bajo a la sala para avisar a su padre.
Ignacio: buenos días hija ¿Cómo paso la noche Samuel?
Andrea: tuvo algo de fiebre durante la noche pero bien, de hecho ya está despierto, voy al rancho a darme una ducha y arreglarme-miró su vestido ensangrentado-¿hablaste el asunto con el jefe de policía?
Ignacio: si ya hice la denuncia, esta tarde vendrán para que deis vuestra declaración y a revisar la zona del incidente.
Andrea: un poco lentos ¿no?-suspiró ante la afirmación de su padre-ok, voy a cambiarme, ¿te quedas con él?
Ignacio: claro hija, ve tranquila.
•
Andrea salió del rancho Gallardo y se fue al del Junco, se dio una ducha rápida y cambio su vestido por unos vaqueros ajustados y una camiseta verde turqués de encaje, transparentando su sostén del mismo tono. Salió del cuarto y vio a Soledad con el desayuno.
Andrea: ¿Eso es para mí, nana?
Soledad: si hija, te escuché llegar-Andrea miró la bandeja.
Andrea: en verdad no tengo mucha hambre, después de lo de anoche...-cerró los ojos intentando apartar las imágenes de lo ocurrido de su mente.
Soledad: debes comer algo cielo, aunque sea un poco, así me vas contando que fue lo que paso.
•
Ignacio entró en el cuarto de Samuel con algo de comer.
Ignacio: buenos días muchacho, ¿Cómo te encuentras?
Samuel: me duele un poco, pero no es nada, luego me tomo una pastilla de esas-le habían preparado una sopa de pollo, cogió una cucharada y la tomó.
Ignacio: hablé con el jefe de policía, esta tarde vendrán a tomarte declaración a ti y a Andrea, ella fue al rancho a darse una ducha y a cambiarse, regresa ahora
Samuel: está bien don Ignacio.
Ignacio: ¿Tienes alguna sospecha?
Samuel: bueno...-tomó otra cucharada de su sopa-los Montalvo están muy hartos de mí, no me extrañaría que quisieran deshacerse de mí, pero tampoco los voy acusar con certeza, la verdad.
Ignacio: si te soy sincero pensé lo mismo que tú, aunque también la sombra que dijo ver Andrea...-Samuel lo miró extrañado.
Samuel: ¿Cuál sombra?
Ignacio: Andrea dijo haber visto una sombra que le decía que corría peligro antes de que te disparasen-Samuel abrió los ojos más de lo normal.
Samuel: ¡Vaya! Solo recuerdo oír que me llamaba y justo después sentí el impacto en mi cuerpo, ya no recuerdo más nada...-ambos escucharon la llegada de varios coches, Ignacio se asomó.
Ignacio: es la policía, voy a bajar.
Samuel: don Ignacio-el padre de Andrea se detuvo en la puerta-dígales que declararé mañana, tomaré un analgésico y dormiré algo, me encuentro muy cansado y magullado...
Ignacio: está bien hijo, no te preocupes-Ignacio bajó y se encontró con el jefe de policía dando órdenes.
Julián: no me importa lo que tengan que hacer, quiero que busquen de arriba abajo en ese lugar, alguna prueba tendrán que encontrar, esto no lo podemos pasar por alto-aquel hombre parecía realmente enfadado-Mis hombres están buscando posibles pruebas don Ignacio, daremos con el culpable.
Ignacio: eso espero Julián, sé que usted es un hombre eficiente.
Julián: por eso mismo estoy aquí, quisiera hablar con su hija y con Samuel, si es posible.
Ignacio: verá, Samuel se siente demasiado cansado así que, por hoy, solo podrá hablar con mi hija que estará por llegar-hizo una breve pausa-hay una cosa que si le exijo, absoluta discreción, no quiero que esto se hable por el pueblo como cualquier chisme y por supuesto no quiero que el agresor sepa que se está investigando, ¿entendió? Ni siquiera el alcalde, Julián.
Julián: está bien, cuente con ello, ni el mismo alcalde sabrá absolutamente nada-En ese momento Andrea se estacionaba en la entrada de la casa junto con Soledad, ambas se aproximaron a don Ignacio y a el jefe de policía.
Andrea: hola.
Julián: señorita del Junco, siento conocerla en estas circunstancias
Andrea: yo también lo lamento.
Julián: ¿Qué nos puede contar de lo ocurrido?
Andrea: Samuel y yo estábamos....
Andrea: ¿Qué fue eso?-se separó de Samuel, preguntó agitada y ambos miraron a su alrededor.
Samuel: o no escuche nada-acarició su mejilla, esta seguía preocupada mirando a todos los lugares posibles, era bastante de noche y no se veía nada-tranquila, habrá sido algún pájaro o algún pequeño animal-se volvió a escuchar el mismo ruido.
Andrea: ¡Otra vez! Samuel, comienzo a asustarme.
Samuel: esta vez sí lo oí-ambos comenzaron a examinar el lugar, de pronto Andrea encontró una sombra entre la oscuridad.
Andrea: Samuel...-llamó delicadamente, pero Samuel no la escuchó, entonces la sombra habló.
Sombra: mantente alerta, corres peligro-cuando procedía a acercarse la sombra desapareció y se giró hacia Samuel, pero de pronto sonó un fuerte estruendo, el de un disparo...
Andrea: solo recuerdo eso...
Julián: ¿Qué me puede decir de la sombra que vio?
Andrea: pues... no sé, que era una mujer, más alta que yo, su voz, su voz me resultó familiar, era dulce, como si la hubiese escuchado antes-Soledad comenzó a ponerse blanca, mientras observaba a su niña.
Julián: ¿Cree que esa persona es la culpable?
Andrea: ¡No!-se apresuró a decir-al contrario, intentaba ayudarnos, advertirnos de lo que iba pasar, pero cuando me dirigí a Samuel ya era tarde... ya había sucedido...
Julián: algo más sobre la sombra
Andrea: si... olía como...-se quedo pensativa- si, como a crisantemo...Como mi madre-todos la miraron extrañados por el apuntamiento, mientras que Soledad comenzó a ponerse más nerviosa.
Ignacio: ¿Cómo que olía a tu madre?
Andrea: si... No sé, mamá siempre andaba con esas flores, los ponía por todas partes y reconozco perfectamente ese olor.
Julián: está bien, muchas gracias, señorita, seguiremos investigando
Andrea: vale, yo voy a subir, permiso.