DRAC© [1] ✔

By LuisianaVons

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Si la vida te da una segunda oportunidad, más te vale aprovecharla. Cada cosa que hacemos en esta vida ti... More

DRAC
R E P A R T O
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
Epílogo
Nota Final del AUTOR
¡Segunda Parte disponible! DOMINIK

CAPÍTULO 16

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By LuisianaVons

DRAC©
Capítulo 16

DRAC

Me estaba tocando los cojones el hecho de que Sullivan continuara acusandome de cosas que ya hoy no importan. Cuando entré a prisión, mi vida había cambiado por completo, como si toda la inocencia que alguna vez llegué a tener se hubiese esfumado al instante, duré noches sin dormir, hecho un ovillo mientras algunos malditos mas grandes que yo abusaban de su poder. Cada vez que intentaba llorar, personas venían a demostrarme que los criminales no lloramos, entrar a prisión nos convierte en criminales, aún cuando no es justamente.

Pasé meses, días y noches, inviernos y otoños, navidades, días de acción de gracias, donde el recuerdo de mi familia continuaba conmigo, me preguntaba si había hecho mal, si en realidad yo había sido capaz de aquel atroz acontecimiento, si había sido capaz de asesinar a mi familia entera, siempre pensé que así era, sentía que lo había hecho, que era el causante de mi propia desgracia. Ese niño, risueño, alegre, que amaba tanto a la vida, se había esfumado y ya no quedaba absolutamente nada de el.

-Debes estar bromeando-se dijo a sí misma-¡Eso no es cierto!

La observé, lucía realmente confundida pero más que todo, decepcionada.

-Lo siento, Sullivan-apreté mis labios-La vida no es de color rosa.

Sus ojos llorosos me miraron, como si estuviese debatiendo en su cabeza con su conciencia, peleando en una guerra interna con ella misma, sobre creerme o no.

-¿Cómo puedes decir eso?-escupió enojada mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla-¡Mi vida era de color rosa!-me gritó, dolida-¡Hasta que una noche un maldito infeliz asesinó a mi única familia!

Apreté la mandíbula.

Jamás pensé que me arrepentiría tanto de haber asesinado a una persona.

-Sullivan, tu no entiendes...

-¡¿Entender qué?!-alzó sus brazos mientras sus ojos mieles se cristalizaban.

Mi pulso se había disparado, intentaba controlarme pero verla llorar se sentía fatal, joder, se sentía como la mierda, verla a ella era como ver a Daniela.

-¿Sabes una cosa?-dijo observándome, se limpió unas cuantas lágrimas con su antebrazo y inhalo hondo-Te veo en el juicio-dijo sin más.

-Sullivan...

Sullivan se giró y me observó con odio en su mirada. Sus mejillas estaban rojas y húmedas.

-¿Querías hacerme pedazos?-señaló, sin apartar su mirada miel de la mía-Lo lograste desde un inicio pero...-vaciló antes de hablar-Si mal no recuerdo, yo también te prometí que pagarías y eso es lo que haré-trataba de aparentar que nada de esto le afectaba pero sabía que en el fondo, ella estaba devastada-Adiós, Drac.

Observé a su cuerpo alejarse con rapidez. Golpeé los lockers una y otra vez hasta que mi muñeca empezó a doler.

Si quería que Sullivan me odiara, lo había logrado.

...

Derek me observaba nervioso desde su posición mientras esperábamos que las furgonetas llegaran junto con las personas que trabajaban para Derek. Habíamos estado días investigando los lugares en los cuales el infeliz de Günter podría tener a la hermana de Derek, hasta que finalmente dimos con cinco lugares en distintos meridianos.

Las furgonetas llegaron y unos cuantos grupos de hombres armados salieron de éstas.

-Debemos ser precavidos-indicó Derek, observando al grupo-Nos dividiremos en tres grupos: Defensa, ejecutores y apoyo.

-¿Qué hacemos si nos atacan?-preguntó uno de los hombres.

-Lo que mejor sabemos hacer, asesinamos de vuelta-comenté, tomando mi arma entre mis manos-Si nos disparan disparamos, si debemos asesinar, asesinamos, si nos asesinan...-los observé-tendremos que resucitar, pero no saldremos de ese maldito lugar sin Alessia, ¿entendido?-ellos asistieron con sus cabezas-¡Vamos!

