Casado con mi secretaria © (B...

By R1Aguirre

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Importante
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 13
Parte 14
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
Parte 20
Parte 21
Parte 22
Parte 23
Parte 24
Parte 25
Parte 26
Parte 27
Parte 28
Parte 29
Parte 30
Parte 31
Parte 32
Parte 33
Parte 34
Parte 35
Parte 36
Parte 37
Parte 38
Parte 39
Parte 40
Parte 41
Parte 42
Parte 43
Parte 44
Parte 45
Parte 46
Parte 47
Parte 48
Parte 49
Parte 50
Parte 51
Parte 52
Parte 53
Parte 54
Parte 55
Parte 56
Parte 57
Parte 58
Parte 59
Parte 60
Parte 61
Parte 62
Parte 63
Parte 64
Parte 65
Parte 66
Parte 67
Parte 68
Parte 69
Parte 70
Parte 71
Parte 72
Parte 73
Parte 74
Parte 75
Parte 76
Parte 77
Parte 78
Parte 79
Parte 80
Parte 81
Parte 82
Parte 83
Parte 84 (Capítulo final)
Importante leer ♥

Parte 12

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By R1Aguirre


Me despierto, hace bastante frío, no tengo nada de ganas de levantarme de estas deliciosas sábanas que cubren mi cuerpo, cómo amo dormir solo, me puedo mover como yo quiera. Me levanto al recordar el subway que me comí ayer, tengo que ir a quemar toda esa grasa.

—David, llego en 10 —David bosteza, no le dejo contestar.

Llego a su casa abrazándome por el frío, debí ponerme otro abrigo encima, David está parado en la puerta de su casa con el cabello bastante alborotado y sosteniendo una taza de café, sé que debe odiarme en estos momentos, pone la taza de café en alguna mesa dentro de su casa al verme y cierra, pone el gorro de su abrigo marrón en su cabeza y se acerca a mí con la cara más seria que jamás le haya visto.

–—Te odio maldito Oliver.

—Sí, bien ¿Y tú, David? —David sonríe, y se adelanta a correr y voy tras él.

—Oliver, ¿Por qué coños te fuiste ayer? Malena se tuvo que ir porque no te encontramos —dice, deteniéndose levemente para mirarme.

—¡Ah! Es cierto, lo olvidé por completo. Es que Alex...

—¿Alex? —interrumpe y me observa inmediatamente.

—Sí, ahí estaba, fuimos a comer y me olvidé de la tal Malena —David ríe interrumpiéndome.

—Algo me dice que Alex te va a terminar gustando —levanta ambas cejas repetidas veces con una pícara sonrisa, se adelanta bastante para que no lo agarre a golpes, me conoce.

Niego con mi cabeza y lo observo seriamente alejarse a carcajadas. Hijo de puta.

Regresamos luego de unos 30 minutos dando vueltas por aquel vecindario. David se queda en su casa dando con su puño en mis nudillos, veo que recoge algo del suelo de la entrada de su casa, debe ser el periódico, tan solo dos minutos después ya casi llegando a mi casa recibo una llamada suya.

—Dime...

—Oliver, tienes que ver el periódico urgente —dice de inmediato, eso activa todas mis alarmas.

—¿Qué? ¿Por qué? —corro hasta mi casa que ya está solo a unos metros. Guardo mi celular una vez que David cuelga.

—¡Rosa! ¡Rosaaaa! —intento buscar el bendito periódico por todas partes– ¡ROSSAAAA! —estoy hiperventilando.

Rosa llega corriendo hasta la sala limpiándose las manos con una toalla de papel.

—¿Qué ha pasado, Oliver? ¿Qué le sucedió? —ella suena preocupada mientras yo corro de un lado a otro.

—¿Dónde está el condenado periódico? ¿Dónde está? —corro por la sala sin control, ya he buscado todas las gavetas posibles, sobre toda mesa y hasta en los sillones y no hay nada.

—Oliver, cálmese, está sobre el comedor, ahí le gusta leerlo a usted.

Corro hasta el comedor y ahí está el bendito periódico ¡No lo puedo creer! Primera plana. Rosa llega corriendo detrás de mí y observa qué es lo que me urge ver.

