Casado con mi secretaria © (B...

By R1Aguirre

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Importante
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 14
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
Parte 20
Parte 21
Parte 22
Parte 23
Parte 24
Parte 25
Parte 46
Parte 47
Parte 48
Parte 49
Parte 50
Parte 51
Parte 52
Parte 53
Parte 54
Parte 55
Parte 56
Parte 57
Parte 58
Parte 59
Parte 60
Parte 61
Parte 62
Parte 63
Parte 64
Parte 71
Parte 72
Parte 73
Parte 74
Parte 75
Parte 76
Parte 77
Parte 78
Parte 79
♥IMPORTANTE♥

Parte 15

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By R1Aguirre


Alguien toca la puerta, me acerco a abrir y es Henry quién mira a Alex de pies a cabeza, no puedo evitar sentir cierta molestia dentro de mí, y sé que Henry no será el único que la verá de esa forma, Henry intenta disimularlo y la saluda como lo más normal posible.

—¿Cómo estás, Alex? —lleva su mirada a mí, indiferente acomodo mi reloj pero en realidad me molesta.

—Bien ¿Y tú, Henry? —contesta ella, poniéndose un poco de brillo labial.

—¡De maravilla! —exclama. Henry me abraza a modo de saludo y yo se lo correspondo de la manera más gentil posible cuando quiero golpearlo por mirar a mi esposa de esa forma.

—¿Podemos compartir limusina? —pregunta separándose de mí y mira a Alex nuevamente quién esta ajena a nuestra conversación, vuelve su mirada a mí.

—¡Por supuesto! ¿No hay problema mi amor? —me dirijo hacia ella y le doy una beso en la frente, deseara tomarla por la cintura, besarla en los labios, subirla a este mueble y...

Oliver cálmate.

—Para nada —contesta, poniendo un brazalete en su muñeca izquierda.

Alex toma su bolso y yo tomo su mano, nos dirigimos hacia la limusina mientras Henry va por Brittany. Alex no pasa desapercibida por ningún hombre, me molesta y esto que no es mi esposa real. Mientras esperamos a Henry y Brittany siento como la mano de Alex acaricia la mía, frunzo mi entrecejo y la observo intrigado.

—¿Qué? —cuestiono, de inmediato suelta mi mano y mira en otra dirección, sonrío.

—Nada —aclara mi garganta —tus manos son tan suaves —no puedo evitar reír.

—También me gustan las tuyas, muñeca; y sin necesidad de usar pintura en tus uñas se ven perfectas —me mira a los ojos y me sonríe levemente, en ese preciso instante Henry y Brittany se aparecen.

Brittany y Alex no son ni serán nunca las mejores amigas, se sonríen de la forma más falsa posible, ¿Y qué mujer no odiaría a Alex viéndose de esa forma? Brittany se ve insignificante a la par de ella con su simple vestido negro con mangas largas y la espalda descubierta. No puedo creer que hace un tiempo David babeaba por Brittany, aunque para ese entonces ella no era tan engreída como lo es ahora.

Subimos a la limusina, Alex huele delicioso, casi me desconcentra mientras hablo con Henry cosas de la empresa. No puedo evitar notar como Brittany la mira una y otra vez, sonrío, si yo fuera mujer también me sintiera intimidado.

Llegamos al elegante lugar donde es la reunión, hay cámaras, fotógrafos, reporteros, flashes por todos lados. Extiendo mi mano para que Alex baje, la tomo de la cintura cuando se encuentra en el último escalón y le doy un beso en los labios rodeando su cintura mientras la ayudo a bajar. Henry no hace eso ni en sueños, prefiere acomodar su saco gris y su corbata con tonalidades marrones antes de hacer algo así por Brittany, la verdad es que esto para mí es algo tan natural, lo hago sin pensarlo, ya me he acostumbrado a ser así por mi madre.

—Alexandra, ¿Cómo es que conquistaste al señor Anderson? Alexandra, ¿Cómo es que lograste robar el corazón del magnate de Nueva York? Alexandra, ¿Que se siente ser la envidia de todas las chicas?

Tengo que evitar reír. Alex es el centro de atención, ella odia eso.

No separo mi mano de la suya en ningún momento, este lugar es inmenso y lujoso, todos mis socios están aquí, y se los voy presentando a Alex uno por uno, ¡Dios! ¡Qué desfachatez! Es que hay hombres sin pudor en este lugar, a mi me molesta que miren a mi esposa de esa forma, peor en lugares que sólo yo debería ver y no puedo.

Tomo a Alex de la cintura y la apego a mí dándole un tierno beso en esos suaves labios que desprenden un rico aroma a fresas.

—Te voy a matar —susurra entre el beso, se separa levemente y junto mi frente con la suya. Huele delicioso.

—¿Por qué? ¿Por besar a mi esposa enfrente de esos degenerados que la miran con lujuria? —hablo de una manera sensual, juntando mi nariz con la suya.

Ella frunce el ceño y mira alrededor, ya nadie está viéndola, genial.

