Hex [h.s]

By borntoharry

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❝Para romper la maldición hay que matar al que la echó sobre ti.❞ Libro 1 ✍ © TriciaJeanL → Traducción al es... More

Hex.
Capitulo 01.
Capitulo 02.
Capitulo 03.
Capitulo 04.
Capitulo 05.
Capitulo 06.
Capitulo 07.
Capitulo 08.
Capitulo 09.
Capitulo 10.
Capitulo 11.
Capitulo 12.
Capitulo 13.
Capitulo 14.
Capitulo 15.
Capitulo 16.
Capitulo 17.
Capitulo 18.
Capitulo 19.
Capitulo 20.
Capitulo 21.
Capitulo 22.
Capitulo 23.
Capitulo 24.
Capitulo 25.
Capitulo 26.
Capitulo 27.
Capitulo 28.
Capitulo 29.
Capitulo 30.
Capitulo 31.
Capitulo 32.
Capitulo 33.
Capitulo 34.
Capitulo 35.
Capitulo 36.
Capitulo 37.
Capitulo 38.
Capitulo 39.
Capitulo 40.
Capitulo 41.
Capitulo 42.
Capitulo 44.
Capitulo 45.
Capitulo 46.

Capitulo 43.

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By borntoharry

Después de la cena, todos fuimos a la sala de estar; Bien excepto mamá, que quedó lavando los platos en la cocina. Nerviosamente, jugueteé con mis dedos al pensar en lo que va a pasar después.

Traté de escuchar las bromas de mi padre sobre su abuela cuando él era un niño, para aliviar el nerviosismo. Pero no funcionaba.

Randy se rió junto con mi papá, mientras yo me sentaba en silencio. Papá debió notarlo, por lo que llamó mi nombre: —Lucinda.

Me volví hacia la dirección de donde venía la voz. —¿S-Si? —balbuceé, aclarando mi garganta.

—Estas muy callada, ¿estás bien?, ¿hay algo malo? —preguntó preocupado.

Sacudí la cabeza y sonreí débilmente. —No papá, no hay nada malo —murmuré antes de cerrar los ojos. Quiero decir, ¿de qué sirve abrir los ojos si ni siquiera puedes ver una cosa clara? Podría estar descansando hasta que me vaya mejor. Después de todo, eso es lo que el doctor dijo.

—¿Estás segura? —preguntó de nuevo, y yo asentí. —Bueno, en ese caso, no veo ninguna razón para que no vayas conmigo mañana. —Esto me hizo abrir los ojos.

Confundida, le pregunté: —¿Qué? ¿A dónde vamos mañana?

¡Al Instituto Silent Mound, por supuesto! —explica—. Aún vas a tener esa entrevista, por eso vamos a ir allí mañana, para poder inscribirte.

—¡Todavía no estaba de acuerdo en que iba a ir a la escuela! De hecho, no estaba de acuerdo en absoluto. —escupí—. Papá, ¡no quiero pasar mi último año escolar aquí en este horrible lugar!

—¿Qué quieres decir con horrible lugar? Lucy, no creo que haya algo horrible aquí en Silent Mound, excepto el nombre de la ciudad por supuesto, pero...

—¿Qué? ¿Quieres decir que no has visto nada sospechoso como la gente vestida del mismo color en el centro comercial como si hubiera algún código de vestimenta? —grité con exasperación— ¿O la gente que actúa rara y te mira como si fueras un alienígena?

—¿La gente vestida del mismo color de ropa? —Randy pensó—. Bueno, eso es algo que no ves todos los días, claro. —El impulso de darle un puñetazo era muy alto, le sugeriría que se callara si quiere vivir.

—Sí, estás exagerando a Lucy, ¿por qué te miran así?, ¿quizás tenías algo en la cara? —mi padre mencionó.

—O tu cabello —Randy añadió.

—Cállate —susurré—. No voy a ir a esa escuela o a cualquier otra escuela aquí en Silent Mound. ¿No podemos simplemente volver a nuestra casa real y olvidarnos de este lugar?

—Como te dije Lucy, no podemos regresar hasta que la casa que está quemada esté lista y el criminal sea atrapado. —Mi padre suspiró—. Tengo el presentimiento de que la policía sigue buscando a quien quemó la casa.

—Lo que me recuerda...—agregó mamá, su voz lo suficientemente alta como para venir de la cocina—, tenemos que irnos, la policía dijo que encontraron pistas sobre el criminal, y también quieren hablar con nosotros.

Esto hizo que mis palmas se pusieran frías y sudorosas. La policía sigue buscando a quien quemó la casa, lo que significa que todavía están buscándome a mí. Lo que es peor, encontraron pistas.

—¿Estás bien, nena, pareces pálida? —Randy habló, con un toque de diversión.

—N-Nada, creo que necesito retirarme, o las medicinas que bebí esta mañana no curarán este glaucoma —divagué, maldiciéndome a mí misma por sonar nerviosa.

Me levanté y lentamente me dirigí a la escalera. Estaba a punto de subir, cuando sentí que un brazo se envolvía alrededor de mi cintura. Dejé escapar un jadeo de sorpresa.