"Oliver Anderson dice "acepto", en ceremonia privada".

"El patriarca Anderson afirmó a la prensa que el mayor de sus hijos había contraído matrimonio, el muy orgulloso padre afirmó que su hijo es y siempre será el mejor para llevar a cargo la presidencia de la Revista Anderson, siempre toma las mejores decisiones"

"El patriarca Anderson afirmó a la prensa que el mayor de sus hijos había contraído matrimonio, el muy orgulloso padre confirmó que su hijo es y siempre será el mejor para llevar a cargo la presidencia de la Revista Anderson, siempre toma las mejores decisiones"

Cuando se le preguntó por la esposa del magnate de Nueva York, no dudó en elogiar a su nuera "La mejor esposa que mi hijo pudo encontrar, Alexandra es una mujer muy inteligente, que se preocupa por él y su bienestar, habla 4 idiomas, trabaja tan duro como mi hijo por la empresa, estoy muy contento y orgulloso" fueron las palabras del señor Anderson. La noche de ayer se vió a Oliver Anderson saliendo del Rock&Roll Discotec con una misteriosa chica, ¿Será la afortunada esposa o simplemente una de las conquistas del gran Anderson?

¿Qué mier.......? Y para rematar las cosas, una foto mía con Alex saliendo de aquella bendita discotec. Almenos no fue con alguien más, ¿Qué tal si hubiese sido con la tal Malena? Estoy en shock. Rosa me mira y jala una silla para mí, sabe que colapsaré en cualquier momento, odio a mi padre. Adiós chicas, ahora que ya todos saben que tengo esposa. Un mal paso y la prensa me va a atacar fuertemente ¡No lo puedo creer! Llevo mis codos a mis rodillas y pongo mi cabeza entre mis manos a modo de frustración.

Luego de unos minutos y un té relajante que Rosa me ha preparado me puedo ir a alistar con calma, David me ha dicho que no asista, la empresa está llena de reporteros y los teléfonos no han parado de sonar, pero es imposible, yo no puedo estar encerrado cuando tengo muchas cosas que hacer.

Conduzco hasta la empresa, y sí, David no estaba equivocado, hay decenas de reporteros, supongo que hasta de todo el país, no puedo creer que esto me esté pasando, y mucho más el caos que se forma al entrar a la empresa que hasta los guardas de seguridad de la empresa me tienen que escoltar, y como si fuera poco la mirada de todos mis empleados está sobre mí, y todos atendiendo llamadas y llamadas, entro a mi ascensor mientras me quito los guantes que traía puestos. Camino por el pasillo hasta la oficina de David mientras me quito el abrigo. Abro la puerta de David y para mi sorpresa aquí está Alexandra.

—Oliver, te dije que....

—Sé lo que me dijiste David —le interrumpo —pero no puedo encerrarme, tengo muchas cosas que hacer, tengo que admitir que es verdad, de otra forma no me dejaran en paz, odio a mi padre en estos momentos, Alex organiza una rueda de prensa —estoy molesto, tomo el periódico de las manos de David y vuelvo a leerlo, es que aún no me lo creo.

Salgo de la oficina sin decir una palabra y me encierro en la mía hasta que todo esté listo, no puedo salir, no puedo moverme, tendré que despedir a varios por la forma en que me miran. David llega y pasa sin tocar, odio eso pero hoy me importa en lo más mínimo.

—Oliver, ya está todo listo —dice, ni siquiera lo miro, estoy tan perdido en mis pensamientos.

—Estupendo —digo, sin ninguna emoción.

Dicho esto pongo mi abrigo en mí nuevamente y camino a la par de David poniéndome los guantes, saldré allá afuera y no hay forma que ahora hasta pesque un resfriado por culpa de mi padre. Saliendo del ascensor pongo una bufanda en mi cuello, he buscado a Alex con la mirada desde que salí de mi oficina, ¿Dónde coños estará metida? Salgo del edificio, inmediatamente una ola de aire frío abraza mi rostro, y sigo buscando a Alex con la mirada, ya me estoy desesperando.