—Oye en cuanto a lo de ayer..... —La miro a los ojos, es que como se ve hoy me dan ganas de hacer las paces con ella.

—Sí, yo lo lamento —me interrumpe y mira hacia otro lado con una cara extrema de inocencia que me causa gracia y me sorprende.

—¿Tú?... ¿Disculpándote?... —río un poco.

—Por supuesto, aunque tú también me ofendiste —rodeo su pequeña cintura con mis brazos y la apego a mi cuerpo, ella acomoda mi corbata.

—Bueno, fue en defensa propia, pero también te ofrezco una disculpa —mira mis ojos, no sé que tienen que me encantan. Mucho más, cuando me mira de esa forma. Beso su frente y ella sonríe.

En ese preciso momento se acercan dos viejos amigos de la universidad, tanto tiempo de no verlos, ellos tampoco a mí. Yo no tengo redes sociales, así que no tengo comunicación con ningún viejo amigo.

—¡Oh por Dios! ¿Te casaste y no nos dijiste nada? Pudimos haber hecho la mejor despedida de soltero, ya sabes, bailarinas exóticas, strippers. Es broma —dice, dirigiéndose a Alex sonriente, Kevin, con sus ojos que se vuelven más azules y relumbran con su piel morena cada que dice una maldad.

—¿Que bailarinas exótica y strippers no es lo mismo? —Alex pregunta arqueando sus cejas, sí, a ella le gusta seguir todo tipo de juego.

—No, bailarinas exóticas son a las que Oliver les paga mil dólares por un baile y strippers son las que por 100 dólares muestran todo.

¡Ay por Dios! Como que me da algo ¿Qué va a pensar Alex de mí? Miro a Kevin con cara de desaprobación. Mientras ellos incluyendo a Alex ríen a carcajadas.

—No es cierto —miro a Alex intentando no verme molesto, pero lo estoy —mi amor, ellos son Kevin y Dason, fuimos juntos a la universidad —agrego, presentando a estos dos insociables. Ambos extienden su mano y Alex igual para saludarlos.

—¿Se van mañana? —pregunta Dason, metiendo sus manos a los bolsillos de su pantalón negro.

—Sí, tengo trabajo que hacer porque luego tenemos que perdernos una semana en California con mis padres —por culpa de Alex, pero eso no lo diré. Rodeo su cintura con mi brazo.

—Bueno, entonces podemos salir hoy, un amigo está dando una fiesta, podemos asistir, tenemos que ponernos al día, mira que ahora estás casado y tus amigos de la infancia no tenían ni idea. Invitemos a Henry.

—Bueno, Henry está con Brittany, así que eso depende de ella.

—¿Bitchany, está aquí? —pregunta Kevin seriamente, lo que hace a todos soltar una leve risa.

—¿Bitchany? —pregunta Alex, es que ella aún no conoce la historia de Brittany —Al parecer les agrada Brittany —agrega, con un tono sarcástico.

Ambos nos invitan a compartir mesa, luego se nos unen Henry y Brittany, Dason se levanta para ir por una botella de champagne. Comenzamos a hablar de negocios y otras cosas.

—Henry, luego saldremos a una fiesta, ¿Nos acompañas? —pregunta Kevin, tomando un sorbo de su copa de champagne. Brittany de inmediato clava sus ojos en Henry. Eso significa drama.

–Está bien, déjenme ver mi agenda si no hay nada más que hacer después de acá —eso no es cierto.

Dason regresa con la botella de champagne, nos comienza a servir en finas copas de cristal, puedo notar que Brittany y Henry discuten.

—En fin, ¿Que dijiste Henry? ¿Te nos unes? —cuestiona Dason, Henry lleva su mirada a él.

—¡Por supuesto! —exclama, sin vacilar. Puedo ver a Brittay tensar sus mandíbulas y lo mira con desapruebo. Yo no sé qué haría yo con una mujer así. Brittany solo hace una sonrisa falsa. De esas que se hace con Alex todo el tiempo.

El champagne es bueno, hay muchos en la pista de baile; Henry y Brittany se van a bailar o a discutir; el señor Argazzi se nos acerca con una sonrisa impecable en su rostro que hace más notable sus marcas de vejez.

—Oh, ¿esta bella mujer es tu esposa? —pregunta muy amable —lo felicito señor Anderson.

—Muchas gracias señor Argazzi, y sí esta bella mujer es mi esposa —claro que lo es —cariño, él es el señor Christopher Argazzi, dueño del hotel donde nos hospedamos.

—Es un placer señor Argazzi —ella le extiende su mano y él muy caballeroso besa sus nudillos, si fuera un hombre más joven y atractivo me molestaría.

—El placer es mío señora Anderson, ¿Te importa si te lo robo por unos segundos, preciosa?

—Por supuesto que no —contesta Alex, con una sonrisa en los labios.

Me retiro con el señor Argazzi. Espero Dason y Kevin no comiencen a contarle cosas de nuestras andanzas en la universidad a Alex.

El señor Argazzi me presenta unas cuantas personas. Cuando siento un tirón en mi antebrazo y me encuentro con los brillantes ojos color miel de Lauren, y ella me observa.

