No era ese tipo de personas celosas, posesivas, ni mucho menos cariñosas como tampoco pensaba que el amor iba a cruzarse en mi camino ya que creía no merecer eso pero, cuando la conocí sabía que todo iba a cambiar. Y no me equivoque.
Su sonrisa hizo olvidar toda la culpa que sentía ante mi pasado, sus caricias me hizo sentir protegida, como tambien fuerte.
Sus besos repararon mi corazón y me hizo sentir cosas que pensé que las había perdido por completo.
Ella era amable, carismática, sensible, celosa, enojona, un tanto crítica, sarcástica, sincera y podría seguir diciendo cosas de ella tanto buena como malas pero. Solo me estaría lastimando.
Su amabilidad la termino matando.
Me dejo observando las ardientes llamas esperando un milagro que nunca sucederia, creí por un momento en los cuentos de hadas "Volverias me besarias y terminaremos con un hermoso final feliz en la que tu y yo nunca nos separaremos" y me ilusione por un breve instante al ver entre las llamas una persona asomarse.
No eras tu.
Y ahí me arrepentí de haberme enamorado.
No debí ver esos ojos azules mirándome con inocencia, ni esos labios carnosos pidiendo unión entre lenguas con lujuria y pasión como tampoco tu figura ardiente con grandes atributos entre los corredores del establecimiento.
No debí haberte conocido.
Chica ardiente le hiciste privilegio a tu sobrenombre.