Me acerco al estrado, y la multitud de reporteros voltean inmediatamente, haré esto rápido porque no soy de dar explicaciones, sólo quiero que me dejen en paz.

"Señor Anderson, ¿como es que se casó sin decir nada? Señor Anderson, ¿Quien es la chica con la que se le vio ayer?; Señor Anderson, ¿Está su esposa por acá?" Y muchas más preguntas que se les ocurrían a los periodistas, ni siquiera me dejan contestar. David está parado justo detrás de mí ubicado a mi derecha, mientras seis guardas de seguridad de mi empresa se cercioran que ningún reportero salga de control.

Miro a la multitud y a un costado finalmente observo a Alex junto a otros funcionarios de la empresa, cómo si supiera que va a pasar se ha maquillado y peinado perfectamente, siempre he pensado que las mujeres tienen un sexto sentido. El color negro hace que su cabello literalmente resplandezca, y mucho más la tez blanca de su piel, toma café desde un pequeño vaso descartable. Almenos tengo una esposa bonita e inteligente. De otra forma ni en pesadillas haría esto que estoy a punto de hacer.

—Les pido silencio, por favor, —finalmente, todos hacen silencio —decidí casarme en secreto porque para mí, mi vida privada es meramente privada —miro todos esos ojos, cámaras y flashes sobre mí —mi esposa y yo lo decidimos de esa forma, estoy unido a esa maravillosa mujer, juntos hemos logrado muchas cosas para esta empresa —hago una pausa —en cuanto a la chica de ayer, sí, ella es mi esposa a quien amo con todo mi corazón, y que si ella está aquí, sí lo está, ¿Alexandra?

Extiendo mi mano hacia ella, ella levanta su bella mirada y observa a todos los reporteros que ahora están frente a ella, sé que esto no se lo esperaba, está punto de darle un ataque de pánico; me mira y comienza a caminar hacia mí, almenos reaccionó, viene sosteniendo su café y con la otra mano toma la mía, la tomo de la cintura y junto mis labios con los suyos, tan cálidos, con un ligero sabor a café que me gusta. Comienzo a besar tiernamente cada uno de sus labios y ella me corresponde de inmediato, no sé si es por el sabor a café pero son los mejores labios que he besado, y esto que he besado muchos, besa tan bien, no puede ser, me ha dejado sorprendido, si no es porque estamos en plena televisión nacional continuara esta deliciosa escena. Abro mis ojos y sus verdes se clavan en los míos, esa mirada digna de ella que la hace ver tan dulce y tierna. Poso mis labios levemente en su frente.

—Muchas gracias —digo esto a través del micrófono a todos los reporteros quienes se han vuelto literalmente locos y sé que al igual toda América.

Tomo a Alex de la mano y entro con ella a la empresa, no ha dicho nada y mira hacia algún punto fijo mientras caminamos hacia el ascensor, David nos sigue, subimos por el corporativo y rápidamente llegamos al piso 25, donde todos al verme entrar dejan de cotillear , dejo a Alex en su escritorio y me dirijo a mi oficina, ni yo me puedo creer lo que acabo de hacer, tengo miles de correos, incluyendo de "amigas", aunque ya les dejé en claro que yo no me acuesto con alguien dos veces, ahora tengo que ser extremadamente cuidadoso si quiero tener algo con alguien.

Suena mi teléfono de la oficina, veo que es proveniente de la oficina de David.

—Dime ¿Ahora qué pasó? —suelto un suspiro, ya no quiero más traumas.

—Tu suegra está al teléfono.

—¿Mi... que? ¡Ah! ¿La madre de Alex? —no puede ser.

—Dice que insiste con hablar con Alex porque esta no contesta sus llamadas.

Me voy a volver loco.

—Transfiéremela.

¿Es enserio, Oliver?

—Sí, hazlo, ¿Ya qué? Todo el mundo lo sabe.

David dudoso ante mi petición accede y no habían pasado ni cinco segundos cuando una voz muy parecida a la de Alex habla en la otra línea.

¿Hola? —dice vacilante.