Todos subimos a las diferentes furgonetas cargadas de armas, eran alrededor de cuatro grupos, no éramos muchos, ni siquiera éramos un múltiplo considerable para la banda de Günter, ellos podrían acabar con nosotros en un minuto, lo sabía. Observé el exterior con la pequeña ventana blindada del vehículo, el cielo estaba gris y nublado, no era un buen día.

-¿Qué has hecho con Sullivan?-preguntó Derek de manera que sólo yo pudiera escucharle.

Observé mi arma, cabizbajo. Maldita Sullivan, que no dejaba de ser tan ridículamente infantil y exagerada.

-"Me hundirá en prisión"-contesté irónico.

Derek soltó una pequeña risita.

-¿No hablas en serio?-asentí con mi cabeza-¡Venga, hombre!-esbozó una sonrisa-¿Dónde quedó eso de "No hará nada en mi contra porque muere de miedo por mi"?

-No lo se-me encogi de hombros-Ella no tiene miedo de mi-una pequeña sonrisa se formó en mis labios-Es valiente de su parte enfrentarse a la persona que destruyó su vida.

Derek río por lo bajo mientras negaba con su cabeza.

-O quizás es valiente por sentir algo por la persona que destruyó su vida-comentó burlón.

-¡Vete al diablo, Derek!-lo golpeé en el hombro-¿Te drogaste antes de venir?

-Dicen que el amor es peor que una droga, queridísimo Drac.

Abrí mi boca para contestar pero la cerré cuando el conductor avisó que habíamos llegado a uno de los almacenes, tomé mi arma y bajé de la furgoneta junto con un escuadrón rodeando el lugar. Derek lucía nervioso, era una situación difícil para él. Rodeamos el lugar en busca de una entrada.

-¡Por aquí!-exclamó uno de los hombres que iba delante de nosotros.

La valla medía más de lo que imaginaba, no podíamos escalarlo, seguramente tenía electricidad, así que uno de los hombres logró abrir una pequeña entrada a través de ésta. Cuando entramos al lugar, se notaba que era una antigüedad.

El hombre que iba adelante alzó su mano en señal de espera. Observó a través de un pequeño muro y dió la señal para seguir, pero no contábamos con lo que venía. Disparos empezaron a caer desde el techo, observé a Derek a mis espaldas cubrirse con el filo del muro, observé al hombre que tenía la delantera anteriormente, éste yacía en el suelo con un charco de sangre a su alrededor.

-¡Maldita sea!-exclamé mientras cubría mi cuerpo-¡Debemos seguir!

Caminé hacia adelante, tomando la posición alfa del grupo, lo único que se escuchaba en el lugar era el sonido de las balas impactar contra cosas, Derek cubría mi espalda.

-¡Alessia!-grité con fuerza, pero nadie contestó, sentí que algo impactó contra mi hombro, me habían disparado-¡Demonios!

Me acerqué a un pequeño muro a nuestra izquierda cadáveres de ambos bandos yacían por doquier.

-¿Estás bien, hombre?-Derek me observó preocupado.

-Si, no es nada.

-Deberíamos retirarnos, Drac.

Negué con mi cabeza mientras apretaba mi hombro con fuerza, no era tan doloroso, pero si ardía como el mismísimo infierno.

-Debemos encontrar a Alessia, te lo prometí.

-Pero...

-La encontraré, Derek.

El asintió con su cabeza.

Pude haberme retirado, total no era mi hermana a la que debíamos salvar, pero si supiera que mi hermana estuviera viva haría cualquier cosa por recuperarla, y cuando digo cualquier cosa, me refiero a lo que sea con tal de volverla a ver.

-¡Alessia!-grité mientras caminaba por los largos pasillos-¡Alessia!

Me detuve al escuchar murmuros detrás de una puerta en el suelo. Abrí una pequeña puerta que apenas era visible y bajé a través de una frágil escalera. Las luces estaban apagadas, mantuve el arma frente a mí, expectante.