—¿Quieres ayuda? —Randy ofreció en un susurro y bajé la cabeza.

—No necesito, puedo cuidar de mí misma —murmuré.

—Claro, nena, te ayudaré. —Fruncí el ceño. No necesitaba su ayuda, y lo peor ¿por qué tuvo que gritar como si estuviéramos en distintos continentes?

Esa pregunta fue contestada pronto cuando sentí que alguien nos estaba mirando. Papá. Por supuesto, el bastardo tuvo que demostrar que es el perfecto novio. Que claramente no es.

De todas formas, sólo permití que me ayude a subir las escaleras. Dejé escapar un pequeño chillido una vez que mi pie se deslizó, pero la mano de Randy me cogió, riendo. —¡Whoa, cuidado! —Su brazo alrededor de mi cintura me estabilizó.

Con una respiración entrecortada me quité la mano de alrededor de mi cintura, pero él no quiso soltarme la muñeca. Así que continuamos subiendo las escaleras.

Cuando llegamos a mi habitación, Randy cerró la puerta. Me senté en la suave superficie de la cama. Los dos nos quedamos mirando bastante por un rato hasta que hablé primero: —¿Bien?

Al oírlo suspirar, me hizo levantar una ceja. ¿Qué ocurrió hasta ahora? —Lo siento —se disculpó—. Lamento lo que hice esta tarde.

—¿Qué? —pregunté, no porque no lo oí, porque quería oírlo salir de su boca otra vez.

—Lo siento Lucy, lo siento por lo que he hecho —murmuró—. Ni siquiera sabía lo que estaba haciendo. Supongo que mi ira y celos se apoderaron de mí.

No podía dejar de preguntar. —¿Realmente no estabas tratando de matarme? —Esto le hizo reír, lo cual fue realmente aterrador.

—¿Matarte?¿Por qué haría eso? —Randy se rió.

—¡T-Tu me ahogaste, trataste de m-matarme! —mascullé—. Estabas asustándome.

—Lucinda, nena... —murmuró, poniendo una mano en mi muslo, haciéndome saltar un poco.

Me rompía el corazón hacérselo, pero se lo merecía.

—Bebé —él habló en voz suave, sonando roto. Me di la vuelta, sin querer mirarlo. Se alejó su figura borrosa y respiró hondo—. Por favor, Lu, habla conmigo. —Casi sonreí al apodo, era el mismo apodo que usó la primera vez que nos reunimos cuando estábamos en el onceavo grado.

—Y-Yo, no sé Randy...

—¿No sabes qué, nena? —consultó.

La siguiente cosa que dije debió asustarlo. —Creo que tenemos que terminar este tipo de relación que tenemos.

Y lo hizo. —Lucinda, no, no, no puedes, no podemos, te amo tanto. —Se inclinó, sacudí la cabeza.

—Esta relación no es buena para los dos —dije.

—Lucinda, no hubo ningún problema entre nosotros, tan solo fui impulsado por mi ira ayer. Él dice: —Yo no sabía lo que estaba haciendo. ¡La idea de que estés con otro hombre fue suficiente para que enloquezca!

—¿Otro hombre? —Sacudí la cabeza con incredulidad—. Todavía no me crees, ¿verdad? ¡Yo no estuve otro hombre! Excepto con un demonio que quería matarme y besarme al mismo tiempo.

—Lu, ¿cuántas veces tengo que decirte que no existen tales cosas como los demonios o los fantasmas? —la voz de Randy repentinamente se levantó. Esperaba que mis padres ya se hayan ido.

—Existen en esta ciudad, su nombre es... —me cortó.

—Detente, por favor Lucinda, para. —Me besó en la frente, lo cual me tomó desprevenida—. Deja de decir cosas que no son ciertas.

—Randy, yo... —Me cortó de nuevo presionando sus labios contra los míos. Traté de sacarlo de encima de mí, pero él no se movió. Tomó mis dos manos y las colocó por encima de mi cabeza—. Alejate. —Me las arreglé para decir, pero él no escuchaba. Sus labios descendieron por mi mandíbula y bajaron hasta mi cuello.

Suspiré cuando chupa la piel detrás de mi oreja. Él gimió mientras su mano subía por mi muslo y se deslizaba dentro de mi camisa. Decir que estaba nerviosa cuando sentí su enorme bulto en mi estómago era entendible.

—Randy, por favor..., basta —gemí, suplicando que él se detuviera. Lo que es peor; soy virgen. Le dije eso una vez, pero me parece que lo olvidó.

Por otra parte, no se la daría a este bastardo. No, no permitiría que sucediera. Y pareciera que quería distraerme, y no dejaría que me ponga estúpida otra vez. Ya no.

Justo cuando sentí su mano a punto de agarrar mi pecho, levanté mi rodilla y la usé para patearlo donde él me necesitaba. Donde más duele. Él gimió de dolor antes de que lo empujase fuera de mí.

Me levanté y busqué la puerta.