—¿Señora Carlin? Mucho gusto, le saluda Oliver Anderson —me recuesto en el respaldar de misilla giratoria, esta conversación puede ser bastante larga.

Silencio del otro lado. Escucho murmuros con una voz masculina "Es él" "¿Quién?" "Oliver Anderson"

Lo siento —aclara su garganta —mucho gusto señor Anderson, yo soy Alicia Carlin, la madre de Alex. Sólo estaba pidiendo hablar con mi hija ya que no contesta mis mensajes ni llamadas.

—Entiendo señora Carlin, no se preocupe, Alex está un poco ocupada en estos momentos.

Eso espero.

—¿Ocupada o es que no nos quiere hablar?

—Llámeme Oliver porfavor. —sonrío, ¿Qué más puedo hacer? —Pero, disculpe que me entrometa señora Carlin, ¿Por qué Alex no le hablaría?

Se molestó porque no fuimos a su fiesta de graduación. No teníamos dinero para viajar hasta Nueva York.

Me quedo analizando su respuesta por unos segundos. No puedo preguntarle esto a Alex porque es obvio que no me dirá nada al respecto.

—Oh, Entiendo, yo le diré que ha estado llamándola.

—¿Cómo es que se ha casado y ni siquiera nos mandó un mensaje? —me interrumpe casi de inmediato. Comienzo a masajear mi sien, todo esto me va a dar un derrame cerebral.

—Enserio lo lamento, fue algo espontáneo, porfavor, déjeme enviarles algún presente a manera de disculpas por casarnos tan apresuradamente....

—Disculpe... —una voz masculino, bastante fuerte y ronca me interrumpe —Soy el papá de Alex.

Ah, su padre, estupendo. Ahora si me siento nervioso.

—Mucho gusto señor Carlin.

—¿Como está ella? ¿Cómo está Alex? —suena a alguien preocupado, no al hombre que Alex describe.

—Ella está de maravilla, señor Carlin. No se preocupe está en buenas manos.

Genial, ahora si le pasa algo será mi culpa.

David entra a la oficina interrumpiendo mi charla y me entrega un sobre con unos documentos retirándose casi de inmediato.

—De eso estoy seguro señor Anderson. Me alegra que esté bien, por favor cuídela mucho —no sé si será actuación porque está hablando conmigo o es que enserio se preocupa por ella.

Me confunde.

—Por favor, no le comente nada de esta conversación conmigo —continúa —ella no quiere saber nada de mí.

Frunzo el ceño, el señor Carlin se escucha como alguien totalmente diferente.

—No se preocupe, no le haré saber nada de esto —contesto, de la manera más amable posible.

—Estupendo, muchas gracias Señor Anderson —dicho esto el señor cuelga la llamada. Pongo mis codos sobre mi escritorio y llevo mis manos hacia mi cabeza, metiendo mis dedos entre mi cabello lacio, no me importa despeinarme, creo que tengo peores problemas que preocuparme por cómo se mira mi cabello hoy.

Observo el sobre que David me ha traído, me levanto y salgo de mi oficina, no tengo necesidad de ir hasta el escritorio de Alex, casi de inmediato ella me mira y le hago una seña de que venga a mi oficina. Entro nuevamente dejando la puerta abierta para ella y me siento en mi silla frente a mi computador mientras reviso algunos correos de la empresa y comienzo a contestarlos, la mayoría de mis socios felicitándome por mi matrimonio ¡Estupendo! Ahora ya no sólo le miento a mis padres, sino que a todos en este planeta tierra.

—Oliver ¿Qué diablos hiciste? Ahora toda América sabe esto. Mi madre está molesta, mi hermana debe estarlo, toda mi familia, tú me dijiste que solo sería esa noche por tus padres.

Alex entra casi gritando a mi oficina y cierra la puerta a sus espaldas. No le presto atención porque sé que si lo hago me voy a molestar y continúo contestando los benditos correos con sólo un mensaje de copiar y pegar "Muchas gracias, mi esposa y yo le deseamos un excelente día y éxito en sus labores". Qué patético me siento haciendo esta ridiculez.

—Oliverrrrr... ¡Te estoy hablando!

