Definitivamente más que atrac...

By FictionalNiam

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Dos años después de conocerse, la atracción entre Blake y Lia solo ha ido en aumento. Cuando finalmente caen... More

Sinopsis + Booktrailer
Personajes
Prefacio
Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51 [Penúltimo]
Capítulo 52 [Último]
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 2

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By FictionalNiam

LIA

La ansiedad no se iba. Los últimos días no habían sido fáciles y la realidad era que cada vez me costaba más trabajo pretender que todo estaba bien.

Mordía la uña de mi pulgar con inquietud mientras mi mente era atacada por pensamientos tormentosos, entonces noté algo frío en mi brazo que me hizo respingar y alejarme por inercia. Parpadeé, confundida, y descubrí que Allen me miraba con las cejas enarcadas mientras sostenía la lata de soda que, por alguna razón, apoyó contra mi brazo antes. Entrecerré mis ojos hacia él.

—¿Qué?

Allen pasó una mano por su cabello negro para alejarlo de su frente y miró hacia atrás antes de que sus ojos marrones se posaran de nuevo en mí.

—Esta mierda me asusta —declaró mientras se dejaba caer a mi lado, en el sofá—. ¿Qué pasa con ella, Jackson? La estamos perdiendo.

—¿Perdiéndome? No están perdiéndome, claro que no, nadie me pierde. ¿Por qué me perderían? Aquí estoy, ¿me ves perdida? No, si estuviera perdida entonces no me estarías viendo en este momento, Allen —balbuceé.

Jackson se acercó con dos sodas en las manos, una de las cuales me entregó, y un paquete de sus galletas favoritas de chispas de chocolate bajo el brazo.

—Y seguro esa es una respuesta normal y para nada extraña, Lia —ironizó mientras se sentaba en el mullido puff que estaba a unos pasos de distancia—. ¿Y las ojeras? Claro, esa es cosa del diario. Lo usual. Te sientan bien. No tan bien como a los pandas, pero igual diremos que bien.

Rodé los ojos y oí a Allen reír por lo bajo. Allen por lo usual no era muy risueño, vivía con un permanente ceño fruncido, mirada irónica y actitud indolente. Jackson lo molestaba diciéndole que era agrio como un limón. Ellos eran mis amigos más cercanos desde que llegué a Beat.

Además de Carter, por supuesto.

Aunque, claro, ahora mismo no estaba segura de que mi amistad con Carter siguiera vigente. Él no respondía mis mensajes ni atendía mis llamadas y se esfumaba como por arte de magia cada vez que nos topábamos en la empresa. Lo cual era una mierda porque yo en verdad lo extrañaba y me hacía falta uno de sus consejos. O al menos hablar con él, solo eso.

—¿Segura de que estás bien? —preguntó entonces Allen, sus cejas se juntaron mientras me miraba con preocupación.

—Estoy bien —aseguré, inhalé hondo y exhalé antes de hacer una pequeña mueca—. Como que extraño a Emma, eso es todo.

—Ah, cierto. Emma. No ha venido por lo del voluntariado que está haciendo, ¿no? —comentó pensativo antes de darle un sorbo a su soda.

—La pequeña Lia está creciendo, Allen, ella tiene dos amigas mujeres ahora cuando eso parecía algo imposible de ocurrir. Me debato entre sentirme orgulloso de su progreso para socializar con chicas o estar triste porque creo que terminará abandonándonos por ellas.

Rodé los ojos y reí.

—No exageres, Jackson. Tú y Allen serán por siempre mis perras, no los abandonaré jamás. Están muy atorados conmigo, si alguno trata de huir de mí lo perseguiré para castrarlo y traerlo de regreso. Tú eres mi nerd sarcástico y adorable con mente maligna y Allen es mi chico malote, serio e indiferente con relleno agridulce, aunque él lo niegue.