—¿Así que te casaste? —espeta, con furia en sus ojos.

—¿Y eso a ti te tiene que importar por....? —contesto como el más obvio.

—Te acuestas conmigo y me dejas tirada en un cuarto de hotel —murmura, evitando que alguien pueda escucharla.

—¿Y? ¿Qué tiene que ver con eso? —que frustrante.

—¿Ya estabas casado? Tu esposa va a sentirse de maravilla si se entera de eso.

¡Diablos! ¿Hace cuanto fue que me acosté con esta chica? No lo sé. Intento recordar si mi padre mencionó fecha en el periódico y me parece que no. Estupendo, puedo mentir.

—Aún no estaba casado, y si no te importa tengo personas que atender —expreso, llevando mis manos a los bolsillos de mi pantalón.

—Pero supongo que estabas comprometido —como siempre lleva un escote, pero ahora ese escote ni siquiera llama mi atención.

—Lauren, me estás sacando de quicio —llevo mis manos a mis sienes y los masajeo, siempre hago esto cuando algo me desagrada —Y no, no lo estaba, para ese día si no lo notaste estaba solo, ella y yo nos habíamos separado por un tiempo, la verdad que lo que sea que pasó contigo sólo fue fruto de un despecho, después de estar contigo me di cuenta que nadie será como ella —Lauren me mira desconcertada —al día siguiente la busqué y le pedí que se casara conmigo. La verdad que no deseo estar con nadie más que con ella. Ahora me retiro, fue un gusto verte, Lauren.

Ella me observa retirarme y se queda ahí de brazos cruzados sin hacer ni decir nada por un buen rato, hasta que por fin Romanov llega por ella y se la lleva, me detengo a hablar un rato más con las personas que el señor Argazzi me había presentado, y de paso con algunos otros socios. Luego de unos varios minutos observo la mesa en la que Alex estaba y observo a Lauren sonriendo frente a ella ¿Qué diablos.....? ¡Ah! Es que esta mujer no me va a dejar en paz.

—Mil disculpas, por favor —digo, a las personas que hablan conmigo. Ellos asienten y me dirijo a la mesa donde están ellas dos. Espero Alex no diga nada desconcertante para ella.

Sólo observo que Lauren la está observando con intriga, de la misma forma que me observaba a mí hace unos minutos. Llego hasta ellas, tomo a Alex de la mano y ella le dedica una sonrisa de despedida a Lauren, la alejo lo más posible de esa mujer.

Tomo su cintura con una mano y con la otra tomo la suya para alzarla y comenzar a bailar una canción romántica que está sonando en estos precisos instantes.

—Oliver, ¿Quién es esa tipa? —pregunta Alex de inmediato, murmurando a mi oído.

—¿Qué hablaban exactamente? —interrogo, ignorando su pregunta.

—¡Quiero saber quién es! y ahora. Te acostaste con ella, ¿Cierto?

—Eso es personal —no voy a hablar de estas cosas con Alex. Es incómodo.

—¿Personal? Oliver, para mi es vergonzoso que tengas tipas por ahí, aunque esto no sea real, ¿Te gustaría que yo ande por ahí haciéndote quedar como un estúpido? —que estrés.

—Lo de Lauren fue hace mucho, y ya te dije que yo no tengo tipas por ahí —ya me estoy molestando y eso no es bueno.

—¿Pero qué hay del tiempo que "fuimos novios"? ¡Me engañaste! —no, ya tengo la excusa perfecta.

—No sabía que esto iba a pasar además estoy seguro que el tiempo que fuimos novios tu también salías con tipos por ahí —y sí que tengo razón, luego de unos segundos ella esboza una sonrisa malévola, no puedo evitar reír, hasta sentí curiosidad por saber qué rayos hizo que le causa tanta gracia.

—¿Lo ves? ¿Qué chanchadas harías en ese tiempo que "fuimos novios"? —no puedo evitar reír. Ella me causa gracia. Va a hablar, cuando en eso un hombre de mediana edad sube a la tarima llamando la atención de todos.

—Es un placer para mí entregar este premio al empresario del año, este hombre a tan corta edad ha logrado que su empresa sea una de las más importantes a nivel internacional, damas y caballeros, Oliver Anderson.

Los reflectores están sobre mí, me alejo de Alex para encaminarme a la tarima. Sonrío ampliamente al tomar el premio.

—Agradezco mucho este premio, agradezco a mis padres, a mi hermano y sobre todo a mi bella esposa, quien es mi inspiración y mi motor para seguir adelante. Te amo mi amor —debí ser actor, busco a Alex en la multitud y su cabello casi resplandece por la luz del reflector, se ve tan bella.

Bajo de la tarima y Alex me alcanza, me besa tiernamente. Beso que correspondo de inmediato sin importar que todos nos miren en estos momentos, luego no suelto su mano toda la noche, es que todos los hombres son unos degenerados aquí. Nos retiramos en la limusina con Henry y Brittany, y ella se recuesta en mi hombro mientras observa por la ventana todo el camino de regreso.

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