Unos sollozos se escuchaban en el lugar, me acerqué a una pared y mi mano dió con el interruptor de luz. Una chica amordazada y destrozada apareció frente a mis ojos. Su cabello era corto, su piel pálida y con una gran cantidad de moretones, sus ojos grises apenas si se podían mantener abiertos, rápidamente me acerqué a ella e intenté quitarle las cuerdas que la mantenían apresada, al quitarlas quedaron unas visibles marcas moradas, como si jamás le hubiesen quitado esas cuerdas, sus labios rotos y apenas podía mantenerse de pie.

-¿Alessia?

Parpadeó un par de veces con dificultad, mientras debía mantenerla de pie. Ella me observó y negó levemente con su cabeza intentando alejarse, sus ojos estaban inyectados en sangre, la drogaban para mantenerla inconciente.

-No te haré daño-la tomé entre mis brazos intentando sacarla de aquél lugar.

Si llegar con vida hasta ella fue difícil, salir con vida con ella en brazos será un reto.

Logré subir las malditas escaleras con ella, aún drogada, hacía un gran esfuerzo por salir. Observé el lugar, habían disparos pero ya casí no tantos, caminamos por el pasillo hasta que mi pie chocó contra un cuerpo, Alessia dejó salir un sollozo, seguí caminando hasta que una voz me detuvo.

-¡Devuelve a la chica y no habrá problemas!

Observé a la persona mientras Alessia escondía su rostro en mi pecho.

Reconocí su rostro al instante.

Günter.

-¡Vaya sorpresa!-esbozó una cínica sonrisa-Veo que el demonio ha resucitado-me observó de pies a cabeza-Recibí tu hermosa amenza cuando asesinaste a uno de mis mejores trabajadores.

Solté una pequeña risa burlona.

-¿Ese era tu mejor trabajador?-le pregunté irónico-Y pensé que tu eras una mierda, que debo decir sobre el resto.

Günter sonrió.

-Ríete todo lo que quieras-se burló-Claro, habla el chico de nueve años que fué a prisión por asesinar a su bella familia.

Empezaba a enojarme, sabía que si decía unas cuantas palabras más no podría controlarme.

-Dejemos la charla para otro día que decidamos ir por un té-observó a Alessia-devuelve a la chica.

-¿O?

Günter sonrió.

-Me veré obligado a asesinar a todo lo que te rodea.

Torci la boca.

-Por mi esta bien-me encogi de hombros-¿Últimas palabras, Günter? ¿no?, mandale saludos a mis padres, infeliz-disparé en su pierna y luego en su pecho.

Sentí balas impactar contra mi pecho, una tras otra, tras otra, hasta que finalmente perdí la noción del tiempo y el espacio.

AMBER SULLIVAN

Había pasado una semana desde mi encuentro con Drac en el gimnasio. Sus palabras habían sido duras, claras y breves. La idea de que mi padre pudo haber asesinado a alguien en el transcurso de su vida me daba escalofríos. Simplemente no podía aceptarlo. No podía ser cierto.

Mis manos sudaban y mi cuerpo estaba hiperventilando afuera de la oficina del abogado. Había acompañado a mi madre a su encuentro con Ramírez, el abogado de la familia.

-Genial, nos estaremos comunicando en el transcurso de la semana-le dijo mamá con una sonrisa en su rostro.

Tan pronto pusó un pie afuera de la oficina, me levanté de la silla corriendo hasta ella.

-¿Entonces...?

Mamá esbozó una sonrisa.

-¡Ya tenemos la denuncia!-exclamó emocionada mientras me daba un abrazo.

Algunos recuerdos vinieron a mi cabeza. Debía sentirme feliz, por primera vez desde que murió mi papá, se tomaba enserio el caso sobre su muerte.

-¿Estás bien, Amber?-mamá me observó acusadora-¿No estás feliz porque ese criminal por fin va a tener su castigo?

Mordí mis labios.

-Si, solo estoy cansada.

Mamá achicó sus ojos sin creerme, aún así no dijo nada más al respecto.

Finalmente lo habíamos conseguido.

Habían altas posibilidades de que Drac fuera a prisión.

...

Mientras veía la televisión mamá hacía la cena, moría de hambre. Hachi jugaba con la manga de mi sweater, intentando romperla hasta que mi teléfono empezó a sonar.