—Lo sé —esta mujer me sofoca —toma, estos son tus nuevos documentos.

Ella me mira con intriga y toma el sobre que le he entregado, su nueva identificación, licencia de conducir y tarjeta de crédito ilimitado bajo "Alexandra Jane Anderson". Continúo enviando las estúpidas respuestas.

—¿Me cambiaste mi apellido? —interroga, un poco frustrada. Yo también lo estoy.

—Las cosas se alargaron un poco así que las vas a necesitar, no hay forma que seas mi esposa y sigas apellidándote Carlin.

—Pero ni siquiera me lo preguntas. Ni siquiera pediste mi opinión por lo que hiciste hoy. Siento que mi opinión no cuenta.

¡Ahhh! Drama, drama y más drama.

—La tarjeta es de crédito ilimitado, tómalo como parte del pago, puedes comprarte lo que sea. Te aviso desde ya que tengo acceso a la cuenta y si le compras algo a alguien más, como un amante por ejemplo, suspenderé el crédito —yo no voy a mantener a ningún chivo.

—¡¡¡¡OLIVER!!!! PRÉSTAME ATENCIÓN ¡ESTOY HABLANDO CONTIGO! —espeta a todo pulmón y me hace estremecer, se acerca y cierra mi laptop de golpe. Voy a matar a esta mujer antes de que siquiera lleguemos a los 6 meses casados.

En ese preciso momento David entra a la oficina.

—¡Genial! Ya están actuando como una pareja de casados —ríe, como siempre David con su sarcasmo en el momento menos indicado, simplemente lo fulmino con la mirada y él lo entiende, me entrega unos papeles y se retira con una sonrisa en su rostro. A él es que mataré antes que a Alex.

—Tendrás que usar tu anillo todo el tiempo, y.... no puedes tener novios, hombres, amantes o como sea que los llames, mientras estés casada conmigo, no pasaré vergüenzas —expreso, con la mirada puesta en los papeles que David me ha entregado.

—Entonces tú tampoco puedes tener novias, mujeres o amantes —ella me mira tan fijamente, mientras recuesta su cadera sobre mi escritorio. Espero no hable enserio.

—Eso si va a ser difícil mi amor —correspondo su fija mirada, a mí no me va a dejar sin sexo todos estos seis meses.

—Bien, pero ten en cuenta que si tu lo haces yo también lo haré, ahora que esto es público no pasaré vergüenzas con un esposo infiel, sé que para ti también será vergonzoso que la prensa se entere que tu esposa te fue infiel.

No lo creo, no lo haría.

—Tú no eres así, sé que no lo harías —me relajo, restándole importancia a sus palabras.

—Pruébalo —Ese "pruébalo" desafiante resonó en mi cabeza, esto es en serio. Levanto la mirada hacia ella y esos ojos verdes furiosos se ven más radiantes. Cambio de tema sin despegarle la mirada de encima.

—Por cierto, tendrás un mejor trabajo del que querías, tendrás una oficina y te encargaras de darle el visto bueno a todo lo relacionado con la revista, si algo no te gusta se lo dices a la persona encargada, cuando creas que ya está listo para salir al mercado me la haces llegar. Tu opinión va a ser de gran importancia, así que estarás conmigo en todas las reuniones a las que valla, algo así como otro David.

Ella ríe, lo que me hace verla con mi entrecejo fruncido. Mejor la ignoro.

—Alístate porque viajaremos a Italia, nos vamos esta noche —me pongo de pie y digo todo esto mientras llevo unos papeles a un archivero-

—¿Italia? —cuestiona, por Dios ¿No fue lo que dije?

—Sí, eres mi esposa, tendrás que andar conmigo donde vaya. Luego iremos a California. Dejaré a David a cargo ya que alguien le prometió a mi padre estar ahí —camino hacia mi silla giratoria mientras la miro de mala cara, abro mi laptop nuevamente para comenzar a teclear —Cómprate algo elegante porque es una cena de gala con socios importantes, después de todo tienes una tarjeta de crédito ilimitado. Un chofer pasará por ti porque yo no puedo, te estaré esperando en el jet.

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