Fruncí mis labios hacia Allen para enviarle un beso soplado, a lo que él puso los ojos en blanco mientras jugaba con el piercing en su labio inferior. Jackson se carcajeó. Por lo general estos dos eran todo lo que se necesitaba para hacer mejor el día de cualquiera, sin embargo, su magia no funcionaba por completo conmigo últimamente.

Si había algo que me resultaba innegable en este momento era el hecho de que Ronald Greenberg era un idiota al que yo quería golpear muy fuerte en las bolas.

Heaven lucía ansiosa mientras la maquillaban y su estúpido manager le explicaba el por qué era una buena idea que ella cambiara el atuendo que eligió por uno más revelador y llamativo. No pude escuchar tanta basura y solo permanecer callada.

—¡Oh, detén la mierda ahora! —vociferé y aporreé las manos sobre el tocador mientras le daba a Ron una mirada furiosa—. ¿Hablas en serio? ¿Quieres que ella salga al escenario con dos trozos de tela que apenas la cubrirán en lo básico para que puedan entonces sexualizar su imagen y vender más?

El rostro de Ron enrojeció mientras me daba una mirada de profundo desagrado. Heaven me miró con ojos muy abiertos, igual que el chico que se encargaba de su maquillaje.

—Eso no es lo que estoy diciendo, Banfield —escupió con la mandíbula tensa—. Solo digo que...

—¿Sabes qué? No, Greenberg. No importa si quieres pintarlo bonito ahora, sabes que tengo razón. Si Heaven quisiera ponerse esa ropa, ¡de acuerdo! Adelante, sería su decisión. Pero no permitiré que la obligues a usar algo solo para "vender más" —simulé las comillas con furiosos aspavientos.

Sus ojos se entornaron hacia mí.

—¿Qué hace que una simple subordinada como tú, que consiguió empleo por sus conexiones, sea tan altanera? Eres como un puto grano en el culo, chica. Yo soy su representante, sé lo que hago y busco lo mejor para ella. Tú deberías aprender a cerrar esa boca y morder tu venenosa lengua cuando nadie pide tu opinión.

Mi mandíbula se tensó. Odiaba que dijeran que estaba en Beat por conexiones. Maldita sea, era injusto que por el hecho de ser cercana a Michael y conocer de años a Daniel me juzgaran. Ganarme un lugar en la empresa era algo que había hecho por mi cuenta.

—Supongo que mi venenosa lengua puede pedir ahora mismo la opinión de Daniel, ¿verdad? Estoy segura de que lo que él opine sí nos importará a todos.

Saqué el celular del bolsillo de mis jeans y lo levanté, los ojos de Ronald se achicaron mientras su rostro se contorsionaba por la ira.

—Vístete como te venga en gana, Heather —gruñó de mala gana mientras me daba una mirada envenenada—. Iré a comprobar qué clase de preguntas son las que ellos van a hacerte en el programa.

Tras decir lo anterior, se alejó con grandes zancadas. Heaven suspiró.

—Se ha cabreado —dijo—. Solo me llama Heather cuando está cabreado. Pero me alegra que se fuera, comenzaba a ponerme de los nervios.

—¡Que le den! —Chasqueé la lengua con irritación—. No dejes que se aproveche por tener el título de representante. Él no puede obligarte a nada. Cuando se ponga imbécil, lo cual preveo que pasará seguido, tú solo menciona a Daniel. ¿Viste que es efectivo? Él puede ladrar mucho, pero no contra Dan.

Heaven rio.

—Lo tendré en cuenta.

—Y ahora ten en cuenta que si no dejas de hablar y te sigues moviendo vas a terminar saliendo en televisión nacional maquillada como un payaso, preciosa —dijo el moreno mientras le aplicaba colorete en las mejillas.

Un cuarto de hora después, luego de que Ron gruñera que faltaban diez minutos para que Heaven tuviera que estar frente a las cámaras, comencé a ayudarla a vestirse. Cuando terminó de abotonar su pantalón negro, la ayudé a ponerse la blusa elegida con el cuidado de no arruinar su maquillaje. Luego ella fue a ponerse los botines y yo la seguí con la mirada. 