-¿Hola?-contesté.

-¿Am?

-¿Estás bien, Barbara?

Barbara sonaba agitada, parecía tener la respiración entrecortada.

-Gael ha tenido un pequeño accidente y estamos en el hospital, ¿podrías venir?

-Si, enseguida voy.

Colgó.

Me levanté del sofá y tomé algunas cosas.

-¿A dónde vas?-preguntó mamá mientras mezclaba la ensalada.

-Un amigo ha tenido un percance y está en el hospital.

Mamá asintió. Besé a Hachi y tomé un taxi hasta el hospital.

...

Cuando llegué al hospital, la lluvia empezó a caer, el frío era insoportable y las prendas de ropa que traía no parecían ser suficiente para combatirlo. Observé a Barbara dar vueltas en círculos en la sala de espera.

-¡Barb!-le saludé, envolviendo mis brazos alrededor de sus hombros-¿Qué le pasó a Gael?

Ella me observó con lágrimas en sus ojos.

-Estábamos en la pista de motocicletas, acabábamos de tener una discusión y el subió a su moto-se limpió unas lágrimas-Se fue. Luego una persona me avisa que ha chocado contra un auto dejándolo inconsciente-estalló en un mar de lágrimas-¡Todo es mi culpa!

-No, Barb. Estas cosas pasan.

-Si no hubiésemos peleado no estaríamos aquí, el estaría despierto presumiendo de como el aire mueve su cabello-una tonta sonrisa se formó en sus labios.

Se veía muy enamorada. Después de eso nos sentamos en la sala de espera hasta que algún médico o algún personal del hospital nos informara sobre el estado en el que se encontraba Gael.

...

Barbara se había quedado dormida a mi lado, aproveché la situación para ir a comprar un café antes de que me quede dormida también. Aun no había dejado de llover así que solo había más frío.

Compré un café y volví de regreso a la sala de espera pero para mi sorpresa Derek estaba en una de las salas de espera del hospital. El se dió cuenta de que lo estaba observando.

-¡Amber!-exclamó con una sonrisa.

Tenía su pómulo hinchado y una venda en su mano.

-¡Derek!-le saludé-¿Qué haces aquí?

Abrió su boca para contestar pero el sonido de una puerta detrás de mí hizo que la cerrara.

-Maldita sea, tres malditos días en un puto hospital.

Me giré de repente.

Sus ojos se encontraron con los míos, tenía su rostro hinchado, sus labios partidos e apenas podía mantenerse de pie. Lucía fatal. Mi cuerpo había entrado en un estado de shock.

-¿Sullivan?

-Yo ya...me iba-me giré hacía Derek y le sonreí.

-¡Sullivan!-lo escuché caminar detrás de mí, pero no me detuve hasta que salí del hospital en plena lluvia-¡Sullivan!

Me giré para enfrentarlo, sus ojos aceitunados me penatraban logrando ponerme nerviosa.

-¡No te acerques!-le amenacé mientras extendía mis brazos.

-Sullivan debemos hablar.

Negué con mi cabeza.

-No, Drac-lo observé con un nudo en mi garganta-Te recomiendo que mejor te vayas buscando un buen abogado.

Apretó sus labios y su mandíbula estaba notablemente tensa.

-¿Me has denunciado?-preguntó incrédulo.

Asentí con mi cabeza.

Sus manos se apretaron en puños mientras su mirada se tornaba fría y cruel.

-Te arrepentirás de esto, Sullivan.

Me reí sarcásticamente. Eso no pasaría. Jamás.

-¿Por qué me arrepentiría?

-Porque tu, no vas a declarar en mi contra el día del juicio.

Junté mis cejas mientras el se acercaba a mi, sin darme cuenta.

-¿Qué te hace pensar eso?

Su cuerpo estaba a una distancia muy estrecha entre ambos, sus ojos brillaban con intensidad, mis ojos recorrieron su rostro sin poder evitarlo, hasta que se acercó tanto a mí que pensé que me besaría.

-Sólo lo se, Sullivan.

Se alejó.

Lo observé anodada mientras las gotas de lluvia caían sobre mí.

No me iba a arrepentir.


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