—¡Lucinda! —Randy gritó, haciéndome entrar en pánico. Finalmente encontré la perilla de la puerta, girándola.

Desesperadamente corrí por las escaleras, haciéndome tropezar los últimos dos pasos. Gimiendo de dolor cuando mi rodilla golpeó el suelo con fuerza, me puse de pie lentamente. Las luces de la sala estaban apagadas, lo que significaba que mamá y papá ya se habían ido.

Bueno, eso no es genial. —¡Lucinda! —Oí a Randy gritar de rabia, corrí por donde me llevaban mis piernas. Terminé en una habitación oscura, que probablemente era la cocina o el comedor.

Mis manos torpemente derribaron algo metálico, haciéndolo caer al suelo con un fuerte ruido. Me agaché, esperando no ser vista.

Jadeé ligeramente cuando mis dedos tocaron algo frío y metálico. Lo levanté y pasé mi dedo índice por la superficie metálica. Una vez que mi dedo llegó a su final, sentí una punzada en mi dedo. Era un cuchillo. Estaba en la cocina.

—¡Oh, Lu! —Randy gritó en una voz juguetona pero molesta, alargando la segunda letra del apodo que él mismo me había dado—. Si sales de tu escondite probablemente perdone este pequeño incidente.

Agarré el cuchillo con fuerza, mientras lentamente me arrastraba a mi izquierda. Sin ver no había otra opción que cerrar los ojos. Mis sentidos de la audición estaban en todo su potencial.

Al escuchar los pasos de Randy, me concentré en él. Estaba fuera de la cocina, probablemente en la sala de estar. Sus pasos estaban desapareciendo ligeramente.

—Vamos, Lu, no te haré daño —dijo, pero no fue prometedor—. Me olvidaré de lo que hiciste antes y del muchacho que conociste después de nuestro pequeño viaje desde la ciudad.

Mis ojos se ensancharon de sorpresa, ¿vio a Harry? ¿Cómo? ¿Creía que Harry elegía a quién quería verlo?

Para responder a las preguntas en mi cabeza, Randy se rió entre dientes. —Sí, lo vi, ¿es ese tipo el que lleva el nombre de Harry? ¿Es la pequeña mierda con la que me reemplazaste? —Si Harry estuviera aquí, Randy estaría muerto hace tiempo. Los pasos de mi novio se estaban acercando, haciéndome formar gotas de sudor en mi frente.

Y una vez más, ¿dónde diablos está Harry cuando lo necesitas?

Grité una vez que me tomó el cuello de la camisa. Lo primero que hice fue levantar mi cuchillo y golpearlo con él. Él gritó de dolor: —¡Pequeña perra, no te escapas por cortarme la mejilla!

Salí corriendo de la cocina con Randy persiguiendo. Subí corriendo las escaleras, tropecé. Él aprovechó eso y agarró mi pierna.

—¡Perra! ¡Nunca volverás a ver la luz del día! —Lo pateé con mi otro pie y subí las escaleras.

Una vez llegué a la cima, él envolvió su brazo alrededor de mi cuello, ahogándome por segunda vez este día. —¿Crees que podrías escaparte, eh? —susurró.

—¡D-Déjame ir! —Me ahogué tratando de alejar sus manos.

—¡No! —él gritó—. Morirás, no cometeré el mismo error al dejarte vivir ahora. Debería haber evitado que lo conozcas.

—¿A q-quién?

—Harry Styles —él escupió, ¿cómo sabía su nombre?—. Pero no te preocupes, él no está aquí para salvarte ahora. —Me obligó a darme la vuelta y mirarlo.

—¿C-Cómo lo conociste?

El diablo puede ser cualquier persona, dulzura, él puede incluso estar en tu familia, o en tus seres queridos. Las palabras de Harry resonaron en mi oído. Una vez me lo dijo.

Esto hizo que el diablo se riera: —Lo busqué, y parece que lo que dijiste era verdad, y ahora es el momento para que te unas él. ¡Muere!

Me ahogó aún más, haciéndome jadear por el aire. Pero fui más rápida. El cuchillo todavía estaba en mis manos. Sin desperdiciar un segundo, lo apuñalé.

El agarre alrededor de mi cuello desapareció justo antes de oír un cuerpo rodando por la escalera. Miré mi mano en la que estaba el cuchillo. Había un color rojo brillante que la cubría y herramienta afilada también lo tenía. Era sangre.

Jadeé con total incredulidad y el cuchillo cayó de mis manos. Bajé por la escalera, viendo el cuerpo ahora en acostado en el suelo y corrí hacia él.

Randy estaba tosiendo con sangre saliendo de sus labios. —¡Randy! —grité—. Lo siento mucho.

—¿Lu? —Él respiró con fuerza, agarrando mi mano en la suya. —Lo siento..., yo...—expresó y, antes de que lo supiera, él dejó de respirar, su pecho no se movía más. Jadeé y sacudí la cabeza. ¿Qué había hecho? Y era oficial, soy una criminal. Soy una asesina ahora, justo igual que Harry.

© TriciaJeanL | borntoharry

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