Se notaba nerviosa. Tal vez se debía a que, además de la entrevista, iba a presentar la canción principal de su mini álbum titulado Once upon a time en este programa. 

—Todo va a salir bien, Heaven. Lo harás fantástico allí, no es la primera vez.

—No, es la segunda —dijo mientras amarraba sus agujetas—. Mierda, es que me estresa un poco la parte de la entrevista. No sé si voy a recordar todo lo que Ron quiere que diga y lo que está en la zona de lo prohibido.

Oh, así que de eso se trataba.

—Tómalo con calma, estoy muy segura de que tu controlador manager ya se encargó de revisar las preguntas que te harán, por lo que nada debe estar en la zona de lo prohibido. Tú puedes con esto y más.

Ella rio.

—Me haces sentir mejor, ¿sabes?

Le sonreí.

—Oh, lo sé. Vivo para hacerte sentir mejor, es mi misión de vida, ¿no lo sabías? —bromeé, entonces sonaron dos golpes en la puerta antes de que se oyera la voz de una chica del staff que indicaba a Heaven que tenía que acompañarla—. Ahora lleva tu talentoso trasero frente a las cámaras y conquístalos a todos con tu encanto. Como escuché a tu papá decirte una vez, llévalos al «paraíso» con tu voz.

Heaven rio y se puso en pie. Tras acomodar su cabellera castaña, que se encontraba perfectamente alisada por la plancha, asintió hacia mí.

—Regreso pronto, deséame suerte.

—Toda la del mundo, aunque no la necesitas. ¡Ah! Y antes de que lo olvide... —dije cuando ella alcanzaba la puerta—. El próximo sábado quedé con Emma para pasar el rato. Si no tienes nada más que hacer, sería genial que fueras con nosotras.

También ese sábado sería el cumpleaños de Eric Sanders y, aunque él me había invitado a la celebración, decidí que no asistiría porque no quería encontrarme con Blake. No todavía. No con todos alrededor.

—Cuenta conmigo —aseveró con un pulgar en alto antes de salir del camerino y seguir a la chica del staff.

—Hola, mi hermano favorito en el mundo entero. ¿Cómo estás? —pregunté con alegría al atender la llamada de Ashton mientras bajaba por el ascensor de la empresa.

—Por lo que veo, olvidado.

—¿Qué? —Fruncí el ceño—. ¿Cómo que olvidado?

—Sí, muy olvidado en la estación donde prometiste que me recogerías hoy a las doce en punto.

Jadeé al recordar lo que acordamos la semana pasada. ¡Caray! ¿Cómo pude olvidarlo? Comprobé  la hora en mi reloj de pulsera, eran las 12:30. Llevé una mano a mi frente con frustración.

—Mierda, Ashton, lo siento. Lo olvidé por completo.

—Soy muy consciente de eso, créeme.

—Perdón —pellizqué el puente de mi nariz—. En serio, no sé qué pasa conmigo. Espérame, ¿vale? Salgo para allá ahora mismo. No sé dónde diablos tengo la cabeza.

—Si no está pegada a tu cuello eso sería algo preocupante y, sobre todo, desagradable de ver.

—Idiota —rodé los ojos—. En serio lo lamento, ya voy por ti.

Lo escuché reír.

—La hermana del año, señores —bromeó.

—Sigue con esa mierda y te dejaré esperar un par de horas más.

Las puertas del ascensor se abrieron en el lobby de la empresa y yo bajé de prisa, todavía con el celular presionado contra mi oreja.

—Siempre puedo tomar un tren de regreso a casa, ¿sabes?

—¡No! Ugh. Te odio. Solo cállate y espérame allí. Estoy corriendo hacia mi auto por ti, Ashton.

—Vale, ya que pareces tan desesperada por verme, te esperaré.

—Bien, voy a colgar ahora.

Bajé la mirada un segundo a la pantalla de mi celular, para cortar la llamada, y al siguiente me estrellé de bruces contra alguien que entraba a la empresa en ese momento. Y como nuestros mundos volvieron a chocar después de tantos días, la tierra bajo mis pies se sacudió.

Su mano se deslizó de forma instintiva a mi codo para sostenerme. El roce de sus dedos contra mi piel provocó una descarga que recorrió mi cuerpo y me hizo contener el aliento. Los últimos días había evitado encontrarme con Blake Walker y el motivo era claro en este momento: cada pequeña parte de mí lo recordaba a la perfección. Recordaba sus manos sobre mi cuerpo, la intensidad que él despedía y cómo me hacía sentir.

Sus ojos, de un marrón oscuro, me miraron con ímpetu.

Mi corazón latió con fuerza, el pánico me asaltó.

La tensión, la atracción, el deseo... todo era real. Desde la primera vez que lo tuve frente a mí me dije que no era así, pero solo me engañaba a mí misma. Y me traté de engañar por mucho tiempo más. Puse todo mi empeño en reprimir lo que él despertaba en mí, intenté no sucumbir.

Pero lo hice. Al final caí.

Me convertí en un nombre más que Blake podía anotar en su lista, fui la chica de ese día. Porque resultaba obvio que él tenía planes de dormir con alguien, se tratara de mí o de cualquier otra. Y el sexo fue increíble, sí, pero yo no tenía la intención de convertirme en una groupie que correría a complacerlo cada que él tuviera ganas.

La frente de Blake se arrugó y sus cejas pobladas casi se tocaron. Me sorprendió notar que él me miraba con lo que parecía desesperación.

—Hey, Lia, escucha...

Parpadeé, el aire bajó con pesadez hasta mis pulmones. Retrocedí un paso para terminar el contacto entre nosotros y negué con la cabeza.

—Tengo prisa, Blake.

No estaba bien. La forma en la que tenía que luchar por controlarme no estaba bien. Es que tenerlo así de cerca me recordaba que ya había caído una vez con él, creando huellas imborrables en mi piel, y que caer una segunda podría dejar huellas mucho más profundas. Ahora en mi corazón.

Y no quería convertirme en esa persona, no podía ser yo.

Blake se llevó una mano a la nuca, bajó la mirada con decepción y se mordió los labios. ¿Por qué? Si él podía encontrar a cualquier otra chica para follar si lo quería. No tenía que hacer esto.

—Tenemos que hablar, Lia. En algún momento tenemos que hacerlo.

Lo miré, turbada, y sentí algo en mi interior removerse.

—Pues ese momento no es ahora, Blake. Lo siento.

Odié la falta de seguridad en mi voz y detesté la forma en la que tuve la absurda necesidad de que pusiera sus brazos a mi alrededor para poder sentir de nuevo su calor y perderme en el olor a loción de afeitar que manaba de él.

¡Dios! Tenía que alejarme de Blake Walker.

No le di le oportunidad de decir nada más, me marché tan pronto como pude y me recluí en la seguridad de mi automóvil. Lidié con el torbellino de pensamientos y emociones que me agobiaban, y conduje en busca de mi hermano.

Apenas verme, Ashton me apretujó en un abrazo y dejó un beso en mi coronilla. Era tres años menor que yo, sin embargo, bien podía pasar como el mayor gracias a su estatura y el aire de madurez que reflejaba.

Ashton me revolvió los cabellos como si yo fuera una chiquilla y se carcajeó cuando me quejé.

—Hola, mi gruñona favorita.

Sus ojos de un impresionante color azul me miraron con cariño al tiempo que me obsequiaba con una sonrisa traviesa. Resoplé y le sonreí de regreso sin poder evitarlo.

—Me hacías falta, tonto. Qué bueno que has venido —reconocí mientras abría el maletero para que guardara sus cosas.

—Siempre a la orden para lo que mi hermana necesite —dijo antes de echar su escaso equipaje dentro y cerrar el maletero—. Papá quiere que arrastre tu culo a Nueva Jersey para la cena de Acción de Gracias, por cierto.

—Sí, no creo que te vaya a costar mucho. Planeaba ir de todos modos —suspiré.

—Esa cara y ese suspiro... Hm... Siento que vamos a tener una larga conversación con un par de cervezas incluidas.

—Pues tu sentimiento es correcto.

—¿Muchos problemas?

—Hay uno en especial que me atormenta...

Uno con nombre y apellido, por desgracia.

El jueves Ashton y yo fuimos a casa para pasar el día de Acción de Gracias con nuestros padres. Me quedé con ellos hasta esta mañana, que conduje de regreso a Nueva York.

Cuando dieron las seis de la tarde, me reuní con Emma y Heaven en un pequeño restaurante italiano de la ciudad, tal como habíamos acordado.

—¿Qué tal los días en casa? —le pregunté a Emma, que acababa de regresar de Albuquerque apenas un par de horas atrás.

—Fue agradable ver a mi familia —aseguró, sin embargo, sonaba poco emocionada.

Heaven entrecerró los ojos hacia ella.

—¿Segura?

Emma esbozó una mueca.

—Pasaron algunas cosas con Kate, mi mejor amiga de toda la vida. No la había visto en un largo tiempo y parece que ahora ya no la conozco más... —sacudió la cabeza y suspiró—. No quiero hablar de ello, la verdad.

Comprendía el sentimiento. Aunque Carter no era mi mejor amigo de toda la vida, pues lo había conocido apenas a finales del 2009 cuando entré a Beat, él y yo nos habíamos vuelto muy unidos. Quizá se debía a que gran parte del año pasado estuve viajando con Mike y BadBoy durante la gira de la banda, y como Carter era el único con novia al inicio, por tonto que sonara, me resultó más fácil relacionarme con él que con el resto. Porque sabía que él solo querría mi amistad.

—Espero que las cosas con ella se arreglen —Heaven le dio un apretoncito en la mano a Emma y le sonrió en un intento por confortarla.

Emma le devolvió el gesto y luego sacudió la cabeza.

—Como sea ­—suspiró y con eso dio por zanjado el asunto—. Heaven, por cierto, escuché que sales con Carter Lee. ¿Es real?

Al igual que Emma, miré a la aludida en espera de la respuesta.

—Oh, no estamos saliendo —Heaven se encogió de hombros—. Lo invité a pasar Acción de Gracias con mi familia y la gente lo malinterpretó, eso es todo. La empresa emitirá un comunicado para aclararlo.

—Es una lástima —dijo Emma—. El nombre de pareja que les dieron es lindo.

—Sí, Hearter. La gente es rápida con esas cosas —rio Heaven.

—Oh, vaya que lo son —asentí.

Cuando Carter terminó su relación con Bethany, algunas personas creyeron que la ruptura fue debido a mí y otros más comenzaron a apoyar la inexistente pareja a la que bautizaron como Carlia. En su momento, Carter y yo nos reímos de esa locura y bromeamos al respecto.

Sonreí al pensar en ello, pero la sonrisa desapareció casi al instante porque los recuerdos me hicieron extrañar a mi amigo más que antes.

N/A: 

¡Holaaaa!

Espero hayan disfrutado de este capítulo. 

Muchas gracias por los votos y comentarios que dejaron en el anterior, lo aprecio muchísimo.

Cuentenme, ¿son lectoras nuevas o viejas? 

¿Vienen de hacer corajes con James en DNECB o han caído de entrada con Blake?

jajaja pronto el siguiente capítulo, seguro el lunes. O quizá haya uno antes, si me animo ;) 

Les mando un abrazo de oso (con Lysol incluido, porque #coronavirus) 

<3

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